10. The legend of the angel without wings

— ¿Sabes que le sucedió a esa mujer que nos encontramos cuando llegamos?

— ¿Te refieres a Jeongyeon, la demonio de cabello corto? — Jimin asiente. — Es complicado, pero si quieres saber... — empieza. Dirige su mirada al fuego en el centro de la habitación. — Verás, hace muchísimos años cuando aún no se prohibían los encuentros entre ángeles y demonios supimos de algo realmente extraordinario a nuestros ojos.

» Debido a la rivalidad natural entre ángeles y demonios no se creyó necesario prohibir que se cruzaran. Simplemente nadie creyó que iba a suceder, pero esto cambió cuando Jeongyeon conoció a Nayeon. — el menor asiente atentamente. — Poco a poco se fueron enamorando entre las sombras, sin que ninguno de nosotros supiese algo hasta cierto día en que Namjoon las descubrió.

» A mi me hubiese importado muy poco, siendo sincero. No veía nada de malo en eso y podré ser el Diablo pero nunca le impediría a nadie disfrutar de ese vínculo pero Namjoon... Él no podía soportar que uno de sus preciados ángeles se hubiese enamorado de un demonio, por lo que interceptó a Nayeon en el Edén un día cualquiera y la confrontó.

Para esta altura del perturbador relato, Jimin se había recostado en el pecho de Yoongi, buscando algo de protección ante una amenaza que no existía.

Aún.

— Él la obligó a escribir una carta dejando a Jeongyeon dejándole claro que de lo contrario tendría un castigo.

— ¿La castigó? - pregunta, temeroso.

— Si... Nayeon se negó a escribir una sola palabra los primeros momentos, pero Namjoon empezó a quitarle una a una las plumas a sus alas. — Suspira, recordando. — Claro que la pobre terminó escribiendo y dejando a Jeongyeon... Nadie puede culparla ya que ese dolor debe haber sido terrible.

— ¿Y qué le pasó a ella?

— Eventualmente la tristeza de haber perdido al amor de su vida y la pérdida casi total de sus alas le pasó factura y falleció. — dice. — Cómo te habrás dado cuenta, Jeongyeon no lo sabe... — Jimin asiente. — Yo... Después de que Namjoon se mofó de ello contándomelo con lujo de detalles... No tuve el valor para decirle esto.

— ¿No crees que deberías decirle, Yoonie? — pregunta. — ¿Acaso es Nayeon el Ángel sin alas de la leyenda?

Aquella era una leyenda entre los ángeles, ya que ninguno sabía a ciencia cierta si el tal ángel había existido, pero la historia que Yoongi le contó sobre Nayeon tiene mucho sentido.

— Si. — reconoce. — Pero sería mucho más cruel decirle esto que vivir con un corazón roto por alguien que te dejó... Dime, ¿cómo le dirías a alguien que el amor de su vida fue destrozado hasta la muerte y que no pudo hacer nada para evitarlo? Yo no podría.

Jimin lo interrumpe con un lento beso en los labios, mientras acaricia la nuca del contrario y este afirma su agarre sobre la cintura del ángel.

— Eres un Diablo especial... — ríe.

Yoongi le devuelve la sonrisa luego de depositar un beso en la punta de la nariz contraria.

— Me alegra que lo reconozcas. Ya era hora que admitas que no soy alguien común. — dice con altanería, bromeando. Pronto recibe un débil golpe de Jimin en dus hombros.

— Yah~ La soberbia es un pecado... — dice.

— ¿Y eso qué? ¿Crees que voy a ir al infierno? — le pregunta con diversion. — Cariño ya estoy aquí y soy el jefe...

— Eres un tonto. — rueda los ojos. — Pero para tu suerte me gustas así.

Dicho esto, vuelven a besarse.

El resto de la visita transcurre entre paz y besos de distinto tono hasta que Yoongi decidió a duras penas que era hora de devolver a su angelito a su celestial hogar.

Todos habían quedado encantados con la sorpresiva visita a pesar de todo, si Yoongi le permitía entrar allí tendría sus razones al fin y al cabo. Soyeon estaba sumamente contenta de haber conocido al delicado ángel que había vuelto a su idiota hermano un poco más idiota y Jungkook disfrutó de un beneficioso día libre que aprovechó para ver a su novio Taehyung.

Pero el descanso de Jungkook terminaría debido a un misterioso sobre rojo que se materializó entre llamas frente al rostro del menor.

Tomándolo con cuidado, puede distinguir un destinatario y la persona que lo envío.

Para: Min Yoongi
De: Kim Namjoon

Entregar con urgencia.

¿Namjoon? ¿El Dios de los cielos?

No sabía que querría con su Señor, pero sea lo que sea debía ser importante: rara vez se comunicaban directamente con el otro.

Así, entre agudos gritos que creyó demasiado lejanos para provenir del infierno, caminó con rapidez al despacho de Yoongi. Abre la puerta con fuerza y sin tocar, recibiendo una filosa mirada de Min que es rápidamente deshecha cuando el menor, agitado, enseña la carta.

— Mi Señor... — pronuncia. — Llegó esto para usted, es urgente...

Yoongi recibe la carta en sus manos y la abre con rapidez.

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