Capítulo 9
Cuatro personas se encontraban en la sala del Consejo Estudiantil. Una alterada Rias Gremory había aparecido abriendo las puertas de golpe, interrumpiendo la partida de ajedrez entre el aprendiz de hechicero y la presidenta del Consejo Estudiantil y mencionando a una persona que Naruto no conocía, pero que Sona parecía conocer demasiado bien, pues sus ojos en ese momento se habían tornado fríos como el mismo hielo o el acero de una espada.
Momentos después, la reina del séquito de Gremory hizo su acto de presencia llevando una taza de té en sus manos y s la entregó a una callada Rias al mismo tiempo que acariciaba su espalda de una manera completamente reconfortante, como para dar su apoyo la chica comenzó a hablar y explicar lo sucedido y el motivo de su extraño comportamiento.
Rias Gremory esta prometida a uno de los herederos de los 72 Pilares, más concretamente al tercer hijo de la familia Phoenix: Raiser Phoenix, un joven arrogante y con ínfulas de grandeza que habían empañado su mentalidad hasta llegar a retorcerla hasta el punto de lo excéntrico, si le preguntaban a Naruto, y eso que aún no había coincidido con el joven demonio, aunque era algunas décadas mayor que Rias y Sona.
Según las palabras de Rias, Raiser se presentó en la sala del Club de lo Oculto dispuesto a llevar a cabo su cometió: casarse con la heredera de los Gremory y tomarla como suya añadiéndola a su harem, pues al parecer todo su séquito estaba lleno de mujeres que eran completamente fieles al hombre hasta un punto que alguien debería ver si realmente estaban sanas mentalmente, pues como su Rey, cada una de las piezas parecía estar demasiado llena de sí misma: todo orgullo y una visión de túnel que no les permitía ver la realidad.
Raiser había sido puesto como el prometido de Rias cuando esta aun era una pequeña niña de nueve años, siendo un compromiso forzado e impuesto por el "bienestar" del Inframundo y de los 72 Pilares. Quedaban pocos demonios de sangre pura y los que quedaban debían dar a luz a una nueva generación de demonios más fuerte que la anterior, más dispuestos a enfrentar adversidades.
Por supuesto el tiempo para que la joven Rias contrajera matrimonio con Raiser había sido establecido: cuando ella se graduara de la academia, él podría desposarla y toarla como su esposa, algo que parecía haber olvidado pues había adelantado dicha fecha y estaba dispuesto a tomar a su prometida en el tiempo presente.
Algo que, por supuesto, encendió los sentimientos de Issei y obligó a empujar a Rias a un juego conocido como los "Rating Game", una competición donde los demonios enfrentaban a sus séquitos y quien ganaba, aparte de obtener poder sobre su adversario (el cual se convertía en influencia política), podía obtener un algo que el otro rival tenía en su poder, lo cual en este caso era el compromiso de Rias con Raiser, quien no estaba dispuesto a dejar escapar a su premio mayor.
Y eso había dejado al séquito de Rias con un margen de diez días para preparar la competencia.
Con la información rondando por su mente, sentado en el alfeizar de la ventana de la sala del Consejo Estudiantil, Naruto tuvo que reconocer de manera interna que había juzgado mal, de cierta manera, a Rias Gremory. Teniendo la presencia de su prometido ahora, Naruto podía dar una explicación a ciertos comportamientos de la joven, siendo uno de ellos su deseo por poseer a personas especiales o con poderes que ella realmente podría necesitar. Si, ella misma seguía siendo egoísta y orgullosa, lo hacía para poder escapar de un compromiso y de un hombre que ella no quería en su vida.
El Inframundo funcionaba como una civilización medieval: tenía demonios de distintos extractos; había clanes que estaban por encima de otros tanto en poder político como económico y algunos contaban con un poder superior en fuerza militar; los padres o hermanos mayores parecían decidir sobre los menores y el rechazo a aquellos reencarnados parecía permanecer aun a pesar de la guerra civil que se llevó a cabo para eliminar aquellos estigmas.
Naruto dudaba que Rias pudiera escapar del compromiso con Raiser y dudaba mucho más que un inexperto patán como Issei pudiera defenderla de alguien como él. ¿Pero iba a ayudarla o a entregarle su alma? No, no era un perro que fuera a dejar que le pusieran una correa o un bozal para demostrar que era sumiso.
"A pesar de eso, no sé porque, pero quiero cenar pollo frito"
Aquel pensamiento hizo estornudar a una pequeña nekoshou al servicio de la misma Rias, quien actualmente parecía haber vuelto a su semblante serio y decidido, llenando de un brillo orgulloso sus espumosos ojos azules.
"El orgullo precede a la caída"
Por mucho que Rias decidiera entrenar aquellos diez días y formar a Issei, Naruto estaba seguro de una cosa: la experiencia y el poder de Raiser lo iban a hacer vencer a los Gremory y a reclamar a la chica como suya aunque esta se negara hasta el último instante de la competencia o durante el casamiento.
A ojos del aprendiz, Rias Gremory estaba perdida y lo único que estaba haciendo era alargar su sufrimiento.
―Uzumaki-san―la suave voz de la Reina de Rias Gremory hizo que el chico volviera en sí, moviendo la cabeza hacia la chica. Esta estaba extendiendo un té hacia él con toda la cortesía del mundo, pero Naruto pudo leer la preocupación en los ojos de la adolescente―. Espero que disfrute de mi té como la vez anterior. Recordando que le gustó, es nuevamente té negro sin nada de azúcar.
Era fanático del té negro, así como del ramen. Ambas cosas podían mantenerlo alimentado por años y nunca podría cansarse de dichos aperitivos, aunque ya estuvieran demasiado repetidos. Eran manjares de los dioses, si le preguntaban en alguna ocasión y nunca retrocedería, ni aunque su vida dependiera de ello.
―Gracias, Himejima-san.
Akeno Himejima dio un ligero asentimiento de cabeza ante el agradecimiento y dio la espalda al hechicero para volver caminando hacia situarse a un lado (el derecho) de su Rey, la cual estaba hablando en un tono monótono con Sona y al mismo tiempo le lanzaba miradas que el chico pudo captar.
"He peleado contra caídos. ¿Pero pelear contra el prometido de Rias? No tengo la experiencia ni las ganas, si me lo preguntan"
Naruto captó en segundos el interés de Rias y su pronta negativa al plan de la muchacha. Aunque lo que no comprendía era como Sona podía estar sugiriéndola que le pidiera ayuda. ¿O sería a la inversa? ¿Le estaría diciendo Sona que él no iba a participar e intentaba desanimarla?
La intuición de Naruto le estaba diciendo que estaban hablando de él. Podía verlo en sus rostros, en como lo estaban mirando discretamente, o de un modo que tanto Sona como Rias intentaban hacer parecer por discreto, siendo todo lo contrario. Pero de nuevo ¿él la iba a ayudar? Naruto sabía algo: para ayudar a Rias Gremory en su problema con Raiser, tendría que deshacerse completamente de su humanidad, morir para reencarnar como un demonio.
Era posible que fuera una ventaja, si abandonar tu humanidad se convertía en ventaja, pero él no quería o necesitaba dichas ventajas. Tenía fuerza, tenía habilidad y tenía los conocimientos necesarios para poder ganar los enfrentamientos que se le presentaran, además de añadir que contaba con la Alabarda Celestial Invertida, el arma que le daría más de una victoria si se lo proponía.
A pesar de ello, Naruto estaba dispuesto a golpear a Raiser en dos situaciones. Primera: que el demonio se mentira en su camino, lo cual el adolescente sentía que iba a pasar. Y segunda: si Raiser realmente lo molestaba lo suficiente como para que él interviniera. Pero la duda se mantenía ¿podría vencerlo como estaba ahora?
Naruto miró hacia el cielo nocturno. La noche ya había caído sobre Kuoh y las estrellas brillaban, solitarias, como pequeñas bombillas colgadas de un techo demasiado alto.
―Uzumaki-san.
La cabeza del muchacho nuevamente se giró. En esta ocasión eran Sona y Rias quien estaban esperando. Podía ver el brillo y la intención en los ojos de la Gremory, los cuales parecían casi suplicantes, aunque esa suplica jamás saldría de sus labios y él lo sabía, la conocía.
―¿Uhm?
―Me siento como una idiota, pero quería preguntarte una cosa. Tu actuación contra los caídos me ha dejado claro que sabes pelear. Quería saber si tu...
―No.
El monosílabo salió de la boca del joven aprendiz de hechicero de forma tajante y directa, haciendo recular a la pelirroja al mismo tiempo que la morena recolocaba las gafas nuevamente para mirar fijamente a Rias y a Naruto.
Sona había intuido que eso pasaría. No había una relación realmente cordial entre su vieja amiga y su nuevo compañero de ajedrez, a quien estaba empezando a respetar. Aunque era demasiado obvio, al menos para ella, que Naruto rechazaría cualquier intento de soborno para que interviniera en un enfrentamiento entre demonios, sobre todo cuando debía dejar su humanidad para poder pelear contra Raiser. Sin embargo, Sona no era idiota. Pudo ver el interés de Naruto en el demonio proveniente de una familia que se consideraba "inmortal" y pudo ver el brillo de curiosidad destellando en sus ojos azules.
Había una oportunidad ínfima para obtener la ayuda del aprendiz de hechicero. Sona sabía que esto era así, solo debían buscar los incentivos adecuados para hacer que Naruto peleara contra Raiser. Sin embargo, ¿lo ganaría? A ojos de todo el mundo, Naruto solamente era un humano, uno especial, pero un humano ordinario entrenado para asesinar seres sobrenaturales. Y actualmente no había logrado asesinar a seres realmente poderosos, si le preguntaban. Los caídos que fueron asesinados por él, eran meros caídos de un par, simples ángeles que ella misma o Rias podrían eliminar o incluso sus propios séquitos.
―Rias―usando un tono tranquilizador, Sona intervino para que su vieja amiga no dijera algo de lo que podría arrepentirse―. ¿Qué es lo que quieres para ser el peón de Rias?
"Peón" sonaba a esclavo a oídos de Naruto. Una vez que alguien era reencarnado, no podría abandonar a su señor a menos que fuera asesinado y él no era de las personas que morían dos veces y probablemente no era de las que moría una sola vez.
―¿Sinceramente? No hay nada en el mundo que pueda ofrecerme para una eternidad de esclavitud―los ojos azules del aprendiz reflejaron la repulsión ante la idea de ser un esclavo, un peón como los demonios lo llamaban―. Lamento tener que irme antes de tiempo, Sona. Pero no quiero quitaros tiempo en una conversación en la que no pinto absolutamente nada. Volveremos a jugar en otro momento. Fue divertido.
Risas miró a Sona después de oír como la puerta de la habitación se cerraba, siendo un golpe realmente silencioso si le preguntaban a Sona. La joven heredera de los Sitri, sintiendo los espumosos ojos de su amiga sobre ella, solamente suspiró.
―Él ya te lo dijo en su momento, Rias―usando la mano derecha, Sona recolocó las gafas sobre su rostro para mostrar su punto y la seriedad de sus palabras―. Ha dejado en claro que no quiere seguir, que no será un miembro de tu séquito. Puedo entender tu necesidad por reforzarte, pero si presionas a alguien como Uzumaki-san, probablemente las consecuencias serían devastadoras, si me lo permites decirlo. Y no voy a estar ahí para salvarte siempre, Rias. Deberías saber cuando alguien no será sometido por tus caprichos infantiles.
Con aquellas palabras, Sona dio la espalda a su vieja amiga dejándola con muchos pensamientos y dudas dentro de su cabeza para que ella misma armara su propio rompecabezas, para que comprendiera finalmente que Naruto Uzumaki era un lobo solitario, un superviviente.
"Naruto Uzumaki. ¿Qué es lo que te hace especial?"
Zona de apartamentos escolares de Kuoh
El cielo estaba completamente despejado y la luna se encontraba en su cénit cuando el joven Uzumaki llegó finalmente frente a la puerta de su partamente. Como una especie de broma, su apartamento había enumerado con el número "69" dentro de la enorme lista de números que manejaba aquel apartamento. Aunque esto podría deberse a las propias bromas de su mentor desaparecido, quien lo había molestado algunas veces por ello. ¿O habría sido colocado en aquel apartamento debido a su actitud sumisa anterior?
Naruto tomó la manija de la puerta al mismo tiempo que introducía la llave y giraba el pomo para abrir la puerta.
Esta estalló en cientos de fragmentos que se esparcieron por el suelo y cayeron a la calle creando una cortina de astillas que boqueó completamente la vista. Segundos después, el sonido de la alarma de un coche comenzó a sonar y a la vez que un estruendo sonó segundos después junto a un estallido de cristales y el hundimiento del metal bajo presión.
Lentamente Naruto se fue incorporando y levantó la cabeza para mirar hacia arriba, desde donde había caído. Sus instintos habrían gritado cuando tomó la manija de la puerta y lo obligaron a saltar hacia atrás justo para ver como una flecha roja destruía la puerta de su casa.
Aunque no recibió daño alguno.
Guiado por los sentidos y la extraña sensación de peligro, saltó hacia atrás y usó la baranda para girar en una voltereta circense que le permitió caer sobre un vehículo con una presión lo suficientemente grande como para hundir el techo del coche. Sorpresivamente, ninguno de los huesos de sus piernas pareció romperse.
―Había esperado poder atravesar tu cabeza con esa flecha y no extender esto demasiado, renegado.
―¿Rene...que?
Vestido con un shozoku de color negro, un joven delgado de cabello negro estaba de pie sobre una farola. Su cabello enmarcaba su rostro. Siendo lo suficientemente largo para llegar hasta su mentón, mantenía el cabello atado en dos mechones gruesos a cada lado de su rostro, haciendo que este pareciera mucho más delgado y afilado.
―He venido por orden de los Ancianos. Debes ser detenido.
Los instintos gritaron nuevamente. Sin demasiadas ceremonias, saltó hacia atrás y fue testigo de como el coche que había mantenido debajo de sus pies, se partía en dos ante el golpe descendente de una espada imbuida en algún tipo de energía.
―¿Que mierda? ¡No pienso pagar eso!
―Eso no será necesario, chico. Te vienes con nosotros.
Una segunda persona había sido la encargada de partir el coche en dos, de cortar el acero con un simple movimiento. Esta persona era un hombre en una edad cercana a los treinta (probablemente), con el cabello desordenado de color negro con los mechones apuntando en cada dirección posible.
Al contrario que con el primero, Naruto no pudo deducir si era hechicero, aunque sabía que sí. El hombre vestía de manera "profesional" un aspecto de civil: chaqueta marrón de manga larga sobre una camiseta abotonada de color negro con una corbata moviéndose con el ligero viento, llevando para finalizar pantalones de oficina negro y zapatos negros.
―¿Ni siquiera vas a dejar una nota? Eso es cruel―tomando los bordes de la chaqueta del uniforme escolar, el aprendiz de hechicero se deshizo de ella mostrando la camiseta naranja que llevaba debajo―. Esa es mucha petulancia, si me permites señalarlo.
―¿Petulancia? Es la realidad mocoso. Una cruenta realidad que va a golpear tu rostro.
―Si, eso quiero verlo.
Naruto hizo crujir su cuello. El hombre se aferró al mango de la katana y el chico de gruesos mechones tiró hacia sí la cuerda del arco, apuntando hacia su objetivo.
La caza había iniciado.
Nota de Autor: creo que he hecho algunos cambios en el harem del prota.
1. Maki.
2. Nobara.
3. Xenovia.
Tengo la posición 4 y 5 desocupadas, porque no se realmente como irá la historia, pero dudo mucho que él termine con un demonio en su harem. Pero la vida da vueltas y la de Naruto el Hechicero está por darlas muchas veces.
Acepto sugerencias.
PD: recordad que Toji se mueve por el dinero y entrenó a Naruto. Ya sabéis a que me refiero...
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