Capítulo 13
La mayor parte de la alta sociedad se había presentado en el hogar del clan Gremory para uno de los eventos más importantes de la década: el compromiso de la joven heredera de los Gremory con el tercer hijo de los Phoenix, dos clanes que pertenecen a los 72 Pilares del Inframundo, aunque actualmente eran 34 Pilares, los clanes con más poder político y influencia dentro del Inframundo y eran quienes apoyaban indirectamente a los Cuatro Reyes Demonio del Inframundo.
Todo el Inframundo conocía del compromiso entre ambos jóvenes y se alegraba por ellos. Tras la guerra civil que involucró a la vieja acción con la nueva, los demonios de sangre pura habían estado a las puertas de la extinción y lo seguían estando. Como raza, los demonios habían rozado su propia autodestrucción durante la guerra civil y perdieron miles de sus miembros durante el enfrentamiento, manchando el Inframundo con la sangre de los portentosos demonios de sangre pura.
Gracias a uno de los nuevos Reyes del Inframundo, la raza de los demonios se vio reforzada con aquellos reencarnados por el sistema de las Evil Piece creado por Ajuka Beelzebub, quien vio una oportunidad en aquellos mestizos para poder volver a aumentar el número de demonios en el Inframundo. Aunque, por supuesto, era un sistema que solo nobles podían utilizar y que no todos estaban contentos con su presencia o su uso.
Tanto demonios como reencarnados podían estar en contra del sistema. Muchos de los demonios "toleraban" el sistema creado por Ajuka y los humanos solamente veían aquello como una segunda oportunidad y se resignaban a ser los siervos de aquellos quienes los reencarnaron, pues si no serían demonios descarriados, sin control, y serían perseguidos por algún otro séquito.
No todos estaban contentos, pero todos mantenían un rostro alegre sin poder hacer el cambo necesario y respetaban lo que los Reyes del Inframundo hicieron por devolver a los demonios a un estado más aceptable dentro de las Facciones Bíblicas, colocándolos nuevamente en una posición de poder respetable frente al Grigori y el Heaven, sus dos rivales.
El sistema de las Evil Piece también se influía de los matrimonios entre dos miembros de las casas nobles del Inframundo y mucho más cuando esas casas pertenecían a los 72, pues todos los ojos estarían puestos en los miembros que se casaban.
En este caso en particular, Rias Gremory debería mantener a su séquito controlado para que su prometido, Raiser Phoenix, no se deshiciera de él por un simple capricho o los usara como herramientas, lo cual el propio demonio de sangre pura había pensado en infinitas ocasiones, mucho más cuando eso implicaba a Akeno o a la misma Rias en su propio harem. El resto del séquito, Raiser lo veía remplazable por piezas mucho más serviles y menos fieras o rebeldes en su contra, como había sido el caso del Peón nuevo de Rias: Issei Hyodo.
Issei Hyodo no estaba de acuerdo con aquel compromiso y no había estado de acuerdo en dejarse vencer por Raiser por un abandono, a pesar de que había estado a las puertas de la muerte al finalizar el Rating Game contra el séquito de Raiser, quien realmente mostró su superioridad a pesar del entrenamiento en la casa de campo de los Gremory.
Sin embargo, así se habían dado las cosas. Raiser había obtenido una victoria sobre el séquito de Gremory había cumplido con el pedido de Rias de no matar al Peón a pesar de que había sido descortés con él y lo había tratado como si no fuera nadie, como si su palabra no fuera importante fuera del Inframundo. Pero Raiser demostró que estaba por encima de Rias y de sus seguidores. Demostró que no podía ser vencido y que su récord en los Rating Game seguía hacia la cima.
Sin embargo, incluso las victorias de Raiser tenían su explicación sencilla y que provenía de su sangre: era miembro de los Phoenix y contaba con la regeneración y el poder del fuego del ave mitológica conocida como Fénix, lo cual le daba un hack directo en cualquier enfrentamiento que tuviera con la persona que tuviera, solamente si esta no conocía como superar esa "inmortalidad" con la que contaba. Demonios y seres o humanos más experimentados, podían superar a Raiser o cualquier miembro de los Phoenix si este no era lo suficientemente poderosos.
En esta ocasión, Rias no había contado ni con el poder ni con experiencia adecuadas para enfrentar a Raiser, quien ya llevaba varios Rating Game ganados y una experiencia sólida en las peleas.
Este hecho había dejado tocados a los miembros del séquito de Gremory, quienes no habían visto a su señora en todo el mes hasta aquel mismo día, donde Rias aceptaría el compromiso con Raiser y se desposaría a las tres semanas siguientes.
―¡Deberíamos detenerla!
Issei no era un chico que se rindiera. Podía ser idiota y pervertido e incluso era odiado por muchos (Naruto incluido), pero no era una persona que dejara a sus amigos en ese tipo de situaciones como en la que estaba actualmente Rias, s amada presidenta del club.
―Perdimos Issei-kun.
El murmuro apesadumbrado de Kiba fue solamente escuchado por lo miembros del séquito de Gremory, quienes estaban apartados del resto de los invitados sentados en una mesa alejada.
―¡Grg! ¡¿Y qué?! ¡Podemos intentarlo nuevamente!
―Pervertido idiota―la pequeña nekomata se mostraba igual de abatida que todos. Rias había sido quien la acogió, quien la protegió y la ayudó en su peor momento a pesar de haber sido convertida en una pieza. Rias era su amiga―. Debemos respetar lo que quiere la presidenta.
Issei escuchó aquello con incredulidad y miró a sus amigos con una confusión real. ¿De verdad estaban hablando en serio? ¿Rendirse sin más? No podía comprender como esas palabras habían salido de personas como Kiba o Koneko, quienes estuvieron del lado de Rias por muchos años antes que él.
―Issei-kun―la voz melodiosa de Akeno hizo que un escalofrío recorriera la espalda del adolescente. Cuando este la miró, vio la seriedad en los ojos violetas de la Reina―. Rias nos ha pedido que no intervengamos bajo ningún concepto. Y es lo que haremos, incluido tú. Podríamos causar que este problema se vuelva mayor cuando estemos bajo las garras de Raiser, poque seremos el séquito de su esposa y, como marido, tendrá derecho a deshacerse de todos nosotros. Y de i especialmente.
Ninguno era ajeno a la aversión que Raiser sentía por Issei. Vieron como el demonio de sangre pura lo golpeaba incluso cuando ya había ganado, enviando al muchacho a que fuera revisado por los médicos en vez de ser curado por Asia.
No tenían la fuerza para vencerlo, aún no.
―¿Dónde está Sona?
La atención de los invitados se había centrado en las escaleras. Con lentitud, llevando un hermoso vestido de novia, Rias Gremory había comenzado a bajar los escalones uno a uno, resistiéndose pasivamente a su final.
―Ella dijo que llegaría algo más tarde.
Tsubaki Shinra, como Reina del séquito de Sitri, había aceptado la invitación de participar en aquel evento de la mano de su señora, siendo su representación mientras ella terminaba algunas labores importantes y urgentes que habían acuciado al clan Sitri en los últimos días.
―Ella no suele faltar a estos eventos de sociedad.
Akeno respondió con lentitud, intentando ver la realidad en las facciones de la chica; pero los ojos y el lenguaje corporal de Tsubaki no saciaron la curiosidad de la Reina de Gremory, quien parpadeó al encontrar la verdad en las palabras de la Reina de Sitri.
―Ella acude donde quiere, Himejima-san. Rias es una buena amiga de Sona-sama, pero el clan Sitri está por encima de estos eventos sociales que ocurren cada cierto tiempo. La seguridad del clan Sitri esta por encima de todo esto, incluso de Rias.
Tsubaki habló con seriedad a modo de zanjar aquella conversación. Para su señora, el clan Sitri estaba por encima de muchas cosas, pero incluso ella misma dudaba que estuviera por encima del bienestar de Rias, una de sus mejores amigas si no la única del Inframundo.
"Sona-sama. ¿Dónde está?"
La urgencia del clan Sitri existía. Tsubaki no había mentido ni había ocultado nada a las preguntas y miradas incesantes que le había dado Akeno en todo momento. Solamente había omitido la verdad porque incluso ella, siendo la Reina de Sona, desconocía donde se encontraba su propia señora. Sona le había mencionado un problema un retraso en su aparición en el compromiso de Rias, algo que Tsubaki encontró extraño, pero no hizo por investigar. La confianza en su señora lo era todo y como Reina debía apoyarla.
Finalmente, Rias llegó al lado de su futuro esposo y lo tomó de la mano. Detrás de la pareja, se encontraba el Mao Lucifer mostrando una sonrisa cálida a los asistentes y a la propia pareja. Él mismo había apoyado aquel enlace cuando su padre lo propuso. Como Lucifer, no podía rechazarlo ni interponerse en los deseos de su padre, líder de los Gremory. Así eran las reglas.
―Gracias por asistir a este evento, a todos ustedes―los ojos del Maou buscaron por toda la habitación. Relucieron ligeramente ante la falta de la heredera de los Sitri y la presencia del séquito de su hermana―. Es un honor poder estar presente durante este momento importante, no solo en la vida de mi hermana, si no en la sociedad de los 72 y en todo el Inframundo.
Las palabras sonaron llenas de energía y alegría para todos los asistentes, sin embargo, quien conocía realmente a Sirzechs, podría ver la realidad en el brillo de sus ojos. Esos estaban apagados, carente del brillo juguetón que estaba usualmente presente cuando estaba con su hermana menor como en este momento. Algún chiste habría salido de su boca, algún comentario que la haría sentirse avergonzada. Pero al no sentirse alegre con esto, Sirzechs no podía jugar como lo solía hacer, molestar a su pequeña hermana.
―Mi hermana menor, Rias Gremory, dentro de unas semanas tomará a Raiser Phoenix como su esposo, lo que hará que los Gremory y los Phoenix sean uno dentro de nuestra sociedad. Esto dará pie a que la sociedad mejore, a que el Inframundo vea una nueva luz tras los terribles sucesos acaecidos hace unos cientos de años.
El recuerdo de la guerra civil aun permanecía en la mente de los ancianos y de muchos miembros nobles de la sociedad del Inframundo. Era una herida que se había mantenido y que aun no había cicatrizado, un recuerdo que pesaba a pesar de que habían pasado algunos cientos de años de aquel evento. Pero todos los presentes dentro de aquellas cuatro paredes perdieron a algún miembro en aquel cruel evento histórico.
―Este es el primer matrimonio dentro de los 72 que se ha celebrado desde la guerra civil. El primer matrimonio que nos dará una nueva línea de sucesores y demonios de sangre pura que poblaran el Inframundo dentro de unas décadas. ¡Por favor, apóyenlos!
Los aplausos no tardaron en suceder. La sonrisa en el rostro del tercer hijo de los Phoenix se ensanchó y miró hacia el público con un brillo intenso en sus ojos. Sin embargo, los ojos de Rias se mostraron apagados a pesar de su sonrisa presente.
Fue en ese mismo instante que el sonido de las gruesas puertas de roble infernal resonaron sobre los aplausos, sobre las sonrisas de los visitantes y sobre las palabras aduladoras dirigidas hacia la pareja. Fue en ese mismo instante que la imagen de los guardias volando atrajo las miradas atónitas de algunos asistentes al evento y, como un incendio, fue corriendo entre el resto hasta llegar a todos los invitados.
Fue en ese instante que las personas se hicieron a un lado formando un pasillo hacia la pareja y el Maou Lucifer, donde los tres pudieron ver como uno de los últimos guaridas salía disparado y caía a los pies del tercer hijo de los Phoenix.
―La cabeza de los cien millones―una hoja negra se apoyó en el hombro del atacante. Su sonrisa burlesca, encendió los ánimos del futuro esposo de Rias Gremory―. Y un KFC del Infierno. El pollo crujiente infernal seguro está lleno de proteína.
Dos guardias flanquearon al intruso. Movieron sus espadas de acero y las chispas no tardaron en sucederse.
La Espada China de Combate bloqueó la hoja del guardia de la derecha. El espadachín desvió, usando su antebrazo, el tajo del atacante de la izquierda haciendo que el ataque golpeara el suelo y formara un eco metálico que retumbó incluso en las ventanas.
―No es como que me caigas en gracia, Rias Gremory. Pero mi maestro me enseñó: "que el dinero no hace daño". Y me gusta el dinero casi tanto como Ma-chan y No-chan.
―¡Naruto!
Inspirando, llenando sus pulmones con todo el oxígeno posible, Naruto Uzumaki hizo fuerza y envió a los guardias a estrellarse contra las paredes circundantes, obligando a los asistentes a moverse para no quedar en medio de la trayectoria.
―Cien millones es tu precio, Raiser "KFC" Phoenix.
Una contracción en el rostro de Raiser, indicó que no le gustaba mucho aquel intruso.
―¿Cien millones? Los demonios poseemos mucho más. ¿Si te doy mil millones podrías irte? Estropeas este ambiente, chico.
―Y, estas insultando mi ética profesional, ¡KFC viviente!
La hoja de la espada cortó en dos al Phoenix terminando con la hoja chocando contra la escalinata, sorprendiendo a los asistentes. Mas su sorpresa no se debía a la "muerte" de Raiser, si no a la velocidad de aquel desconocido.
―Voy a tener que destriparte, chico―lentamente el cuerpo de Raiser fue volviendo a unirse. Pequeños vestigios de fuego anaranjado, desaparecieron ante la mirada burlesca del aprendiz de hechicero―. Voy a tener que enseñarte a respetar a tus mayores.
―Mayor mi hermoso trasero―el brazo envuelto en fuego se movió hacia el rostro del aprendiz. Este lo evadió y derrapó, alejándose cinco metros de la pareja―. ¡Quiero ver lo que un inmortal puede hacer! ¡QUIERO TU CABEZA COMO TROFEO!
Había ciertas cosas que motivaron a Naruto para intervenir en aquel evento, pero ninguna era su amor a Rias ni a su séquito, ni siquiera su aprecio a Sona.
Una de las cosas fueron los cien millones. La otra, fue su intención de comprobar los resultados de su entrenamiento.
Y, por supuesto, ver si podía vencer a alguien "inmortal".
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