La Guerra de Hechicería había llevado a los hechiceros a casi la extinción y la eliminación de la historia de su efímera existencia. Existiendo desde la Era Heian, los hechiceros o también conocidos como chamanes, habían peleado y luchado contra seres creados por el mal del mundo, seres que nacieron de la ambición y el odio de las personas, de sus deseos más oscuros. Aunque no eran todos lo males que combatían. Los hechiceros combatieron demonios, espíritus e hicieron frente a "dioses" terroríficos que tomaban las vidas de los inocentes en falsos sacrificio para obtener su alimento.

En aquel tiempo, los hechiceros lo eran todo. Actualmente, mil años después de la época dorada y tras la Guerra de Hechicería, las cosas para los hechiceros cambiaron. No solamente habían sido reducidos a un número absurdo, si no que toda la estructura de la hechicería cambió por completo con la intención de sobrevivir a la "época oscura" en la que estaban viviendo en la actualidad, bajo el reinado de una de las fuerzas más terroríficas de la naturaleza.

Anteriormente, los hechiceros recibían a cualquiera que poseyera un poco de talento en la hechicería y siguiendo los caprichos de aquel que fue el más fuerte entre ellos, recibieron a personas que deberían haber ejecutado en un tiempo anterior para salvaguardar el bienestar del mundo.

Y habían errado al confiar.

El mundo de la hechicería se derrumbó completamente. El más fuerte de sus miembros fue asesinado y aquellos que eran considerados hechiceros, simplemente se derrumbaron abandonando toda creencia de una época mejor, de una era dorada que se superpusiera a aquella oscuridad. Sin embargo, los que sobrevivieron y se mantuvieron de pie, crearon un nuevo mundo de la hechicería, uno donde los extranjeros a sus costumbres serían completamente apartados o eliminados en caso de que descubrieran sobre ellos. Y quienes no estuvieran de acuerdo con las nuevas reglas, serían eliminados.

Toji se había convertido desde entonces en una molestia para los Ancianos y los cazadores que iban detrás de él hasta el punto en el que decidieron dejarlo a un lado, hacer como que no existía. Sin embargo, hacía tres meses, decidió tomar un pupilo y formarlo como un hechicero sin la aprobación adecuada convirtiendo al muchacho en la "presa", en un "renegado" y en el objetivo a batir con un precio considerable por su cabeza.

―¡Upa!

El joven aprendiz de hechicería derrapó por el suelo del aparcamiento evadiendo los swing's que iban dirigidos hacia su cabeza, hacia su cuello particularmente. Enfrentar aun espadachín al mismo tiempo que debía cuidarse de las flechas de un arquero, estaba dividiendo su atención entre los tipos que iban a por él con la intención de matarlo y entregar su cabeza a los que había denominado como los Ancianos, probablemente los líderes que estaban por encima de ellos.

Había entrenado su cuerpo y el manejo con las armas. Podía lidiar con adversarios de todo tipo como había demostrado con los caídos. Pero había una diferencia. Los caídos no estaban coordinados cuando lo atacaron y aquellos dos tipos lo estaban presionando de forma coordinada y sistemática, buscando romper su ritmo y poder clavar una flecha en su cuerpo o arrancar la cabeza de sus hombros. Y no estaba dispuesto a dejar que su cabeza saliera de su lugar. Le gustaba su cabeza donde estaba y prefería mantenerla así.

De pronto, sintió el frío en la espalda, sintió que chocaba con algo metálico. Miró por encima de su hombro y encontró que estaba de espaldas a un coche, uno que se había convertido en un obstáculo para él y entorpecía sus movimientos. Pero no tenía tiempo. La espada estaba bajando hacia él a una velocidad vertiginosa.

Apoyando las manos en el techo del coche sorprendiendo al espadachín, Naruto evadió el tajo saltando y quedando acuclillado sobre el techo de aquel vehículo. Al segundo, apartó la cabeza y evadió una flecha enviada por el hombre de los gruesos mechones que enmarcaban un rostro alargado y picudo.

Aprovechando la sorpresa y el shock inicial, Naruto saltó por encima del hombre con corbata y pateó su espalda para estrellarlo contra la puerta del coche, más concretamente para estrellar su cabeza contra la ventanilla, la cual estalló en cientos de fragmentos que se incrustaron en el rostro del espadachín y cayeron sobre el suelo.

Pero no debía permanecer absorto por eso. Movió el cuerpo y evadió una flecha que terminó clavándose a un centímetro del cuerpo del espadachín, lo que hizo que el cuerpo del hombre temblara cuando sacó el rostro de la ventanilla destrozada, mostrando pequeños ríos de sangre causados por lo fragmentos de cristal.

―Eso estuvo cerca. ¡¿Cómo mierda disparas tan fuerte?!

―¿Ni siquiera sabes manipular tu energía maldita, chico?―el crujido de cristales alertó a Naruto. El espadachín había comenzado a quitarse los fragmentos del rostro dejando solamente las heridas abiertas―. Es comprensible teniendo a ese tipo de mentor, supongo.

Los labios del rubio se apretaron.

-¡Hey, bastardo! Mejor respeta al viejo si no quieres que arranque tu corazón, ¿entendido?

―Hmp. Tu desventaja está comenzando a generar delirios. ¿Será por el miedo a la muerte?

―Estas picando una colmena, hombre―los nudillos crujieron uno a uno, en una secuencia que duró solamente unos segundos―. Me estas cabreando, tipo espadachín de oficina.

―Noritoshi. No te meta. Tomaré a este tipo.

Noritoshi Kamo bajó el arco ante la petición de su superior, pero a pesar de ello, el chico sintió algo en su pecho. Era algún tipo de sensación extraña, como un tipo de latido discordante, un ronroneo de un motor que embotaba sus oídos. ¿Estaba haciendo bien dejar que su compañero enfrentara a ese chico solo?

―No te confíes, Atsuya-san.

Atsuya Kusakabe suspiró ante el aviso de Noritoshi. No estaba confiado en su victoria, pero veía probable vencer a un chico que solo había sido entrenado por dos meses por un renegado sin energía maldita y sin magia, sin ningún tipo de poder. Ni ese chico ni Toji eran especiales a sus ojos y él tenía una katana en sus manos, mientras que el muchacho renegado no poseía arma alguna y la única especialidad de Toji eran las armas. Tenía posibilidades y ventaja.

―Si, eso, no te confíes.

Los ojos de Atsuya se agrandaron. El cuerpo de Naruto ocupó toda su visión. Sus oscuros ojos solo podían ver al muchacho y no podía ver nada detrás de él. Pero al solo ver el cuerpo, Atsuya no vio la rodilla y sintió como un martillo golpeaba su rostro y salía disparado hacia atrás, dejando un reguero de sangre.

―¡Ngh!

Desde su posición elevada, Noritoshi dejó escapar un jadeo por la sorpresa. ¿Cuándo el chico se había movido? ¿Cómo había realizado un rodillazo volador saltando sin que Atsuya lo pudiera prever? El chico que perseguían estaba resultando demasiado problemático y pronto tendría que usar su técnica innata.

―¿Crees que solo aprendí el uso de armas?―la hoja de la katana cortó el aire. El cuerpo del aprendiz se había agachado, entrando dentro del campo de Atsuya y quedando justo frente a su costado desprotegido―. ¡No seas ingenuo, viejo!

Toji se había encargado de entrenarlo en el uso de armas, en mejorar su IQ en combate y a sobrevivir. Pero él ya tenía un entrenamiento previo. Desde que pudo recordar, había estado siempre en algún tipo de club deportivo, generalmente en aquellos deportes de contacto que lo hacían enfrentarse a otros compañeros. Tenía unas bases cuando llegó con su maestro de hechicería y solo aumentó sus propias habilidades y fuerza porque Toji era experto en luchar sin un poder extra, sin técnicas o magia.

Descargó el golpe directamente contra el costado izquierdo de Atsuya hundiendo su puño en sus costillas. Haciendo fuerza con la cintura, generó más fuerza y envió al hombre a estrellarse contra la parte rasera de una furgoneta de reparto.

―Demasiado confiado―la sonrisa petulante apareció―. Si, voy a ser egocéntrico con esto.

Atsuya dejó escapar un alarido de dolor que fue acompañado por un poco de sangre que manchó el pavimento frío. Probablemente algunas de sus costillas habían sido fracturadas. Podía sentirlo. ¿Su pulmón podría haber sido perforado? No lo sabía a ciencia cierta, pero ahora tenía una idea de la fuerza del muchacho. Y no era una fuerza que debía tomarse en broma. ¿solo era su fuerza física o realmente podía manipular la energía maldita?

―Mierda―echando a un lado los pensamientos, finalmente se puso de pie. Tendría que pelear en serio si quería tomar la cabeza del muchacho para los Ancianos. Era eso o la suya―. Ya no puedo jugar. Es hora de tomarme esto en serio.

―Ese fue tu error, viejo―sonriendo con burla, el muchacho señaló a Atsuya―. ¡Yo me lo tomé en serio desde un inicio! Y tengo la ventaja. ¿Cuántas costillas? Mínimo dos se han roto con ese golpe, ¿no crees? Incluso veo que te cesta moverte. ¿Vas a seguir así?

Atsuya hizo una ligera mueca. El chico llevaba razón. Sus costillas se habían roto con ese golpe y su espalda estaba resentida por estrellarse contra la furgoneta. Sin embargo, ya había peleado en ese tipo de circunstancias anteriormente y no era una persona que iba a echarse hacia atrás. No cuando los Ancianos la tenían a "ella".

―No te preocupes por mí, mocoso. Eres mi objetivo y no voy a confraternizar con mis enemigos. No de nuevo.

―Ah, está bien. ¡Vamos entonces!

Los dedos se envolvieron sobre el mango de la katana. El cuero cedió ante la presión y se amoldó a las manos y el agarre del espadachín. Dejando salir el aire de sus pulmones, Atsuya movió la espada en un corte horizontal con el que podría haber cortado a una persona. Y ese era su objetivo. Cortar a una persona. Muchos podían pensar que era complicado, pero Atsuya Kusakabe sabía que era demasiado sencillo, mucho más que cortar el aire cuando ya lo has probado una vez.

Siendo guiada por las manos expertas del hechicero mayor, la katana cortó el aire e intentó desgarrar la piel, el músculo y la carne de su objetivo y probar la sangre. Y la katana podría probar la sangre cuando esta manchara su acero, cuando escurriera como un río pequeño por la hoja. Eso habría impregnado el acero de un tono rojizo, de un color vino veraniego realmente oscuro.

El antebrazo derecho del joven aprendiz de hechicero bloqueó el movimiento de Atsuya impidiendo que este ejecutara el tajo. Esto lo sorprendió. No había esperado que el chico, en su experiencia de dos meses, se atreviera a entrar en su zona cuando estaba cubriendo todo para herirlo. Y lo había sorprendido al hacer exactamente lo que Atsuya no esperaba, lo que nadie habría pensado y lo que solamente alguien como él o su maestro podían hacer.

Bloqueando el movimiento de la katana, Naruto Uzumaki se colocó frente a Atsuya Kusakabe a dos pies de distancia. Lo suficientemente cerca como para golpearse y lo suficientemente lejos como para observarse. Aunque era lo suficientemente cerca como para que el movimiento de la katana fuera infructuoso al no poder mover los brazos como se requería, justamente lo que Naruto buscaba.

Sin embargo, Atsuya no iba a rendirse. No ahora y no mientras los Ancianos la tuvieran en sus manos, controlándola, usándola para que él siguiera peleando cuando sabía que todo se había terminado.

Echó la cabeza hacia atrás. Pudo ver la sorpresa en los ojos azules. Descargó el cabezazo y no le importó la sangre qué emanó de la brecha, que goteó por la punta de su nariz o que goteó hacia su mentón. Mantuvo el ojo derecho cerrad por el golpe y fijó el izquierdo en su adversario, en el "hechicero renegado" esperando haberlo lastimado o molestado los suficiente como para que o bien hiciera una locura o bien se retractara de sus acciones.

De nuevo, Atsuya fue sorprendido.

Naruto podía recordar como lo habían llamado algunas veces. "Impredecible". Y sus tutores y compañeros de escuela en Estados Unidos levaban razón. Nadie podía saber que pensaba, que haría o que dejaría de hacer.

A pesar del golpe recibido, Naruto lo devolvió con un cabezazo de su propia autoría; pero al contrario que Atsuya, Naruto mostró una sonrisa burlesca y divertida, mirando como el ceño de su adversario se profundizaba por el dolor recibido. Aprovechando la inercia del mismo cabezazo sobre su adversario, el aprendiz derribó al hechicero mayor estrellándolo contra el suelo cuando este estuvo desequilibrado por el golpe en el rostro.

―¡He ganado, viejo!

Naruto estaba de pie, mostrando un rostro levemente ensangrentado por el golpe de cabeza causado por Atsuya, pero con un rostro mucho menos adolorido que el del hechicero mayor, quien hizo una mueca al estar en el suelo, con una brecha abierta en la frente.

―¿D-de que estas hecho?

Atsuya podía jugar que el cuerpo del muchacho era puro "hierro" o al menos su cabeza había golpeado el hierro y había obtenido aquella brecha como un regalo por golpear algo mucho más duro que la carne. Y no era un hierro normal para él.

―De puro músculo.

Un chasquido hico que Naruto moviera la cabeza. Apartó la cabeza inclinándola ligeramente hacia la izquierda, dejando pasar la flecha sin recibir daño, la cual terminó partiéndose contra el suelo ante la sorpresa del arquero.

―¡¿?!

―Eres un poco molesto, arquero.

Noritoshi Kamo se había preparado para pelea. Las flechas imbuidas en energía maldita no parecían querer afectar al renegado y Atsuya había sido derribado. Solo le quedaba usar su técnica innata para poder vencerlo y obtener su cabeza.

―¡Técnica de...!

Un crujido. Gotas de sangre cayeron acompañadas de astillas y pocos segundos después un sondo seco. Noritoshi fue derribado por un jab de derecha que partió su arco y golpeó su rostro al mismo tiempo, enviándolo al mundo de Morfeo.

―Creo...que te amo.

Frente al derribado hechicero de Kioto se encontraba una forma femenina de estatura media, con una forma atlética bajo la vestimenta. Puede que otras personas hubieran reaccionado de forma asqueada a las cicatrices, pero no fue el caso de Naruto.

―...el tío dijo que eras idiota. Si, eso es lo que diría alguien idiota, supongo.

Naruto envió a Atsuya al mundo de los sueños con un golpe en su rostro.

―¿Tío?

Detrás de las gafas, los ojos de la chica observaron meticulosamente al aprendiz de hechicero.

―Toji Fushiguro es mi tío. Después de todo, nos unen los lazos de sangre. Para mi desgracia, soy una Zenin. Maki Zenin.