-Capítulos tres-

CAPÍTULO TRES: GUÍA

El joven heredero no sabía a donde iba con esa joven. De cabellos negros que se veían sueltos debajo de esa gran capa que tapaba su cuerpo y mitad de su rostro. Solo mostrando los labios de donde hablaba, habladurías fluidas y extrañas.

El príncipe intentaba entenderla y de las miles de palabras que salían de esos labios entendía solo una, como cuando se escapó. Del gran discurso solo entendió que esa mujer lo ayudo a escapar.

¿Pero de que se preguntaran?

Escapar de una vida controlada por mano de hierro y sin opinión, hasta un esclavo tendría compasión de un príncipe maldito. Una máquina que ocupa el rey ocupando el nombre de heredero en ella.

La joven le miraba y es como si pensara en cómo decirle algo y así ocurrió cuando llegaron a un pequeño lago, la primera vez que Shouto veía una agua tan limpia y reluciente en una noche brillante como esa y seguro no es la última vez que la vea. Eso se aseguró el Todoroki menor por las hermosas vistas que el lugar daba.

-Flores de Sakura, denominación de una esclava de las palabras- Dijo mientras se quitaba su gorro dejando a la vista sus oscuros ojos.

-¿Flores de Sakuras?- La chica hizo un asentimiento- ¿No puedes escribir lo que dices en verdad?- Intento buscar una solución a ese problema de comunicación.

-Dueño de todo tuviste que ser, todo en bandeja de oro y plata tuviste y nunca te quejaste y ahora que es de madera no paras de tirar los palos donde nadie quiere saber- Suspiro agotada, ese chico que debe ser su salvación la estaba volviendo loca.

Desesperación sentían al no poder comunicarse, el príncipe por alguna extraña razón entendió esas palabras, todo tuvo y ahora que no sabe que tiene y que debe hacer para vivir se desespera y busca lo fácil.

Siempre le dieron el camino fácil de un hechizado y eso lo sabía. Se contaba que algunos morían y otros eran desterrados de sus tierras, riquezas, cargos y memorias. Todo, todo se le era arrebatado por simple gente que maldice a una por desacuerdos de la vida que siendo un simple hechizado era como perderla y dejar de ser lo que era para saber que su categoría era peor que la de un esclavo.

Tuvo la peor vida de un príncipe, pero la mejor de un hechizado ¿Dónde se encontraba la lógica a ello?

Nadie hará nada por él, pero todos le juzgaran.

Nada bueno, pero todo el odio, desprecio, golpes, gritos, insultos, escobazos, lesiones, todo tipo de agresión será como el pan de cada día.

Él se quejaba de no ver el más haya que ese castillo lleno de leyes, pero mientras no era juzgado porque nadie sabía de su poder aún tenía algo que marcaba su vida.

Su familia, la familia real, la demostración de la perfección llena de mentiras.

-Lo sé, pero tu lenguaje me complica entenderte, las flores de sakuras significan dulzura e inocencia y los recuerdos del pasado y atesorar de la vida, pero es obvio que eso no me quieres decir- Informo como si libro se tratase, sabia esos significados por sus días de aburrimiento. Esos días donde su padre se iba de viaje y su vida se volvía un encierro en si habitación y el castillo, los libros lo acompaño hasta que se leyó todos los que tenía a su disposición.

-Casi le achuntas príncipe- Una voz se unió a la pequeña conversación, tomando en alerta al príncipe.

-¿Quien eres?- Pregunto rápidamente, grande fue su sorpresa al sentir la presencia de alguien más en los árboles.

-Soy una simple joven guía- Eso le sorprendió- Noto lo perdido que estas y como es mi deber te daré unas pistas- Se escucho un bufido de parte de su acompañante ante esas palabras - La joven que está a su lado es Yaoyorozu Momo, heredera de unas tierras por el este. No son de tu interés así que tranquilo-.

Un ruido de ramas fue lo escucho y después un golpe sobre su cabeza por detrás, al darse la vuelta vio una joven de cabellos naranjas y sus ojos igual color que su vestimenta verde agua. Ella solo rio ante la poca acción del príncipe y después ver a Momo, la encapuchada.

-Tranquila, hice lo que me pediste. Nadie te conoce por estas tierras así que salvo estas- Hablo hacia la joven que se soltó la capucha para suspirar en forma de relajarse.

-Las sorpresas de las oportunidades son como sopa en día de lluvia- El príncipe no entendió eso, pero a los segundos la nueva joven le tradujo lo que dijo la pelinegra.

-Entendido, pero como logras entenderle- Pregunto.

-"Creída de no ayudar, ahora no podrás negar. Sabrás todo y si no la desesperación de la muerte te obligara" Esa es mi maldición, soy una hechizada que guía a cambio de nada que no sea seguir viva- Eso sorprendió al Todoroki de apenas diecisiete años.

-Espera, ¿eso quiere decir que haces esto para seguir viva?- Un asentimiento en respuesta - ¿Un brujo lo hizo en venganza?- Y otro asentimiento- ¿Enserio no puedes negarte a nada?- Y la respuesta que espero recibió.

La joven que solo se presentó como una simple guía es también una hechizada. Una que tal vez le ayude en quitarse esa maldición y crear un nuevo gobierno.

Uno donde quitara todas las barbaridades de su padre.

-¿Donde debo ir para librarme de?- pero no logro terminar esa frase al sentir una mano sobre su boca.

-No la formules por favor, eso no lo sé yo. No sé cuál es tu maldición, sé que lo estas y por ello Momo te busco, pero específicamente no lo sé, pero tengo unas posibles elecciones para saber quién puede tener al menos una pisca de información- Eso llamo la atención del traidor a la corona.

-Las estrellas nos miran y murmuran, son parlanchinas, pero el sol no. Nos cuida y ama- Eso desloco de nuevo a Shouto.

-Creo que deberías aprender el idioma de Momo si seguiremos siendo un equipo- El bicolor asintió - Momo se refiere que es tarde y mejor sigamos cuando el sol salga-.

Todoroki solo pudo asentir y buscar un lugar cómodo cerca del lago donde se encontraban, la guía estaba acostándose en una fuerte rama del árbol más cercano a Momo mientras ella se acurrucaba con su negra capucha.

Todoroki se quedó mirando su reflejo donde veía su rostro de forma directa y esa cicatriz atormentándole la vista. Suspiro y se acostó en la orilla mientras jugaba con su mano izquierda con la superficie del agua creando ondas hasta quedarse dormido en su totalidad. 

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