KAPITEL 1
ALEXA
Estábamos a unas horas de que llegara el gran día señalado en el calendario, pero mi alma estaba lejos desde que Hanna estaba desaparecida. A pesar de los esfuerzos de Jordan de rastrearla por cada palmo de internet, no pudimos dar con ella.
Incluso el billete que indicaba que se iban de viaje de novios parecía haber sido adulterado porque cuando fuimos a preguntar por el vuelo que ellos habían tomado, la compañía dijo que era imposible que hubieran tomado cualquieras de las aerolíneas que estaban disponibles en el aeropuerto. Entonces, ¿Cómo demonios se fueron?
Fue entonces cuando una de las azafatas del mostrador me dio quizás una pista al mencionar que había una zona reservada a jets privados que son alquilados por personas adineradas, generalmente personas famosas que deseaban viajar en el anonimato.
Con esa nueva pista, Jordan comenzó a investigar acerca del listado de las personas que alquilaron dicha pista desde hacía dos meses. Gracias a sus dotes como hacker informático, pudo meterse en los ordenadores del aeropuerto para poder adquirir toda la información necesaria para averiguar un poco más sobre el paradero de Hanna.
El problema era que la única persona que había alquilado dicho lugar tenía un nombre falso y por mucho que se buscara acerca de él, parecía que la tierra se lo hubiera tragado
Estábamos en una encrucijada horrible pero la persona que más lo estaba sufriendo era Jordan. Desde la boda, él se encerró en su casa y apenas salía a excepción del día que descubrió con quién se había marchado Hanna. Esa noche durmió en nuestra casa y a raíz de ello, se recluyó a la sombra de todos.
Colin desde aquel día me cuidaba con una atención aún mayor. Me había afectado más de lo que le dejaba saber y siempre que me eras insoportable, cogía el coche y me iba a la antigua casa de mi hermano y mía.
Y aunque no le mencionaba a Colin donde me marchaba, él lo sabía perfectamente. Algunas noches las pasé allí sola llorando la ausencia de mi hermano y ahora la soledad que sentía sin Hanna. Era como mi familia, la guía que me permitió no perderme en una ciudad que desconocía y que, además, parecía querer tragarme de un momento a otro.
Aquella desesperación por sentirme parte de un mundo desconocido se mermó gracias a ella y las oportunidades que me brindó cuando me aceptó en su casa. Aquella tatuadora cuyo aspecto me atrajo a simple vista, me salvó la vida.
Y ahora era yo la que tenía que salvar la suya.
DORIS
Decir que las cosas iban bien era tan solo una mentira, una ilusión que nos decíamos los unos a los otros para superar los reveses que la vida nos estaba dando. Aunque la oportunidad de nuestra vida estaba a unas horas de nosotros, no podíamos evitar tener varios nudos alrededor de nuestras entrañas.
Adam estaba demasiado callado desde que Hanna desapareció y sus citas tan conocidas de fin de semana desaparecieron por completo.
Por mucho que le preguntaba acerca de la razón por la que él había cambiado tanto, siempre se mostraba evasivo con una sonrisa triste, pero lo conocía de muchos años para que él me engañara. Sabía que él se sentía culpable por haberle hecho daño a Hanna y por casi haber roto su amistad con Alexa. Aunque siempre se mostró siendo el típico niñato que solamente se preocupaba de su ombligo, lo cierto era que Adam era más de lo que aparentaba.
Él y yo éramos amigos desde que teníamos uso de razón. Pertenecía a una familia de buena posición, no podridos de dinero, pero no vivían precisamente mal. En cuanto a su familia, él era muy cercano a ellos y adoraba pasar horas con sus padres y su hermana pequeña.
Cuando le conocí, aún tenía esa aura inocente de pensar que el mundo era maravilloso, pero eso pronto cambió cuando una bomba explotó en la ciudad hace ya varios años. Un loco se escapó del manicomio y decidió matar a varias personas porque así le decían las voces que lo hicieran. Con tal mala suerte que, donde colocaron la bomba, era el aparcamiento del colegio de la hermana de Adam, justo donde sus padres estaban subidos en el coche con ella para irse a casa.
Fue entonces cuando él recibió la terrible noticia. Estaba en casa jugando con mis muñecas cuando mi madre apareció con Adam completamente pálido con la mirada perdida y enrollado en una manta. Ella me explicó que, a partir de ese momento, él se quedaría con nosotros. No sabía la razón, pero comencé a reír y a saltar emocionada, y cuando supe la verdad, me quedé sin palabras como le sucedió a Adam.
Y lo comprendía, porque nada prepara a un niño de ocho años de perder a su familia, de perder todo su mundo que tanto adoraba y que tan a salvo le hacía sentir. Y desde entonces, he sido su hombro y su consejera a pesar de convertirse en un enorme capullo, un cínico y un mujeriego. Siempre estuve ahí cuando venía con un ojo morado o lloraba hasta gritar cuando tenía pesadillas sobre ese día.
Yo siempre había sido la única en comprenderlo y, cuando llegara el momento en el que él encontrase una buena mujer, necesitaría de toda mi sabiduría y paciencia para ayudarle.
Justo cuando parecía que había hecho las paces con su pasado, el tema de Hanna comenzó a abrir viejas heridas. Ahora él estaba en el sofá tirado con una botella de whisky y la misma mirada perdida de cuando era un niño y vino a mi casa para quedarse para siempre. Era una tragedia volver a verle así porque siempre terminaba casi en coma por culpa del alcohol.
Me senté a su lado para arrebatarle aquel peligroso cóctel que iba a acabar con él. Cuando lo hice, su mirada celeste se posó sobre mí de forma suplicante. El rastro del Adam niño pudo verse en la superficie de sus ojos llorosos:
- ¿Sabes que la quiero, Doris? ¿Sabes que quiero a Alexa? Y no, no la quiero solamente para follármela créeme, sino para más cosas además de eso. Estoy acabado, estoy condenado a querer a alguien que no merezco y por la que siento demasiadas cosas. Y aunque le prometí ser respetuoso, no puedo evitar sentirme celoso cuando Colin la mira como un jodido gatito.
Suspiré y bebí un trago de la botella antes de estirarme a su lado y contestarle.
-Todos queremos aquello que no podemos tener y eso es algo que hemos aprendido de esta mierda de mundo, compañero. Al final, solamente nos tenemos el uno al otro-Le dije revolviéndole el pelo con cariño.
-Oh vamos, no me voy a acostar contigo, eres como mi jodida hermana y tienes demasiados músculos para mí-me dijo entre risas. Yo le di un golpe en el hombro con fuerza hasta que él se quejó. Me llevé la botella bien lejos; ya era hora de tener la mente clara porque a la noche siguiente tendríamos un concierto y no quería que la pifiásemos ahora que estábamos tan cerca de cumplir nuestro objetivo.
Era demasiado tarde y tenía que espabilarle para que descansara lo mejor posible. Tenía unos buenos músculos como decía Adam, así que podía arrastrarlo hasta la ducha. Le miré desafiante y le dije con una media sonrisa:
-Cariño, es hora de llevarte a la ducha y no, no te emociones, que no me voy a meter contigo. Ahora eres un bebé y créeme que odio a los críos, así que vamos hermano.
Él no opuso resistencia cuando me acerqué para llevarlo al baño. Sabía que agradecía mi fortaleza y mis ganas de bromear en todo momento sino ambos nos hubiéramos hundido juntos hace ya un tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top