2. XIII.

¡Fush!

Una pequeña sombra yacía en el suelo hecha un bulto siendo rodeada por varios chicos. Entre estos muchachos, algunos de ellos llevaban palos de madera en sus manos, e inclusive pequeñas rocas.

- ¡Monstruo!-

- ¡Feo!-

- ¡Maldición!-

Los chicos, quienes no deberían sobrepasar los doce años de edad, apaleaban a la sombra que se abrazaba a si misma recibiendo todos los golpes.

- ¡Muere, maldición! ¡Muere!-

¡Fush!

Una figura entró en escena pateando el rostro de uno de los muchachos mandándole al suelo con su nariz rota.

- ¡Atacando en manada somos todos valientes!- expresó el nuevo invitado alzando su guardia.

Se trataba de una chica. Llevaba el cabello albino recogió en una trenza hasta la cintura. Sus ojos dorados observaban a todos los chicos con diversión. La diferencia de altura era notoria revelando que la muchacha debería estar entrando en sus dieciocho años. Una yukata violeta con diseños de flores en sus bordes era su vestimenta, aunque su suciedad y pequeños agujeros podían intuir el estado social de la chica.

- ¡Es la bruja amante de las maldiciones!-

- ¡Maldita loca!- rugió uno de los chicos tomando entre sus brazos al herido del grupo-. ¡Ya verás uno de estos días!-

Los chicos comenzaron a irse corriendo huyendo del lugar.

La muchacha desvió la mirada hacia el suelo dónde la sombra abrazada a si misma seguía en la misma posición.

- Oye, ya se fueron- mencionó la chica extendiendo su mano.

La sombra hizo caso omiso a las palabras siguiendo en aquella posición.

La muchacha ladeó la cabeza hacia un costado dando un resoplido.

- Mi nombre es Tengen, ¿el tuyo?- se presentó la chica.

Tengen estudió al chico.

No sobrepasaba los ocho años de edad. Solo llevaba de ropas un pantalón blanco manchado por la vejez y suciedad. Iba descalzo con el torso al descubierto. Lo más resaltable en él eran sus cuatro brazos que actuaban como escudo cubriendo su cuerpo.

- No tengo nombre- exclamo el muchacho hablando por primera vez.

Tengen observó al chico sentarse en el suelo.

Sangre fresca bajaba por su rostro ante los recientes golpes. Poseía cuatro ojos, su lazo izquierdo del rostro presentaba una clase de máscara hecha de carne y hueso dándole la apariencia de poseer dos caras en un mismo rostro. Su cabello era de un color rosa palo.

- Ya veo, bueno, es común que las maldiciones no lleven nombre- mencionó Tengen.

- No soy una maldición, soy un humano- expresó el chico limpiándose las heridas del rostro.

La curiosidad tiñó la mirada de Tengen.

- Eso lo hace más interesante- mencionó la muchacha-. Yo amo a los humanos, y a las maldiciones. Más bien, lo que amo de los humanos es su fragilidad. Me hace querer defenderlos como pequeñas hormigas- expresó sonriendo contenta.

- Pero... ¿tu no eres una humana?- preguntó confundido el chico. Esta muchacha era rara.

- Si, eso es lo que no me gusta de mi- respondió Tengen-. La fragilidad del ser humano. Podemos morir fácilmente. Al contrario de las maldiciones que pueden vivir por miles y mileeees de años. Y si mueren, reencarnan repitiendo el ciclo de la vida. ¡Que envidia!-

El muchacho se levantó del suelo demostrando que era algo pequeño para su edad, seguramente la mala alimentación.

- ¿Eh?- musitó la joven observando al chico irse ignorandola-. Oye, espera- pidió llegando hasta su lado-. ¿Donde vives? ¿A dónde vas?-

El chico apuntó con sus dos brazos derechos hacia el bosque.

- Vivo en las montañas e iba ahí- respondió.

- Oh, interesante. ¿Tus padres están muertos?- preguntó Tengen.

- Mi padre me golpea aún más fuerte que los chicos que me molestan. Vive en el centro del pueblo en una gran residencia. Mi madre vive a las afueras en una pequeña cabaña- expresó el chico desviando la mirada-. Al día de hoy, aún no la he conocido. Supongo que tengo miedo que ella también me rechace como todos-

El chico siguió caminando a diferencia de Tengen, quien se quedó quieta observando al muchacho irse lentamente.

- En realidad, me iré del pueblo en la siguiente primavera- expresó Tengen-. He escuchado rumores sobre un hechicero allí afuera que es inmortal. Posee una técnica que le permite viajar de cuerpo en cuerpo pudiendo vivir eternamente- exclamo emocionada-. ¿Quieres acompañarme?-

El muchacho la ignoró por completo siguiendo su camino.

Tengen sonrió ante aquello.

- Recordaré tu rostro, chico maldición. Espero vernos dentro de algunos años-

El pequeño solo frotó sus heridas abriéndose paso hacia el bosque, hacia la soledad del dia a día.

Fin del capítulo.

Siempre me intrigo el pasado que conectaba a Sukuna, Tengen, y Kenjaku. Espero que les haya gustado.

Se que muchos de ustedes ansían ya leer sobre Naruto y la trama principal. Solo les pido un poco de paciencia y apoyo a estos tipos de capitulos. Realmente quiero desarrollar a ciertos personajes, y Sukuna es uno de ellos.

Pueden seguirme en Instagram donde podrán participar de votaciones, preguntas, y más cosas. Me encontrarán como NaruErza.

Pasen a echarle un ojo a mis demás historias~

Nos leemos en el próximo capítulo.

Bye-bye~

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