Capítulo 5: Artemisa
Luego de recuperar sus recuerdos Artemisa no había tenido los mejores días de su vida.
En primer lugar descubrir que su hermano la había manipulado para matar a su mejor amigo cuando eran dioses le chocó demasiado, y más que el recuerdo fue el hecho de que -en esa vida- se vio capaz de volver a hacerlo a conciencia por Apolo, porque su hermano siempre estaba antes que todos, incluso de ella misma y no pudo con eso, fue por ello que se alejó y empezó lanzar veneno a diestra y siniestra.
Por otro lado, estaba su orgullo herido de que Athenea, Hera y Afrodita no la hubieran dejado lidiar con Calisto y Aura. Ellas eran su responsabilidad, la oportunidad de enmendar sus errores y se la quitaron sin pensarlo al asesinarlas.
Hefesto se lo había dicho antes, que no estaba haciendo las cosas bien y lo sabía, pero cuando intento arreglarlo escuchó a Antonella hablar de una manera muy sospechosa por teléfono, cosa a la que no le hubiera tomado atención sino hubiera mencionado a su hermano, y fue cuando decidió ser la orgullosa resentida por la que todo el mundo la tomaba para averiguar que pasaba y para ella eso estaba bien, mientras su hermano estuviera protegido estaba bien. O al menos hasta que todo se le escapó.
Ir al velorio de Acetes fue una muestra de respeto por su parte a un héroe caído, porque para ella, el chico calificaba como un héroe; sin embargo, no espero encontrarse con cierta pelirroja que rechazó sus disculpas.
¿Dolía? Claro que sí, a su orgullo le ardía, pero no podía hacer nada más que observar como terminaría aquello.
Artemisa fue dolorosamente consiente cuando Dionisio se acercó a Afrodita y Hefesto giro su mirada hacia ella. Su amigo podía negarlo todo lo que quisiera, pero aún amaba a la chica; sin embargo, él no se perdonaba ni pedía perdón por su pasado, solo quería seguir y olvidar que todo alguna vez pasó.
Como si fuera tan fácil.
—Arreglaré esto, haré que Orión...
El nombre de su ex mejor amigo atrajo su atención a la conversación que había estado tratado de ignorar.
—¿Orión? ¿Te estas escuchando Afrodita? ¿En serio crees que él moverá un dedo por ti? —le preguntó Dionisio a la pelirroja y aunque se quedó en silencio ella si se creía que Orión sería capaz de lo que sea por Afrodita si se hubiera ganado su cariño.
Él estuvo dispuesto a mucho por ella en su momento.
—... Salte de ese maldito grupo.
—No puedo.
—No quieres —le contradijo Dionisio.
—Haré que Penteón, pagué lo que hizo, porque lo creas o no, no estaba en nuestros planes ir detrás de ti —le dijo Afrodita convencida de sus palabras.
Artemisa sabía que ella era la lider de las eris; sin embargo, estaba segura que su poder estaba mucho más alla.
—Lo quiero. Quiero ser yo quien lo haga pagar. Quiero que me lo entregues —la exigencia de Dionisio atrajo la atención de todos, incluso de Hefesto que se mantuvo en silencio a su lado hasta ese momento.
—Esto no va a acabar bien —le murmuró su amigo y ella asintió. Nada podía salir bien si tenían que mezclarse con el enemigo.
—Dionisio...
—Entregármelo, Afrodita —la pelirroja empezó a negar, pero antes de que pudiera decir algo más otra voz se escuchó respondiendo en su lugar.
—Estas de suerte querido primo —dijo alguien que apareció a las espaldas de Afrodita que se giró asustada siendo respaldada inmediatamente por las eris.
Lo siguiente que paso tu por puro acto reflejo.
Dando un paso al frente se preparó para una posible lucha con sus cazadoras flanqueándola por todos lados y protegiendo a Hefesto que aunque le molestara no podía pelear sin revelar su secreto.
—Vaya, no pensé que iba a lograr tan bonita reunión familiar —la sonrisa de satisfacción del otro molestó Artemisa.
¿Es que ese idiota se creía mucho? Tal parecía que si y que olvidaba el poder que ellos tenían, por suerte para él Afrodita lo detuvo.
—Vaya, vaya ¿Aún preocupándote por enemigo? Eso no es muy digno de ti Afrodita —le dijo a la pelirroja que no le respondió, por lo que el recién llegado fijó su mirada en Dionisio— Entonces ¿Si me recuerdas, primito?
—Penteón.
Artemisa busco en sus recuerdos hasta dar con el nombre de aquel hombre, le costo un poco, pero al final lo hizo y supo que él era el loco familiar que traicionó a Dionisio cuando fue un dios.
—Vaya, entonces si me recuerdas primito —le dijo el chico frente a él burlonamente llevándose una mano al pecho— No sabes cuan halagado me siento de que lo hagas, así será mucho más satisfactoria mi venganza.
—Tu estúpida venganza no es nada más que el capricho de un niño que no obtuvo lo que quiso —señaló Afrodita—, y no es nada más que el orgullo herido de un joven que quiso ser líder y nadie confió en él para esa tarea —metió aún más cizaña.
Artemisa se fijo en la cara del joven y lo analizó despues de esas palabras.
Líder. Si Penteon deseaba ser el lider de ese bando quería decir que el puesto de Orión era el que estaba en lucha y Penteon estaba tratando de demostrar que era la mejor opción.
—... Eres tan lamentable.
—Yo logré lo que ninguno de ustedes hizo —le señaló Penteon a Afrodita como si estuviera satisfecho— Logré desestabilizar a un Olímpico, le quite lo que más quería.
—Estas muerto —gruño Dionisio queriendo acercarse; sin embargo, fue detenido por Ariadna que estaba a su lado y muy cerca de ella Hades con Athenea.
Un dúo que ella no quería ver junto por nada del mundo.
Había fallado en muchas cosas, pero no le fallaría a Hefesto preotegiéndolo del desastre y peligro que significaba ser parte del grupo de Athenea.
—No lo hagas —le pidió la chica aferrándose a Dionisio— Solo te esta provocando.
<<Que novedad>>, pensó.
Eso era lo más obvio; sin emabrgo, dudaba mucho que fuera el motivo por el que Penteon hubiera aparecido ahí.
—Por su puesto, sin olvidar el intento de Medusa y Lidia por matar a la madre de Athenea y a ella en el camino —continuó diciendo el asesino de Acetes— Eso su fue lamentable, ya que fueron ellas las que murieron ¿O no? —preguntó mirando a Athenea que le dio una mirada indiferente— ¿No vas a tomar crédito por sus muertes? Pensé que estarías orgullosa por ello.
La risa que soltó después de ese comentario fue tan maníaca que parecía como si le faltara un tornillo.
—Que mal, estoy segura que tu parte divina se retuerce de no tomar el crédito de lo que haces —dijo antes de mirar más allá de Athenea— Tú sabes de eso mejor que nadie ¿Verdad, Hera? ¿Hades?
Empezó a querer acercarse hacia ellos, pero un par de sus cazadoras y un escorpión lo detuvieron amenazándolo con sus armas, a pesar de ser de bandos contrarios, por lo que solo levanto las manos y volvió a su lugar.
—Deberían estar orgullosas de lo que han hecho, deberían decirles a todos lo que hicieron —espetó el otro— Lo hicieron en el pasado con todas las mierdas que nos hicieron a nosotros los humanos, háganlo ahora ¡Tomen el crédito y no sé queden callados! —gritó.
—Así como esperas que ellos tomen el crédito, no dudo en que tú harás lo mismo para responsabilizarte del desastre que haz hecho —dijo una voz que ella reconoció a la perfección.
Orión.
Sus cazadoras se acercaron más a ella mientras lanzaban dagas con sus miradas al chico que alguna vez considero su mejor amigo.
—Eres tan imbécil que crees que por matar a alguien especial para un olímpico lograste algo —continuó— Mataste a ese pobre imbécil por nada —gruñó el Orión acercándose a Panteón y tomándolo por el cuello retándolo antes de girarlo hacia ellos— Mira bien y dime lo qué ves.
Artemisa jamás lo había visto así, siendo un matón, ni siquiera cuando se enfrentaron Orión tenía la mirada asesina que mostraba en ese momento.
—Dime lo qué ves —volvió a ordenarle.
Penteon miró primero a su ex mejor amigo antes de posar su mirada en cada uno de ellos y abrir los ojos sorprendidos, hecho que no paso desapercibido Orión que lo tiró al suelo.
—No eres más que un peón —le dijo— Ya viste lo que provocaste —agregó poniéndose a su altura —Ahora dime ¿Tomarás el crédito por ello?
Silencio.
—Te hice una pregunta.
Más silencio.
—Cobarde —sentenció poniéndose de pie y mirando a los chicos que habían llegado con Penteon— ¿Deberé ocuparme de ustedes también? —preguntó y como si fueran una sola mente todos se inclinaron ante él— Idiotas, váyanse y déjenme solucionar esto —ordenó y todos hicieron caso e incluso sin necesidad de que el chico lo dijera se llevaron a Penteon.
Mirándolos a ellos se acercó con confianza y ni quiera las armas de sus cazadoras, que parecían ser las únicas dispuestas a dispararle lo detuvieron; ya que, la gente de Hades y la misma Athenea habían bajado sus armas.
Idiotas.
—No des un paso más —amenazó Alessandra y el chico la miró como si no fuera más que una simple mosca molesta antes de mirarla.
—¿Dejarás que me hagan daño? —le preguntó y le jodió que le hiciera esa pregunta.
Él la conocía muy bien y sabía que le afectaba el pasado y sabía de lo que era capaz por eso mismo la presionaba, jodiendo su mente para desestabilizarla.
—¡A mi hermana no le hables, estúpido! —gritó Apolo desde donde estaba queriendo ir hacia ella que lo detuvo con una mirada.
—No te metas donde no te llaman —le gruñó.
Apolo no entendía que ella no necesitaba que lo defienda. Nunca. No era ella quien necesitaba protección, después de todo.
—Pero...
—Deja de ser un mocoso, Apolo. No te necesito ahora y nunca lo hice antes, no te metas en lo que no te concierne —soltó sin pensar muy bien en sus palabras hasta que escuchó un jadeo colectivo.
La había vuelto a joder.
Maldita ella y su impulsividad.
—¡Artemisa! —le gritó Dionisio llamando su atención.
—Estoy apoyándote, no te metas —le señaló, porque esta no era su lucha; sin embargo, estaba dispuesta a darle el apoyo que necesitaba.
—Yo tampoco te pedí que te metieras en mis asuntos —le respondió Dionisio— Nunca lo hice antes y menos ahora —continuó lanzando las mismas palabras que le había dicho a Apolo hace unos instantes— Tengo quienes me protejan, no te necesito.
La ira se acumulo en su sistema y estaba punto de responderle de no ser por Hefesto.
—Artemisa no, por favor, no lo hagas —le pidió su amigo— Piensa que si hay una lucha acá tu hermano puede salir herido —agregó muy bajito solo para que ella lo escuchará.
—Recuerda tus palabras —le advirtió a Dionisio.
No es que lo fuera a abandonar, pero tenía su orgullo y los problemas que tuviera con Apolo no involucraban a nadie más que ellos.
—Recuerda las tuyas —le respondió Dionisio cuando se giró en dirección a la camioneta en la que había llegado con algunas cazadoras y la ira bullendo dentro de ella.
***
Y VOLVI A ACTUALIZAR UN MIERCOLES !!! 😅😅😅
Un milagro entre tantos xd
Esto es sólo un poco de lo que veremos e iremos descubriendo de Artemisa en este libro. Hay muchas cosas más que faltan por mostrar.
Espero les haya gustado el cap.
LOS quiero.
Au revoir!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top