(35) ╋ Monstruos Creados ╋
DESCONOCIDO
Los monstruos no nacen, son creados.
Los monstruos no nacen, son creados.
Los monstruos no nacen, son creados.
Me preguntaba en que infierno ardía mi creador: La primera persona que vi morir frente a mí.
Una sonrisa curvó mis labios mientras jugaba con el encendedor en mi mano, encendido, apagado, encendido, apagado, ¿debería agradecerle? Tal vez no habría alcanzado todo mi potencial sin su retorcida intervención. Era un ser superior ahora. Suspiré, y me levanté, guardando mi encendedor en el bolsillo de mis pantalones.
Me incliné al lado de Natalia, la rigidez de su cuerpo y la palidez de sus cortadas y heridas eran la prueba clara de que la vida la había dejado. Estaba enojado con ella, me había hecho romper mi estilo, pero sabía que no podría quebrantarla como lo hice con Jessie y no podía arriesgarme a liberarla sin esa seguridad porque ella podía mandar todo a la mierda. Así que tuvo que morir y era una derrota para mi, como si me hubiera quitado el poder de decidir como se iría de este mundo y lo odiaba, odiaba no tener el control sobre alguien, que cambiaran mis planes. El desafío, sus últimas palabras se habían quedado marcadas en mi mente.
—¡Nunca podrás quebrarme, loco de mierda!— ella me escupió, —Por Jessie, por Leigh, no dejaré que me destruyas, no seré otro puto suicidio de tu lista.
—¿Es qué no le temes a la muerte?— la agarré del mentón con fuerza.
—No, moriré pero no como tu quieres que lo haga, no me suicidaré, te quitaré ese poder, bastardo.
Ella debió notar la rabia que esa afirmación me causó porque sonrió.
—No te gusta sentirte sin control, ¿no es así?— esa victoria en su voz tensó mis hombros y la agarré del cuello para estamparla contra la pared.
—¿Crees que esto es un juego?— dije entre dientes, —¿tienes idea de lo que soy capaz?
—No te tengo miedo.
Eso me hizo bufar y reír.
—Entonces no te he causado suficiente dolor.
Su respiración estaba acelerada pero el desafío en sus ojos se mantenía. Si algo había descubierto a lo largo de mi vida era que cada quien tenía un detonante, una debilidad y ella no era una excepción. El dolor no era algo que la debilitara, así que lo descarté. Apreté su cuello con una mano y deslicé la otra dentro de su camiseta. Ella se paralizó, la valentía en su expresión agrietándose.
Bingo.
—¿Qué pasa?— mi mano subió hasta uno de sus pechos y ella hizo una mueca, —¿Por qué tan callada?
Ella me enfrentó con seguridad.
—Puedes hacer lo que quieras conmigo, no me importa.
La solté y me alejé de ella, no estaba de humor para esa mierda. Cuando volví ella no hizo más que provocarme así que la asfixié con mis propias manos, observé como la vida dejaba sus ojos, y aún así una ridícula sonrisa decoró sus labios hasta el final. Y ahora entendía la razón de esa sonrisa. Habían encontrado su cadáver en un par de días, y no era un suicidio que pasaría desapercibido porque era un asesinato, eso alertó a la policía, al pueblo entero. Estaba seguro que esto haría que la policía también revisara el caso de Jessie. Natalia me había complicado todo con su muerte.
¿Por eso tenías esa sonrisa victoriosa en tus últimos segundos, puta de mierda?
Apreté mis puños antes de golpear la pared una y otra vez sin control, la madera de la cabaña hundiéndosela con cada golpe, manchándose con la sangre que brotaba de mis nudillos. Apreté mi mandíbula con tanta fuerza que mis dientes se rozaban entre si bruscamente mientras seguía mi ataque violento contra la pared. No me detuve, ni siquiera cuando la puerta de la cabaña se abrió y los pasos lentos y calculados de mi hermana llenaron el lugar.
—Oh, no— su voz cargaba ese arrepentimiento que me molestaba, —¿qué has hecho?
Paré, y me giré para enfrentarla, sangre goteaba de mis nudillos hasta el suelo. Ella no me miraba, sus ojos estaban sobre el cuerpo de Natalia. Ella intentó acercarse y yo hablé para detenerla.
—No la toques— le ordené, —a menos que quieras que encuentren tus huellas en su cadaver más tarde.
—Pero, ¿qué mierda has hecho?— ella caminó hacia mi, —esto no era parte del plan, ¿te has vuelto loco?
Bufé, sonriendo.
—Creí que había quedado claro que no estaba muy cuerdo, hermanita.
Ella gruñó en frustración y se acercó a mi para golpear mi pecho y hacerme dar un paso atrás.
—Lo estás jodiendo todo, ¿es que no lo ves? Esto es un asesinato, no va a pasar desapercibido como un suicidio, habrá una investigación, interrogatorios, sospechosos— ella se agarró la cabeza, —esto es un problema.
Lo sé, no soy un idiota.
Le di una mirada de desprecio a Natalia por complicar las cosas de esta forma y le pasé por un lado a mi hermana para salir de ahí.
—¿A dónde vas? ¿Me estás escuchando?— ella me siguió fuera mientras me ponía mi chaqueta. La ignoré mientras me subía a mi auto. Decidí ir por los materiales necesarios para limpiar el cuerpo de Natalia de cualquier señal de mis manos y de residuos de la cabaña que los pudieran guiar a este lugar.
Me tomó todo el día hacer la limpieza y deshacerme del cuerpo en un colina cubierta de nieve. Sabía que con las tormentas de nieves, se tardarían varios días sino semanas en encontrarla. Y tuve razón.
Dos semanas después encontraron su cuerpo, y ahí estábamos todos en su funeral, alrededor de su ataúd, yo llevaba puesto un traje debajo del abrigo de invierno en señal de respeto como todo el mundo, mezclándome con normalidad como todos demás y lo disfrutaba. A pesar de que Natalia se las había ingeniado para joderme un poco los planes, me daba placer saber que yo estaba justo aquí, la persona que le había quitado la vida, la que la había dejado en ese ataúd había sido yo y estaba ahí parado al lado de todos y nadie tenía idea.
Al otro lado del ataúd, sus padres lloraban su perdida, sus amigas e incluso personas que solo fingían dolor mientras yo portaba un semblante triste, una sonrisa amenazaba con curvar mis labios pero la controlé. Mi hermana se paró a mi lado y entrelazó su mano con la mía.
—Was belustigt dich?*— ella susurró, yo giré mi rostro para mirarla pero ella mantuvo sus ojos al frente en todo momento. Sus labios delineados perfectamente por un labial pálido que casi no se notaba, ella era hermosa.
—Die Jäger gaben ihr bestes, aber das Monster schien unzerstörbar*— le respondí con una sin poder evitar sonreír un poco.
Nos fuimos a casa al terminar el funeral.
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Exhalé el humo de mi cigarro y metí mi mano libre en el bolsillo de mi abrigo con capucha. Sabía que la ropa negra me ayudaba a esconderme en la oscuridad. Había pasado más de una hora pero sabía que ella despertaría pronto, siempre lo hacía así que no me sorprendió verla abrir las cortinas de su ventana y mirar en mi dirección. Sonreí dentro de mi capucha y di un paso fuera de la oscuridad, asegurándome de que ella pudiera verme.
Sus ojos se clavaron sobre mí aunque no pudiera ver mi rostro, me llevé el cigarro a los labios y le di una calada antes de exhalar el humo y verlo desvanecerse en el frío aire de invierno. El recuerdo de su rostro ensangrentado me hizo sonreír, como habían temblado sus manos, como había goteado la sangre de sus frágiles dedos aquella noche de invierno el año pasado.
—No, no, abre los ojos— ella había suplicado, la sangre manchando sus manos, su desgarrado vestido, y sus mejillas.
Yo solo observé desde las sombras como se desmoronaba, su debilidad apenas le dejaba permanecer de rodillas, dudaba que pudiera sobrevivir otro día así que decidí que era hora de intervenir. Esperé un par de horas y ella perdió el conocimiento, su respiración era débil, de dejarla ahí, moriría congelada en el frío invierno. Me acerqué a ella y la levanté para cargarla en mis brazos, su brazo colgando a un lado al igual que su largo cabello negro. Su blanco vestido hacia juego con la nieve bajo nosotros, las manchas de sangre sobre la tela le daban un toque siniestro. Probablemente lucíamos como un retrato de un angel y un demonio emergiendo de la oscuridad del helado bosque.
Ella no paraba de murmurar cosas sin sentido en su inconsciencia y después de transportarla en mi auto, me detuve en una solitaria carretera y la acosté en la cera con cuidado. Acaricié su rostro y besé su frente antes de dejarla ahí, alejarme de ella y llamar al número de emergencias, reportando la ubicación y las coordenadas para que pudieran encontrarla con vida. No la necesitaba muerta, solo lo suficientemente traumatizada para mis planes.
De alguna forma, yo había sido su creador, la razón de que ella fuera un desastre mental, por eso nunca le dejé ver mi rostro esa noche así podía estar frente a ella, compartir con ella y disfrutarlo. Todos mis planes estaban en su lugar, aunque Natalia había sido un pequeño desliz, todo lo demás seguía su rumbo como debía ser.
Pronto todo terminaría y obtendría lo que quería. La observé en silencio.
Los monstruos no nacen, son creados, Leigh, inclínate ante tu creador.
Pasaron un par de minutos y me volví hacia los árboles para alejarme de ahí, dejando a una de las piezas de mi juego ahí, atemorizada en la ventana de su habitación, probablemente preguntándose si él monstruo que veía en la oscuridad era real y si que lo era, pero, yo no era el único retorcido en su vida, ella compartía techo con Thomas Fleming después de todo.
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*was belustigt dich?: ¿Qué te divierte ?
*Die Jäger gaben ihr bestes, aber das Monster schien unzerstörbar: Los cazadores hicieron lo mejor que pudieron, pero el monstruo parecía indestructible.
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¡Doble actualización, celebrando mis 800K seguidores y los 7 millones de leídas, siga adelante!
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