Capítulo 36

Era 15 de agosto en Japón. Un día caluroso, con el ardiente astro rey ocultándose lentamente por el horizonte y dejando que la luna se alzara en el cielo envolviendo aquel lado del mundo en la oscuridad de la noche, con las estrellas titilando en el cielo, observando las figuras que caminaban por las ciudades del país de oriente. Aquel día, indicaba que habían llegado casi al final de las vacaciones de verano. Los primeros días de septiembre, todos los estudiantes volverían a la escuela y volverían a sus rutinas estudiantiles, centrándose en un futuro no tan lejano cuando un chico o una chica llega a la etapa de la adolescencia; aunque podía ser algo muy distinto para los jóvenes que estudiaban hechicería y eran miembros de la Sociedad de Hechiceros de pleno derecho, algo que los estudiantes no eran hasta que la escuela les daba el grado.

Antes de la guerra contra Kenjaku y el Juego del Fin, habían existido dos escuelas que dieron las clases apropiadas y la formación requerida a los jóvenes sensibles a la energía maldita o a los jóvenes procedentes de los clanes de hechiceros que se construyeron hacía mil años, en la era Heian, cuando la hechicería estaba en su apogeo. Después de la destrucción del mundo de la hechicería y del "cambio" que el mundo sufrió cuando los hechiceros perdieron (hace aproximadamente veinte años) en su enfrentamiento contra el Rey de las Maldiciones, un apodo que había estado en boca de todas las maldiciones de grado especial que aparecieron por la ciudad de Kuoh.

Pero la historia de los hechiceros (una que provenía desde antes de la era Heian), no parecía ser tomada en cuenta para contar a los jóvenes, un gesto que indicaba el deseo de control por parte de los Ancianos de la Sociedad de Hechiceros y como parecían estar mucho menos dispuestos a dejar que los jóvenes cambiaran que a permitir el control del mundo por parte de los enemigos.

Esto fue tomado por Kenjaku quien, en su momento, tomó la vida de los Ancianos y cambió el mundo tomando el control del Clan Kamo y de la Sociedad de Hechiceros y manteniéndolo tras su victoria hacía veinte años, cuando Satoru Gojo perdió y los hechiceros murieron. Y, sin embargo, el mundo no parecía haber cambiado en absoluto. La victoria de Ryomen Sukuna y el control de Kenjaku sobre el mundo de la hechicería, pasaron completamente desapercibidos para las personas, algo que no parecía ser del interés de Kenjaku, quien parecía estar dispuesto a cambiar el mundo...y no parecía haberlo logrado.

―Entonces, este tipo de la cicatriz, ¿hizo un enorme cambio en el mundo y fracasó?

Agosto estaba casi consumido, las vacaciones se escapaban entre los dedos de los estudiantes. A pesar del arduo entrenamiento que las chicas impusieron a Naruto, este había tomado el 15 de agosto como su día de descanso, tomando la decisión de ir al cine con algunos compañeros de clase, los que eran Xenovia Quarta y Megumi, los dos únicos estudiantes a parte de Sona y su séquito que parecían tolerarlo o, al menos, más congraciados con él.

―Si. Nadie nunca pudo saber que falló en el plan de Kenjaku para unir a todos junto con Tengen, pero el mundo no ha cambiado en veinte años y solo tenemos otro grupo de ancianos a los que servir.

Mientras que Maki, Nobara y Tsuki se negaban a explicar un poco de la historia de los hechiceros o del evento de hace veinte años, Megumi no tenía dicho problema. Él era un hechicero de primer grado al servicio de la Sociedad de Hechiceros y, como lo indicaba su rango, conocía lo suficiente del mundo actual para poder compartirlo con Naruto, sin molestarse por acortar la historia.

―¿Es posible que busque terminar lo que empezó o que algo saliera mal hace veinte años?―Naruto dio una lamida a su helado de limón. Los tres adolescentes habían tomado distintos helados. El de Xenovia era un helado de fresa y el de Megumi era un helado oscuro con sabor a café negro―. ¿Y es posible que el "Rey" y el tipo de la cicatriz estén trabajando juntos para terminar ese evento? Es posible que el Juego de Sacrifico aun no haya terminado, porque ellos no murieron. Es posible que el propio juego los reconozca como jugadores.

―El Juego de Sacrificio termina cuando el administrador es asesinado. Kenjaku no es idiota para hacerse él mismo como administrador y dudo que fuera Sukuna. Uraume, el siervo de Sukuna, está completamente descartado. Pero a pesar de que intentemos verificar, dudo que el juego persista. Si fuera así, habría "colonias" donde los hechiceros lucharían entre sí y, en el mundo, no hay más colonias ni grupos que puedan considerarse como participantes del Juego de Sacrifico. El juego terminó con la muerte de la primera vasija del Rey de las Maldiciones, lo cual fue una escena demasiado dura para ver. El chico fue despellejado, dejando su carne viva al sol y su cabeza fue cortada―Megumi respiró profundamente. Las imágenes volaron en su cabeza y construyeron aquello que sus palabras dijeron, lo que era asqueroso. Apretó los dientes y tragó saliva antes de continuar hacia el cine―. Sukuna es un monstruo capaz de hacer la cosa más cruel imaginable de una manera sencilla. Creo que incluso comió carne humana y por ello los tatuajes.

―¿Tatuajes?

―En la antigua era heian, probablemente con el tiempo de los clanes y feudos, los criminales eran marcados con tatuajes como los que llevaba Sukuna cuando luchó en la guerra. Según donde tenga los tatuajes, estos representan un crimen u otro y Sukuna tenía muchos de estos: pecho, brazos, cara...no me sorprendería que fuera uno de los peores asesinos de su época.

―Hablas de él con mucho odio.

Los chicos se detuvieron en la entrada del cine. Xenovia había captado el resentimiento en la voz de Megumi, como si hablara con las experiencias mencionadas vividas en su propia carne, como si él hubiera estado en la guerra de hacía veinte años contra Sukuna y Kenjaku, pero eso no podía ser...¿verdad?

―Sukuna mató a muchas personas cercanas, lo que incluiría a mis padres―Megumi mencionó, encogiéndose de hombros ante las palabras de la chica. Muchas personas murieron en la guerra, fueran o no hechiceros, lo que incluía a su familia―. Mi hermana mayor murió en el Incidente de Shibuya por lo que mi abuela me contó y mi padre siguió a mi hermana poco después, durante la guerra. Él era un hechicero. Después, nací yo unos meses después, nueve concretamente, y mi madre murió por la pena y el agotamiento, dejándome al cuidado de mi único familiar vivo: mi abuela paterna.

Naruto no había conocido a ningún joven de su edad que hubiera vivido las consecuencias de la Guerra de Hechiceros, como se denominó al evento que cambió el mundo sobrenatural y el mundo humano, aunque todavía nadie sabe en que los cambió. Pero junto a él tenía a Megumi, un hechicero de primer grado que iba con él al instituto, un chico que vivió los cambios y la muerte causada por Kenjaku y el Rey de las Maldiciones. Era algo que a uno le marcaba el carácter.

―Comprendo que no estas muy de acuerdo con las legislaciones marcadas por esos ancianos―Xenovia fue la segunda en terminarse su helado tras Megumi, tirando el palo de este al interior del bote de la basura―. Si no, no habrías ayudado a Bigotes a pelear contra el tipo pulpo y hubieras delatado su ubicación actual, porque no están ni Tsuki ni Maki para protegerlo si envían a un hechicero de grado especial detrás suya.

―Eres buena―murmuró mirando hacia el oscuro lobby del cine que los esperaba con una sensación fría―. No estoy de acuerdo en dejar que Sukuna y Kenjaku a un lado. Se ha demostrado (por Kenjaku) que ellos no se han olvidado de nosotros. Concederles esa ventaja, es llevar a los 200 hechiceros sobrevivientes a su muerte con mucha facilidad. Y los ancianos no han visto el peligro que representan el Rey de las Maldiciones y el traidor de la hechicería.

Kenjaku y Sukuna eran las dos figuras importantes en el mundo de la hechicería en la actualidad. Uno (Kenjaku) había sido un hechicero consumido por sus oscuros intereses, creando lo que se denominaron como los "Úteros Malditos" y dando a luz a humanos que podían ser considerados como híbridos debido a su parte maldición. El otro (Sukuna) había sido un monstruo en vida que pudo eliminar a Satoru Gojo con un solo movimiento, pero del que se conocía poco de su pasado o de su historia después y antes de su época como Rey de las Maldiciones. Solo se sabía que Ryomen Sukuna era un monstruo y que no se contendría incluso al matar a un simple niño o a una persona devota.

―¡Supongo que tendré que darles una patada en sus traseros!

Naruto lanzó el palo del polo hacia el cubo de la basura sin mirar, oyendo cuando este golpeó el borde y no procedió a caer fuera del mismo, si no dentro, perdiéndose entre la basura.

―Eso es más fácil decirlo que hacerlo. Tras el ataque de la Brigada Khaos, no ha habido señal clara de Kenjaku y mucho menos de Sukuna. Los únicos que pueden decirnos algo...

―...son o los miembros de ese equipo terrorista o las maldiciones que parecen perseguirme―los chicos se detuvieron en el mostrador, sus caras convertidas en una contracción que mostró su disgusto ante lo que estaban viendo―. Eso es...¿un humano?

Donde debería haber estado el hombre o la mujer encargada de la venta de entradas, se encontraba una figura extraña, de piel morada, con sangre goteando de la cuenca de sus ojos y con el cuerpo tan hinchado como si hubieran metido aire a presión en dicha figura, dando una forma grotesca que podría haber provocado que los sensibles vomitaran sobre sus zapatillas.

―Es asqueroso.

Ambos chicos estuvieron de acuerdo silenciosamente en la afirmación de su amiga. Sus ojos habían registrado la extraña forma humanoide que Naruto podría haber pasado como una extraña figura, pero que el gesto de "respiración" que hacía, le había indicado al estudiante de hechicería que estaba vivo. Era eso o la figura podía representar la función de respirar tan bien como alguien vivo, ya fuera un animal o una persona humana; y aquello no era ninguna de las dos cosas.

―Deberíamos registrar el cine―el aire salió de la boca de Megumi formando un apesadumbrado suspiro por parte del chico de cabello oscuro. La escena era la típica escena de película de terror, pero la diferencia erradicaba en que los monstruos eran reales, y todo apuntaba a la presencia de algún ser sobrenatural en aquel lugar. Podía sentirlo, con su energía maldita burbujeando―. Espero que hayáis traído vuestras...

Megumi se giró. En las manos de Xenovia había aparecido su espada enorme de hoja azulada denominada "Durandal" y en las manos de Naruto hacía aparecido la "Espada China de Combate", además de otra chica que saludó tímidamente a Megumi.

―¿Una seguidora, Naruto?

―¿Qué? ¡Ah! Ella es Rika Orimoto...la Reina de las Maldiciones, mi mejor amiga―Naruto presentó a la chica de cabello castaño que había aparecido al lado del rubio―. Ella es mi maldición, mi perdición...

―¡Idiota!

―¡Hay! ¡Duele!

El olor a sangre inundó las fosas nasales de los cuatro adolescentes. Aquel hedor a muerte provenía de una de las salas y se fue intensificando según iban caminando, avanzando paso a paso, obligándoles a arrugar los rostros y las narices a causa del olor, lo que se convirtió en un verdadero rostro de horror cuando vieron otras figuras similares, con algunos humanos a medio convertir.

―¡Oe, oe, oe! ¡Tenemos invitados!

Un joven estaba sentado en un pequeño asiento bajo la enorme pantalla de cine, la cual colgaba rasgada y llena de sangre sobre su cabeza. El cabello le caía sobre los hombros, de un tono gris claro, y enormes cicatrices recorrían su cuerpo como si fueran tatuajes.

―Tú...¿has ocasionado esto?

La voz llena de ira provino de Naruto, quien dio un paso decidido hacia el chico allí sentado. Si hubiera dado otro paso, los humanos convertidos se hubieran lanzado sobre él; pero "Durandal" cortó la mitad de aquella sala con un solo movimiento, enviando trozos de cuerpos por toda la sala.

―¡Oh! La inteligencia de los hechiceros de ahora...es un poco demasiado corta, ¿no crees?―el chico rio con diversión, mofándose del rostro cada vez más airado de Naruto―. ¡Es tan divertido ver como te enfadas! O ver como los humanos se enfadan en general―Naruto meció su espada y partió por la mitad a una persona a medio convertir. Sus ojos dejaron de ser azules, dejaron de ser...humanos―. Y ya que el rey ha querido meterte al juego...¿por qué no jugar mientras esperamos?

El chico de cabello gris chasqueó los dedos con diversión, mostrando su sonrisa llena de burla y veneno. Una figura cayó frente a Naruto. Era delgado, con la piel pálida y la cara alargada. Si no hubiera visto otras maldiciones, Naruto habría huido del lugar; pero no se movió ni siquiera cuando aquella maldición se irguió completamente, sacándole unos quince centímetros, tal vez algo más.

―¡Kkekekek!

El brazo de la maldición se movió con la intención de golpear al adolescente. Aquello fue solo la intención. El brazo salió disparado hacia el lado derecho del chico de cabello gris. Rika se mostró poco amable ante el gesto de amenaza.

[Voy a matarlo, Naruto]

―Adelante, Rika. Vamos a acabar con este desgraciado.

Sin embargo, por haber estado distraído con sus ojos fijos en el chico y en la maldición, ninguno de los cuatro pudo vio el fuego que salió disparado desde la izquierda y, a la vez desde la derecha, un enorme dragón blanco (una maldición con forma de dragón chico) fue directamente contra Xenovia.

―Ya que quieres pelear―el chico de cabellogris sonrió. Naruto no se mostró amenazado ante los ataques. Megumi pareciódeshacerse del fuego y Xenovia bloqueó al dragón con su espada―; ¡vamos apelear!


*Nota de Autor: ahora empieza lo chido

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top