Dos días después, me puse a leer y leer la carta, no entendía a que se refería con "No vayas al infierno",no entendía su significado, estaba confundido, y ya no tenia tiempo, debía volver al trabajo.
Ya alli yo estaba, limpiando habitaciones y cuidando de los enfermos de cada habitación mientras el doctor les aplicaba vacunas y los preparaban para dormirse.
En eso, un anciano de la habitación del departamento de trasplantes, que estaba reposando después de haberle trasplantado un corazón, estaba débil, pero aun así se veía muy asustado, era un hombre muy flaco, ciego y barba blanca muy larga.
Parecía estar alucinando, su vacuna calmante no surgía efecto. Solo lo volvia aun mas enojado y caprichoso, gritaba de dolor y no dejaba de mencionar que vio el infierno con sus propios ojos.