Capítulo 35
Habían pasado unas semanas desde la aparición de la Brigada Khaos en acción y desde que se conociera la presencia de Kenjaku en el mundo, siendo un aliado o posible líder del grupo terrorista que parecía estar aterrorizando a las facciones y a los distintos panteones de las distintas culturas, como si la presencia de la Brigada Khaos fuera un recordatorio de una posible extinción de los dioses, como si fuera una espina clavada en los líderes de las facciones y un recordatorio constante lleno de miedo hacia ellos.
Después de la batalla, el mismo Lucifer se había encargado de reparar los terrenos de la academia y el edificio principal, lo que había hecho con un leve gesto de su mano como si estuviera montando simples piezas de lego una sobre la otra encajándolas con un movimiento de mano, lo que era sorprendente de ver, por lo que el edificio quedó reconstruido para el día siguiente y las clases siguieron su curso normal sin que nada pudiera interferir en las mismas. Aquello solo fue un indicativo para los adolescentes de que los exámenes finales antes de las vacaciones de verano, estaban a la vuelta de la esquina.
Issei no era un estudiante brillante, pero había estado yendo a clase durante todo el curso, algo muy contrario a lo que Naruto había hecho desde el primer día. A pesar de la diferencia entre ambos chicos, el rubio de ojos azules había demostrado, una vez más, ser superior a su compañero y terminó con una de las mejores calificaciones dentro de la parte superior de la tabla, obteniendo diversas rebajas de puntos debido a su impuntualidad y sus faltas injustificadas que lo dejaron dentro de los diez mejores estudiantes de la academia, mientras que Issei Hyodo no había pasado del número cincuenta, aunque era un buen promedio para un pervertido reconocido.
Tras terminar los exámenes finales, los jóvenes fueron dejados en libertad desde finales de julio hasta principios de septiembre, lo que daba a los estudiantes todo un mes para no preocuparse de exámenes o deberes impuestos por los profesores hasta septiembre. Pero eso era algo que un estudiante normal haría: disfrutar de los fuegos artificiales y tener una de las mejores experiencias de su vida, tal vez incluso con un amor de verano que fuera fugaz o para toda la vida, compartiendo un beso durante los fuegos.
Las vacaciones de los estudiantes de hechicería no estaban marcadas en ningún calendario y podían ser consideradas como algo completamente inexistente. Para Naruto, el mes de agosto con sus 31 días, iba a estar enfocado en un entrenamiento arduo para mejorar aun más su condición física hasta el punto sobrehumano, algo que ya sobrepasaba con cierto margen, pero Maki no iba a dejar que su aprendiz aflojara el entrenamiento ni iba a darle un descanso a pesar de que hubiera vencido a una maldición de grado especial por sus propias manos. Naruto aun era un aprendiz y Maki se lo iba a recordar.
A los entrenamientos de ambos chicos se había unido Xenovia Quarta, la nueva integrante de la mansión en la que vivían los jóvenes hechiceros en el bosque a las afueras de Kuoh, rodeados de bosque y animales silvestres que observaban el intercambio de golpes sin preocuparse demasiado. Ya era una constante, después de los largos meses en los que Maki, Nobara y Tsuki habían estado entrenando al joven de cabello dorado y lo hubieran usado como su saco de boxeo.
Aquel 4 de agosto no estaba siendo distinto para ninguno de los tres adolescentes. Mientras Nobara y Tsuki entrenaban con un régimen distinto, los otros tres habían vuelto a la zona del bosque que usaban como su campo de entrenamiento. Había árboles arrancados; cráteres adornando las zonas que deberían haber estado llenas de hierba y mostrando un verde impoluto, que identificara aquel bosque como una zona segura a la mano de un ser humano.
Dicha zona había sido llenada por los sonidos de forcejeo entre los luchadores presentes, por el choque de las espadas y los gruñidos por parte de los adolescentes que intentaban alzarse con la victoria sobre sus rivales, algo que parecían no estar consiguiendo hasta el momento y que Maki misma parecía estar rozando con los dedos de su mano.
"Ambos están creciendo a un ritmo acelerado. Desde que Rika se ha librado del sello y comparten dos cuerpos, Naruto ha estado cambiando de alguna manera. Siento...algo extraño viniendo de él"
Maki Zenin bloqueó el puño que iba dirigido hacia ella y pateó el pecho del chico con la fuerza suficiente para hacerlo desplazarse hacia atrás, dejando marcas en la hierba. Naruto solo masajeó la zona como si aquello hubiera sido un mero roce que no le hubiera podido causar una rotura de huesos o daño interno, como si ella no lo hubiera pateado directamente contra el estómago con una fuerza que podría haberlo reventado y la miró con un brillo divertido en sus ojos azules.
"Él está distinto"
Relajó los músculos de su cuerpo y fijó sus ojos en Naruto solamente, agudizando el oído para estar lista por la intervención de Xenovia en cualquier momento. Ambos la estaban emboscando, rodeándola como si ella fuera la presa de ambos y no al revés. Pero había estado en una guerra. Había perdido a amigos y compañeros en el Incidente de Shibuya y en...el Juego de Sacrificio. No era una hechicera ordinaria que ellos pudieran menospreciar.
Se lanzó hacia adelante cuando captó el leve movimiento de la pierna dominante del Uzumaki, entrando en su espacio personal y descargando un jab directo a su mentón, el cual fue bloqueado cuando el muchacho levantó su brazo izquierdo e hizo que la extremidad recibiera todo el impacto del golpe, lo que causó viento que agitó el cabello de ambos.
Pero ahí no terminó.
Los comenzaron a lanzarse golpes como si no hubiera un mañana. La velocidad de sus extremidades no hubiera podido ser captada por ojos humanos normales y muchos que pudieran ver dichos movimientos, no podrían haber reaccionado o sus cuerpos no lo hubieran hecho con la normalidad que ambos lo hacían. Maki y Naruto eran dos monstruos en poder físico, que dejarían en vergüenza a los hechiceros de alto calibre como lo eran Yuki y Gakuganji.
Un estallido de viento causó que ambos se separaran, abriendo al mismo tiempo huecos en su defensa. La más rápida en reaccionar fue Maki, quien se recuperó asombrosamente rápido de aquel cambio en el ritmo y lanzó un golpe de cabeza que destrozó la nariz del chico, la cual crujió y soltó gotas de sangre que se llevó el viento.
―¡Argh!
En la guerra todo valía.
Maki giró y bajó su cuerpo cuando Naruto lanzó un golpe de derecha. Sorprendiendo al aprendiz, la hechicera de primer grado descargó un golpe contra la zona donde debería estar el hígado de su adversario, obteniendo un agudo gruñido por parte de él cuando golpeó la misma zona, casi causando una rotura de costillas.
―¡¿Te rindes?!
―¡Ni en sueños!
Los ojos de la joven se abrieron y una sombra se extendió por su rostro y perdió de vista el sol de medio día. Naruto descargó un jab directo contra el rostro de Maki y la hizo estrellarse contra el suelo con una fuerza contundente. Cualquier otra persona habría quedado inconsciente o muerto por un golpe de tal magnitud con una fuerza como la del muchacho; pero Maki envolvió sus brazos alrededor de la extremidad del Uzumaki sorprendiéndolo. Cuando él intentó retirarse, las piernas de la chica lo empujaron contra el suelo y una llave retuvo al aprendiz con el brazo a completa merced de Maki.
"¡Jiujitsu!"
Naruto reconoció aquella llave cuando Maki la aplicó y su mente intentó encontrar una forma de sobreponerse a ella. Si usaba su fuerza, podría revolverse o levantar a Maki y librarse de la llave; pero eso era algo que Maki ya había pensado cuando la realizó, por lo que el sonido de "crack" se oyó un segundo después de que ella realizara la llave, causando que el brazo izquierdo del joven quedara descolocado, con el hombro sacado de su sitio habitual.
―¡Nhg!
―No iba a dejar que intentaras removerte―murmuró, poniéndose de pie y mirando como Naruto se levantaba al mismo tiempo, con su brazo izquierdo completamente inerte, como si no tuviera vida―. Ya pensé en tus posibles jugadas. Eres un aprendiz. Yo soy una hechicera.
Los ojos de Naruto quedaron ocultos por el cabello. Sin queja alguna, se recolocó el brazo ante los ojos ampliados de Maki, que miró aquello con una ligera inquietud. ¿Habría lastimado el orgullo del chico? ¿Lo habría lastimado...sentimentalmente?
―Naruto...
―¡Eso ha sido asombroso!
Una gota de sudor escurrió por el mentón de Maki cuando ojos en formas de corazones la miraron intensamente. Había olvidado que el chico se sentía enamorado "de mujeres fuertes" y ella entraba en la lista de lo que Naruto consideraba una mujer fuerte.
―Idiota―murmuró entre dientes, apartando el cuerpo y dejando que la espada de Xenovia golpeara la tierra―. ¡Te he percibido desde hacía minutos, Xenovia!
La ex exorcista levantó la espada y bloqueó la patada de la hechicera, la cual la envió a estrellarse contra un árbol con demasiada facilidad empujándola solo con la fuerza del golpe, lo que era algo sorprendente si le preguntaban.
Maki tenía una fuerza sobrehumana y experiencia en el combate cuerpo a cuerpo o con armas blancas. Ella se había encargado desde el primer momento de seguir el entrenamiento de Naruto y de ser la mentora de Xenovia cuando el chico la convenció de no unirse al lado de los demonios. Pero ambos estaban carentes de la experiencia que ella tenia y era lo que les faltaba a ambos, sobre todo al rubio.
―¡Hemos terminado por hoy!
Con aquella declaración, tanto Naruto como Xenovia se dejaron caer sobre sus traseros, mostrando unos rostros marcados por los golpes y el sudor causados por el entrenamiento bajo la tutela de Maki, quien apenas parecía haber comenzado a sudar hacía solamente unos minutos o menos.
―He oído que tenéis un viaje hacia Kioto dentro de poco―preguntó, mirando hacia los dos adolescentes que resollaban, buscando oxígeno para sus pulmones vacíos.
―D-después de las vacaciones de verano―Naruto respiró hondamente llenando sus pulmones con todo el aire que pudo encontrar―. Nos lo dijo la profesora antes de iniciar las vacaciones. A mediados de septiembre, viajaremos a Kioto con todos los chicos de segundo.
La hechicera frunció el ceño ante aquella noticia. En Kioto estaba la sece de la Sociedad de Hechiceros, la que controlaba a todos los hechiceros de la nueva era tras aquel tiempo tan oscuro. Cuando Naruto pusiera un pie en Kioto, podría ser cazado como un simple perro y ser asesinado sin que ellas pudieran intervenir, por mucho que hubiera sido usado como un mediador durante la reunión de las facciones.
Maki meneó la cabeza e hizo crujir su cuello.
―Kioto es el principal lugar donde los seres sobrenaturales de Japón se reúnen. Es la capital del mundo sobrenatural para la facción del Shinto...y para los hechiceros―las cicatrices comenzaron a picar. Aquellas marcas que le recordaron a Jogo, el Incidente de Shibuya y la muerte de sus compañeros que no fueron...revividos―. Probablemente te conviertas en su objetivo.
―¿Qué? ¡Pero si ayudé con la reunión de las facciones! ¡Incluso maté a ese tipo planta!
―Hace veinte años, Kenjaku mató a todos los Ancianos que formaban nuestra antigua sociedad, dejándonos sin los líderes que debieron guiarnos en la guerra. Después de veinte años, Kenjaku ha vuelto para terminar lo que empezó y parece estar sirviendo a un "rey". Si es quién creo que es, posiblemente Kioto no sea el mejor lugar para ir en un mes, Bigotes.
―¿Quién es...este rey?
Sintió la boca completamente seca, como si toda la saliva hubiera desaparecido. Los labios parecieron volverse arena y cuando trago, sintió una lija bajando por la garganta. Maki Zenin respiró profundamente f miró hacia el cielo, hacia las nubes blancas que habían aparecido.
―El Rey de las Maldiciones...Ryomen Sukuna.
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