(49) ╋ Meisterplan ╋

HEINER

Viví seis meses en casa de los Steins.

La mayoría del tiempo me la pasaba con Hayden quien era la mas cercana a mi edad, Heist solo me contemplaba desde lejos como si no confiara en mí y quisiera mantener su distancia. Frey era un niño extraño, nunca salía de su habitación y raramente me hablaba, si me había dado una mirada directa era mucho y Kaia siempre estaba con él.

A pesar de no establecer lazos con Frey, Kaia y Heist, ya me estaba sintiendo parte de los Steins. Ya estaba sintiendo que esta casa era mi hogar y sentía que podía volver a confiar, volver a tener esperanzas de una vida normal, quizás podía seguir estudiando y dejar todo lo que me había pasado atrás. En mis ojos, Mila con su sonrisa amable y sus hermosos ojos ya era mi madre, había reemplazado el lugar de la que me abandonó. Ella era todo lo que necesitaba para creer de nuevo.

Desgraciadamente, esa burbuja de ser parte de la familia se rompió una noche lluviosa de primavera. Debido a mi necesidad de aceptación acompañaba a Hayden con sus fechorías, y le ayudaba. Entramos a la casa empapados por la lluvia después de asesinar el perro de la niña de al lado que le caía mal a Hayden. Ella me había convencido al explicar que los ladridos del perro no la dejaban dormir de noche y que su dueña era una niña que se creía mejor que ella. En ese tiempo, yo no tenía ni idea de la capacidad de manipulación y maldad pura que había dentro de Hayden siendo solo una chica de mi edad. Y caí.

Mila estaba furiosa.

Mi corazón se apretó en mi pecho al ver su hermoso rostro contraerse en rabia.

—¿Cómo pudiste hacer esto, Heiner? ¡Se supone que eres mayor que ella! ¿Qué ejemplo le estás dando?

Miré a Hayden confundido porque Mila estaba hablando como si todo esto fuera mi idea, como si yo no lo hubiera ayudado sino más bien incitado a hacerlo.

—Ella—

—¿Ella qué?— Mila me interrumpió, —La vecina me mostró la grabación de las cámaras, solo estás tú.

Entonces, recordé que Hayden me había hecho sacar al perro de la casa solo, alejarlo de ahí a una parte desolada donde ella lo mató. Por supuesto que solo aparecía yo en las cámaras de la casa. Hayden sonrió discretamente y luego fingió una expresión triste.

—Mentirosa...— murmuré, apretando mis puños, —eres una mentirosa de mierda.

—¡Heiner!— Mila me reprochó.

—Todo fue su plan, yo solo le ayudé pero lo hizo todo para que se viera como si fuera mi idea, ¡maldita mentirosa! —le grité a Hayden, —Eres una ma— mi mejilla vibró con el impacto de la bofetada que Mila me dio.

—Vas a respetar a las mujeres de esta casa, Heiner.

—Él no sabe nada de respeto, mamá, por algo su madre lo abandonó— las palabras de Hayden fueron un disparo a mi corazón y fue como si una parte de mí muriera en ese momento y todo lo que vi fue rojo.

Con rapidez salté sobre Hayden y le di un puñetazo con todas las ganas. Ni siquiera el grito de Mila me detuvo a tiempo, así que le di otro golpe antes de que Mila envolviera sus brazos a mi alrededor.

—¡No! ¡Basta!

Hayden enderezó su rostro, la esquina de su labio estaba rota y sangre brotaba de ella. Ella me sonrió antes de ponerse a llorar falsamente, quejándose de dolor.

Me castigaron sin dejarme salir de la habitación por unos días y podía escucharlos tener una discusión sobre que hacer conmigo. Incluso podía ver la duda en los ojos de Mila cada vez que me veía, ya no me miraba de la misma forma. No me sorprendió el día que llegaron a mi puerta para informarme que una familia adinerada me adoptaría, que dicha familia no había podido tener hijos después de intentarlo por años. Una familia en Nueva York en Estados Unidos. Lo único que entendí de eso fue que me mandarían a otro continente para mantenerme lejos de ellos y no pensé que me doliera tanto pero lo hizo.

Por mi parte, acepté la decisión, no supliqué ni les dije cuanto me dolía, ni que ya ese lo consideraba mi hogar, en esa casa había empezado a tener esperanzas de una vida normal de nuevo y eso se había esfumado.

Un día antes de mi partida, Hayden vino a mi habitación, lo último que quería era hablar con ella así que solo seguí empacando.

—Sé que me odias ahora, Heiner, pero te he liberado.

Arrugué mis cejas sin decir nada, ella siguió.

—En esta casa solo te limitarán, intentarán amoldarte, y si no pueden controlarte, te encerraran, —ella me mostró las marcas en sus muñecas como si hubiera estado encadenada varias veces, —no te dejaran ser parte del mundo exterior, de la sociedad sino te comportas. En cambio, con esa familia te he dado libertad, ellos no saben de lo que eres capaz, puedes hacer lo que quieras desde las sombras.

—¿Y por qué me liberarías? —pregunté incrédulo.

Ella se acercó a mi y me abrazó con gentileza para susurrar en mi oído.

—Para que un día me devuelvas el favor, hermanito.

Y con eso se fue.

#

Mi vida con mis nuevos padres era vacía pero increíblemente cómoda. Ellos tenían mucho dinero y hacían lo que les pidiera porque querían ganarse mi amor a toda costa. Ellos no eran malas personas pero mi mente siempre viajaba a esa sonrisa amable en medio de la oscuridad aquella noche que los Steins me salvaron de mi padre. Y a medida que crecía y alcanzaba el pico de mi adolescencia, Mila había pasado de ser una figura materna para mí, a la mujer en la que pensaba cuando me masturbaba.

No sabía en que momento se distorsionó todo en mi mente, tal vez el daño que había hecho mi padre era demasiado y no había vuelta atrás. Mis padres me llevaban una vez al año a visitar a los Steins en Alemania, ellos sabían que los extrañaba, aunque no lo dijera.

Cuando cumplí dieciocho, y fui a visitarlos, me sorprendió ver lo triste que estaba Mila, su semblante decaído y la alegría de sus sonrisas no llegaba a sus ojos. Me di cuenta de que esta vida que ellos llevaban estaba acabando con ella, y yo no podía pasarlo por alto. También descubrí que Hayden estaba encadenada en el sótano, porque una chica había muerto por su culpa. Mila no me dio los detalles pero Hayden si cuando fui a verla, ella me contó entusiasmada como había cocinado un pastel de nueces para una chica siendo muy consciente de que la chica era alérgica y se lo había llevado el día de su fiesta de cumpleaños, entre tantos pasteles y regalos, nunca pudieron probar quien fue la que hizo el pastel culpable y lo calificaron de accidente.

—Te has portado mal, hermanita —dije, cruzando mis manos sobre mi pecho. Hayden me observó con cuidado y aunque era menor que yo, la lujuria en sus ojos era clara. Y me di cuenta de que Hayden seguía siendo la misma, pero yo no, así que podía usarla para mis fines bajo la excusa de que nos estaríamos ayudando mutuamente.

Esa noche, me la follé por primera vez contra las frías paredes de ese sótano, esas mismas paredes que se habían manchado con la sangre de mi padre al rasgar su pecho con el cuchillo cuando lo maté.

Al salir de ahí y llegar a la sala me encontré con Heist, Kaia y un chico de la edad de Heist jugando videojuegos frente al televisor muy animadamente. Nunca había visto a Heist interactuar con otro chico como si fuera un hermano más de esa forma. Arrugué mis cejas. Kaia fue la primera en notarme:

—¡Heiner! —me llamó, —ven a jugar con nosotros.

Me acerqué a ellos, mis ojos cayeron sobre el chico de cabello negro. Él estaba inclinado hacia delante y sostenía el control con ambas manos. Tenía tatuajes en los brazos y un piercing en la ceja. Él me miró y me dio una sonrisa amable antes de soltar el control del juego y ofrecerme su mano:

—Soy Rhett.

Reemplazables.

Eres reemplazable, Heiner. No serviste como parte de esta familia así que han traído a otro y Kaia y Heist si lo aceptan.

Fingí una sonrisa. 

—Soy Heiner. 

Heist no me miró, supongo que le caí mal hasta el final. Rhett sacudió mi mano y me ofreció sentarme a su lado. Compartimos en varias ocasiones después de eso, mis visitas siempre coincidían con las Rhett porque al parecer a él también lo había adoptado una familia en Estados Unidos y visitaba a los Steins de vez en cuando. Rhett y yo teníamos mucho en común, ambos habíamos sido rescatados del infierno por los Steins, ambos habíamos tenido una mejor oportunidad de vida con familias normales gracias a ellos. Así que un día, le di a probar su primera cerveza, ya que él apenas tenía 13 años en ese entonces y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad con Kaia y Heist. 

—¿Piensas en eso?— Rhett me había preguntado al sentarnos en las barandas de un puente sobre un pequeño riachuelo al atardecer. A unos cuantos metros, Kaia estaba posando en una roca mientras obligaba a Heist a tomarle una foto. 

—Pienso en él,— Rhett sabía que me refería a mi padre, —y lo mato una y otra vez en mi mente. 

—¿Crees que podemos seguir como si nada? 

—No pero hemos sido liberados, para bien o para mal. 

—Liberados...— Rhett murmuró, tomando un sorbo de cerveza. 

Miré el tatuaje en su brazo y luego vi la pequeña cicatriz a un lado de su cuello. Hayden me había contado que antes de rescatarlo, Rhett había sido estrangulado con un alambre, apenas sobrevivió. Él y yo habíamos hablado de hacernos un tatuaje hace mucho tiempo así que eso me dio una idea. 

—Un ave. 

—¿Qué?

—Ese será nuestro tatuaje en conjunto, un ave a un lado de nuestros cuellos. 

Rhett se me quedó viendo y sus dedos subieron a trazar la marca de su cicatriz en el cuello y solo asintió para luego suspirar con profundidad. Su mirada cayó sobre Heist quien se reía al ver a Kaia caer sentada en el agua porque resbaló de la roca. Y me vi reflejado en Rhett, porque ese anhelo, esa envidia era clara en sus ojos:

Quisiera ser Heist. 

Quisiera tener un hogar, un madre como Mila, unos padres fuertes como Valter, Mayne y Peerce. 

Quisiera no estar dañado, sucio. 

Nos hicimos los tatuajes después de eso y no volví a visitar a los Stein ni tampoco a Rhett. En los próximos años me dediqué a planearlo todo, a investigarlo todo. Mi objetivo era preciso: Mila Stein. La sacaría de esa familia  que estaba acabando con su alegría, con su tranquilidad, pero no era idiota, me enfrentaba no solo a un agente especial, sino a un psicópata y a un idiota que haría lo que fuera por ella. Sin mencionar a Hayden y a Heist que eran increíblemente inteligentes.

Un objetivo complejo requería un plan de igual magnitud.

Recolecté toda la información que pude sobre ellos, ya sabía su lado más oscuro porque yo mismo lo había vivido con lo de mi padre, lo demás fue fácil de conseguir. Pero no fue hasta que vi una foto de Rhett en ese pueblo donde vivía en Carolina del Norte con sus padres adoptivos que mi plan comenzó a trazarse en mi mente.

Para mi desgracia, mis padres adoptaron una adolescente porque se sentían solos desde que yo dejé casa para vivir solo. Mi hermanita vivía para atormentarme y molestarme. Ella tenía una obsesión conmigo por alguna razón, era como si disfrutara que la tratara mal. La dejé venir conmigo a Wilson porque su devoción por mí sería útil.

Me resistí muchas veces ante sus avances hasta que no pude más y terminé haciéndole cosas que no debía. Culpé a mis padres por mandarla a vivir sola conmigo en un pueblo como Wilson. Primero, visité Wilson de manera anónima y me encontré con un pueblo llevado por costumbres severas y una religion autóctona en la superficie y bajo toda esa fachada pasaba un puente de narcotráfico de cocaína y metanfetamina. Wilson servía de puente para pasar drogas desde Virginia hasta Carolina del sur e incluso al oeste del estado por Tennessee. Y el señor operando todo esto: Thomas Fleming.

Mientras más investigaba, más perfecto se me hacía Wilson como lugar para mi plan, ¿por qué? Necesitaba un objetivo para los Steins, ellos necesitaban una razón para mudarse allí. No obstante, Thomas no era suficiente porque Rhett vivía ahí y estaba seguro de que él sabía que algo ilegal pasaba y eso no lo había motivado a contarle a los Steins o a traerlos aquí.

Asistí a uno de los servicios de la iglesia y vi la devoción y la vulnerabilidad en las chicas de este pueblo: eso era. La religión era arcaica pero no era nada grave, los Steins no sabían eso, ellos podían pensar que era un culto, ¿qué tal un culto donde le hacen daño a las chicas? ¿Dónde abusan de ellas? Yo podía hacerlos pensar eso. Sabía que esa era la debilidad de Mila por lo que le pasó cuando era joven. Eso era lo que necesitaba.

Investigué cada una de las chicas de la iglesia y para mi sorpresa me encontré con que varias de ellas se habían acostado con el Sr. Fleming. Follarse al narco no era muy inteligente de su parte, pero me servía. Así que una noche muy oscura, con nubes bloqueando la luna, esperé a Thomas Fleming en la sala de su casa en la oscuridad. Apenas me vio, sacó su arma y me apuntó, yo seguí probando el whiskey en mi mano.

—¿Whiskey de ocho años? —le dije con una sonrisa, —esperaba algo más lujoso de un narcotraficante.

—¿Quién eres tú? Dame una razón para no dispararte.

—Solo soy alguien que se mezcla en la oscuridad— le respondí, bajando el vaso hasta dejarlo sobre la mesita, —soy un hombre de negocios.

—Si eres un hombre de negocios, deberías ser más inteligente, ¿sorprender a un narco en su casa? Ni siquiera sé porque no te he disparado.

—Porque despertarías a tu hija y a tu amada esposa que no tienen ni idea de lo que tú haces durante el día, o... no, ellas creen que eres... ¿abogado?

—Solo preguntaré una vez más, ¿quién eres?

—Para ti el señor H, iré al punto porque no pareces de humor para charlar,— corté, y me puse serio, —necesito un puesto alto en la religión de este pueblo.

—¿Ah?

—Sé que este pueblo te obedece con facilidad, saben lo que haces y miran hacia otro lado porque eres muy generoso con todos ellos así que necesito que me pongas en un puesto con mucho poder de la religión.

—¿Por qué haría eso?

—Grabarse follándose jovencitas es divertido hasta que esos videos caen en las manos que no deben —levanté mis manos.

Él se echó a reír.

—¿Me estás amenazando? No he hecho nada ilegal, ellas tenían más de 18, la edad de consentimiento de este estado es 16.

—Oh no, lo de las drogas es lo ilegal que has hecho, esto es más... ¿delito moral? Sería una tragedia que todos los del pueblo vieran esos videos, me pregunto si estarían dispuestos a hacer la vista gorda a tus drogas cuando te vean follando a sus hijas. Ni pensar en lo que sentirían tu hija y su esposa.

—No me gustan las amenazas.

—No es una amenaza, es un acuerdo, Sr. Fleming. No le pediré nada más, solo quiero ese puesto y esta conversación nunca pasó.

—¿Por qué?

—Sin preguntas, ¿a caso me ve preguntándole porque trafica drogas o porque se folla jovencitas teniendo una esposa perfecta en casa?

—Bien, ve mañana en la noche a la oficina Philips.

—Un placer hacer acuerdos con usted, —me levanté y le pasé por un lado, —y sin sorpresas, tengo hombres con ordenes de acabar con tu pequeña familia si algo sale mal.— él se tensó,—y eso si fue una amenaza.

Un día después me convertí nada y nada menos que en el conducto del Altísimo.

Me pregunté si mamá estaría orgullosa donde fuera que estuviera.

Usé mi influencia durante meses como el conducto del Altísimo para acercarme a tres chicas en especifico: Pilar, Sofía y Jessie. Ellas serian mis anzuelos, la prueba falsa de que abusaban y golpeaban a las chicas de esta religión. Jessie, en especial, se apegó mucho a mí, entregándome su virginidad y todo. Honestamente no la merecía, pero bueno, también tenía derecho a divertirme un poco.

Organicé un evento en la iglesia donde un donador anónimo enviaría a tres chicas a Alemania y por supuesto antes de enviarlas, había repasado todo con ellas, que bares visitar, a quien buscar, etc. Supuse que el más fácil de alcanzar sería Heist que era el que más salía. Frey y Kaia no eran de salidas.

Senté a las chicas para que memorizaran todo lo que tenían que decir, como tenían que actuar y sobretodo como engañar a Mayne Stein si se tropezaban con él, estaba seguro de que Heist las llevaría con él al ver las heridas. Hacerles las heridas fue la parte más difícil pero su fe en mi eran tan absurda que hacían lo que les pedía sin chistar, después de todo yo era el conducto del Altísimo, el represente de su voluntad y para ellas, estábamos encargándonos de una familia impura como esa. Tanta preparación dio su fruto y me enteré a los pocos días del regreso de las chicas de Alemania que los Steins compraron una casa al lado de los Fleming y que se mudarían en un año.

Paso uno: Traerlos a Wilson, a mi territorio, completado.

Tenía un año antes de su llegada así que comencé a armar las piezas para cada uno. Hayden no me preocupaba, había hablado varias veces con ella y se creía que la liberaría después de todo, su información me valió de mucho. Kaia y Frey no eran relevantes. Mayne no venía con ellos al principio así que tampoco me preocupaba. A Peerce le ocuparía mucho tiempo investigar lo del narcotráfico de Thomas, era un agente, su naturaleza siempre iría por ese lado. Valter era un cero a la izquierda.

¿Quién me preocupaba? Heist.

Por lo que había investigado era muy inteligente y era el único del que Hayden me había advertido. Desde niño, Heist siempre me había mirado con desconfianza, tal vez presentía de alguna forma en lo que me convertiría.

Necesitaba algo para distraerlo, algo para que él enfocara su atención y no se centrara en resolver lo que de verdad pasaba en el pueblo: absolutamente nada. Solo era un pueblo con un narco y una religión arcaica, pero él no sabía que lo de que la religión abusaba de las chicas era una mentira fabricada.

Mis ojos cayeron sobre la foto de la hija de Thomas Fleming. Estaba seguro de que Thomas siendo parte del objetivo de los Steins, alguien se acercaría a la hija para averiguar algo y estaba seguro de que enviarían al encantador Heist. Esa chica podía ser mi distracción para Heist, pero él no se entretendría con una chica básica y aburrida como ella.

Tal vez yo podía hacerla interesante para él.

Nadie mejor que yo sabía que los monstruos pueden ser hechos así que secuestré a Leigh y a su madre y las dejé en el bosque. Las cosas salieron mucho peor de lo que pensé, pero sirvieron su objetivo: destruir a Leigh y renacerla en una falsa chica que estaba seguro sería un deleite para un analizador como Heist.

Hasta recibí un extra con Rhett involucrándose con ella y asesinando a alguien a su lado. Qué romántico.

En fin, llegaron los Steins y comencé a matar a mis preciosos anzuelos. No podía dejar evidencias, solo 'suicidios'. Además, esos suicidios me servían para distraer aún más a los Steins, para convencerlos de que algo terrible pasaba en este pueblo. La última en morir fue Jessie y casi me sentí mal al verla lanzarse al vacío, era muy buena en la cama.

Pensé en buscar otra víctima mientras se enfriaba lo de los suicidios: Kate, una chica de la iglesia y que trabajaba en el restaurant del pueblo llamó mi atención, pero la dejé pasar porque a la malcriada de mi hermanita le gustaba. Luego, noté la relación entre Natalia y Heist y eso hizo que Natalia fuera perfecta para ser mi próxima víctima, ella podía tener información sobre Heist o lo que pasaba en esa casa. Además, Natalia y yo teníamos historia. Vaya que ser el conducto del Altísimo me había servido para follar.

Seguí con la siguiente fase de mi plan: la enemistad entre los Fleming y los Steins. Alimenté esa rivalidad, esa guerra de inteligencia, para que ellos se enfocaran entre ellos, que sintieran que el enemigo estaba del otro lado. Por eso manipulé a Leigh como conducto del Altísimo y la convencí de que los Steins vinieron por su padre lo cual era una verdad a medias. Por eso secuestré a Jazmine, la mejor amiga de la familia Stein y alguien muy querido por ellos cuando Heist secuestró a Leigh. Para que pareciera que fue Thomas cuando les envié su cabeza.

Y cuando me enteré de que ambas familias iban a charlar, sabía que tenía que detenerlas, que esa conversación no podía pasar, y que era el momento perfecto para tomarla: Mila Stein. Pero si solo la tomaba a ella, no habría confusión así que también me llevé a Leigh. Los Steins se despertarían en sus camas con una nota que decía que se habían llevado a Mila y que si se acercaban a la casa Fleming no dudarían en matarla. Los Fleming se despertarían con una nota que decía exactamente lo mismo con la diferencia de que Leigh era la secuestrada.

Ellos eventualmente se darían cuenta de todo, pero mientras lo descubrían yo ganaba tiempo para alejarme lo suficiente.

Hayden había muerto, mi hermana había huido a otro estado y era como si yo nunca hubiera pasado por Wilson, como si no hubiera causado toda esa destrucción para alcanzar lo que quería.

Yo era y seguiría siendo una silueta en la oscuridad, un simple desconocido


╋ ╋ 

Nota de la autora: Los cazadores hicieron lo que pudieron pero... siganla ustedes.

¡Feliz navidad, mis darkies! Oye, me gusto eso de Darkies, porque MDD y Heist son parte de Darks entonces, ¿darkies? suena como un dulce que nunca se vendería. 

En fin, ¡HEINER! ¡DESCONOCIDO! La última línea de este capítulo me dio escalofríos de los buenos porque me lo imagino ahí mirando desde la oscuridad como se desenvuelve todo como él quiere y luego dando un paso atrás y mezclándose con lo oscuridad hasta no verse. ¿Qué piensan de Heiner? Para mí, está bien loco pero es tan increíblemente inteligente que lo admiro un poco, no sé si me captan.

 Estoy tan satisfecha con esta historia, con sus giros, con su trama, con su finalmente descubierto desconocido y como cada pieza calza ahora. Y sobretodo, estoy muy agradecida con ustedes, cuando empecé esta locura, no me esperaba el amor y la dedicación que le han puesto, ustedes son increíbles, en serio, siento que no se los digo lo suficiente y como es navidad, SUFRAN mi amor empalagoso. 


Los quiero mucho desde el fondo de mi darkie corazón xD Ok eso no suena muy malvado. Darkie suena como ese conejito que uno tuvo de pequeña que escapó y te hizo llorar por un mes, ¿no les pasó? ¿solo a mí? bueno, ustedes estarán asimilando lo del desconocido y yo aquí hablando tonterías. 

¡Feliz navidad y feliz año nuevo! No podía dejarlos terminar el año y empezar el nuevo sin saber quien era el desconocido. Nos vemos en el próximo capítulo y en el en vivo en younow mañana domingo en la tarde :D

¡BIENVENIDOS AL JUEGO DE HEINER!

Ariana Godoy.

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