3. You should run

- Mi nombre es Min Yoongi... ¿el tuyo? - pregunta. Ambos se estaban dando la libertad de observarse.

- Me llamo Jimin... - contesta con serenidad, a pesar de empezar a debatir consigo mismo.

Ahora tenía sentido para él.

No existían ángeles con vestimentas tan oscuras o esa apariencia. No había visto nunca un hijo del cielo con una mirada tan intensa y cautivante como la de Yoongi. Mucho menos uno con una cicatriz de tal porte.

Cobró sentido al escuchar su nombre, pues el mismo hombre que tartamudeó al ser descubierto en su escondite no era nadie más que el Diablo.

- ¿Qué hace aquí, Señor Min? - pregunta con tranquilidad. - Usted no pertenece aquí.

Yoongi no se sorprendió, todos conocían perfectamente su nombre. Pero sí sucedió algo que lo mantuvo inquieto: Jimin no se mostraba aterrado.

- Yo... ¿Porqué no me temes?

¿Porqué un ángel como Jimin estaba tan tranquilo en presencia del rey del infierno? ¿Se sentía tan protegido en el Edén? ¿Era aquella la razón de su serenidad?

No, no era tan simple.

Le costaba admitirlo aún consigo mismo, pero Yoongi había captado su atención como nunca antes le había sucedido.

De alguna forma que no comprendía, quería seguir viéndolo.

- No lo sé... - se sincera.

- Soy el Diablo, Jimin. - dice en voz alta lo que ambos sabían. - Deberías estar huyendo de mí, usualmente los ángeles temen estar solos en mi presencia. ¿Porqué estás aquí todavía?

¡Carajo! Se suponía que debía molestar a algún angelito y en su lugar estaba manteniendo alguna clase de conversación con uno de ellos... ¡Preocupándose! ¿En qué momento había sucedido esto?

- No quiero huir de aquí... ¿debería? - lo mira a los ojos.

- Si.

- No le tengo miedo.

Eso lo sorprendía muchísimo.

En su larga existencia no había conocido a alguien que no temiese estar cerca suyo.

Su hermana, sus súbditos (incluso aquellos que parecían amarlo) y cualquiera que lo conociese o supiera su nombre le tenía pánico. Corrían descontrolados en cuanto su duro temperamento se mostraba. No es como si no se lo hubiese ganado con sus propias acciones pero...

Se sentía bien.

Lo confortaba saber que existía alguien que no echaría a correr con sólo verlo.

- Eso me alegra mucho, Jimin. - sonríe y mira hacia abajo.

Yoongi cruza la puerta devuelta a su reino, siendo recibido por Chanyeol y Sehun.

- Señor Oscuro, bienvenido a casa otra vez... - hacen ambos una reverencia.

- Espero se haya divertido molestando a Namjoon.

Yoongi respira hondo y cierra los ojos. Alegría le daba volver a su reino, pero tenía la leve sensación de haber olvidado algo importante allá arriba.

- Oh, si... La pasé genial... - dice. - Pueden cerrar la puerta ya, pero les informo en este momento que mañana saldré también un rato así que tengan todo listo.

- Claro que sí, Señor. - contestan al unísono. - Cómo usted desee.

Un par de minutos después, Min entraba a su despacho esperando encontrarlo tal y como lo había dejado horas atrás.

Abrió la puerta y afortunadamente aquél lugar seguía igual. El problema era otro...

- Señor Min... - murmura con seguridad Jungkook. - ¡Qué bueno que llegó! - de reojo ve a su hermana temblando y muy nerviosa.

- ¿Qué pasó, Jungkook? - dice seco. - Tienes dos segundos para explicarme qué sucede y porqué Soyeon está así antes de sufrir consecuencias...

- Verá, vigilé a su hermana como me pidió y la descubrí liberando a...

Yoongi lo interrumpe.

- Espera. Qué me lo diga ella misma mejor... - pasa su atención a su hermana menor. - ¿Qué hiciste, Min Soyeon?

La muchacha cierra los ojos y suspira. Debía decirle la verdad a su hermano, después de todo siempre la perdonaba, pero...

...tenía miedo.

- Li-libere a J-Jennie... - comienza a llorar.

Repentinamente la fogata en medio del lugar se descontrola y sus llamas alcanzan el rústico techo.

- ¿Me voy dos horas y liberaste una de nuestras prisioneras? ¿Eres consciente de a quien liberaste a caso? - sus ojos se habían vuelto rojos.

- Yo... - intenta contestar. - Sabes que es mi amiga y...

- ¡Podría estar en cualquier lado! - alza la voz. - ¡Quién sabe qué esté haciendo ahora o si ha logrado escapar otra vez del infierno...!

Como si sus preguntas fueran contestadas, Sehun aparece agitado en la puerta del despacho.

- Señor, disculpe la interrupción pero ha ocurrido algo gravísimo...

- ¿¡Qué carajo sucedió ahora!?

- Jennie... - contesta. - Logró evadirnos y escapó...

Era algo irónico, pero ese mismo día y con esos pequeños encuentros o desencuentros accidentales habían comenzado a desatarse muchas cosas diferentes y a entrelazarse los destinos fortuitos y desafortunados de los involucrados. Problemas y alegrías que durarían mucho tiempo más del esperado.


🔥 Corregido: 28/08/21

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