7. ¿An angel...? ¿Here?

Jimin estaba sentado con las piernas cruzadas y un puchero muy tierno esperando por Yoongi. Luego de tanto tiempo viéndose y aún más después de ese momento juntos, el ángel siempre esperaba con ansias a su dulce diablo.

Cuando por fin apareció, este se levantó con rapidez y echó a correr para aterrizar sobre Yoongi, abrazándolo con brazos y piernas.

— Hola a tí también, precioso... — dice con una sonrisa que dejaba ver sus encías. Al principio le había costado sostener al ángel en su repentino vuelo a sus brazos, pero pudo lograrlo fortuitamente.

— Te extrañé... — dice hablando sobre su cuello.

Yoongi lo suelta para poder mirarlo a los ojos. Posa una mano en su mejilla y la acaricia con su pulgar, haciendo que el ángel cierre los ojos ante el toque.

— Yo también te extrañé, ¿sabes? — el otro sonríe tomando una de sus manos y pretendiendo llevarlo hacia otro lugar.

— ¡Vamos a mirar las nubes! — le dice. — ¡Tengo mucho que contarte!

Pero Yoongi no se movió ni un centímetro, lo que alarmó a Jimin.

— ¿Sucede algo? — le pregunta.

— Yo... — rasca su nuca. — De hecho quería proponerte algo hoy.

¿Cómo le preguntaría aquello sin asustarlo? Su hogar era el último lugar al que un ángel querría ir.

Y el diablo sería el último ser al que besarían... Pero allí estaban el ángel más hermoso y el mismisimo Rey del Infierno.

— Lo tenías guardado, Yoonie. — le sonríe, pícaro. — ¿Cuál es el plan?

El otro da un largo suspiro.

— Dime, ¿te gustaría conocer mi casa?

Jimin abre los ojos como platos. De todos los planes justamente ese era el que menos esperaba.

— ¿E-El infierno? — pregunta. Su tono era bajo.

— Si, Minnie... — confirma. — P-Pero si no quieres no vamos a ir, no es necesario que vayas si no quieres o no te sientes cómodo. Entendería perfectamente que prefieras quedarte aquí porque... — dice rápidamente. Jimin interrumpe su monólogo.

— Me encantaría conocer tu casa. — ríe. Aún no podía creer que el Diablo pudiera mostrarse así de vulnerable.

Jimin no tenía miedo.

Ni un poco. Él sabía que Yoongi lo protegería de todo aquél que quisiera tocarle un pelo, pero no podía evitar tener un mal presentimiento sobre la salida.

— ¿Si?

— Claro que sí. — le confirma.

Yoongi sonríe de oreja a oreja como cada vez que veía al bello ángel. El corazón de Jimin se calmó, valió la pena obligarse a dejar un lado ese mal presentimiento. La sonrisa de Yoongi lo valía todo.

— Entonces no perdamos un segundo... — Estira una mano, la cual es tomada por otra un poco más pequeña. Guía a Jimin por el camino que él mismo toma todos los días para verlo. — Cariño, — voltea a verlo. — quiero que cierres los ojos y te abraces fuerte a mi. — pide. — Por favor no los abras ni me sueltes por nada del mundo...

El trayecto al infierno era diferente para todos, algo a lo quee Yoongi estaba más que acostumbrado y que no le afectaba, — Claro, él es el Diablo. — pero los efectos que tenía en los ángeles eran desconocidos incluso para él.

— No lo haré, tranquilo. -— Jimin abraza a Yoongi por la cintura, enterrando su cabeza en su pecho y cerrando sus ojos con fuerza. Yoongi posa sus brazos en los hombros del otro, abrazándolo.

— Minnie... — murmura. — Llegamos, puedes abrir tus ojos...

El ángel abre los ojos y observa un oscuro cielo, el suelo constituido por tierra infértil y desniveladas piedras que simulaban algún tipo de sendero inestable. Fuego, mucho fuego en la lejanía y un olor nauseabundo.

— Oh... — murmura.

— Por favor no me vayas a dejar de hablar cuando conozcas a mi hermana. — le ruega, juntando sus manos.

— Yah, no diga esas cosas... — le dice golpeando su hombro. — ¿Porqué dejaría de hablarle por su hermana?

— Bonito, tú no conoces a Min Soyeon.

Estaban tan absortos en su charla que no pudieron notar a dos estupefactos demonios, quienes no podían creer ver a su Señor ser tan cariñoso con un...

— ¿Un ángel? — pregunta Sehun, sus ojos bien abiertos

— ¿En el infierno? — continúa Chanyeol, quien tenía la misma expresión.

Aquí empezaban las preguntas...

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