Capítulo 8

Los estudiantes transferidos, usualmente ocupaban una habitación en las habitaciones asociadas a la Academia Kuoh y que el propio Consejo Estudiantil administraba desde que se concedió el permiso de las habitaciones, las cuales estaban pagadas por la ayuda económica que solía acompañar a cualquier estudiante transferido, lo que podía volverse como un verdadero golpe en los bolsillos de la academia, o al menos así podían verlos algunas personas.

La Academia Kuoh era una institución con unos inmensos fondos proporcionados por los patrocinadores de la misma institución, los cuales no eran otros que los miembros de las familias Gremory y Sitri, mismos apellidos que llevaban las principales líderes de la academia a la hora de la parte estudiantil como lo eran Rias y Sona respectivamente. Aunque este dato solo era manejado por las personas importantes, aquellas que estaban a cargo de la academia.

Esto, por supuesto, estaba ligado a un hecho que la misma Rias había manifestado en incontables ocasiones: la búsqueda de nuevos siervos con poderes sobrenaturales que los pusieran a la par con algunos seres sobrenaturales.

A parte de ayudar a los estudiantes transferidos o aquellos que vivían demasiado lejos de la ciudad y habían sido admitidos a Kuoh, la función primordial del sistema de dormitorios no era otra que la de encontrar a posibles portadores de Sacred Gear o de poderes sobrenaturales que harían temblar el mundo y mantener sobre ellos un ojo constante que los estuviera, que los vigilara y los Cuatro Reyes Demonio del Inframundo habían demostrado ser demasiado cautos, demasiado ambiciosos para su propio bien, algo que se reflejó en la hermana del Maou Lucifer cuando tomó al portador del Boosted Gear tras haber sido atacado por un ángel caído que buscaba la muerte del muchacho. Y la heredera de los Gremory obligó al chico a ser su siervo, sin la posibilidad de escapar de dicho contrato.

Aunque no era algo que el portador de la Longinus fuera a hacer en un futuro cercano, si le preguntaban.

Los apartamentos estudiantiles ofrecidos por la Academia Kuoh eran similares: un salón con acceso a cocina, una habitación con un pequeño escritorio y un baño pequeño donde los estudiantes tendrían que ducharse y asearse cada día. No había demasiados lujos y los estudiantes tampoco deseaban ser expulsados del complejo de apartamentos si criticaban el espacio, pues por lo menos la academia les estaba ofreciendo un lugar donde quedarse.

Pero siempre había una oveja negra.

Naruto había viajado desde Estados Unidos hacia Japón cuando fue aceptado en la Academia Kuoh poco después del inicio escolar y había sido admitido en el complejo de apartamentos estudiantiles que llevaba el Consejo Estudiantil para mantener a los estudiantes transferidos cerca de la institución, lo que el chico no vio demasiado mal en el primer momento. Dos meses después de haber llegado, Naruto había demostrado que no estaba demasiado contento con su espacio, encontrando la ducha realmente pequeña en ciertos momentos. Aunque, por supuesto, el problema apareció solamente cuando el chico comenzó a cambiar físicamente dos meses después de su desaparición misteriosa tras la muerte de Raynare, dato que fue aclarado durante la reunión entre los dos séquitos y el aprendiz de hechicero.

Pero había que añadir una cosa más.

La información que se proporcionó a la academia sobre el muchacho era bien escasa, con apenas unos registros escolares, los nombres de algunos familiares y poco más. Lo nombres de los progenitores del niño se mantuvieron en negro en el expediente y cualquier unión del chico con ellos fue cortada y eliminada por completo, dejando a un par de personas como sus tutores.

Y esos tutores eran personas reconocidas en el mundo en dos campos muy específicos: la literatura y la medicina, siendo dos figuras millonarias y bien posicionadas con bolsillos rebosantes y que probablemente nunca quedarían vacíos completamente.

Debido a eso, Naruto había crecido en un inmenso "lujo", al menos en cuanto espacio en su hogar y comodidades básicas que pudiera necesitar. Por ello su negativa amplia por el apartamento dado, obligó al Consejo Estudiantil a investigar más sobre el chico, a escarbar en su pasado y obtener un poco más de información sobre él.

Sona, por su parte, tenía otras intenciones al investigar al chico. Había cambiado físicamente en dos meses y parecía haber obtenido un conocimiento bastante amplio sobre el mundo sobrenatural sin que Rias o ella se hubieran implicado. Y la mención de un maestro durante la reunión de hacía una semana, le habían dejado con la duda sobre la identidad del muchacho.

"Sin contar con el hecho de que asesinó a tres ángeles caídos y casi mata a un exorcista pícaro"

La advertencia que Sona le dio a Rias sobre Naruto había sido real desde un inicio. La habilidad que el Uzumaki demostró al empuñar una espada, lo había dotado de una capacidad que le permitió asesinar a tres caídos adultos con más años que él en apenas unos instantes y sin despeinarse, como si el chico estuviera hecho para aquello.

―Entonces, ¿muevo este alfil?

Las pestañas se movieron detrás de las gafas cuando Sona finalmente parpadeó, clavando sus ojos en el tablero de ajedrez que estaba sobre la mesa entre ella y su compañero de juego.

―Hmmm. Diría que no eres demasiado inteligente en cuanto a estrategia, Uzumaki-san.

Ambos adolescentes habían estado jugando unas horas después de que terminaran las horas lectivas de la academia. Debido a que era "obligatorio" pertenecer a un club, Naruto había optado por meterse al club de ajedrez. Aunque bien podría haber optado por el de caligrafía cuando dejó kendo.

―Siempre he estado en los clubes deportivos de mis institutos. No he dedicado demasiado tiempo al ajedrez.

Después de haber desaparecido por dos meses y haber sido entrenado por Toji, Naruto había decidido abandonar el club de kendo por el bien de sus compañeros. Aunque debía decir compañeras. No había muchos hombres en el club y el número de mujeres era muy superior al de los hombres, por lo que abandonar el club había sido una decisión relativamente fácil para él. Eso y que si seguía probablemente llevaría a alguien al hospital, ya fuera chico o chica.

―Es justamente lo que observé en tu expediente. ¿Fútbol americano, kendo, lucha libre, boxeo...? La lista es mucho más amplia de lo que esperaba, siendo sincera. ¿Te daba tiempo para todo?

Un peón fue eliminado y un caballo se colocó en el lugar de la primera pieza.

―Llevo haciendo eso desde que tengo uso de mi mente. Diría que algunos clubes los fui abandonando, dejando a un lado según me hacía mayor o alcanzaba todo lo que me podía aportar―movió el alfil he hizo desaparecer el caballo―. Y cuando uno ha alcanzado lo que yo tengo, se vuelve aburrido―una de las piezas de Sona se comió a una de las de Naruto y viceversa―. Si peleara, tú misma lo dijiste. Los alumnos serían lastimados y no puedo dejar que eso caiga en mi conciencia. Tengo ahora una fuerza mayor a la ordinaria. No voy a arriesgad la vida de humanos ordinarios solamente por mi propia diversión. Ya no me satisface pelear en un mero juego de espadas.

Sona no vio la mentira en las palabras de Naruto ni sintió que estuviera ocultando algo. El chico no la estaba mirando directamente, pues sus ojos estaban puestos sobre el tablero, sin embargo, eso no era un gesto proveniente de una mentira, o al menos así era como lo veía y sentía ella, quien estaba recibiendo las palabras del chico sentado frente a ella, jugando al ajedrez, con el semblante sereno y manteniendo la calma. De hecho, podía sentir del Uzumaki una serenidad propia de las personas que hablaban con la honestidad y la verdad, sin el ácido sabor de la mentira en la boca.

―¿Tal vez un sparring con Kiba o Tsubaki podría satisfacer tu ansia por un combate o entrenamiento? Ninguno de los dos tiene un compañero de entrenamiento, pero ambos son demasiado serios como para separarse de su séquito para entrenar con un probable rival en el futuro.

Los espadachines al servicio de ambos "Reyes" no entrenaban entre ellos por las mismas palabas dichas por Sona: a futuro podrían ser enemigos, rivales por algún derecho por algún aumento de poder político, como le había dicho su padre en innumerables ocasiones. Sin embargo, Naruto era alguien neutral entre ambas familias y no tía interés alguno en que una sacra ventaja sobre la otra. Eso era lo que sentía Sona con respecto las actitudes del aprendiz de hechicero.

Sin embargo, estaba cautelosa.

Sona podía saber que Naruto era neutral entre ambas. Pero ¿y su maestro? ¿Podría ser un movimiento de su maestro para obtener algo de alguna de las familias? Esas preguntas rondaban su mente y se sumaban al interés que tenía en mantener al chico cerca de ella: para aprender, para evaluarlo y comprender sus acciones.

―Con ellos al menos no tendría la preocupación de matarlos. Ya están muertos, ¿no? ¡Jajajaj!

La broma hizo fruncir el ceño de la presidenta del Consejo Estudiantil. Sona reajustó las gafas sobre su rostro y pasó la pierna izquierda sobre la derecha, haciendo que la falda se moviera ligeramente mostrando algo más de muslo.

―Eso no ha sonado como una broma, Uzumaki-san.

―Oh, fue una broma―otro peón desapareció del tablero y la mano de Naruto movió el suyo propio a la posición que había ocupado el de Sona―. Si no fuera una broma, ni siquiera lo habría mencionado―los ojos azules del chico se clavaron por unos segundos sobre los violetas de la chica. Después se movieron, volviendo al tablero de juego y permitiendo que Sona hiciera lo mismo―. Os toca presidenta.

Sona movió los ojos por el tablero de ajedrez. No lo iba a admitir abiertamente, no sobre todo teniendo a Naruto frente a ella, pero estaba disfrutando de aquella conversación tan amena y relajada. Le estaba trayendo recuerdos de un tiempo mejor, de una época donde no tenía que ser una heredera de un clan de los 72 Pilares y representar a su casa en todo momento y lugar.

Allí, con aquel chico, ella solamente era la presidenta del Consejo Estudiantil, una chica más de la academia que tenía un poco más de responsabilidades que cualquier otra persona. Ella era Sona Sitri allí no había un clan que tuviera que representar ni acción alguna que tuviera que hacer para mantenerse como estaba.

Movió a la reina sobre el campo y se deshizo del caballo de Naruto con suma facilidad. Levantó la mirada del tablero, reajustó nuevamente las gafas con un toque de su mano derecha y miró los ojos del adolescente sin mostrar nada más que un brillo de diversión para nada fingido.

―Creo que esto es un jaque mate, Uzumaki-san.

El chico rascó su nuca al mismo tiempo que miró al tablero, encontrando su propio rey siendo flanqueado y completamente inmovilidad. Aunque moviera otra pieza o al mismo rey, los espacios estaban bloqueados para la victoria de Sona.

―¡Vaya! No es una mera falacia lo de vuestra inteligencia, presidenta―los labios del muchacho se curvaron en una sonrisa de sincera diversión al mismo tiempo que hizo un mohín―. Creo que ganarte es incluso más complicado que ganar a mi mentor a una pelea de espadas, si me permites decirlo. Y es un hombre que no suele perder.

Sona sintió la sinceridad en aquellas palabras y el sonrojo ligero en sus mejillas fue un efecto completamente secundario de dichas palabras, un reflejo de lo que ella sentía ante dichas palabras mencionadas por un chico al que había comenzado a respetar.

―¿Pudo hacerte una pregunta, Uzumaki-san?

―Dispara.

La boca se abrió ligeramente y el suspiro salió de ella siendo apenas audible. Sona levantó el rostro y clavó sus ojos sobre los de Naruto mostrando toda la serenidad y calma que poseía.

―No entiendo tu desinterés a la inmortalidad, al poder, a permanecer joven por toda una vida. Los demonios envejecen mucho más lentamente que un humano. Probablemente los cien años solamente son siete o diez años humanos. Cuando un demonio alcanza los dieciocho, incluso eso se vuelve mucho más lento―entrelazó los dedos y apoyó el rostro contra la sujeción hecha por sus manos―. ¿Por qué rechazarse la oferta de Rias Gremory? Miles de hombres y mujeres aceptarían solamente por permanecer vivos, por no morir a menos que sea en un combate o una enfermedad. ¿Por qué rechazaste el cuerpo mejorado, la fuerza superior y el poder detrás de la oferta? Nunca vi la duda en tus ojos o en tus palabras. No sentí el temblor del nerviosismo que acompañaba a un mentiroso, a un egoísta y avaricioso.

El silencio se prolongó por varios minutos. Moviéndose entre los dedos de la mano derecha del hechicero, un peón se movía de forma juguetona a causa del movimiento de las falanges del chico, quien estaba muy interesado en el peón, mucho más que en las palabras de Sona.

Un sonido hueco despertó a Sona del movimiento hipnotizante y la obligó a parpadear.

―No la acepte porque...

Las puertas de la sala del consejo se abrieron de golpe generando un estruendo que se oyó por los pasillos de la escuela. Las miradas confusas de Sona y Naruto se movieron hacia la causante de aquella interrupción inoportuna.

―Rias. Estoy...

Sona cerró la boca y calló sus palabras. Los ojos azules de la pelirroja estaban brumosos, brillosos a causa de, probablemente, las lágrimas que estaban por desbordar por el borde de los ojos de la chica. Incluso su cabello usualmente alisado, se encontraba enmarañado, desordenado completamente.

―¿Rias?

Solo una palabra salió de la boca de la Gremory, un nombre que Sona conocía bien, pero que generó curiosidad insana en Naruto.

―Raiser.

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