•19•


Aquel sobre de papel entraba y salía, entraba y salía, una y otra y otra vez de aquel casillero.
Jimin mordía inquietó e indeciso su labio inferior.

Es cierto que en muchas ocasiones aquel rubio era muy, muy atrevido, le importaba poco lo que las personas pensasen o dijeran de él, a veces actuaba como un loco y ese temperamento que tenía podía dar una impresión de ser grosero, pero, ¿Qué se podía hacer? Así era él.

Pero también es verdad que todos esos distintos comportamientos se disipaban cuando de alguien en específico se trataba, y ese alguien era: "Park Seul Gi".
A diferencia de todo lo anteriormente mencionado, cuándo se encontraba con ella no podía evitar sentirse nervioso y de cierto modo sumiso ante su presencia, ni con su madre actuaba de esa manera.

—¿Qué demonios estás esperando? Sólo mete el sobre y ya—le reclamo su amigo al lado algo ya desesperado.

—¡Me preparo mentalmente! ¿Puedes tenerme más paciencia por favor?—se quejó él rubio.

—Pero miren quien está aquí, ¿Te equivocaste de casillero?—exclamo una voz irritante ante los oídos del chico acercándose a ellos.

—¡No tengo tiempo que perder contigo, Kai!—le respondió Jimin rodando los ojos fastidiado aún cuestionándose si debía depositar su sobre o no.

—Aún no puedo jugar, gracias a la lesión que tú torpe amigo me causó—se quejó el chico mirándolos de mala gana.

—Creí escucharte decir que solo había sido una contractura, eso ya no es mi problema, y Hobi no es ningún torpe—soltó enojado dejando escapar por error aquel sobre—¡No!—exclamó tomando su cabeza nervioso—¡Lo dejé caer! ¡¿Ya viste lo que tú presencia causó!?

Le exclamó a Kai proporcionándole un golpe en su pecho, ganándose una mirada asesina.

—Muy bien, así se hace—le felicito el castaño sonriéndole y brindándole palmaditas en su espalda.

—Por cierto, ¿Dónde está tu amigo ese? El pelirrojo—continúo Kai evaluando cada acción realizada.

—Eso a ti no te incumbe—le contestó indiferente—Ahora si nos disculpas, tenemos que ir a clase y alimentar nuestro cerebro, no nos gustaría terminar como tú.

—¡Maldito mocoso malcriado!—espeto enojado por tan mal trato—Las vas a pagar muy caro, ya verás.


—¿Cuánto más debemos esperar?—preguntó el castaño dejando caer su cabeza en la puerta.

Los dos chicos llevaban  recargados en los cubículos del baño, en espera de que Hobi saliera, habían sido los diez minutos más largos de su vida, sin contar todo el tiempo que tardaron en que Park se decidiera a depositar el sobre.

—¿Qué le ocurre?—cuestionó ya cansado.

—Ni yo lo sé, ha estado actuando raro desde ayer—respondió Park tratando de notarse tranquilo.

—¿Cómo que actuando raro?—preguntó el chico de lentes frunciendo el entrecejo.

—Ya lo verás—le contestó al escuchar la cadena del baño.

De pronto la puerta se abrió dejando ver a un pelirrojo en modo: Idol. O al menos eso decía Jimin, pues aquel alíen llevaba puesto un bucket negro, un tapabocas del mismo color, gafas de sol más grandes que su rostro, además de una chamarra militar encima del uniforme, era extraño, más si remarcamos el hecho de qué hacía muchísimo calor. Quería pasar desapercibido, pero en definitiva llamaba más la atención.

—Listo, todo está despejado, podemos ir a clase—les comento el extraterrestre caminando fuera del los baños.

—Hobi, ¿Te sientes bien?—soltó Taehyung tomando su frente al mismo tiempo en que colocaba la mano sobre la suya para corroborar su temperatura—¿Te duele algo?

—No, me siento bastante bien—respondió el alíen tratando de sonar convincente—¿Por qué? ¿No parece?

—¡No! Es solo que tu comportamiento es un poco, sólo un poco, fuera de este mundo—comentó simulando con una sonrisa cuadrada.

—¡Wow! ¿Qué es eso?—soltó Hobi señalando algo con su dedo índice.

El rubio llevó la mirada hacia donde el pelirrojo apuntaba, encontrándose con un estudiante comiendo lo que parecía ser una barra de chocolate.

—¿Quieres una?—preguntó Jimin carraspeando la garganta.

Y así es como terminaron los tres en la tienda de la escuela, había tantas marcas, tantos diferentes precios, que el alíen simplemente no podía elegir, todos llamaban su atención, cada uno despertaba curiosidad en su ser.

—Lleva esté—interrumpió un joven peli negro y pálido llegando a su lado—No vas a arrepentirte, te lo aseguro.

El extraterrestre lo miró un poco indeciso, pero luego una sonrisa se formó en su rostro y tomó aquel chocolate antes señalado.

—¿Cómo sabias que estábamos aquí, Min?—preguntó el rubio con su típico tono a la defensiva.

—Bueno, diré que sólo fue una simple casualidad—respondió metiendo sus dos manos en los bolsillos de la sudadera—¿Por qué diablos está vestido así?

—No tengo la menor idea—le respondió observando cómo el pelirrojo caminaba a pagar lo elegido.

—¿Cuánto cuesta el chocolate de 833 ₩?—preguntó y Jimin casi le suelta un golpe.

—833 ₩—le respondió amablemente la señora que atendía la tienda.

—Llevaré uno, ¿Cuánto va a ser?.

—¡Ay no puede ser!—exclamó el rubio rodando los ojos—Alguien deme paciencia—susurró dejando el dinero sobre la barra para después llevar al pelirrojo a rastras con su chocolate en manos.

—¿Así que la invitaste a salir?—cuestionó el peli negro siguiéndoles el paso.

—Ya era hora ¿Verdad?—le respondió Taehyung.

—¡Cállense!—espetó Park sonrojado—Aún no sé si hice lo correcto, qué tal si ella no...

—Ey, tranquilo—exclamó Min al ver cómo la expresión del rubio se tensaba—Ella lo hace, estoy seguro, ¿Recuerdas? Soy muy observador.

Jimin sólo se limitó a asentir y regalarles una sonrisa de boca cerrada para indicarles que lo comprendía, de todas formas, lo hecho, hecho estaba. Ya había depositado aquella carta en su casillero, no había marcha atrás.


El tan esperado viernes había llegado, y Jimin no podía estar más nervioso.
Las palmas de sus manos sudaban, sus orejas se hallaban rojas y cálidas, las mejillas se mostraban de un ligero color rosa pastel, en la ducha había demorado más de lo que acostumbraba, pero es que, el chico realmente quería verse presentable.

Con ayuda de Taehyung y Hobi había decidido que usar, algo no tan formal, pero tampoco tan casual, después de todo no era cualquier día. Se había peinado su cabello hacia atrás y pasó un bálsamo en sus labios para hidratarlos.
Todo estaba listo.

—Por favor, no actúes como un tonto—le mencionaba Taehyung terminando de rociar casi toda la loción en Jimin—Cuando vayas al lugar, de paso compra un ramo de flores, te recomendaré las amapolas para esta ocasión.

—¿Por qué amapola? Creí que a las chicas les fascinaban las rosas—le cuestionó Park.

—Haz lo que te digo Jimin, las amapolas en el lenguaje de las flores significa un "estaremos juntos lo antes posible" un amor apasionado—exclamó sonriente.

—Ok, bien, ya entendí—soltó el chico aún más nervioso de lo que ya estaba.

—Abre su silla para que tome asiento, pregúntale primero que es lo que le gustaría ordenar, no lo hagas por ella, evita tanta distancia el uno del otro—continúo el castaño.

—Bien, ya entendí Tae—interrumpió—A todo esto, ¿Donde se metió Hobi?

—Aquí estoy—respondió un pelirrojo entrando a la habitación acompañado sólo de una toalla amarrada a su cintura sin dejar nada a la imaginación, el pelo mojado y una bolsa de papas fritas en sus manos.

—¡Te he dicho muchas veces que no te pasees por la casa desnudo!—se quejó Park cubriendo sus ojos—¡Mamá podría verte! Y no sería una bonita primera impresión.

—Yo creo que sería una gran impresión—contestó Tae riendo.

—¡Ay, cállate!—contestó Jimin sin aguantar la risa.

Después de aquello, se dispuso a ir al lugar donde la había citado, por supuesto, de paso compró las flores que su amigo recomendó.
Cuando llegó a aquella cafetería aún era temprano, así que solo se dispuso a tratar de calmarse, a ensayar y también pensar un poco en las palabras que diría al confesar su sentir.

Esperó, esperó, y siguió esperando.

Dentro del plan armado en su cabeza, jamás llegó a imaginar, que aquella chica nunca aparecería.

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