Capítulo 12

Las hojas estaban verdes, anteponiéndose al inicio del verano y la alegría que llenaba la primavera. La hierba, frondosa como el mismo bosque al que pertenecía, mostraba una tonalidad de verde que era bañado por el sol, teniendo un pequeño destello de amarillo sobre el verde que contrastaba con el oscuro de las hojas de los árboles creando una hermosa vista que era observada por los animales, los principales habitantes de aquel bosque frondoso que rodeaba la ciudad de Kuoh.

Era extraño ver un claro tan despejado. No había animales y la hierba quedaba por debajo en altura de aquella que estaba en las partes más oscuras del bosque, aquella que estaba a los pies de los gruesos y fornidos árboles que se mantenían estoicos, vigilantes, observando todo lo que pasaba a su alrededor, como si fueran vigías.

Aquello indicaba que el pasto estaba siendo aplastado o cortado por algún animal o por alguien que usara demasiado aquel claro. Y no era un error. Rodeado completamente por los árboles y frondosos arbustos, aquel claro era la zona de entrenamiento preferida para los nuevos habitantes de aquel bosque. Era el lugar donde entrenaban constantemente, donde generaban sonidos extraños que mantenían alejados a los animales y atraían la tención de algunos más curiosos y menos miedosos ante la presencia de humanos.

La hierba se mantuvo más corta de lo usual debido al desgate, al uso de armas de forma habitual por los dos principales participantes de aquella rutina mañanero que iniciaba al alba y terminaba sobre el medio día o a la hora de la comida. En ocasiones, se habían mantenido sesiones más intensas que terminaron casi al final del día, cuando el sol ya termina desapareciendo por el horizonte.

Y aquel día no era la excepción.

Habían pasado un total de veintisiete días desde el atentado de Noritoshi Kamo y Atsuya Kusakabe. Habían pasado veintiséis días desde el inicio de aquel entrenamiento infernal que obligó al alumno a usar músculos de su cuerpo que ni siquiera conocía. Y habían pasado veinte días desde que aquello se había vuelto una parte de él y le era tan necesario como respirar para mantenerse vivo y, al mismo tiempo, cuerdo.

El entrenamiento físico era su principal forma de entrenamiento y de crecimiento bajo los ojos de su nueva mentora, quien había aceptado el pedido de tojo de volverlo a entrenar desde cero y hacerlo crecer mientras él no estaba presente, como si fuera algún tipo de castigo o recordatorio para que pensara en él.

Y a pesar de ello, lo había tomado.

Veintisiete días después de conocer a la sobrina de su maestro, su movilidad y fuerza habían superado sus propias expectativas y habían crecido a una nueva escala que estaba siguiendo los pasos de sus dos mentores: Toji y Maki, ambos con una Restricción Celestial que los convertía en verdaderos monstruos.

Sin embargo, aquel no había sido todo el entrenamiento.

Las armas y herramientas malditas eran una gran ayuda para muchos hechiceros y eran un recurso explotado con el que se podía terminar una infinidad de enfrentamientos.

Para usar las armas y herramientas malditas, los hechiceros debían contar con fuerza física y habilidad. Eso ya lo poseía Naruto y lo había explotado bajo el entrenamiento de Maki y con las bases que le dio Toji antes de marcharse a donde quiera que se fuera. Pero un hechicero no podía convertir su hechicería en combates cuerpo a cuerpo y en el uso casi extenuado de armas malditas. Un hechicero debía saber cómo emplear la energía maldita, utilizarla contra otros hechiceros o enemigos que lo atacaran.

Aquel tedioso trabajo había recaído en los hombros de la única amiga en la que Maki confiaba y la única que seguía viva y que podía usar la energía maldita. Era la única que podía ayudar a Naruto a usar su energía maldita y poder manipularla.

Po ello, en esta ocasión dos personas distintas ocupaban el claro que usualmente ocupaban Naruto Uzumaki y Maki Zenin. Una de las figuras, presupuesto, pertenecía al propio Naruto sin embargo, la otra no era la de Maki.

Aquella figura era femenina, con una cintura curvada y unos pechos prominentes que quedaban ocultos por una sudadera oscura. El cabello caía a media melena sobre su hombro izquierdo, cubriendo con el pelo de un tono naranja su ojo izquierdo en todo momento, incluso cuando se movía.

La chica era delgada y más baja que Naruto, quedando una cabeza por debajo del mismo. No era musculosa como Maki, pero tenía su propia fuerza escondida y que Naruto descubrió más tarde que temprano.

―Según el informe que Toji le cedió a Maki-san, eres portador de la "Reina de las Maldiciones", una chica que fue maldita de nombre Rika Orimoto―la voz era dulce, pero su único ojo visible no mostraba nada―. Eso indica que posees energía maldita. Pero a pesar de ello...no siento nada.

Al contrario que Maki, aquella chica podía sentir la energía maldita porque era usuaria de esta y no se veía condicionada por una Restricción Celestial que le impidiera usar el arma especial de los hechiceros y como usuaria de su propia "Técnica Maldita", era la apropiada para entrenar al chico y ver si poseía energía maldita.

―Eso es una mierda, supongo.

Naruto no dio demasiada importancia a aquellas palabras. Poseía fuerza, agilidad, intuición, instinto...no necesitaba pelear usando energía maldita o cualquier otro tipo de energía como le había mencionado su mentor. ¿De dónde iba a aprenderlos, de todos modos?

―No intentes sonar arrogante, mocoso.

―¿M-mocoso? ¡Eres unos meses mayor que yo, No-chan!

El rostro de Nobara Kugisaki se contrajo ante aquel apodo tan cariñoso. Había pasado casi un mes desde que ambos se conocían, pero ella no estaba acostumbrada al cariño. Y tampoco podía permitírselo. No desde que perdieron.

―Deja eso de "No-chan". Esa mierda solo la soporta Maki―señaló al aprendiz con un clavo―. Técnica de Muñeco Vudú es mi técnica maldita innata, aquella que aprendí a manejar gracias a mi abuela―de uno de los clavos, brotó una extraña energía pesada, siniestra, que lo imbuyó por completo―. ¿Puedes verlo? ¿Sentirlo?

Solo los usuarios de energía maldita, aquellos con una comprensión real, podían ver y sentir la energía maldita. A ojos de Nobara, Naruto no debería poder sentirla o apreciarla, mucho menos verla. O al menos, no debería poder.

―Es...¿brumosa? Mis ojos apenas la distinguen, pero siento la repulsión proveniente de ese clavo que sostienes y puedo ver una débil aura.

La respuesta llenó de incredulidad la mente de la hechicera. ¿Estaba viendo la energía maldita? ¿La estaba sintiendo? Nobara no dudaba de sus palabras, pues ella misma sentía lo que estaba describiendo, ¿pero realmente podía verla? Si alguien con nada o poca energía maldita intentaba verla, este no podría ver nada. Incluso Maki se veía obligada a llevar unas gafas especiales para poder ver a las maldiciones.

―¿No me estarás mintiendo?

―¿Qué? ¡No!

Naruto estaba mirando el clavo envuelto en la energía maldita. Podía sentir la repulsión de dicha energía, como estaba llena de "sentimientos" negativos. Ahora comprendía porque Toji le mencionó que las maldiciones aparecían con la acumulación de sentimientos negativos, de fuertes sentimientos oscuros que se habían acumulado en un punto específico y comenzaron a dar forma a la maldición.

―Esto es inaudito―echó la cabeza hacia atrás y dejó que un suspiro de frustración escapara de su boca―. ¿Estas sintiendo la energía maldita, sin tener energía maldita?

―Si, la estoy sintiendo. ¡No te estoy mintiendo!

No era una persona que mentía. Solía "omitir" algunas cosas, pero nunca mentía descarada o directamente. Si le preguntaban por un tema, él diría exactamente lo que pensaba. Otra cosa es que omitiera algunas cosas poco interesantes para la otra persona.

Pero en esta ocasión ni siquiera estaba omitiendo información. Estaba viendo como la energía rodeaba el clavo y sentía la repulsión por la energía maldita que rebosa el objeto de Nobara

―Esta mierda debe tener una explicación.

―¿No te leíste el informe entero?

Caminando hacia Nobara y Naruto, Maki se mostró ante ambos con una ropa deportiva ligeramente ajustada que marcaba su cuerpo a la perfección. Por supuesto, las gafas seguían ocupando su puesto frente a los ojos de la chica

―¿Qué hay en el informe que me pueda ayudar con este zopenco?

―¡Oye! ¡Un respeto!

―¡Cállate, idiota!

―El poder de Naruto puede haber sido sellado por la Estrella de Cinco Puntas de Salomón que mi tío le tatuó en la espalda como un sello contenedor de la maldición. Si la maldición de Naruto está sellada, su energía maldita puede haberse visto afectada. Actuaría como una Restricción Celestial.

No sería exactamente correcto decir que la Estrella de Cinco puntas actuaba como una Restricción Celestial, pero era lo más acertado que Maki pudo encontrar tras estudiar el informe que le proporcionó su tío sobre Naruto, uno donde detallaba el primer encuentro entre su tío y el muchacho mencionado.

Si Toji había sellado a Rika Orimoto en el sello que grabó en la espalda del adolescente, las probabilidades de que la mayor parte de la energía maldita del mismo se hubiera quedado sellada junto a Rika estaban cerca del noventa por ciento, tal vez del cien por cien.

Pero no era algo con lo que podían trabajar. Rika Orimoto, conocida como la Reina de las Maldiciones, era una maldición de grado especial que incluso Toji prefirió encerrar y no exorcizar, lo que le dejaba en claro a Maki que era mejor no jugar con dicha maldición y mantenerla sellada proporcionaría paz, tanto a ellas como al chico.

―Será entonces mejor seguir entrenando tu forma física y manejo de las armas. Hasta que encontremos una forma de hacer que la energía maldita fluya por tu cuerpo como lo haría por el de cualquier hechicero, es mejor entrenar ese mismo cuerpo.

Los hechiceros no desconocían las técnicas físicas ni dejaban a un lado el entrenamiento marcial y físico que Maki le estaba imponiendo a Naruto. Pero había hechiceros mucho más enfocados en dicho aspecto o bien por u técnica maldita o bien porque era como mejo trabajaban o empleaban dicha energía.

En esta ocasión, Maki ya había pensado un método para hacer que la energía maldita saliera y fluyera por el cuerpo de Naruto. Y consistía en empujarlo, en hacer que su energía maldita resonara con la de otra persona, la cual en este caso sería Nobara.

―¿Tengo que ir a por las espadas de bambú?

―No―un objeto salió volando en dirección al Uzumaki. Naruto atrapó la espada mostrándose ligeramente confuso―. Esta es la "Espada China de Combate", un arma maldita que usó uno de mis compañeros―miró por el rabillo del ojo a Nobara―. Quiero que lo empujes hasta que venta esa otra persona.

―¿Lo has llamado también?

―Es el único que conozco que puede empujar a este idiota para que crezca. Tus movimientos son de largo alcance, pero él puede ampliar o acortar ese rango.

Nobara refunfuñó ante las palabras de su compañera y sacó un martillo de la parte trasera de su pantalón, mostrándolo al Uzumaki como si fuera un simple objeto. Pero aquel martillo era el arma de Nobara. Y lo demostró cuando golpeó uno de los clavos hacia el entrecejo del muchacho y este se vio obligado a desviarlo usando su espada.

―¡Oye!

―Deja de llorar―tres clavos más aparecieron en la mano izquierda de Nobara y la energía maldita los embulló por completo―. Voy a empujar tu cuerpo hasta la misma muerte. Voy a ir a "matar" y si mueres, ya habrás sido advertido. Horquilla.

La explosión de energía maldita golpeó la espalda de Naruto y lo envió a estrellarse contra el suelo generando un "poof" que incluso llegó a los oídos de Maki, quien estaba caminando hacia la linde del bosque.

―Mierda. Se me había olvidado de que podías hacer eso.

Sobándose la cabeza, Naruto lentamente comenzó a levantarse, justo para ser testigo de la rodilla de Nobara estrellándose contra su rostro y enviándolo al suelo con un golpe seco.

―Deja de hacerte el idiota―Nobara pisó el estómago del Uzumaki obteniendo un quejido de este―. ¡Ho de verdad voy a atravesar tu estómago, idiota!

La rudeza no era una característica que las personas veían en Nobara Kugisaki cuando la miraban por la calle. O al menos eso hubiera sido antes del Incidente de Shibuya, antes de la Guerra de Hechicería y antes de convertirse en una hechicera bajo la tutela de Satoru Gojo. E incluso cuando era mucho más "snob", siempre tuvo su carácter y siempre supo que era lo correcto.

―¡Vale, vale! ¡Está doliendo!

―Uzumaki-san...¿derribado?

Desde el suelo, Naruto giró la cabeza para mirar a quien lo había llamado. De pie sobre el aprendiz, Nobara miró en la misma dirección.

―¿Sona Sitri?

La sorpresa estaba implícita en la pregunta y en la mirada de ambos adolescentes. Tanto aquel claro como una zona bastante amplia del bosque estaban protegidos para que nadie pudiera encontrarlo y para que nadie pudiera entrar.

―Fue un poco difícil encontrarte―Naruto aceptó la mano e Nobara para ponerse de pie―. Quiero contratarte para una misión.

―Cien millones de yenes.

Moviendo la boca y conociendo lo que Sona iba a pedirle, Naruto dio su cifra que no bajaría y que probablemente aumentaría en los siguientes segundos.

―Siempre supe que el precio no sería barato. Pero no es un precio que no pueda pagar.

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