Capítulo 6
Ian
Llevo caminando de un lado a otro en medio del comedor con Odie, mi perrito persiguiéndome sin saber que su dueño está teniendo una crisis de ansiedad. Le escucho ladrarme, pero mi atención solo está enfocada en la bandeja de entrada de los correos en la espera de una bendita respuesta.
También puedo sentir un par de ojos esmeraldas taladrándome la nuca.
—Diría que te calmes, pero aumentaría tu nivel de ansiedad y cuando sucede te pones más insoportable —comenta Aníbal con voz en calma —lo único que puedo pedirte es que te sientes para que no marees más al perro.
—Huy, decirlo es fácil para ti, ¡tú no has mandado un manuscrito! —me sobresalto.
Las facciones del pelirrojo se contraen y me llevo una mano al cabello.
—Lo siento, no quise gritarte.
—Nah, me da igual.
Sigue acariciando al ave que tiene sobre su regazo, miro a ambos lados y me pregunto si es normal adoptar a un cuervo como mascota.
—¿No crees que debería estar en su hábitat natural?
—Oye, no lo ofendas, Donatello te entiende.
Oh, hasta ya le ha asignado un nombre. Creo que lo botaron de chiquito. Blanqueo los ojos y regreso a la laptop donde sigo refrescando la página, ya perdí la cuenta de las veces que me rechazaron de las editoriales, estoy a punto de soltar la toalla y darme por vencido.
—Es de la calle.
—Donde vas a acabar si sigues insistiendo —me muestra el dedo de en medio —. ¿Aún nada?
—No. Creo que no quedé seleccionado.
Suspiro hondo y me tumbo el sofá donde Odie aprovecha para trepar y acostarse sobre mi pecho.
—Ellos se lo pierden y no lo digo porque eres mi mejor amigo, esa historia en serio me ha gustado y ni que decir cuando la prueba de fuego, fue mi hermana que le dio el visto bueno.
Dio más que un vistazo.
Se leyó el borrador completo.
No tardo en encerrarme en mi habitación llevando conmigo la laptop asentándolo en el escritorio. Cojo el celular para buscar entre mis contactos a la pelirroja, me asombro al ver que no le he contestado.
Heidi
¿Hooooola?
¿Estás ocupado?
Uh, creo que sí, luego te escribo.
¿Y ahora?
TuT
Como sea, he obtenido buenas notas, ¿sabes que significa? Que el fin de semana pueda que viaje a Berlín para quedarme con ustedes y aprovechar a ver el campus.
Ya quiero vivir ahí.
Te quiero, chao.
Le sonrío a la pantalla como bobo. Es sorprendente el tiempo que llevamos juntos, ahora ya no viajo constantemente a Múnich, sin embargo, los mensajes, videollamadas y cartas no faltan entre nosotros. Me gusta sorprenderla con mi creatividad enviándole varias fotos dentro de los sobres.
Ian
Perdón por no a ver visto tus mensajes.
Sigo sin obtener respuesta de la editorial.
Me alegra mucho saber que saques buenas notas, eres un genio, que Einstein te tendría envidia. :D
Si vienes, ofrezco mi habitación para que pases la noche. Te quiero.
Enseguida los mensajes se marcan como leídos y comienza a escribir.
Heidi
Tentador.
¿Cómo que no te han contestado? AAAAAAH, QUE ME VA A DAR ALGO.
Pero si dijeron que hoy debían darte respuestas.
Ian
Ya no le seguiré dando vueltas al asunto, ¿cómo estás? ¿Qué haces?
Heidi
Probándome ropa que tenía arrumbado en el armario. Ya es momento de donar lo que no me queda. Adiós pijamas que me gustaban. :c
Al segundo, me envía una foto, se ve borrosa al estar cargando, espero unos segundos y me atraganto con mi saliva al ver que está en ropa interior, tengo que pegarme con el puño sobre el pecho para reaccionar.
Heidi luce una lencería demasiado sexy para esta humanidad, es de color amarillo que sobresalta su piel blanquecina llena de pecas rojizas, sus pechos se amoldan al sostén en una fina tela con tirantes. Su cabello cae en cascadas sobre sus hombros. Mantiene las piernas cruzadas y desnudas. La foto es de cuerpo completo tumbada en la cama.
Oh, por el Talismán de los cuervos.
Ian
Yo me he lanzado a ti y sin paracaídas. Voy a llorar por lo sexy que eres. :c
Ya hasta te tengo envidia de lo bien que te queda. ¿Sabes que me dan ganas?
Heidi
¿De tenerme a tu lado? Lo sé, lo sé, soy lo mejor de tu vida, no me halagues mucho que me sonrojo, corazón.
Ian
Con el debido respeto, yo estaba por decirte que me encargaría de quitarte cada prenda mientras mis manos hacen su trabajo justo como te gustaría.
Suelto una risita al ver los emoticones que me envía de sorpresa.
De la relación, ella es la más pícara y ya es tiempo de robarle ese puesto. Abandono el chat para marcarle, escucho su grito del otro lado de la bocina preguntando si hablo en serio, me quedo en silencio y me exige que hable.
—¡No me dejes así Ian Phillip! —por lo que escucho de fondo está pegando de brincos sobre la cama —es de mal gusto quedarte en silencio, dime, ¿en serio lo harías?
Presiono los parpados dejando escapar una exhalada.
—Sí, Heidi.
—¡Oh, por los saltamontes! Tú estás... aaaaah, no encuentro alguna palabra en específico, yo también quiero tocarte y probarte.
—Nos estamos poniendo intensos.
—Bah, como si no te imaginaras teniéndome entre tus...
—Okeeeeeeey, cariño, ya entendí —. Heidi sigue con la tortura.
—Mientras me tomas del cabello con fuerza —sisea —y te escucho gemir, mmm.
Me estampo una mano sobre el rostro al reírme. La Heidi de 18 años sí que va con todo. Cuanto la amo por no ocultarse.
—Vaya imaginación, estoy seguro que será así, pero antes yo seré quien te pruebe.
—Y claro que quiero —comienza a reírse —vale, ¿ya volviste a ver el correo?
Ya hasta lo había olvidado. Me levanto de la cama para acercarme al escritorio, refresco la bandeja de mensajes y en cuento se actualiza, por poco se me escapa el celular de las manos. Doy clic al correo, leo con rapidez cada palabra y me quedó sin aliento.
—¿Ian?
—Heidi... yo... he... no sé como decirlo.
—Ya estoy sudando frío.
—Me han aceptado el manuscrito, joder.
—¡Felicidadeeees, cariñooo!
Pego un salto al escuchar su grito, igual lo hago y enseguida la puerta se abre dejando ver a otro pelirrojo con la expresión de espanto.
—¡¿Por qué gritas?!
—¡Me aceptaron el manuscrito!
—¡No bromees, cabrón!
—¡No lo hagooooo!
Holiis, solo quiero avisarles que arrojé una sorpresa en Instagram con respecto a Los cuervos también se enamoran y los extras. ♥️🥺
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