xxix. a king or queen?
capítulo veintinueve
UN REY O REINA?
Lady Alyssa era una persona muy vanidosa, le gustaba vestirse siempre con finas telas y usaba mucha joyería. Pero también era fuerte, apasionada y temperamental, una mujer atlética y una de las mejores guerreras de la casa Targaryen luego de la Reina Visenya.
—¿Que haces?
Alyssa se volteó a ver a su hermana y se inclinó se forma burlesca.
—Mi Reina.
—No seas tonta —Baela se acercó a ella y la golpeó en el hombro, repitió de nuevo— ¿Que haces?
Vermithor rugió a lo lejos cuando el dragón de Rhaenys apareció en el cielo, el sol apenas comenzaba a salir.
Si Alyssa era sincera había estado esperando el avistamiento de otro dragón. Era una tontería ella bien lo sabía. Le había puesto fin a esta relacion de la única forma que sabía: con dureza.
Aemond no era de los que se arrastaban, no le escribiría poemas de amor como el príncipe de Dorne y ciertamente no le regalaría joyas que encontraría de contrabando como Adam Mares.
No rogaría por ella cuando no eran nada. Habían intimado, más no había sentimientos reales entre ellos. No creía que sus propuestas absurdas de un falso matrimonio fueran hechas desde lo profundo de su corazón.
Alyssa no lo amaba, estaba segura. Le gustaba, si, pero ella misma estaba comprometida y era absurdo siquiera pensar en la posibilidad de algo más. El era un Hightower, el enemigo.
El rugido de Vermithor volvió a alertarla cuando Maelys descendió y el voló en círculos sobre ella. El viejo dragón del Rey Jaehaerys y el de su amada hija, la princesa Alyssa.
—¿Que puede querer tu abuela aquí? —ella respondió con otra pregunta— ¿Ha venido a buscarte? Apenas has llegado.
Baela alzó los hombros con indiferencia, su vista se centro en otro lugar. En la playa, Luke y Jace habían decidido despertarse temprano para entrenar.
—No lo sé, Rhaenyra dijo que volvería a Desembarco del Rey. Probablemente desea llevarnos a Rhaena y a mi a Marcaderiva por un tiempo.
Alyssa arrugó la nariz.
No le gustaba la idea de que sus hermanas se mantuvieran alejadas, eran Targaryen no Velaryon. Pertenecían aquí.
—Ire a hablar con mi padre.
Baela la tomó del brazo con suavidad antes de que pudiera alejarse mucho.
—No fastidies a la abuela ahora que ha empezado a mirarte con buenos ojos. Tengo a Danzarina lunar, podré ir y volver cuando se me de la gana, ahora estoy comprometida con el futuro heredero del trono de hierro.
—Tu dragón aún no es muy grande como para llevar y traer a Rhaena. ¿Piensas dejarla con tu abuela pudiéndose en la soledad? Bien sabes que no le gusta que la dejen de lado.
Ambas se quedaron en silencio. Cómo hermanas mayores siempre se habían preocupado por Rhaena, era delicada como un flor, no sabía defenderse y no tenía un dragón, estaba lejos de parecer la hija de Daemon Targaryen. Pero mientras Baela aprendía con su abuela en Marcaderiva, Alyssa se había encargado de proteger a su familia y Rhaena era su hermana favorita, no disfrutaba hacerla sentir inferior.
La falta de un dragón siempre había molestado a Rhaena, tanto que ni siquiera se había subido a uno desde que su madre falleció. No dejo que Alyssa la subiera a la silla de Vermithor ni que su padre lo hiciera con Caraxes.
—Hay mucho dragones aquí que puede reclamar...
—Prácticamente se cago encima cuando Ala de Plata le rugió. Sabes que no puede hacerlo. La sangre de tu madre corre más espesa por ella.
Baela frunció el ceño con clara molestia.
—¿A qué te refieres? —le preguntó con rudeza— mi madre era también una Targaryen, montaba el dragón más grande de todos y decidió morir con el lema de nuestra casa.
Alyssa alzó las manos en el aire mientras la miraba con una ceja alzada. No era su intención molestar a su hermana, solo estaba expresando su opinión.
—Se va a casar con el futuro señor de las mareas, será más Velaryon que nunca.
—¿Entonces?
—Dejalo —Alyssa suspiró con la creciente irritación de tratar de dialogar con su hermana que no compartía sus mismos pensamientos— iré a ver qué mierda quiere tu abuela.
—¡Se más respetuosa! —Baela la apunto con el dedo cuando empezó a caminar.
—¡Si, mi Reina!
Alyssa se apresuró a llegar a la fortaleza con su capa roja moviéndose con el viento, seguida fielmente por Dayne.
Antes de que pudiera siquiera ingresar su padre salió apresuradamente y cuando se topo con ella la tomó por los hombros con fuerza, como cuando era niña.
—Mi hermano murió.
Ella se quedó en silencio sin saber que decir. Ambos se miraron a los ojos en silencio.
—Lo siento, Kepa.
El enterró sus dedos en su hombros.
—Nombraron a Aegon Rey en la multitud de pozo dragón. La estúpida de Rhaenys escapó pero no tuvo las agallas de quemarlos a todos, así que ahora nos enfrentaremos a una guerra. Te quiero en el cielo, vigilando arriba, mientras yo me ocupo de todo aquí, Dayne, te quiero aquí. Debes jurar lealtad cuando los otros guardias lo hagan.
El Dorniense frunció el ceño.
—Mi única lealtad está con la princesa Alyssa.
Daemon lo miro con irritación.
—¿Que hay de Rhaenyra? —Alyssa preguntó de repente cuando su padre volvió a mirarla esperando que pusiera en su lugar a su guardián.
—Se ha puesto de parto. Dirigiré en su lugar.
Alyssa frunció el ceño.
—¿Ahora, pero..?
—Lo perderá. Lo sé.
Ambos volvieron a quedarse en silencio. Ninguno de los era ajeno a ello. Alyssa podía recordar claramente como había muerto Laena, ella no había estado triste aquella vez, el bebé ni siquiera había nacido y no estaría triste ahora. No podía llegar a amar a algo que nunca existió. Su padre está vez parecía más alterado que en el pasado, Alyssa lo relaciono con la muerte de su hermano.
—¿Jacaerys? —ella preguntó, pensando en la posibilidad de que Rhaenyra muriera en el parto—¿Debería..?
—No. Haz lo que te pedí —el la soltó lentamente, pero nunca dejo de mirarla a los ojos— y si alguien se acerca recuerda el lema de nuestra casa.
—Fuego y sangre —ella asintió.
—Fuego y sangre —el repitió con firmeza antes de dejarla ir.
Era una niña su padre le dijo, monstruosa, mitad dragón mitad humano, su nombre hubiese sido Visenya y ahora tan dragón que fue, ardía en un pirra por el fuego de uno propio.
Estaban en el comienzo de una guerra, pero aún así habían tenido tiempo para un patético funeral. La monstruosidad que alguna vez había podido llamar hermana era ahora la primera muerte que la guerra había reclamado y ellos se reunían aquí, perdido el tiempo cuando Aegon un borracho usurpador ya había sido coronado con la corona de su tocayo y su espada, mientras que Rhaenyra ni siquiera llevaba una tonta tiara.
Dayne a su lado la miró de reojo. Ella sabía lo que él estaba pensando ¿Cómo podía ser tan insensible, ella que hablaba siempre de la familia? Pero él no la había conocido hace seis años cuando ni siquiera derramó una lágrima por la única figura materna que había conocido. No conocía a Alyssa en profundidad, era probable que nadie lo hiciera realmente, no conocía el fuego que había en sus venas y el dragón que estaba despertando en su pecho.
Nadie sabía la sed se sangre que la mantenía de pie desde que era una niña. Había sido criada para esto, para luchar y matar, nunca para llorar, nadie le enseño a hacerlo. Su padre puso una espada en su mano pero nunca le dio un hombro para llorar, no conocía miradas cálidas ni toques suaves, Daemon Targaryen tenía las manos manchas de sangre y ásperas por la batalla, y sus miradas cálidas solo estaba reservadas para cuando cumplía con algo que el mismo le había pedido y lo enorgullecía.
Alyssa se volteó repentinamente cuando Dayne puso una mano en el empuñadura de la estrella del alba y con su otra mano tomo su brazo guiandola detrás de él.
Un intruso. Un traidor.
El bastardo que seguía a el usurpador como un perro faldero se atrevió a aparecerse entre ellos. Ella misma desenvaino su espada pero fue su padre quién se acercó a él.
Ante todo pronóstico se arrodillo y de su mugriento bolso saco una corona. La corona de Jaehaerys, la corona de Viserys.
Quizás esté no era el perro faldero de el usurpador sino su gemelo. Alyssa no podía reconocerlos.
Daemon tomo la corona con cuidado y por un breve momento Alyssa se preparó para lo peor, imagino a su padre con la corona en la cabeza proclamandose Rey por sobre Rhaenyra, amenazando con llevar fuego sobre los que se negaran y ella como su fiel hija a su lado.
La mirada de anhelo por la corona fue breve pero estuvo allí, Alyssa no escucho lo que él gemelo Cargyll dijo, solo vio a su padre, quién luego de lo que pareció una eternidad se acercó a su esposa y le colocó la corona en la cabeza antes de inclinarse ante ella.
Todos imitaron su accionar. Dayne se paró derecho, negándose a jugarle lealtad a otro Targaryen que no fuera Alyssa y ella misma dudo antes de inclinar la cabeza levemente sin arrodillarse.
A Alyssa nunca le había gustado Rhaenyra, no del todo. No estaba preparada, ella pensó mientras miraba a Rhaneys que no se había inclinado frente a nueva Reina. Rhaenys hubiese estado preparada, pero Rhaenyra no tenía ni la mirada de la fuerza que su prima tenía. Ni siquiera tenía la última palabra aquí, en Rocadragón ¿Cómo iba a ganar una guerra?
Alyssa volvió a mirar a su padre que se puso de pie y lo examinó con cuidado. Muchos podrían decir que los bastardos estaban deseosos de poder, pero no había nadie peor que un segundo hijo.
Su padre era un hombre que había conocido la guerra y la había ganado, era un hábil espadachín y un jinete de dragón formidable, su pulso no temblaba y el mismo había reunido a los hombres para que su hermano ganará por sobre Rhaneys en el gran consejo cuando se disputó por un heredero. El podría ser el heredero.
Era Rey ahora. Rey consorte, pero Alyssa estaba segura que la segunda palabra no le gustaba ni un poco.
Él la miró cuando sintió su mirada y Alyssa lo supo. No hacian falta las palabras, conocía mejor a su padre que cualquiera porque ella misma a veces se comportaba como él. Ella supo lo que su corazón más anhelaba y sin embargo ella aún estaba dispuesta a seguirlo hasta el fin del mundo.
Porque aunque no era una segunda hija ella también tenía sus ambiciones, era una bastarda que lo único que quería era enorgullecer a su padre y lo haría sin importar el costo.
Rhaenyra se alejó de ellos rodeada por su nuevo grupo de guardias y Alyssa miró por última vez a su padre antes de seguir a sus hermanas adentro.
—¿Que tienes en mente? —Dayne le preguntó en voz baja mientras se dirigían al salón de la mesa pintada, donde se había acordado antes que tendrían la primera reunión del "pequeño consejo".
—¿Por qué no has jurado lealtad a la nueva Reina?
El la miró con una ceja alzada. Sus ojos violetas la examinaron con cuidado.
—Dorne nunca doblo la rodilla. La casa Dayne no comenzara conmigo, solo usted puede tener mi lealtad, porqué así me lo ordenó mi príncipe.
—¿Que implica tu lealtad?
Ser Eric Dayne la tomó de la mano y espero a que pasaran el resto de las personas antes de hablar:
—¿A qué te refieres? —ella no respondió así que el volvió a insistir— Vi como tu y tu padre se miraron. ¿A qué te refieres, Alyssa?
—¿Si existiera un nuevo reclamo hacia la corona..?
El no la dejo terminar.
—No puedes estar hablando de verdad.
—Mi padre es el legítimo heredero varón.
—Con el debido respeto, princesa. Es una tontería, si así lo fuera solo sería considerado en la línea de heredar luego de Daeron.
—Son Hightower no Targaryen. Mi padre era el heredero de su hermano, siempre lo fue.
El la miró con cuidado.
—¿Se volverá encontra de su propia esposa? ¿La madre de sus hijos? ¿La mujer que acaba de dar a luz a una niña muerta?
—No creo que desee que Rhaenyra este en su contra. Solo quiere su título. Siempre lo quiso, la ama, si, de alguna forma extraña como solo un Targaryen puede amar a otro, pero Rhaenyra no podrá con esto, no sabe nada sobre la guerra y cuando llegue el momento mi padre tomara el poder.
—Hablas de traición, Alys —el le dijo en voz baja.
—No. Solo hablo con la verdad. Conoces a Rhaenyra.
—Tu la conoces mejor que yo. Antes... cuando hablabas con tu padre insinuando su muerte.. nombraste a Jacaerys. ¿Por qué ahora haz cambiando de parecer cuando antes considerarse la posibilidad de coronarlo?
—Si Jacaerys fuera el Rey mi hermana Baela sería su Reina.
—No te entiendo Alyssa...
—¿Piensas que Jacaerys, que se enfurece con tan solo nombrar su bastardia podría manejar un Reino? ¿Y Baela? Será una gran Reina.. en algún momento pero no ahora, tendrán que escuchar la palabra de mi padre.
Dayne se quedó en silencio.
—¿Y que harás? —el preguntó después de un momento.
—Lo que mi padres me ordené que haga.
El suspiró y luego hizo una mueca que se pareció más a una sonrisa.
—Y yo haré lo que tú me órdenes que haga. Te jure mi espada y mi vida.
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