i. dark sister





capítulo uno
HERMANA OSCURA



...Lady Alyssa Targaryen, hija primogénita del príncipe Daemon, fue adiestrada en el arte de la guerra desde muy pequeña por su propio padre y a los cortos once días de su nombre ya sabía muy bien como asesinar a un hombre de forma lenta y dolorosa.

Archimaestre Gyldayn










Alyssa no era más que la hija bastarda de un segundo hijo, lo que sea que ella quisiera tendría que tomarlo con fuego y sangre, nada le sería heredado de buena voluntad, la realidad, aunque a su padre le disgustara, era que sus hermanas menores estaban por encima de ella en la línea de sucesión.

Un bastardo legitimado... no había bondad en ese hecho menos que un gran apellido, fue un vistazo de lo que podría haber sido su vida, llena de riquezas y gloria, pero no para Alyssa. Desde pequeña supo su destino, tenía la sangre del dragón, pero no fue considerada uno.

Aunque Daemon Targaryen se esforzará por cortarle la lengua a las personas que insultaban a su hija, no había mucho que pudiera hacer más que hacerle respetar su nombre, era bien sabido que los bastardos no heredaban nada más que lo que ellos mismos podían conseguir, podían convertirse en maestres o formar parte de la guardia real con mucho esfuerzo, pero él no había engendrado un hijo. Sino que había tenido una hija, su primogénita, su pequeño dragón no tenía tanta suerte, quizás por eso era la preferida entre sus hijas y se esforzaba por transmitirle todos sus conocimientos.

Alyssa era un alma rebelde, su padre bien lo sabía, lo había heredado de él, pero no había cosa en el mundo que le interesará más que el arte de la guerra y no había nada que a su padre le gustará más que enseñarle a blandir una espada.

—¿El abuelo Baelon te enseño como tu me enseñas a mi, Kepa? —Alyssa le preguntó a su padre, mirándolo con admiración mientras él la apuntaba con hermana oscura.

Si a las personas en Pentos le parecía raro ver a un padre amenazando de muerte a su propia hija con una espada, poco tenían que decir. Ya era una costumbre ver al príncipe Targaryen entrenando a su hija.

Daemon se inclinó un poco, aún sosteniendo su espada con una mano y usando la otra para ayudar a su hija a ponerse de pie. En ese breve descuido Alyssa tomo la espada de la mano de su padre sin importarle cortarse con el filo antes de acomodarla en sus propias manos y apuntar a su padre como el lo había hecho antes.

—Estas muerto, Kepa.

Daemon sonrió con felicidad y empujó la espada con un dedo alejandola de él, antes de adelantarse para desacomodarle el cabello.

—La espada le perteneció a mi padre antes de que me la heredará a mi, la uso para vengar a su hermano. Pero él no me enseñó más que unas cuantas cosas, todo lo demás que se es por mi propio mérito.

Mi propio mérito. Era algo que Daemon solía repetir, quizás queriendo que quedará grado en la cabeza de su hija. Cuando Daemon eran un niño todavía, su tío era el heredero del rey y el no estaba lejos de la posición en la que se encontraba Alyssa ahora, era segundo hijo de un segundo hijo, lo que tenía lo consiguió con mucho esfuerzo, por su propio mérito.. quizás por eso simpatizaba tanto con su hija.

—¿Me la heredarás cuando llegue el momento? —Alyssa preguntó, devolviéndole la espada a su padre— no defraudaré a la Reina Visenya, ni a ti y al abuelo, te lo prometo, Kepa. Te honraré a través de hermana oscura.

—¿Y pensaras en mí cada vez que asesines a un hombre? —Daemon le preguntó con diversión.

Alyssa inclinó la cabeza, pensándolo por un momento. A Daemon le costaba pensar que su hija solo tenía once días de su nombre, se volvía cada vez más grande, y su desesperación por enorgullecerlo crecía cada día más.

—No —ella respondió al fin, alzando sus manos para arreglarse el cabello— sería raro.  Las espadas se forjan con el fuego y se templan con la sangre de los enemigos. Te honraré portando a hermana oscura tan bien como lo haces tu.

Daemon de agachó frente a Alyssa y le acomodo el cabello que se le salía de las trenzas detrás de las orejas.
No había mucho que el pudiera prometerle heredarle a su hija, pero aunque el hijo que estaba esperando su esposa fuera un niño y se convirtiera en un gran guerrero, hermana oscura volvería a ser empleada por las manos de una mujer, lo firmaria con su propia sangre si fuera necesario.

—Hermana oscura esta sedienta de sangre, así que espero que la mimes un poco.

Daemon le tomo la cara con ambas manos y le dio un beso en la frente. Cada día que pasaba era innegable el parecido que Alyssa tenía con su tocaya, pero sus ojos... Cada vez que miraba los ojos dispares de su hija él mismo se via reflejado.

Para solo tener once días de su nombre Alyssa era muy hábil para luchar con una espada y sin ella, se comportaba más como un niño que como una niña, había dejado de lado su título de Lady Alyssa, prefiriendo que la llamaran Alys, decia groserías y su padre era el único capaz de apaciguar su mal carácter. Se enojaba fácil y era muy rencorosa.

—Espero que no estén hablando otra vez sobre decapitaciones —Laena los sorprendió,  acercándose a ellos, con una mano en su estómago hinchado.

Daemon soltó la cara de su hija y le guiño un ojo, haciéndola reír.

—Por supuesto que no —la niña respondió con diversión. Laena le sonrió, no era su hija biológica pero la amaba como si lo fuera— ¿Mis hermanas todavía duermen?

—Aun es muy temprano, Alys. Apenas a comenzado a salir el sol.

—Que perezosas, iré a hacer que levanten el trasero de la cama y...

Daemon la sujetó, evitando que se alejara de ellos.

—Deja a tus hermanas en paz.  ¿Recuerdas que tu y yo tenemos cosas más importantes que hacer?

Los ojos de Alyssa brillaron con emoción.

—¿Nos iremos ahora?

—No con esa suciedad. Ve a darte un baño.

Alyssa bajo la mirada hacia su camisa, se suponía que era blanca, pero estaba sucia con tierra y se pegada a algunos lados de su cuerpo donde había transpirado más.

—Si, Kepa —ella respondió obedientemente, soltandose del agarre de su padre para salir corriendo.

—Alyssa.

—¿Si?

—Sigue practicando la canción.

—Si, Kepa.

Cuando la niña se alejó murmurando en voz baja una canción en Alto Valyrio, Laena se dio vuelta para enfrentarse a su esposo.

—¿No crees que es demasiado pronto?

—Se le fue negado el derecho de un huevo en su cuna. Es tiempo de que reclamé un dragón. Es una Targaryen —él simplemente respondió.

—Pero tu no quieres que reclamé a cualquier dragón —ella lo acusó— ¿Que pasará si Vermithor la rechaza?

—No lo hará.

—¿Y como podrías saberlo?

—La sangre de dragón es espesa.

Laena puso los ojos en blanco.

—¿Y si reclama a otro dragón?

—No lo hará. Vermithor es el indicado para ella.

—Es lo que tú quieres para ella. Sabes muy bien que la conexión entre un dragón y su jinete no se puede forzar...

—¿Que es lo que te molesta, querida esposa? —Daemon le preguntó mirandola con una ceja en alto, era obvio que detrás de su preocupación por Alyssa había algo más. Tampoco quería seguir hablando sobre ese tema con ella porque cada vez que hablaban de Alyssa terminaban envueltos en una gran discusión.

Aunque Daemon apreciaba mucho a Laena, no creía que ella tuviera derecho al decirle como podía educar a su hija, el sabía lo que era mejor para ella. Alyssa era solamente su hija.

Laena suspiró.

—Es Rhaena.

—¿Que tiene?

—No pasas mucho tiempo con ella ni con Baela. Están creciendo Daemon, y no son tontas, tu favoritismo por Alys es muy obvio. Y ahora que tendrá un dragón será la unica de sus hermanas sin uno...

Daemon frunció el ceño.

—Ella también podrá reclamar uno cuando sea más grande.

—Eso es lo de menos...

—Tuvo un huevo en su cuna, Alyssa no tuvo tal privilegio. ¿Crees que ella no lo paso mal viendo a sus hermanas con un huevo propio?

—Sabes que no me refería a eso.

—¿Y a que te refieres, querida esposa? —el sarcasmo en la voz de Daemon era evidente pero antes de que Laena pudiera responderle la voz de Alyssa cantando en Alto Valyrio llego a ellos.

Alyssa estaba vestida con su traje de montar con los colores de su casa, tenía el cabello desordenado y estaba tan mojado que empapaba su ropa. Se había bañado muy rápido.
Estaba tan emocionada por tener su propio dragón que ni siquiera había dejado que le trenzaran el cabello como usualmente le gustaba llevarlo.

—¿Y Caraxes? ¿Que esperas? —ella le preguntó a su padre con impaciencia cuando llego a su lado— al ritmo en el que vamos, hasta la vieja de Vhagar llegara a Rocadragón antes que nosotros.

—Alyssa...

—Lo siento, Laena —la niña dijo, sonriendole a la mujer de forma pícara— sabes que respeto mucho a esa vieja, fue el dragón de Visenya y de mi abuelo antes.

—Vamos —Daemon dijo con diversión, poniendo las manos en el hombro de su hija para obligarla a caminar.

Cuando llegaron hasta donde descansaba Caraxes, Alyssa se alejó de su padre y se acercó corriendo al dragón.
El Anfíptero de Sangre había llevado en su lomo a la niña muchísimas veces, por lo que estaba acostumbrado a su presencia y disfrutaba particularmente de los mimos que Alyssa le daba.

Daemon ayudo a su hija a subir a lomos de su dragón antes de el mismo subir.

—¿Lista? —le preguntó.

—Más que nunca.

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