Un juguete nuevo
Este relato cuenta la historia de Clara, una bruja poderosa que anhelaba más que nada su libertad. Sin embargo, después de años atrapada en el cuerpo de una princesa a causa de un conjuro malvado, Clara pudo encontrar la manera de usar la apariencia de la princesa para obtener lo que quería. Durante su búsqueda de la libertad, se encontró con un niño llamado Tom, al que le pidió que encontrara una muñeca que rompiese su conjuro malvado.
- Hola, necesito que me ayudes. En el castillo hay una muñeca que yo deseo más que cualquier otra cosa, es una muñeca que puede romper un conjuro malvado que un brujo me hizo desde hace años. Si la traes para mí, te concederé dos deseos.
¿Una muñeca? Pensó Tom ¿Qué tipo de hechizo puede haber en ella? Pero si la princesa está dispuesta a concederme dos deseos, vale la pena intentarlo.
- ¿Y si no la encuentro? ¿Aún tendré mis deseos? - Preguntó Tom a la bruja.
- Claro que sí, incluso si no encuentras la muñeca, tendrás un deseo por intentarlo, pero si la encuentras, tendrás dos, agregó. Tom pensó por un momento antes de responder.
- Está bien, estoy preparado para hacerlo ¿Pero cómo debo buscar la muñeca en el castillo? ¿Y cómo sabré cuál es la que necesitas?
En el rostro de la bruja que parecía una hermosa princesa, se dibujó una sonrisa maliciosa.
- No te preocupes por eso. Solo mira en todas partes y la encontrarás, pero es muy probable que se encuentre en una caja de cristal. No hay mucho tiempo antes de que el hechizo sea permanente. - Le mintió la bruja para que Tom saliera en busca de la muñeca en cuanto antes.
Tom sintió una punzada de ansiedad, sin embargo, no podía dejar de pensar en sus dos deseos.
- Bueno, si estás tan segura de que puedo encontrar la muñeca, entonces estoy listo para empezar. - Dijo Tom, con una mezcla de emoción y nerviosismo.
Tom comenzó a seguir el camino de piedras que llevaba hacia el castillo, pero antes la bruja le preguntó:
- ¿Cuáles son tus dos deseos?
Tom la miró confuso, al parecer ella estaba seguro de que él encontraría la muñeca. - Siempre he deseado poder comer muchos dulces sin que mis padres me regañen, y también he deseado saber que se siente al montar en caballo - Dijo Tom y echó a andar sin más demora.
En su camino hacia el castillo, encontró un charco lleno de dulces. El charco de dulces se veía tan dulce y atractivo que Tom tuvo que dejar de caminar para tener un momento y mirar al charco. En el charco se podía ver todos los tipos de caramelos, chocolatinas, dulces y galletas que un niño puede imaginar, lo que hizo que su corazón latiera de una manera extraña de la emoción. Tom se acercó aún más al charco de dulces que parecía interminable y comenzó a comer hasta que sintió que iba a explotar. Cuando estuvo demasiado satisfecho recordó que tenía que conseguir la muñeca para la princesa, así que se puso en pie y siguió rumbo al castillo.
Afortunadamente, por el camino encontró... ¿A un caballo? Al parecer sus deseos se estaban cumpliendo antes de lo esperado. Era un caballo solitario, abandonado en el bosque, de color marrón oscuro, con patas cortas y un cuerpo grande. Tenía un rostro grande, redondo y con los ojos oscuros. Sus orejas eran largas y se movían constantemente, como si estuvieran escuchando cualquier pequeña cosa que ocurriera a su alrededor. Tom se acercó al caballo y le habló con dulzura. Al escuchar la voz de Tom, el caballo levantó la cabeza y miró en su dirección. En un primer momento, el caballo pareció un poco asustado, pero Tom fue capaz de tranquilizarlo y ganarse su confianza. Tom acariciaba al caballo y le hablaba con palabras cariñosas. El caballo pareció sentir la dulzura en las palabras de Tom y se relajó gradualmente. Después de unos minutos, Tom se sentó en su lomo. El caballo, a pesar de haber sido abandonado, pareció entender la intención de Tom y se dejó cabalgar sin resistirse. Cabalgaron juntos a través del bosque, y Tom se sintió en paz y feliz por la experiencia que estaba viviendo, y así fue como finalmente llegó al castillo.
El castillo era una fortaleza imponente y oscura. La estructura era de piedra oscura, con ventanas angostas y torres de guardias en cada esquina. Desde el exterior, el castillo parecía frágil e inanimado, pero Tom pudo sentir una presencia misteriosa viniendo del interior. Tom entró al castillo y se encontraba en una habitación. Estaba llena de muñecas de trapo, peluches y payasos de plástico. Había docenas de muñecas de trapo, de todas las formas y tamaños, esparcidas por la habitación. Los peluches estaban en el suelo, apilados uno encima del otro, mientras que los payasos de plástico estaban tirados en una esquina. En el fondo de la habitación, había una muñeca en una caja de cristal. Era la muñeca que la bruja enmascarada le había pedido a Tom que le llevara. Era una muñeca de porcelana, con una cara pálida y delicada, y el pelo largo y rubio. Estaba vestida con un vestido largo y blanco, y su mano izquierda sostenía un ramo de flores. Mientras se acercaba a la muñeca Tom tenía una sensación extraña, como si todos aquellos juguetes lo estuvieran observando. Tom abrió la caja de cristal y tomó la muñeca, al instante sintió una voz muy cerca de su oído. - Gracias por mi muñeca. - Se volteó y vió a la princesa de antes (la bruja), pero esta vez su rostro parecía más grotesco.
Tom echó a correr para salir de ese lugar, la bruja hizo un gran gesto con su mano derecha, y se oyó una serie de palabras extrañas en una lengua que Tom no había oído antes. Inmediatamente después de que la bruja terminara de hablar, Tom pudo sentir como su cuerpo cambiaba. El cuerpo de Tom comenzó a transformarse y contorsionarse. Sus pies y sus manos perdían movilidad porque se estaban volviendo de madera, una madera oscura casi negra. El centro de su espalda se hundía formando un hueco, Tom quiso gritar y abrió la boca para hacerlo, pero en su lugar solo salió un mudo silencio que hizo que las comisuras de sus labios se rajaran hasta su mandíbula. La bruja no podía evitar sonreír mientras miraba aquella transformación.
- Ahora serás mi pequeño ventrílocuo. Tendrás que hacer lo que te diga y gracias a mi magia serás incapaz de oponerte. - Con una malvada voz exclamó. - ¡Serás un juguete más de mi propiedad! ¡Eres un perdedor, y nunca volverás a ser libre! ¡Serás mi muñeco de ventrílocuo para siempre!
Antes de perder completamente la vista, ya que sus ojos se estaban volviendo de cristal Tom pudo ver cómo la bruja disfrazada de princesa con aquel perturbador rostro tomaba su muñeca del suelo y la colocaba nuevamente en la caja de cristal.
Con el paso de los días Tom se sintió muy solo en el castillo, como si estuviera fuera de lugar. A pesar de estar rodeado de juguetes de todo tipo, él se sintió como un extraño entre ellos. Se preguntó si alguien lo extrañaría, o si alguna vez habría alguien que lo buscara. Pero esas preguntas no hacían más que profundizar su emoción de soledad y desesperación. Una sensación de abandono y tristeza se apoderó de él, y Tom empezó a preguntarse si los otros juguetes de aquel lugar eran también chicos y chicas que la bruja había transformado.
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¡Saludos, apasionados de la lectura! Espero que hayan disfrutado de esta historia tanto como yo disfruté escribiéndola. Si les ha gustado, no olviden compartir sus pensamientos y votos en los comentarios. ¡Estoy ansioso por conocer su opinión!
¿Cómo crees que habría sido la historia si Tom no hubiera aceptado el trato?
¿Qué opinas del final de la historia?
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