xxx. peace


   
capítulo treinta
PAZ

Mucho podría decirse sobre la relación padre e hija que el príncipe Daemon y Lady Alyssa tenían, pero nadie pondría en duda el amor que sentían el uno por el otro...


Alyssa apoyó la mano en la empuñadura de su espada y miró hacia el frente.
Nunca antes había tenido tanta sed de sangre, deseaba desenvainar su espada y partir a la mitad al asqueroso traidor de Otto Hightower.

¿Cómo se atrevía siquiera a poner un pie en la isla de Rocadragón?
Si fuera por ella ya estaría dentro del estómago de Vermithor.

Su padre le puso una mano en la espada y la acercó a él mientras esperaban a Rhaenyra.

—Siempre al lado mío —el le dijo en voz baja mientras Rhaenyra hacia su gran entrada desmontando de su dragona— no detrás de mi. No eres inferior sino mi igual.

—Princesa Rhaenyra —Otto la saludó, una vez que la mujer se posicionó al lado de ellos.

—Soy la Reina Rhaenyra ahora  y todos ustedes son traidores del reino.

Alyssa hizo una mueca de diversión al ver la cara del hombre.

—El Rey Aegon segundo de su nombre, en su sabiduría y búsqueda de paz ofrece condiciones para una negociación. Reconoce a Aegon como Rey y jura obedecer al trono de hierro, a cambio su alteza le entregará Rocadragón que pasara a su hijo Jacaerys a su muerte, Lucerys será reconocido como el heredero de Marcaderiva y los hijos del príncipe Daemon también..

Alyssa miró a su padre con diversión, solo tenía que dar la señal, el mínimo movimiento y ella misma haría llover sangre.
No podía entender cómo Rhaenyra lo dejaba acercarse hasta aquí y escuchaba todas las idioteces que ese viejo asqueroso tenía para decir cuando fácilmente podia ordenarle ella misma a su dragón que se lo comiera.

¿Cómo se atrevía a venir aquí con condiciones y proclamar al borracho de su nieto como Rey?

—Prefiero que mis hijos sean comida de dragón —Daemon intervino sin poder guardar silencio un minuto más.

Prefiero que Caraxes se alimente con Alyssa antes d verla casada con se tuerto Hightower, el había dicho en el pasado y sus hermanos no estaban muy lejos de eso ahora.

—Aegon Targaryen se sienta en el trono de hierro, lleva la corona del conquistador y empuña su espada —Alyssa se burló sin poder evitarlo ¿De que le serviría a Aegon tal espada? Fuegoscuro le quedaba demasiado grande. No era digno de portarla— lleva su nombre y fue ungido por las manos de un Sépton delante de miles. Todos los símbolos de legitimidad le pertenecen —Otto siguió— Los Stark, los Tully y los Baratheon en este momento están considerando aceptar los términos generosos del Rey.

—Stark, Tully y Baratheon me juraron lealtad cuando el Rey Viserys me nombró su heredera —Rhaenyra dijo con brusquedad.

Daemon se movió en su lugar, ansioso por usar hermana oscura. Alyssa miró sobre su hombro a Eric que tenía una mano en la espada del alba.

—El orden de la herencia cambio el día que su padre tuvo un hijo —Otto dijo, acercándose un a ella un par de pasos— tu y el fueron los últimos entender eso.

Rhaenyra se acercó a él y le desabrochó la insignia de la mano con furia, desde su lugar Alyssa no pudo escuchar lo que le dijo, excepto lo último cuando tiró la insignia por el puente

—... maldito traidor.

—Maestre.. —Otto llamo y el maestre se acercó para entregarle un papel que el mismo le dio a Rhaenyra.

—¿Que demonios es eso? —Daemon preguntó con irritación.

—La reina Alicent no olvida el amor que una vez existió entre ustedes. No hay necesidad de derramar sangre. La Reina Alicent espera impacientemente su respuesta.

—Ella puede obtener su respuesta ahora —Daemon intervino— atrapada en la boca de su padre con su pene flácido. Terminemos este asunto ahora.

Alyssa desenvaino su espada al mismo tiempo que su padre, deseosa por temblar su espada nueva con sangre verdadera, con la sangre de un traidor.

—Ser Eric —Daemon le dijo al escudo de su hija— tráeme a Otto Hightower.

Syrax gruñó y cuando Dayne dio un paso hacia adelante después de comprobar que Alyssa estaba de acuerdo, la voz de Rhaenyra lo freno.

—No.

Alyssa miró a su madrastra con sorpresa. ¿No? ¿Que carajos significa no?

Rhaenyra y Daemon compartieron una mirada hasta que el bajo la espada lentamente. Alyssa no lo hizo.

—Tendrás mi respuesta mañana —Rhaenyra le dijo, volteandose y alejándose. Daemon pronto la siguió.

¿Tendrás mi respuesta mañana? ¿Que mierda se suponía que significaba eso? ¿Doblar la rodilla para ese borracho asqueroso? Jamás.

Alyssa se quedo parada en el puente viendo a Otto Hightower. Eric se posicionó a su lado.

—¿Te sientes poderoso, no? —ella le preguntó cuando Syrax alzó vuelo siguiendo a su jinete— ¿Siendo la mano de tres reyes?

—Solo sirvo al Rey en la forma en la que puedo —el respondió mirándola con desagrado.

Alyssa sabía que no podía atacarlo, pero por lo menos podía molestarlo. El había venido en son de paz así que tampoco podía atacarla. Solo se divertiría por un momento

—¿Que tal esta el príncipe Aemond? —ella preguntó guardando su espada.

Otto frunció el ceño.

—Muy bien lejos de usted, lady Alyssa.

—¿Si? Pues la última vez no me pareció —ella respondió con diversión— estaba arrodillado frente a mi y me suplicaba que me quedara... oh Alyssa...

Eric se rió solo para hacer molestará aún más al hombre.

—El príncipe Aemond es un hombre respetable, nunca estaría con una mujer como usted.

Ella le sonrió.

—¿Asi? —Alyssa se llevó una mano al estómago y lo acarició— aquí está la prueba. Dale las buenas noticias a el príncipe, Lord Mano, hasta quizás le pongamos Otto en tu honor.

Alyssa se dio la vuelta y se alejó, seguida de Eric que enseguida de puso a su lado y miró con horror.

—¿Realmente estás..?

—Quizas.. tengo náuseas y un antojó tremendo de ver sangre —ella respondió restándole importancia— pero nunca lo sabremos, más tarde me tomaré un té.

—Alys.. esto es.. esto lo cambia todo..

—No. No lo cambia nada.

—Si estás esperando un hijo de Aemond esto lo cambia todo, si es sensato querrá acercar cargo, lo tendrás a él y a su dragón aquí, de tu lado.

—¿Crees que es tan fácil? —Alyssa le preguntó con diversión— ahora mismo debe de estar en algún lado prometiendo su mano y la de Daeron para tener a un gran aliado, algo que nosotros mismos deberíamos hacer ahora, no esperar a que Rhaenyra decida si quiere o no jugar con la reina viuda.

Eric le puso una mano en el brazo cuando llegaron a la entrada de la fortaleza. El sol ya se había ocultado por completo.

—No puedes deshacerte de un hijo.

—Hare lo que se me de la gana. Cuando tengas un demonio en tu vientre has lo que quieras —ella respondió, soltandose de su agarre de forma bruta.

—Alys, escúchame...

—No traeré al mundo a un bastardo —ella respondió simplemente— no someteré a un hijo mío a tener una vida de mierda como la mia. Mucho menos engendrare a un cabrón Hightower.

Eric no pudo refutar porque Alyssa ingreso a la fortaleza de Rocadragón y se dirigió a sus aposentos.










—¡Levántate!

Alyssa se tapo la cara con molestia, pero alguien tomo su colcha con brusquedad y se la arrebato.

—¡Alyssa!

La chica se despertó por completo cuando se dio cuenta de que era su padre quién la molestaba.

—¿Que? —ella preguntó, sentándose en la cama con irritación.

—¿Piensas quedarte aquí a dormir todo el día mientras los demás libramos una guerra? ¿Que acaso no te  he enseñado nada?

Alyssa miró hacia la ventana y por la posición en la que se encontraba el sol supuso que ya había pasado mucho tiempo de la hora para de romper el ayuno.

—¿Que guerra si tu esposa solo habla de la paz?

El gruñó con irritación muy parecido a Caraxes.

—Rhaenyra enviará a Lucerys y a Jacaerys a bastión de tormentas y al norte.

—Bravo —ella respondió con sarcasmo, tomando la colcha y volviéndo a acostarse.

Su padre se acercó y la destapó de nuevo.

—Y te enviará a ti Dorne, lo consulto conmigo y estoy de acuerdo.

—¿Qué?

—Debemos de ganar el apoyo de Dorne y no hay nadie mejor que tu para asegurarlo.

Alyssa frunció el ceño.

—¿Que, me enviaras allí para que me acueste con el príncipe a cambio de lealtad para nuestra causa?

Daemon la miró por un rato en completo silencio.

—Te has acostado con tipos peores por mucho menos que eso.

Alyssa se puso de pie con brusquedad.

—No.

—¿No? —el repitió de forma incrédula.

—No. Ve tu y acuéstate con la princesa de Dorne.

—Alyssa.. —el le dijo en un tono de advertencia.

—No voy a prostituirme por la causa de Rhaenyra. No soy su hija para que me venda al mejor postor en busca de lealtad, que use a sus hijos...

—Usaremos a tu hijo mejor ¿No crees? Quizás asi someteremos a ese tuerto.

Alyssa se quedó en completo silencio.

—¿Que, crees que soy estúpido? ¿Que soy ajeno a las cosas que suceden en esta fortaleza?

—No estoy en cinta, solo buscaba molestar al cabrón de Otto Hightower.

Daemon hizo un ruido extraño con la garganta.

—¿Sabes? Ya me parece una pérdida de tiempo hablar de este tema contigo. Parece que no entiendes, todas las causas de nuestras desgracias son culpa de ellos y tu aún deseas revolcarte con ese tuerto a cambio de nada. ¡Te atrapó con su hijo! ¡Tu que eres una causa tan valiosa para nosotros..!

—No tendré a su hijo. ¿Por quién me tomas? ¿Que piensas que tendré un bastardo así como tu?

Daemon se acercó a su hija y le tomó la cara.

—Es cierto que no llegaste a este mundo por mi deseo, pero te he amado desde que te sostuve en mis brazos. Tu no eres una simple bastarda, no eres una bastarda en absoluto. Eres mi hija, sangre de mi sangre, sangre de dragón. ¿Piensas que te enviaré allí para que te prostituyas? Tu eres mi hija, te he educado yo mismo y se que tienes mucho más que ofrecer que tu cuerpo, se que puedes hacerlo. Este error  —el junto su frente con la de ella y miró hacia abajo, hacia su estomago— se soluciona fácilmente. Eres inteligente Alyssa, has lo que debas hacer.

Ella suspiró pesadamente y se volteó para empujar con fuerza la colcha que se le había enredado en las piernas, estuvo a punto de seguir a su padre fuera de su habitación hasta que vio la copa en la mesa de luz.

No era su deseo tener hijos. Nunca había soñado con ello, no era como las demás mujeres, no era como Rhaena que deseaba tener una familía. Ella deseaba con la guerra, anhelaba la sangre y el fuego.

No quería hijo, no de Aemond, no de su hermano Aegon, no de nadie, no quería hijos en absoluto.

Alyssa se tomó el contenido de la copa de un trago justo a tiempo cuando la puerta se abrió. La cabecita de Aegon se asomó por la puerta y la miró con curiosidad.

—¿Estás tomando vino? —el le preguntó de forma acusadora.

Ella lo miro por un minuto, lo amaba, lo amaba profundamente ¿Pero como podría mirarlo sino como un hermano? Aegon era su hermanito menor ahora y los sería dentro de diez años más. Nunca podría amarlo de la forma en la que se esperaba que lo hiciera. 

—¿Y a ti que te importa? —ella le dijo con diversión, alejándose de la cama para acercarse a su armario.

Aegon lo tomo como una invitación a entrar así que lo hizo y se sentó cómodamente en su cama mientras movía los pies que no le llegaban al suelo. El miró con atención todo lo que hacía.

Muña está triste —el dijo luego de un momento.

Alyssa se detuvo y lo miro.

—Si —ella dijo al fin. No sé había detenido a pensar en los sentimientos de Rhaenyra, había perdido a su padre, su hija y la corona todo en menos de un día. Ni siquiera podía imaginarse como estaría ella misma si su padre muriera— pero Kepa lo solucionará todo. No debes de preocuparte.

El suspiró de forma dramática y se tiró hacia atrás en su cama. Alyssa aprovecho el momento para cambiarse rápidamente detrás del biombo, se puso su traje negro de montar y se abrochó la capa roja sobre los hombros.

—¿Tu estás triste?

Alyssa lo miro con una ceja alzada.

—No. ¿Por qué lo preguntas?

El alzó los hombros.

—Pareces triste, así como muña.

Ella no estaba triste, no tenía permitido estar triste, no en momentos como estos, no ahora, no nunca. 

—Y tu tienes la nariz fea de Jace y yo a ti no te digo nada.

Aegon la miró con indignación.

—Mi nariz no es fea.

Antes de que Alyssa pudiera responder alguien golpeó la puerta.

—Adelante.

Dayne entro y miró de reojo a Aegon antes de concentrarse en Alyssa.

—¿Iremos a Dorne?

—¿Te irás Alys? —Aegon se quejó.

—Si y si. Prepárate, saldremos en unos minutos.

Eric asintió y salió rápido de la habitación sonriendo. Parecía bastante contento por volver a su casa.

—Vamos Egg, tu tines lecciones de alto Valyrio y yo debo despedirme de los demás.

Aegon se quejó cuando ella lo tomo del brazo y lo obligó a levantarse.

—Quiero ir contigo.

—Te da miedo Vermithor —ella le dijo mientras cerraba la puerta de la habitación.

—Mentira.

—¿Me estás diciendo mentirosa? ¿A mi?

El se rió.

—¡Si! —le gritó mientras le enseñaba su dedo del medio y se alejaba corriendo.

Alyssa negó con diversión y se acercó a la habitación de Rhaena.

—¿Rhae?

—¡Aquí, en el balcón!

Rhaena y Baela estaban inclinadas sobre el balcón mirando a dos dragones alejarse.

—¡Ah! ¿Sus amados ya se fueron?

Baela se estiró para golpearla.

—¿Tu también ya te vas?

—¿Acaso todo el mundo lo sabía menos yo?

—Si durmieras menos lo sabrías —Rhaena le dijo con diversión.

Alyssa suspiró y se paró en medio de ellas antes de abrazarlas a ambas.

—¿Que te pasa? —Baela le preguntó con confusión, tan poco acostumbrada a las muestras de cariño por parte de su hermana mayor— ¿Estás enferma?

—Si, de ver tu asquerosa cara.

Baela se quejó e intento alejarse pero Alyssa no la dejo. Rhaena se divirtió mirándolas.

—¿Estarás a salvo en Dorne?

—Si. No debes preocuparte por mi —ella respondió, soltandolas— solo me iré por un par de días, pero deben de tener cuidado, tengan cuidado en quién depositan su confianza. Cuiden también de Aegon y de Viserys.

—Tu no te preocupes por nosotros —Baela dijo, inflando su pecho— cuando tu no estás yo soy la mayor, así que yo me ocupo de ellos.

Alyssa la miró con diversión.

—Por supuesto... Bien..¿Tengan cuidado, si? Aunque Rhaenyra dice que aún no estamos en guerra si lo hacemos, desde el momento en el que murió nuestro tío.

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