Extra: ☨ Kaia Stein ☨
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EXTRA
☨ KAIA STEIN ☨
Volver a Alemania era lo más prudente.
Era nuestro hogar, donde habíamos crecido. Sin importar todos los lugares donde hubiéramos vivido de manera temporal. Alemania era nuestra base, ese punto a donde volvíamos y nos recuperábamos. Ahí podíamos descansar, pasar tiempo juntos como familia, alejarnos de toda la sangre y muerte hasta que llegará la hora de cazar monstruos de nuevo. Para ser honesta, solían ser mis momentos favoritos. Sin planes, sin muerte, sin tensión en casa, solo una familia normal disfrutando su día a día.
Pero esta vez ese no sería el caso.
Porque mamá y Hayden ya no estaban con nosotros.
Porque ya no éramos cazadores.
Esos momentos que solía anhelar, ahora me aterraban porque todo había cambiado, nuestra familia se había fragmentado, se había quedado sin su pilar. La primera semana de vuelta en Alemania fue dolorosa y una tortura para todos. La casa seguía igual, con las decoraciones que mamá había escogido, con todos esos retratos familiares y ninguno se atrevía a cambiar nada, era como si tuviéramos un pacto silencioso de no modificar nada que Mila Stein hubiera escogido. Quizás pensábamos que así podíamos sentirla aquí con nosotros de alguna forma.
Y funcionaba, a veces juraba que podía verla desplazarse por la casa como si nada, bajando las escaleras con una sonrisa, recibiéndome cuando llegaba de la preparatoria. La veía en la cocina, animándome a cocinar aquella receta que no me atrevía a intentar, en la sala disfrutando de una copa de vino mientras yo tocaba el piano para todos.
Sin embargo, en las noches más oscuras recordaba esos momentos de mamá que no eran tan alegres. Mila Stein había mantenido una fortaleza constante frente a nosotros, pero yo había presenciado muchas ocasiones en las que ella se había rendido a su tristeza, a su tormento. Días en los que ninguna cantidad de corrector podía cubrir sus ojeras, lo hinchado de sus ojos o la palidez de su piel.
«¿Estás descansando ahora, mamá?».
Eso era lo único que me consolaba cuando me quedaba sin aire al llorar contra la almohada en el silencio en mi habitación. Mamá no solo era la persona que más amaba en la vida, también era la que lideraba nuestra familia, sin ella, Frey estaba sin control, Heist se había aislado y mis padres intentaban lo que podían desde su propio dolor. Sin mencionar, como nos había afectado la perdida de Hayden. Éramos un desastre.
Una de esas noches oscuras donde el insomnio reinaba, fui a la cocina por un poco de leche caliente. Al descender las escaleras, noté la figura de Heist de pie frente al ventanal. Ya eran pasada las tres de la mañana, supuse que tampoco podía dormir. En eso nos habíamos convertido, fantasmas atormentados que divagaban entre los recuerdos y el duelo. La chimenea estaba apagada, la única luz provenía de una lampara de la esquina.
Me paré al lado de mi hermano, y él me ojeó por unos segundos antes de seguir observando el jardín de la casa. La fuente iluminaba todas las flores muertas a su alrededor, sin tener quien las cuidara en nuestra ausencia, se marchitaron, ahora solo eran un montón de ramas secas y decadentes. Suspiré y rompí el silencio:
—No puedes seguir así —dije directamente. Con Heist no servía irse con rodeos. Y aun así, no hubo respuesta, era la primera vez que Heist estaba tan callado, desde que volvimos era tan difícil hacerlo hablar. Solía quejarme de que no se callaba, de que siempre quería ser el centro de atención, y estaba acostumbrada a pelear con él por ser la mejor, la más mimada por nuestros padres, la que los pusiera orgullosos, pero ese ya no era el caso. Mataría por volver a verlo sonreír, decir alguna de sus bromas oscuras o competir conmigo por atención. Este chico a mi lado era solo la sombra de mi hermano—. Heist, creo que debes hablar con alguien.
Ir a terapia fue algo que mis padres mencionaron varias veces a lo largo de estas semanas. Heist se había negado y Frey ni siquiera se animaba a salir de su habitación. Por mi parte, me estaba preparando mentalmente para hablar de lo que pasó. Heist bufó.
—Ir a terapia no funciona conmigo, lo sabes.
—Esta vez podría ser diferente. —Le animé. Heist giró el rostro para mirarme directamente.
—¿Por qué sería diferente, Kaia? —La frialdad en su tono no me sorprendía. Este lado de Heist era el más real, el Heist juguetón era solo una porción de la personalidad tan compleja de mi hermano.
—No lo sé, solo sé que no puedes seguir así. Aislarte no está ayudando.
—Llorar a escondidas en tu cuarto tampoco y yo no te digo nada.
Sus palabras no me afectaban, crecí con él. Estaba mas que acostumbrada a que me dijera las cosas a la cara sin ningún filtro.
—Mamá se ha ido. —Me costó decirlo—. Y ahogarte en culpa no va a traerla de vuelta.
—¿Culpa?
—Te conozco, Heist. Crees que pudiste haber marcado una diferencia si Leigh no te hubiera drogado esa noche, crees que, si hubieras estado en casa, Heiner—
—No digas su nombre. —Su mandíbula se tensó, y el antes vacío de sus ojos se oscureció con rabia—. Y no sabes nada.
—Claro, eso es lo que quieres creer.
—Kaia—
—¡No importa, Heist! —Levanté la voz y eso lo tomó desprevenido—. Tal vez si hubiera marcado una diferencia, tal vez no. No puedes volver atrás, de que sirve torturarte con las posibilidades de algo que no puedes cambiar. Esta es nuestra realidad ahora, mamá no está, tenemos que encontrar la forma de sanar, de seguir adelante.
Heist apartó la mirada y se dio la vuelta para irse a sentar al sofá. Me giré, pero me quedé de pie. Él señaló la mesita en medio de la sala.
—Mamá lo alimentó por primera vez ahí. —Sabía que se refería a Heiner—. Lo salvó... le dio una oportunidad de salir de su vida miserable y dolorosa. Ella le dio vida y años después él fue su muerte. Vaya mierda. Supongo que la vida es una bastarda irónica cuando se lo propone.
No dije nada, él estaba hablando, era la oración más larga que le había escuchado en las pasadas semanas. No quería decir nada que lo cortara. Heist observó la mesita, perdido en los recuerdos.
—No todo es culpa, Kaia.
—¿Dolor?
Él sacudió la cabeza.
—Rabia, ira. Quiero revivirlo para matarlo lentamente. Siento esta necesidad de hacer daño, de romperlo todo.
Suspiré, me acerqué a él y me senté a su lado. Ninguno de los dos éramos de expresar cariño de forma física, no sabía porque, mamá tuvo sus demostraciones físicas de amor con nosotros de vez en cuando, pero al parecer no fue una conducta que aprendimos y no tenía idea de porqué.
Sin embargo, quizás era el momento de empezar a hacer las cosas de otra forma. Así que pasé el brazo por detrás de su espalda y lo abracé de lado, descansando la cabeza en su hombro. Heist se tensó un poco al principio, pero en cuestión de segundos se relajó. Y puso el lado de su cara sobre mi cabeza.
—Estaremos bien, Heist.
Le escuché reír por lo bajo.
—Soy tu hermano mayor, yo debería decir eso.
—Entonces, dilo. —Le animé.
—Estaremos bien, Kaia.
Él dejó un beso sobre mi pelo y solté una bocanada de aire. Sí, los Steins, cazadores de monstruos, habíamos recibido un golpe abismal, uno del que no sabíamos si nos recuperaríamos. Sin embargo, algo era seguro: Encontraríamos la forma de salir adelante. Mamá había criado vencedores y no nos rendiríamos tan fácilmente.
Una parte de mí esperaba que nunca tuviéramos que cazar de nuevo, que este fuera un comienzo limpio, sin sangre, sin muerte, pero supongo que la vida nos tenía preparado otra cosa, mucho más grande, mucho más peligrosa y todo comenzó con Frey.
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☨ Nota de la autora ☨
Este capítulo extra aunque corto, duele mil años.
Amo a Kaia, creo que heredó la serenidad de su madre que en paz descanse. Este extra me hizo sentirme mal por los chicos Stein. Creo que ellos no merecían crecer en un ambiente tan retorcido, independientemente de las vidas que hayan salvado los Stein, creo que todo tiene su precio y los chicos pagaron parte de ello.
Heist es una historia oscura, que mantiene su crudeza y su realidad. No hay curas mágicas, no hay 'el amor lo puede todo' Los personajes que son malos, lo son, no cambian de pronto, pero enfrentan sus consecuencias, incluso aquellos que hicieron cosas cuestionables con buenas intenciones tuvieron sus consecuencias como es el caso de Mila. O Heist cuando mataron a Jazmine por su 'imprudencia'. Y creo que eso es lo genial de esta historia, no hay blanco y negro, sino una escala de grises dentro de cada personaje.
Cuando Heist se sentó frente a mí en mi imaginación aquella tarde y me dijo '¿Alguna vez te has enfrentado a un monstruo?' y tuve la inspiración para escribir esta historia, sabía lo oscura que sería, sabía que expondría la crudeza de los personajes, uno por uno. Y sabía que simpatizaríamos con ellos en algunos momentos como lectores, siempre teniendo presente que en la vida real, existen las personas como Heist y son peligrosas y hay que mantenerlas lejos de nosotros siempre.
Creo que cuando Heist me hizo esa pregunta, quise hacérsela a todos los que leerían la historia porque la realidad es que probablemente si nos hayamos enfrentado a un monstruo a lo largo de nuestra vida y no nos hayamos dado cuenta o quizás sí. Y aunque los monstruos a veces no nacen sino que son creados, no tienen justificación para las cosas horribles que algunos pueden llegar a hacer.
Ya me extendí, es que me puse como nostálgica con este capítulo. En fin, los amo, Darkies.
Muakatela,
Ariana G.
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