-Capítulo cuatro-

CAPÍTULO CUATRO: LABIOS ROJOS.

Los rayos de sol pueden ser el enemigo de alguien que durmió pocas horas y por esa razón Shouto no pudo evitar soltar una maldición al sentir que era asado por la fuente de calor que apunto todo su cuerpo.

Miro de nuevo su reflejo, esta vez tenía el cabello desordenado y sus ropas algo sucias, no sabía si alegrarse de haber elegido las ropas más cómodas y sencillas que tenía en su armario o molestarse por lo sucias que se encontraban ahora.

Miro a donde durmió Momo y noto que ella seguía en el mundo de los sueños, ella su eligió un buen lugar para no ser atacada apenas saliera el sol.

Aunque como era temporada de otoño pasando a invierno amanecía más tarde de lo normal y debía despertar a la joven porque si no se acostumbrara a descansar más de la cuenta.

Levántate — Dijo de forma alta al estar al frente de ella y para su sorpresa despertó enseguida.

Totalmente opuesta a él ya que las sirvientas debían mojar su cara con agua la mayoría de veces para apenas abrir sus ojos bicolores.

¿Perdimos una naranja?— Tal vez no fue buena idea despertar primero a Momo sin la traductora de su nueva compañera, ahora que lo pensaba.

¿Donde esta ella?— Porque no la veía en la rama donde la vio dormirse la noche pasado.

Lo que dice los loros son como lluvia después de bañarse— No entendió nada, pero al ver la cara de la chica supuso que está de nuevo con su ironía a su persona por no entenderle.

Recuerda que no te entiendo, no te quejes — Dijo lo obvio mientras la miraba a los ojos y ella solo soltaba un suspiro.

De fondo una risa saco a los compañeros de su iniciada pelea que no logro a desarrollarse como una. Por ello Todoroki no sabía si denominar eso una discusión.

Siento que ustedes dos en un futuro se llevaran de maravilla— Eso descoloco al príncipe para mirar de forma rara a Kendo —Mientras dormían como las princesas que son logre traer algunas cosas para ayudarlos—.

De su bolso saco un mapa bien enrollado y comida. El olor fue hipnotizante para los estómagos de los que recién despertados.

Coman tranquilos yo ya comí— Sonrió junto a un sonrojo mientras posaba su mano en su mejilla derecha y con más atención se notó algo rojo en ella.

¿Porque tienes la marca de unos labios en tu mejilla?— Eso solo provoco nervios en la joven que fue al lago para quitárselo.

-No sé de qué habla, Todoroki- Volvió a donde estaba para sacar de su bolso esta vez un pañuelo y secar su mojada mejilla - Ya, a lo que venía a avisar es sobre este mapa-.

Lo desplegó en el suelo de forma cuidadosa para que no se ensuciara, lo llamativo de ese mapa que el príncipe se sabía de memoria era ver unos círculos y escritos en distintos puntos del mapa, al principio pensó que es donde se ubicaban las ciudades importantes, pero noto que una estaba en el mundo del más haya, eso fue suficiente para que Todoroki no tocara su comida y comenzara a preguntar.

-¿Que son estos círculos amarillos?-

-Muy fácil mi príncipe, son la ubicación de todos los hechizados que conozco o se rumorea, por eso algunos tienen signos de interrogación- Eso era verdad ya que uno de ellos estaba justo en la ubicación del castillo - Ahora que sabemos que, si lo eres, se eliminan- Y saco un lápiz del ya característico color.

-No me llames príncipe, ya no lo soy- Pidió a la chica que lo miro de forma analizadora.

-Entendido ¿Que tal traidor?- Sonrió de forma graciosa- Es broma, lo sé. Fue muy pesada- Suspiro frustrada.

Se quedo en silencio para analizar más el mapa. Intento ubicar su posición actual y al suponer donde estaba noto que había dos círculos amarillos demasiado cerca de donde estaban, al igual que uno morado y otro rosado.

- Se que preguntaras, los rosados son los magos que no son nómadas para mi suerte, en cambio el morado es una de las puertas hacia en oráculo, seguro lo conoces- Obviamente, al nacer un príncipe o futuro líder el oráculo en forma de paz va y les da una pista del futuro.

-La ansiedad de beber del suceso me deja ida- La voz de Momo de nuevo vino a hacer estragos en su mente, iba a preguntar a que se refería, pero al ver la mano de la chica sobre el circulo morado supuso la pregunta.

-Rosas rojas, sangre, rubíes, fuego y tu corazón. El príncipe rojo brillara si cambia de color- Recordó las palabras del oráculo gracias a su madre y cuando cumplido los cinco años le contó.

Recordó cuando su madre intentaba animarle a buscar otro color, pero aún no entendía eso. Ni si quiera le gustaba ese maldito color, él sabía que no lo caracterizaba, ese color era obvio que es de su padre.

-A veces odio que el oráculo sea peor que los mismos magos al dar hechizos- Informo Kendo mientras suspiraba cansada - Lo mejor será ir al Bar de Nestlay, es en una pequeña zona cerca del pueblo de la maga y del oráculo, al llegar decidiremos a donde ir-.

Ahora que tomaba más atención en el circulo rosa había un pequeño dibujo de color amarillo, al principio pensó que era un signo de duda, pero a verlo bien vio el dibujo de una rosa.

-Las rosas plasmadas serán un amuleto del recuerdo ya que ser sin suerte puede dar oro hasta los que ni sepan de que pueden hablar y nadar en el mundo que no está siendo amado- Canto la jovencita de cabello negro para sonreírle de forma burlona a Kendo. 

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