xxxiii. i want aemond

        

capítulo treinta y tres
QUIERO A AEMOND

Aemond Targaryen fue un hombre de gustos extraños, era raro verlo en burdeles pero cuando asistía buscaba a mujeres que se parecieran físicamente a su prima... algunos  hasta llegaron a pensar que tomo a la bastarda Strong como amante porque se llamaba como ella y cuando la llama "Mi Alys" pensaba en alguien muy diferente.



—¡¿Estás loca?!

Alyssa nunca había visto a su padre tan.. alterado. Desmontó de Caraxes tan rápido que casi se cayó al tocar el suelo y se acercó corriendo a ella mientras Vermithor descendía y le gruñía, aún demasiado enojado por el encuentro con Vhagar.

Ella se desabrochó el cinturón de su silla y se miró las manos, solo para descubrir que le temblaban.

Cuando vio a Aemond a lo lejos no lo dudo. La guerra había comenzado y ella no caería sin defender a su familia. Estaba dispuesta a matarlo y aparentemente el también. Por un momento Alyssa pensó que Vhagar se la comería de un bocado, pero la presencia de Caraxes lo asustó y huyó como un cobarde.

Alyssa se deslizó de la silla temiendo que al tocar el suelo sus piernas le fallaran. Nunca había estado bajo el fuego de un dragón, luchar contra espadas no se comparaba en nada con eso. Antes había subestimado a Vhagar pero ahora no lo volvería a hacer.

Un dragón de la conquista por vieja y fea que fuera seguía siendo un dragón, y el más grande de todos.

Daemon la tomó por los hombros cuando sus piernas se doblaron al descender. El lucia más pálido de la habitual y Alyssa misma ni siquiera quería saber cómo se encontaba. Tenía el estómago revuelto.

—¡¿En qué pensabas?! —el le preguntó samarreandola por los hombros— ¿Estás loca? ¿Pensabas enfrentarte a Vhagar tu misma? ¿No escuchaste ni una sola palabra de lo que te dije antes de salir?

Alyssa miró el temor en su ojos y se sintió mal. Nunca antes había visto a su padre tan aterrado, ni ella misma había estado antes tan asustada.

Podría haber muerto.

Ella se abalanzó sobre el y lo abrazo fuertemente. Su padre tardo un momento pero luego la envolvió en sus brazos fuertes.

—Pense que moriría —ella murmuro, escondiendo la cara en su cuello con unas repentinas ganas de llorar.

El la abrazo con más fuerza.

—Estaba en el consejo y sentí que Caraxes estaba inquieto. Me alertó sobre Vhagar... —Daemon respondió lentamente— eres una tonta. Tendrías que haberme alertado antes de ir a perseguirlo.

—Lo siento —Alyssa respondió como una niña pequeña. No era propio de ella disculparse pero aún estaba tan afectada, que ni siquiera permitió que su padre la soltara— solo lo vi.. y no pensé, quería demostrarte que siempre estaré de tu lado, que te soy leal kepa.

Daemon le paso una mano por el cabello lentamente y suspiró.

—No tienes nada que demostrar. Menos a mi, yo te crié, eres mi hija, se muy bien en donde recaen tus lealtades y lo maravillosa que eres. Pero la próxima piensa antes de actuar.

—Tengo miedo, kepa —ella se encontró confesando con vergüenza.

—Mientras yo esté vivo tu me tendrás como tu más grande guardián, nada te lastimara jamás.

Alyssa se alejó lentamente de él y lo miro.

—No quiero matarlo... —ella confesó patéticamente.

Daemon le puso una mano en la mejilla suavemente.

—Lo sé —el murmuró en voz baja— te conozco mejor que nadie, eres mi hija.. pero sabes que las cosas con el no funcionarían, nunca lo hubiesen hecho. Todo esto fue trazado mucho antes de que tu nacieras, nuestros bandos fuera marcados hace años. Y hoy él lo dejo demasiado claro, el amor que guardas por eso tuerto debe terminar, hoy intentó matarte y tu no puedes permitir eso.

Alyssa se inclinó para apoyar la frente contra la de su padre.

—Vermithor lastimó a Vhagar, nada mortal.. pero definitivamente estará molesta por un tiempo. Le engancho sus dientes en la cola.

Daemon suspiró pesadamente.

—La furia de bronce —el murmuró con cansancio— el dragón de mi padre y de su padre, luchando, quién lo diría.

El le dio un beso en la nariz y la soltó.

—Ven. La guerra la comenzado definitivamente y nosotros no dejaremos pasar esto por alto.

Daemon puso una mano en su espalda y juntos caminaron en silencio hasta el salón del la mesa pintada.  Rhaenys la miró con una ceja alzada cuando se posicionó a su lado y lentamente levantó un dedo y lo paso por su rostro.

—Tienes la cara negra —ella le dijo amablemente— al terminar la reunión deberás de bañarte.

Alyssa le sonrió a cambio.





—¿Rhae?

Alyssa abrió la puerta lentamente y miró hacia dentro. La habitación de su hermana estaba poco iluminada, pero aún así podía ver a Rhaena acostada en la cama.

—Vete —ella le respondió con voz ronca.

Como hermana mayor, Alyssa siempre se había ocupado de cuidar de sus hermanos y ahora al ver el estado en el que Rhaena se encontraba se sintió mal por no haber acudido a ella en un principio.

—Rhae —Alyssa murmuró en voz baja enterando y acercándose a la cama— solo soy yo, no hace falta que hablemos. Solo me quedaré aqui, a tu lado.

Rhaena le pegó un manotazo cuando Alyssa quiso acariciarle el cabello. Sorprendida por el arrebato de su hermana que siempre era muy pacífica, ella dio un paso hacia atrás.

—¡Te he dicho que te vayas! —le gritó con furia— ¡Vete, vete!

Alyssa la miró con confusión. Rhaena nunca se había comportado de aquella forma con ella, era más probable que la que actuará así fuera Baela, porque Rhaena siempre había sido una muchacha dulce, de voz suave y al contrario de todos los Targaryen, no se enojaba rápido.

Cuando no se movió de su lugar, Rhaena se puso de pie rápido y una mirada enloquecida de apoderó de ella cuando se acercó a su hermana mayor para empujarla, haciéndola caer hacia atrás.

Alyssa la miró desde el suelo sin creer lo que estaba viendo, Rhaena no tenía fuerza y de no haber sido porque la tomó desprevenida nunca habría podido hacerla caer.

—¡Es tu culpa! —Rhaena la acusó con lágrimas en los ojos— ¡Es tu culpa! Siempre ha sido tu culpa, tu permitiste que todo esto sucediera.

¿No podría saberlo, no? Rhaena no podía haber sabido que dejó escapar a Aemond luego de que le confesó que había matado a Lucerys...

—Rhae...

—¡Lo dijiste, dijiste que matarías al nuevo jinete de Vhagar esa noche. Tu eras la mayor, deberías de haber cuidado de todos nosotros y usaste a Luke para lastimar a Aemond, solo por diversión, porque tu eres cruel! ¡Lo usaste para tu diversión y ahora él está muerto por tu culpa! La venganza lo consumió y murió por tu culpa, Luke..

Alyssa se puso de pie con cuidado y cuando intento acercarse a su hermana ella la golpeó. Le dio un puñetazo en el brazo y luego otro, y luego otro hasta que se derrumbó y Alyssa la atrapó en un fuerte abrazo.

—¿Cómo puedes amar a un monstruo como él? —Rhaena lloró en los brazo de su hermana.

—Por que soy cruel —Alyssa murmuró. Rhaena no era tonta, observaba más de lo que hablaba por eso era obvio que había notado las formas en la que ella y Aemond se miraban cuando visitó brevemente desembarcó del Rey— perdoname.

Rhaena lloro más fuerte y se aferró a ella con fuerza.

—No me despedí de él como debería haberlo hecho.. —Rhaena dijo en voz baja— tenía miedo pero quería cumplir con el deber para con su madre. Pero fue valiente.. no puedo imaginar el miedo que habrá tenido al ver a Aemond.. ¿Le habrá dolido o murió de forma rápida? No puedo dejar de pensarlo, no puedo..

Alyssa le acarició el cabello lentamente. Nunca se había detenido a pensar realmente en los hijos de Rhaenyra, los apreciaba, a su manera, pero lo hacía; de los tres se sentía más cercana a Jacaerys... La muerte de Lucerys no la había afectado se la misma forma que a los demás ¿Era realmente tan cruel?

—Perdoname Alys —Rhaena murmuró luego de un largo rato en silencio— no eres cruel, eres las mejor hermana del mundo. Siempre has estado allí para mi. La muerte de Luke no es tu culpa, el corazón no elige de quién enamorarse, solo lo hace...

Alyssa volvió a guardar silencio. ¿Enamorada? No, ella no estaba enamorada de Aemond, solo.. solo lo apreciaba un poco, pero ya no más. Se lo había prometido a su padre, no podía dudar, si tendría que matarlo lo haría.

La conmoción que se comenzó a escuchar de repente afuera las hizo separase. Antes de que Alyssa pudiera salir de la habitación para interceptar a una criada y preguntar que sucedía, la puerta se abrió y los rizos rebeldes de Baela la delataron.

—¡Se divisó a Syrax en el cielo, está volando hacia Rocadragón! Alys, padre quiere que las tres estemos presentes en la reunión ahora, Rhaenyra llegará pronto y vendrá con una petición, padre está seguro de eso.

Alyssa examinó el estado Rhaena y le limpio las lágrimas de la cara.

—No es necesario que vayas si no quieres —le dijo con suavidad— si padre pregunta te cubriré.

Rhaena negó.

—No. Deseo ver a Rhaenyra. Quiero escuchar lo que tenga que decir.

—Bien.

Baela y Alyssa esperaron pacientemente a que Rhaena se arreglará un poco. Y las hijas del dragón se apoderaron del pasillo hasta llegar al salón de la mesa pintada.
Daemon levantó la vista apenas entraron y movió la cabeza hacia el costado, esperando que su hija mayor se posicionara a su derecha. Sus dos hijas menores se quedaron en el otro extremo.

—¿Todo está bien? —Daemon le preguntó en silencio cuando Alyssa llego a su lado.

—Si. Rhaena pronto volverá a la normalidad.

—Bien.

Los señores del consejo se quedaron en silencio cuando escucharon que alguien se acercaba y Daemon abandono su lugar en la cabecera dela mesa para acercarse a Rhaenyra cuando entro.

Alyssa nunca antes había visto a su madrastra tan desalineada. A Rhaenyra siempre le había gustado vestir ricamente y lucir bien, pero ahora se veía sucia y casi loca. Se detuvo por un minuto cuando su esposo le preguntó algo y luego, a paso firme se paró en donde Daemon antes había estado, en la cabezera de la mesa.

—Quiero a Aemond Targaryen.

Solo una petición, solo dijo eso antes de volver a irse. Daemon miró a su hija mayor y no hicieron faltas las palabras para que lograrán entenderse.











Aemond miró a las mujeres que se habían puesto es un fila para que el escogiera a una de ellas.. demasiado pequeña, demasiado rellena, de cabello muy corto, de ojos simples.. ninguna se parecía a ella.. la última quizás.. tenía los ojos de color verdes, el mismo color que Alyssa tenía en uno de sus ojos.

—Tu —el la apunto con su dedo y comenzó a caminar a unq habitación privada. La muchacha lo siguió con rapidez y cerró la puerta luego de entrar para que se quedarán completamente solos.

—¿Que quiere que haga, mi príncipe? —ella preguntó con voz chillona.

Aemond suspiró con fastidio. Su tono de voz no era el correcto, Alyssa tenía una voz suave, muy femenina y apta para hacer llorar a los hombres cuando cantaba en alto Valyrio, y ella ciertamente no lo llamaba "mi príncipe" a menos que lo hiciera con sarcasmo para molestarlo.

—Callate —el le dijo simplemente.

Con sumisión, la muchacha guardo silencio mientras Aemond la examinaba de cerca. Tenía el cabello blanco con algunos mechones dorados. Alyssa tenía el cabello puramente Targaryen sin mechones dorados y más largo y sedoso.
Su rostro era puntiagudo, de mejillas rellenas y nariz perfecta. Alyssa tenía la nariz rota, el mismo se la había quebrado cuando eran niños y su rostro tenía la mandíbula marcada.

Aemond puso un dedo en su barbilla y la obligó a mirarlo. Dos ojos iguales, aburridos y sin ningún brillo, no había en ellos el brillo de picardía que invadía los ojos bicolores de su prima.

—¿Cuál es tu nombre?

—Jocelyn, mi príncipe.

—Esta noche responderás al nombre de Alyssa. ¿Entiendes?

La muchacha asintió y el deslizó la mano de su barbilla y la cerró en su cuello. Ella se sorprendió pero no intento alejarlo.
Alyssa nunca habría sido tan sumisa, ella se burlaría de él aunque la estuviera ahorcando y luego lo ahorcaria de vuelta cuando tuviera la oportunidad.
El alejó su mano y dio un paso hacia atrás para examinar su cuerpo, la puta llevaba un vestido que no dejaba mucho a la imaginación, algo que Alyssa nunca habría usado porque ni siquiera le gustaban los vestidos.

—Quítate la ropa —el le exigió.

Demasiado acostumbrada a hacerlo, la muchacha se deshizo de su vestido con rapidez y quedó tirado a sus pies.

Tenía la tez clara y los pezones endurecidos, pero sus caderas no estaban tan marcadas como al le gustarían y sus piernas eran demasiado flacas. Alyssa tenía buen trasero y buenas piernas por los años de entrenamiento y por sentarse a horcajadas sobre la silla de su dragón.

Pero esto era lo más parecido que tenía de ella. La deseaba ahora, cuando llegó a Desembarco del Rey luego de haberla enfrentado en la bahía de aguas negras, había dormido y soñado con ella, y ahora no podía quitarla de su mente. En sus sueños Alyssa lo montaba como tantas veces lo había hecho antes y se llenaba de el, gemia su nombre con su hermosa voz y sus ojos lo miraban llenos de placer...

Aemond de desató los pantalones y se los bajo.

—Tomalo con la boca —el le pidio— y no me mires.

Cuando Alyssa lo hacía a él le gustaba que lo mirase, sus ojos bicolores y su boca siendo penetrada por el lo excitaba tanto que simplemente podía venirse en ella sin ni siquiera haberla tocado. Pero esta puta no era ella y desde esa posición podía confundirla por el color de su cabello si no lo miraba.

La muchacha se arrodillo frente a él y comenzó su trabajo, haciendo que Aemond inclinara la cabeza hacia atrás por el placer. Sonrió mientras usaba su mano para empujar la cabeza de la mujer, Alyssa había afirmado en muchas ocasiones que no creía en los dioses, pero siempre se arrodillaba por el..

—Mirate Alys —el dijo con voz entrecortada y ronca mientras cerraba los ojos por el placer— tan devota como un septa.. arrodilla frente a mi.. ¿Como debería premiarte por se tan buena?

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