KAPITEL 2


COLIN

Cuando pensaba que por fin habíamos superado los obstáculos más grandes, uno nuevo se levanta entre nosotros impidiéndonos el paso. Ella ahora está lejos, lejos de mí y no siempre lo digo porque parece ausente, aunque esté conmigo sino porque a veces se marchaba durante días lejos de mí.

Sabía dónde ella se metía y donde se sumía en una soledad que ella consideraba necesaria pero que, a mi parecer, hacía más mal que bien. Pero la dejaba libre porque me enamoré de ella siendo esa mujer rebelde que necesita de su soledad para mantener su propia cordura.

Las dos noches anteriores las pasó en su antigua casa donde vivió con su hermano, pero ahora, a unas horas del concierto, ella estaba en nuestro dormitorio con la cabeza dentro de un viejo cuaderno.

Aunque intentaba ocultármelo sabía qué era ese cuaderno; era el que siempre llevaba Alex consigo. En cualquier hueco que encontraba, siempre sacaba sus carboncillos y comenzaba a dibujar lo que le rodeaba o simplemente recuerdos que le pasaran por la mente.

Me gustaba verlo concentrado en su trabajo mientras ambos pasábamos la tarde en un parque con el viento soplando y música de fondo que yo mismo ponía en mi teléfono. Aquella conexión tan solo la entendíamos él y yo. Y a día de hoy, es algo que echo de menos y que creo que jamás llenaré el hueco que me dejó.

Decidí animarla un poco porque de seguro ella se encontraba nerviosa por lo que iba a ocurrir mañana. Entré a nuestro dormitorio y me senté a su lado. En cuanto sintió mi presencia, ella saltó sobresaltada

Se le notaba apagada pero también bastante tensa, no solo por lo que estaba pasando últimamente sino por el concierto de mañana. Alexa cerró el cuaderno y abrazó sus rodillas suspirando. Yo me coloqué tras ella y la abracé besando su cuello.

-Ya va a hacer un mes Colin, un mes que no se sabe nada de Hanna ni de ese cabrón que se la llevó, ¿Cómo es posible? -Preguntó irritada. La abracé más fuerte.

-La policía la está buscando además de que contamos con el cerebro de Jordan para encontrarla. Si ese tipo es alguien de dinero tendrá a mucha gente comprada y por esa razón será más complicado encontrarla.

Alexa se deshizo de mi abrazo y se puso en pie. Su enfado podía sentirse al igual que el descenso repentino de la temperatura de nuestra habitación.

- ¿Me estás diciendo que un jodido jet privado ha salido del aeropuerto hace casi un mes y no hay constancia de quién es?

-Alexa, es información confidencial-Le contesté, pero provocó que su furia se incrementase.

- ¿Confidencial?¡Y una mierda Colin!¡La puta policía tiene todo el permiso del mundo para pedir datos de los sospechosos y hemos tenido que ser nosotros los que nos jugamos el cuello para que Jordan pudiera extraer los archivos del listado de personas que alquilaban la pista de aterrizaje!

No pude evitar quedarme pensativo ante lo que Alexa dijo. Era cierto que era muy extraño que la policía no investigara precisamente el último lugar donde se vio a Hanna, ¿De verdad que no hubo nadie que viera a Hanna marcharse? Había muchísimos empleados en aquel aeropuerto y de seguro alguien recordaría a una chica de pelo rosa y tatuajes por todas partes.

Pero el silencio parecía haber sido comprado por alguien. Miré de nuevo a Alexa que tenía los brazos cruzados y la mirada perdida. Decidí proponerle algo que de seguro ella necesitaba y que tenía pensado hacer después del concierto al menos de forma temporal para que ella cogiera fuerzas.

-Alexa, ¿Quieres que vivamos en la casa de tu hermano?

Aquella pregunta rompió la burbuja en la que ella estaba encerrada. Su rostro lleno de sorpresa me arrancó una ligera sonrisa y por primera vez en todo este tiempo, pude ver algo de alivio en los ojos de ella.. No hizo falta que ella me contestara, sabía perfectamente que estaba agradecida de que yo fuera el que proponía aquello que llevaba mucho tiempo girando en su cabeza. Pero yo la conocía demasiado bien y sabía lo que necesitaba.

Me acerqué de nuevo a ella y esta vez se dejó mecer por mis brazos. Ahora e l que se sentía aliviado era yo porque temía perderla en aquella locura que estaba metida.

El teléfono de casa sonó y ella fue a contestar. Decidí hacer algo para cenar que a ella pudiera animarla y busqué una infusión relajante para calmarla.

- ¿Doris? ¿Pasa algo?

La voz de Alexa parecía tensa mientras que giraba alrededor de la mesa de café del salón. Unos instantes de silencio comenzaron a preocuparme:

- ¿Qué le pasa a Adam?

El nombre de aquel tipo despertaba una sensación de posesividad en mi interior. Sabía perfectamente que Alexa lo veía como un buen amigo, pero no era estúpido y, aunque quedaron en buenos términos, él seguía detrás de ella.

- ¿Cómo que no está en casa? ¿Qué estás diciendo?¿Que se dejó el móvil en casa?

Alexa estaba llegando al límite de su calma así que solté lo que tenía entre manos para ir donde estaba ella. Su mirada chocó con la mía con una expresión total de terror; supe que ella saldría en breve de casa para ir a buscarle.

-Vale, iré a buscarlo y te diré si sé algo de él, hasta pronto.

Cuando colgó no fueron necesarias explicaciones, pero no quería que fuera sola. Justo cuando ella cogía las llaves del coche, la tomé de la muñeca y le dije:

-Voy contigo.

-No puedes venir Colin, yo soy la única que puede traerlo de vuelta.

Aquella frase me dolió en el alma, pero no permití que se me notase. Asentí y volví en silencio a la cocina; no deseaba que Alexa sintiera lástima de mis celos. Justo cuando pensaba que iba a marcharse, ella vino hasta mí y me hizo mirarla para besarme con aquella pasión que conocía bien. Me aferré a su cintura como si fuera mi salvavidas y ella me mordió el labio antes de hablar:

-Te sientan bien los celos, pero no son necesarios. Él es mi amigo y soy la segunda mujer en el mundo en la que confía así que créeme cuando te digo que yo soy la que debería de traerlo. No voy a permitir que Doris se encargue siempre de todas sus mierdas, es también amigo mío.

-Lo entiendo gatita, pero trae tu culito pronto-Le dije con una sonrisa diabólica.

Ella le dio un último apretón a mi trasero antes de ir a la puerta principal.

-Sabes que no podría estar sin tu culito y desde luego tu no podrías estar sin el mío, así que por el bien de los dos vendré pronto y espero que hayas hecho una cena que merezca la pena.

Con una sonora carcajada ella se marchó y yo me puse manos a la obra.

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