Capítulo 17
Los parciales estaban a dos semanas de presentarse en la Academia de Kuoh. Para aquellos estudiantes que hubieran estado presentes los últimos meses llevando sus estudios al día, los exámenes no deberían ser demasiado complicados. Sin embargo, para uno de los estudiantes de la academia, aprobar dichos parciales se habían vueltos complicados. No había sido un mal estudiante, pero el tiempo que pasó fuera de la academia por factores externos, había generado trabajos extra que tendría que hacer antes de poder participar y hacer los exámenes de finales del trimestre, lo que era estresante si no sabías como estudiar.
Naruto, al contrario que muchos estudiantes que ahora estaban perdidos en los apuntes (mismos apuntes que Sona, Tsubaki y Akeno le cedieron) e intentaban buscar un sentido a las palabras escritas en su propia mente, sabía como tenía que estudiar, que hacer para poder memorizar solamente aquello que necesitaba plasmar en los trabajos y los exámenes. Por ello cuando volvió a la academia después de cuatro meses, en un tiempo estimado de una semana y media, donde también fue entrenado por Maki y Nobara en las aptitudes de los hechiceros, pudo ponerse al corriente de los trabajos necesarios para presentar los exámenes, aunque debido a su falta continua no obtendría un diez o una matricula de honor, lo que Sona vio como una oportunidad para el aprendiz de hechicero.
Sona había comprobado que Naruto era inteligente. No había tomado esto del expediente sesgado que cedieron a la academia y la directoria le cedió a ella y al Consejo poco después. Aprendió quien y como actuaba Naruto en cada momento. Leyó su lenguaje corporal, lo vio relacionarse con Rias y todos los que lo habían estado rodeando durante los últimos cuatro meses, así como su reacción ante el dinero, las apuestas y el mismo Raiser Phoenix, a quien finalmente terminó matando. Dejando tras de sí un rastro nauseabundo que los ancianos intentaban ocultar, o al menos una parte de los 72 Pilares.
Ella se quedó sorprendida cuando el mismo señor de los Bael, el anciano, la contactó directamente, entregándole un monto de dinero para contratar a Naruto Uzumaki, el Aprendiz de Hechicero. Incluso hizo demasiado énfasis en ello y no pudo objetar nada cuando se le pidió localizar y contratar al aprendiz de hechicero, lo que ella hizo sin demasiadas objeciones y terminó presentándole aquella oferta que Bael extendió para contratar al chico.
Fue en aquel momento que Sona vio la inteligencia de Naruto. No solamente jugó con el ego de Raiser y su prepotencia a creer que la inmortalidad del fénix no podía ser vencida. Jugó con ellos como si hubieran sido meras marionetas bajo su cuidado, dejando ver que no era el frágil chico que se presentó frente a ellos...o eso era lo que el mismo Naruto les había dicho, porque ella vio que la historia era diferente en muchos aspectos. Su cambio solo surgió tras el incidente con Raynare y cuando empezó a entrenarse como hechicero. Aunque no podía negar que Naruto era un monstruo con la espada, como si hubiera nacido para ella, como si el arma fuera una extensión inseparable de su brazo y se moviera en perfecta sintonía con el resto de su cuerpo sin error alguno, como si no pudiera cometerlo de todas formas.
Y la personalidad del chico era distinta cuando una espada ocupaba sus manos, ya fuera una de madera o acero. No importaba el material siempre que dicha arma tuviera la forma de una espada con la que golpear a sus adversarios o cortarlos cuando lo quisiera. Había sido, con diferencia, el mejor miembro del club de kendo hasta que lo dejó a un lado, algo que sorprendió al consejo.
Sona sabía que Naruto era más de lo que dejaba ver. Ocultaba sus intenciones y se movía por intereses, lo que lo volvía un peligro para cualquiera que intentara cruzarse en medio de su camino, lo que el mismo tiempo lo hacía manipulable. Si alguien le ofrecía aquello que quería ¿Qué sería capaz de hacer Naruto con tal de conseguir aquello que estaba anhelando?
Era una pregunta tan aterradora, que no iba a buscar la respuesta. Ni siquiera quería oírla de otra persona y mucho menos de la boca del propio Uzumaki, quien seguramente se lo contaría encantado.
Un golpe seco devolvió a Sona al presente. Se encontraba en la sala de reuniones del Consejo Estudiantil. Era el único lugar donde pocas personas iban a buscarla cuando quería estar sola, lo que hacía que la persona que estuviera al otro lado de la puerta fuera Tsubaki o el mismo Naruto, quien había estado en su mente los últimos meses.
Carraspeó. Aclaró su garganta y habló con clama mientras movía el bolígrafo por el papel sin demasiadas preocupaciones. Siendo una demonio, aquello se hacía demasiado sencillo para ella.
―Adelante.
La voz salió en apenas un murmullo que una persona normal no podría haber oído al otro lado de una puerta alejada veinte metros de donde estaba la presidenta. Sin embargo, la puerta se abrió y Tsubaki quedó a la vista de los ojos morados de Sona, quien había levantado la cabeza para mirar quien entraba.
―He venido con el nuevo chico de transferencia.
Otro chico se transfería a la Academia Kuoh el día de hoy. No era algo demasiado extraño. Diversas becas completas se habían extendido a lo largo del mundo para que muchos estudiantes pudieran acceder a una mejor educación, como fue el caso de Naruto. A ojos de Sona esa era la historia oficial.
Detrás de Tsubaki apareció un joven de diecisiete años con el cabello arreglado y puntiagudo se mostró a ojos de Sona. Tenía los ojos eran azules, sin el brillo de vida que estaban en los ojos de Naruto y daban una pequeña vibra de una persona desganada. También era alto, probablemente por debajo de Naruto y con un cuerpo mucho más delgado que el del espadachín.
Aquel examen ocular le dio una buena información del nuevo chico que acababa de llegar a Kuoh con unas notas sobresalientes, siendo un contraste demasiado dispar físicamente con su amigo.
―Megumi...¿sin apellido?
Sona alzó una de sus cejas al ver que no había apellido o segundo nombre detrás del primero, lo que era muy inusual, aunque había pasado en algunas otras ocasiones que no recordaba.
―Si. Soy huérfano. No conocí a mis padres. Ni siquiera hay un registro de mi nacimiento y el nombre proviene de una de las monjas que me cuidó en el orfanato.
La voz de Megumi era suave y ligeramente tétrica, si le preguntaban a Sona. Correspondía demasiado bien con su aspecto y su actitud. Era un conjunto de chico "emo" que estaba mostrando frente a ellas sin ocultarlo demasiado.
Debía ser realmente así. Al menos, a impresión de Sona.
―Bien, no es como que importe, Megumi-san―una extraña sensación recorrió a Sona. No solía usa los nombres a menos que esas personas le hubieran caído en gracia―. Te voy a asignar un tutor y una habitación en un nuevo complejo estudiantil. Tu tutor duerme al lado de tu habitación. De momento, sois los únicos viendo allí.
Cuando Naruto le contó sobre el ataque de unos hechiceros que querían su cabeza, Sona se encargó conjuntamente con su hermana de obtener los permisos y recursos para crear un mejor lugar para los estudiantes, colocando barreras, sensores y permisos de entrada para que solo aquellos que eran estudiantes pudieran entrar.
―Naruto-kun está llegando. Lo vi en la biblioteca preparando algunos trabajos nuevos y repasando para el examen de dentro de unas semanas. No creo que tarde demasiado, si me lo preguntas.
La temporada de los parciales mantenía a los estudiantes centrados en los exámenes, sobre todos a aquellos que pertenecían a tercero y querían una beca para una universidad prestigiosa, así fuera con alguna transferencia escolar. Y Naruto había demostrado que quería estudiar y seguir creciendo de una manera académica, lo que alegró a Sona por su amigo.
―Tú tutor será un estudiante de tu curso y grado: Naruto Uzumaki. Es uno de los alumnos que representan el "esfuerzo" dentro del grupo y que no ha dejado de estudiar a pesar de sus circunstancias―se había creado una historia sobre la ausencia del adolescente y fue demasiado verosímil, incluyendo pruebas y hechos, que hizo difícil que la directora pudiera determinar echarlo, aunque le dio el trabajo de casi medio curso para que lo hiciera a cambio―. Espero que puedan trabajar junto y se lleven bien. Ambos sois prometedores y no creo que nosotros o los profesores deseemos algún mal o algo semejante para vosotros.
Sona estaba evaluando las reacciones de Megumi, esperando algo de su parte. Pero el chico se mantuvo cayado, mirándola directamente casi sin pestañear ni respirar. Tsubaki misma estuvo a punto de ver si el chico seguía vivo o se había muerto allí de pie de un paro cardiaco.
―Entiendo. No causaré demasiados problemas.
Sona dio un cabeceo ante aquella simple respuesta por el lado del adolescente. Sin demasiadas ceremonias, entregó el horario al chico y le dio las reglas pertinentes.
―¡Siento llegar tarde!
La puerta se abrió de golpe. Esto no sorprendió a Tsubaki o Sona. Naruto apareció mostrándose algo agitado, con diversos papeles entre sus brazos y despeinado, con el uniforme desarreglado y ligeramente arrugado, lo que indicaba que el chico había corrido hacia allí.
―Uzumaki-san―Sona respetaba a Naruto y era su amigo, tal vez su mejor amigo hombre si Naruto permitía eso. Pero dentro de los límites de la academia debía existir una separación entre ambos, un límite que ninguno de los dos podía traspasar, o al menos no de forma demasiado frecuente y frente a otros estudiantes―. No es problema. Tsubaki me ha mencionado que estabas estudiando para el próximo examen que tendremos en breve. Lamento no haberte avisado con tiempo.
Las palabras fueron cordiales y aunque algunos las sintieran cortantes, ocasionaron que Naruto sonriera ligeramente al ladear los labios, dejando que sus brillantes dientes quedaran a la vista. El había estado hablando demasiad con Sona como para ver cuando era realmente cortante o se mostraba molesta por algo.
―¡No hay problema!―depositó los papeles y trabajos sobre la mesa de la sala y caminó hacia las tres personas. Tsubaki y Megumi se habían acercado a Sona para obtener el horario, por lo que cuando llegó Naruto estos aun permanecían lo suficientemente cerca―. ¿Qué es lo que necesitas de mí? Solamente entendí que querías hablar conmigo, pero nada más.
―Te presento a Megumi-san. Es un estudiante de transferencia como tu y quiero que lo ayudes―ambos adolescentes estrecharon las manos durante un lapso corto de tiempo―. Quiero que se adapte y eres el mejor para hacer eso en estos momentos al conocer su situación por haber pasado por lo mismo. Por supuesto, si te niegas, no tendremos problemas en buscar a otro estudiante. Sin embargo, los créditos de algunos de los exámenes se verán realmente afectados.
Amenaza. Chantaje. Sona era buena jugando y Naruto solamente sintió como una de sus cejas se contraía ante las palabras de la chica, quien lo estaba mirando directamente, como si intentara apuñalarlo solamente con la mirada.
―Bien―soltando un suspiro, pasó los dedos por su cabello de forma derrotada. Los hombros se le hundieron ligeramente y el cuerpo fu hacia adelante generando una "chepa"―. Voy a ser tu esclavo.
―No es necesario que dramatices―Tsubaki rio ligeramente, ocultando la risa con su mano―. En poco menos de una semana, probablemente Megumi-san estará libre de tu influencia y podrás seguir siendo el solitario que eres.
―No soy solitario―refunfuñó el chico―. Solo no quiero compartir mi comida con gente que intentará quitarme mis deliciosos aperitivos. ¡Gracias!
Una vida escolar adecuada y normal. Naruto no iba a tener es. No lo necesitaba. Tampoco que otros compañeros le pidieran dinero o le pidieran de sus chicles o comida.
Soltando un suspiro, Sona habló.
―Es lo mejor que podemos darte ahora, Megumi. Si ves que Uzumaki-san no cumple con lo establecido con el programa de ayudantes, puedes notificarlo y será retirado.
―Si. Eso haré.
Megumi hablaba en serio. Ambas chicas sintieron que la respuesta del adolescente fue concisa y directa, pero que iba cargada con seriedad, justo como alguien que haría lo que estaba diciendo.
―Bien. Con esto, ambos pueden salir de esta sala. Gracias por venir y espero que este sea tu sitio, Megumi-san.
Megumi dio un cabeceó ante las palabras de la presidenta y se encaminó hacia la salida. Naruto lo siguió segundos después tras haber recogido sus papeles y colocarlos de una forma que no entorpecieran su carrera hacia la biblioteca de vuelta.
Naruto colocó los papeles bajo su brazo izquierdo.
―Megumi, ¿cierto?―el moreno dio un asentimiento―. Soy Naruto Uzumaki, de tercer año. Supongo que vivirá en la nueva residencia de estudiantes. ¿Te parece que vayamos hacia allí primero? Creo que deberías dejar tus cosas.
Un par de maletas estaban colocadas a ambos lados de la puerta de la sala de reuniones.
―Si, sería la mejor idea...
Aquella decisión, cambió la historia a partir de este punto.
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