Capítulo 46

Kioto estaba rodeado de bosques hermosos, con gruesos y altos árboles y pequeños bosques de bambú que rodeaban los distintos templos y algunas casas de la ciudad, dando un aspecto mucho más antiguo y místico para los turistas, quienes sacaban fotografías y observaban la vegetación según pasaban por las grandes puertas torii que adornaban las escaleras que llevaban a algunos de los templos de la ciudad. Incluso algunos turistas habían jurado sentirse observados mientras pasaban bajo estas e incluso algunas personas llegaron a ver moverse la vegetación por el rabillo del ojo, con alguna oscura figura moviéndose entre las ramas.

Kioto era una ciudad llena de misticismo, muy ligada al mundo de los yokai y la mitología japonesa en general. Los espíritus y hechiceros eran mucho más vistos en Kioto que en cualquier otra parte del país. Aunque, de por sí, Japón contaba con un alto número de avistamientos paranormales por la parte joven de la población, colocando al país nipón en una parte superior de cualquier ranking de avistamientos paranormales. Por supuesto, Japón no contaba solo con espíritus. Las leyendas como la del Kyubi no Yoko; la legendaria Yamata-no-orochi y un sinfín más de monstruos que, a lo largo de los años, la gente fue avistando cada vez menos, pero que incluso en la actualidad aun seguían siendo vistos por habitantes de Kioto o incluso por turistas.

Como hechiceros, tanto Naruto como Aoi creían en cualquier ser paranormal o mitológico que pudiera estar viviendo actualmente en Kioto, fueran o no espíritus o tuvieran forma corpórea y pudieran tomar venganza contra ellos. Pero eran hechiceros que habían peleado con maldiciones, hechiceros corruptos y aliados del "Rey de las Maldiciones", quien seguía vivo en el cuerpo de Megumi, probablemente moviéndose por el mundo buscando aliados o reconstruyendo su ejército de maldiciones trayéndolas de la muerte, como hizo con todos aquellos que lo seguían actualmente.

"Los humanos construyen planes y los dioses y demonios los deshacen a su antojo"

Los dos adolescentes se detuvieron detrás Kasumi, quien iba delante de ellos, con una guía para poder visitar Kioto y los lugares más importantes de la ciudad.

Azazel les había avisado sobre los posibles problemas que podrían ocurrir; pero estos problemas estaban más ligados a Issei y su grupo, quienes eran demonios y no estaban bien vistos por los yokai, quienes no deseaban una guerra. Porque Sona llevaba razón cuando mencionó que no ninguno de los dos bandos deseaba o estaba listo para una guerra. Al menos, no todavía, lo que era un alivio.

"Tal vez no sienta la energía maldita, pero Kioto...tiene una presión que no sentía en Kuoh. Hay presencias fuertes que estaban constantes en toda la ciudad"

Kioto estaba rodeada de una fuerte presión. No era una barrera como tal, pero sí que era algo que estaba presente y que incluso él la sentía sobre sus hombros. Naruto había intentado comentarlo con Aoi y Kasumi, pero ambos estaban igual que él: sintiendo una presión sobre los hombros que resultaba extraña, pero a la vez no estaba fuera de lugar. Incluso sentían que estaban siendo observados.

"¿Pueden ser algunos espíritus que nos estén observando? ¿O tal vez algún yokai curioso que espera algún error de nuestro lado?"

—Allí fue donde entrené con Utahime-sensei en una ocasión.

La suave voz de Kasumi lo trajo a la realidad y Naruto miró hacia donde señalaba el níveo dedo de la hechicera. La zona a la que hacía mención (y señalaba con cierto orgullo) era una enorme zona arbolada, con un pequeño claro entre los árboles que apenas podría contener a cuatro personas y probablemente era un lugar perfecto para un entrenamiento entre dos personas.

Dicha zona no estaba muy afectada, probablemente por el paso de los años en los que nadie la usó para un nuevo entrenamiento. Árboles más jóvenes sustituyeron a los destrozados y cubrieron los huecos con un verde más intenso y menos desgastado, mucho más claro que el resto de los árboles que rodeaban el claro.

Cuando miró a Kasumi, notó un brillo de emoción en sus ojos, producto probablemente de algún recuerdo que hubiera pasado por su cabeza en ese instante que sus ojos miraron el lugar que su dedo señalaba. Su vos incluso sonaba un poco más suave que antes, tal vez ocultando sus sentimientos en lo más profundo.

—Kioto no recibió tantos daños como Tokio, pero no salió indemne, si me lo preguntas—Aoi también estaba levemente sentimental, aunque su rostro no mostraba muchos sentimientos, salvo un leve destello en sus ojos oscuros—. ¡En fin! Eso quedó en otro momento. ¡Con esta oportunidad, hay que vivir la vida nuevamente, brother!

Naruto no respondió a Aoi y Kasumi ni siquiera pareció estar escuchando a su amigo y compañero: sus ojos estaban aun brillosos, fijos en el sitio donde había entrenado con su profesora. Un momento que parecía y era lejano, al menos para los chicos de Kioto. Como no había vivido aquel tiempo, Naruto no podía llegar a comprender lo que Kasumi estaba sintiendo o lo que Aoi podía llegar a sentir.

"Esa sensación de ser observado..."

Rascó su cuello al mismo tiempo que fruncía el ceño, sintiéndose incómodo. La primera vez que lo sintió, fue cuando conoció a la hermana gemela de Maki y cuando se vio envuelto en una pelea contra Naoya, el Zenin que terminó convirtiéndose en una maldición al no ser exorcizado. ¿Podría ser otro espíritu que lo estuviera mirando? Naruto miró alrededor: a las copas de los árboles y a lo alto de los bambús, pero sus ojos no pudieron ver ningún extraño movimiento, alguna hoja cayendo hacia el suelo o el más leve ruido de roce que solía ocurrir cuando algo se movía entre la vegetación. No había ni siquiera un mero piar de pájaros o el leve sonido del viento. Todo estaba silencioso...demasiado.

—Supongo que el resto de chicos habrán ido a otros sitios—quien rompió el silencio fue Aoi, quien sonrió—. ¡Es hora de ir a ver la ciudad y no tanto templo!

—Los templos son hermosos—se quejó Kasumi, mirando ceñudamente a Aoi, quien solamente sonrió brillantemente—. ¡Podríamos verlos todos! Yo los recorrí con el director mientras él presentaba sus respetos a cada uno de los templos, fueran dedicados a una deidad o a varias.

—¡Es mejor visitar algún restaurante!

—¡Primero los templos!

—¿No nos da tiempo a las dos cosas?—intervino Naruto, sonriendo nerviosamente—. Creo que podemos visitar los templos y después comer en algún restaurante. Tenemos unos días hasta volver a Tokio. Por una vez, podemos disfrutar calmadamente, ¿no?

Aoi y Kasumi miraron a Naruto directamente, de una manera ligeramente más intensa de lo esperado. Ambos chicos esperaban hacer lo que deseaba cada uno y no hacer lo que deseaba el otro, aunque esto podía cambiarse y hacer ceder al otro cierta parte del terreno. Aunque por como lo estaban mirando, Naruto no estaba seguro de que alguno de los dos estuviera dispuesto a ceder cierta parte de su espacio para hacer la actividad del otro.

—O podemos hacer un día de restaurantes y otro de templos—añadió, como último recurso. Las vacaciones en Kioto serían un total de diez días, por lo que contaban con un total de nueve días completos (sin conta el día de llegada ni el de salida) para poder hacer turismo, lo que les permitiría conocer restaurantes y templos de toda la ciudad, aunque Naruto no dudaba de que Aoi y Kasumi ya los conocían por haber vivido en Kioto algunos años—. En diez días podemos realizar muchas cosas, incluso comer y visitar templos.

Visitar los templos de Kioto era una de las muchas actividades que se podían hacer en la ciudad, pero era una de las pocas que un turista debía hacer para poder conocer la ciudad. Cada uno de los templos de Kioto, fueran budistas, sintoístas o de otra índole, estaba construido de una manera distinta, casi única, con distintos adornos que hacían a cada templo único a su manera, pues los constructores intentaron, de todas las formas, que los templos no fueran iguales, pero si que demostraran lo hermosos que eran ante los ojos curiosos de turistas. Cerca de unos dos mil edificios religiosos (mil seiscientos templos budistas y cuatrocientos sintoístas) fueron construidos a lo largo de casi mil trescientos años, por lo que el número de templos podría haber sido mayor, probablemente teniendo un aumento cuando fue constituida como la capital del país, lo que la convirtió en una ciudad llena de extranjeros.

Las personas, fueran solo visitantes de otras partes del país o extranjeros en toda la extensión de la palabra, habían ido a Kioto por los numerosos templos, por las historias místicas que recorrían las calles de la ciudad y por que la Kioto era conocida como una de las ciudades más importantes de Japón, así como Tokio. De hecho, Kioto y Tokio podrían considerarse como ciudades rivales, las más conocidas por los extranjeros que viajaban a Japón.

Por ello, no era extraño que Kasumi quisiera ver los templos. Pero la cifra de estos sobrepasaba la decena y verlos en diez días podría ser algo corto, porque probablemente, en algunos, tendrían que hacer cola, lo que les haría perder valiosos minutos que no recuperarían. Pero, aunque visitar templos parecía ser una actividad que consumía mucho tiempo, visitar los restaurantes de Kioto tampoco era una actividad que pudieran hacer en pocas horas. De hecho, podría darse la ocasión que hubiera más restaurantes y puestos de comida que templos en la ciudad, lo que aumentaba el tiempo que tendrían que dedicarle a su expedición culinaria.

Las dos actividades consumían una enorme cantidad de tiempo y a menos que las combinaran, e incluso si no lo hacían, Naruto dudaba de que pudieran visitar los dos mil templos y la enorme cantidad de sitios de comida que había por la ciudad, incluso algunos más escondidos que otros.

—Lo que dice el brother...tiene sentido. ¡Si no combinamos nuestras actividades, no podremos enseñarle la ciudad a nuestro joven compañero! ¡Y eso sería peor que no completar nuestro itinerario!

—Bien—Kasumi Miwa respiró hondo, aceptando el hecho de ver distintos restaurantes, rechazando ver todos los templos que tenía preparados para visitar—. Primero vamos a ver algunos templos y a la una vamos a comer. Por la tarde podemos seguir con templos y cenar en algún restaurante distinto.

—¡Es una buena idea! ¡¿Qué te parece, My Brother?!

—Solo diré que por fin habéis llegado de acuerdo con algo.

Finalmente los dos hechiceros tomaron la decisión, concretando que el plan de Naruto (comer y ver los templos) era lo mejor, pues así podrían recorrer los alrededores de Kioto y al mismo tiempo la ciudad cuando tuvieran que ir a los distintos restaurantes que Aoi tenía planeado, cosa que los ayudaría tras caminar varios kilómetros siendo guiados por Kasumi, quien había sacado un mapa con la localización de todos los templos interesantes.

"Al menos será un día normal de estudiante"

Mientras los tres adolescentes se marchaban de aquel pequeño templo y bajaban las escaleras, unos ojos rojizos aparecieron en la copa de los árboles, brillando con intensidad, con cierto toque de burla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top