5. Entre llamas

Cuándo abrí mis ojos vi el cuerpo sin vida de Jungkook frente a mí. Estaba sin habla, mire al señor Seo, pero en su mirada no había ni una pizca de dolor por su hijo, solo podía ver maldad y vacío en sus ojos.

Me acerqué al cuerpo de Jungkook intentando hacerlo reaccionar, pero su piel estaba pálida y tan fría. Él se había sacrificado por mí, a pesar de todo era un buen chico, el monstruo despiadado era su padre.

-No, no, por favor.-Hable con la vos temblorosa, moviendo su cuerpo ahora sin vida, con una pizca de esperanza de que despertara.-Abre los ojos, por favor.-Mis lágrimas caían mientras mis manos tocaban su pecho donde la bala ya estaba dentro de él y la mancha de sangre cubría toda su camisa blanca.

-Uno menos.-Murmuro el señor Seo, causando que lo mirara con desprecio como podía existir alguien tan cruel como él.-Eunha, por favor, deja de lloriquear de esa forma tan patética, no es como si Jungkook te importara mucho.

-Que sabes tú.-Grite con enojo encarándolo.

-Cuida tu tono, muñeca.-Gruño con rabia abofeteándome.

-Que clase de padre eres acabas de matarlo.-Me sobe la parte afectada sintiendo mi vos temblar.

Lo escuché reírse y negar jugando con el arma entre sus manos.

-No importa cuantas personas mueran solo son eso, personas sin ninguna clase de importancia y tu cariño no eres la excepción.-Apunto su arma hacia mí haciéndome retroceder.-Al parecer ya no me sirves de nada, solo eres una puta que ya perdió su garantía.-Su dedo se acercó al gatillo con intenciones de disparar, pero antes de que eso sucediera alguien más le pego con fuerza en la cabeza dejándolo inconsciente.

Mire a Kai quien sostenía su guitarra, ahora rota en sus manos con una mirada de preocupación y remordimiento. Lo vi mirar hacia donde estaba es cuerpo de su hermano, perdiendo el aliento al presenciar tal escena de su hermano muerto frente a él.

No pude aguantar más y terminé abrazándome a él en busca de consuelo. Sentí como Kai, envolvía sus brazos al rededor de mi cuerpo y me atraía hacia él.

-Es mi culpa.-Solloce aferrándome a su cuerpo.

-No lo es, deja de culparte.-Levanto mi mentón sin aplicar mucha fuerza mirándome a los ojos.-Ahora solo debemos encargarnos de resolver este problema, no creo que mi padre este inconsciente por mucho tiempo.

Mire el cuerpo del señor Seo en el suelo y mi garganta se apretó, sabía que tarde o temprano despertara, pero no quería llegar al extremo. Aún no creo que sea tiempo de usar ese último método.

-Eunha.-Murmuro Kai tocando levemente mi hombro.

Reaccioné y lo miré tomando la mano que colocó en mi hombro entrelazándola con la mía.

-No pasa nada.-Negué mordiendo mi labio inferior.

Lo vi sonreír y acariciar mi mejilla.

-No importa que sea lo que estés planeando, yo te seguiré ciegamente.-Sonrió dulcemente y mi corazón comenzó a latir.

HueningKai era un buen chico.

-Pero y que tal si es algo que no te gustará.

-Descuida.-Me sonrió para luego mirar hacia donde estaba el cuerpo de su padre.-Ese hombre no es mi padre, ya no, y menos después de lo que te hizo.-Su mirada se volvió, sería fijándola en mí.-No te detendré, Eunha.

Asentí ante su mirada comprensiva.

-Podrías... Prestarme tu teléfono.

-Claro.-Saco su teléfono de su bolsillo desbloqueándolo para luego entregármelo.

Con manos temblorosas tome el teléfono y marque el número de la única persona que puede sacarme de este apuro.

Luego del segundo tono, por fin contesto.

-Que sucede, Eunha.-Hablo Sunmi del otro lado de la línea.

-Podrías venir.-Hable con vos temblorosa.

Escuché silencio por unos segundos hasta que por fin la escuché hablar.

-Está bien... Estaré allí en un rato.

Sin más me colgó y le entregué el teléfono a Kai sentándome en el sofá. Llevé mis manos a mi cabeza frustrada y asustada. Estaba metida en un completo enredo y ya no había vuelta atrás y lo peor de todo es que había metido a Kai en todo esto. No era justo para nadie.

-Eunha relájate.-Se acercó a mí sentándose a mi lado.

Lo miré sin comprender, dándome cuenta de que estaba moviendo mi pie con desespero.

-No puedo.-Negué comenzado a llorar.-No deberías estar involucrado en esto.

-Hey, solo me involucré en esto porque quise no iba a dejar que mi padre te matara.-Tomo su rostro entre sus manos y limpio mis lágrimas.-Si estoy aquí es porque quiero, entendido.

Asentí abrazándolo. Me acurruqué en su pecho y dejé que el llanto me consumiera.

Al pasar de quizás unas horas escuché el timbre de la puerta sonar. Kai se levantó por mí yendo a abrir la puerta. Escuche sus pasos y los de Sunmi entrar a la mansión me levante mirando a la chica que ahora me veía con horror. Se acercó a mí, viéndome de arriba a abajo.

-Mierda, qué demonios te hizo ese loco.-Grito ella con enfado.-Como pasó.-Baje la mirada con vergüenza y ella levantó mi mentón inspeccionando mis ojos.-Así que después de todo si lo hiciste de nuevo.

-Yo...

-Está bien, no digas nada.-La vi inspeccionar el lugar hasta encontrar el cuerpo de Jungkook sin vida en el suelo y el del señor Seo, que se mantenía inconsciente.-Voy a ayudarte, pero.-Hizo una pequeña pausa mirando a Kai.-El chico debe irse muy lejos.

-De que estás hablando Sunmi.

-Si quieres que te ayude, el chico no puede verse implicado en esto.

Iba a reclamar, pero Kai me frenó.

-Está bien, me iré, pero solo cuida de Eunha.-La vi asentir y entregarle a Kai un boleto de Avión.

-Habrá un vuelo a Europa dentro de una hora.-Sunmi lo miro de forma sería mientras sacaba del maletín que traía unos guates.

Kai me miró acercándose a mí y tomando mis manos entre las suyas.

-Confió en ti Eunha.-Se acercó a mi rostro uniendo sus labios con los míos.

Al separarse se acercó a mi oído.

-Voy a buscarte.-Susurro dándome un último beso.-Así que ni me olvides.

Sin decir, nada más salió de la mansión sin llevarse nada.

Me quedé unos segundos perdida en mis pensamientos, temerosa de que también lo perdiera como a Heeseung. Pero esta vez me encargaría de que no pasara lo mismo, sin importar que tuviera que hacer.

-Bien, ahora que se fue.-Murmura Sunmi abriendo la maleta y de esa saca una jeringuilla junto a un pequeño frasco del que extrajo el líquido dentro de la jeringuilla.

-Que vas a hacer con eso.-Pregunté confusa viendo como se acercaba al cuerpo del señor Seo.

-Es solo naloxona... Una pequeña dosis de esto y listo.-Se agachó frente al señor Seo acercando la jeringuilla a su cuello.-Y estará completamente muerto en un segundo y todo será un accidente.

Por un momento, remordimiento no deseaba acabar con la vida de alguien, pero. ¿Quizás era correcto?

Cuando intenté detener las acciones de Sunmi ya era tarde. Había inyectado aquella droga en sus venas y no había vuelta atrás.

-Acabas de matarlo.-Hable con miedo observando ahora como tanto hijo como padre estaban sin vida en el suelo.

-Por favor Eunha no me digas que sentirás lástima por esto. Ahora solo debemos terminar lo que empezamos.

La miré con desconfianza suspiré. Sabía que ahora estaba implicada en un asesinato del que no podía escapar.

Acompañe a Sunmi hasta su auto de donde sacó dos bidones de gasolina, sabía cuál era su plan, pero a estas alturas ya no tenía decisión ante esto, me lo merecía por todo el daño que le cause a Kai, al quitarle a su única familia y a mí misma por confiar en un hombre que nunca conocí. Estaba pagando el precio de mis engaños, lo merecía.

Entramos a la mansión dejando los bidones sobre el suelo del living. Sunmi tomo uno de los dos bidones abriéndolo, comenzando así a liberar el espeso líquido por todo el lugar. Con un nudo en mi garganta seguí su acción. Sabía que a partir de ahora nada sería igual, pero debía admitir que sentía una pisca de adrenalina al vaciar toda la gasolina sobre living.

Cuando toda la gasolina estaba esparcida por el lugar, Sunmi sacó un encendedor dejándolo caer sobre el suelo. Al instante el suelo se prendió en llamas y poco a poco todo estaba mezclado entre el intenso y ardiente fuego. Antes de que las llamas nos impidieran escapar, Sunmi me saco de allí subiéndome a su auto a pesar por mis intentos de no subir. No quería esto que paso lo odiaba, pero esta era la realidad y ya no había modo de cambiarlo.

Poco a poco el auto se fue alejando y a su vez las llamas comenzaron a expandirse por toda la mansión hasta que se perdió por completo de mi vista. Esta era la nueva realidad que había creado, una realidad en la que todo lo que creí que era real en un segundo se perdió entre las llamas.

"Alguien tiene que lastimarte, seré yo quien te destruya. Hasta que esa sonrisa en tu cara sea dolorosamente arrancada. Huye en dirección al infierno. No puedes esconderte de mí, como un imán, te encontraré. No pararé hasta hacerte pedazos, prepárate para arder."

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