XI

Arabella llamo a la puerta de la habitación, y nadie atendió. Dio un suspiro de cansancio, y espero a que su esposo hiciera lo mismo que ella. Entonces en ese momento la adolescente apareció, con mala cara para ambos. 

 —Debes ir al colegio —dijo Arabella. 

—¿Por qué crees que me veo de esta manera? —contesto Lana y paso entre ambos. 

 Entro en el baño, y dio un fuerte portazo que retumbo en el departamento. 

—Es mi culpa —dijo Galaga—, la deje pasar mucho tiempo con Katerina. 

—No es tu culpa, pero, esa rusa de ochenta años parecía tener un fuerte carácter. 

 Arabella se apoyo contra el muro, y se refregó la cara en señal de cansancio. Lana no le perdonaba nada de lo que estaba sucediendo, y pese a haber dejado en claro que estaba enojada con ambos, la rubia sentía el mayor peso. 

—Se que debo cambiar mi forma de protegerte a ti y Lana de mi pasado —hablo con pena en la voz—, pero se que esta vez era necesario que se hiciera de esta manera. 

 Galaga se acerco a ella y le dio un beso en la frente. Arabella se abrazo a él, encontrando, como siempre, el mejor refugio entre sus brazos. 

—Se le va a pasar —murmuro—. Te ama, y no puede estar enojada toda vida con esto. 

 Sabía que era cierto, que solo sería algo temporal, pero no podía evitar que una parte suya estaba perdiendo contra lo que alguna vez dijo. Morgana la alejó para protegerla, y Arabella se juro así misma que nunca le haría eso a su hija. Ahora parecía ser que entendía a la hechicera, y seguía sus mismos pasos. 

 Se aparto del abrazo, y le sonrió a Galaga para luego darle un suave beso en los labios. 

—¿Tu como te sientes? Este departamento esta lejos de ser como el que teníamos en Liverpool —pregunto. 

—Extraño Liverpool, pero mas te extrañaba a ti, Bella —murmuro con una sonrisa—. Así que cualquier lugar es mi hogar si estas tu y nuestra pequeña odiosa. 

 Y cuando le estuvo por dar otro beso, Lana paso entre ellos haciendo que se separaran. Arabella rodo los ojos, y trato de saber de donde salió tan dramática su hija. 

—Desayuna que se hace tarde —le ordeno. 

—Lo hare en la escuela, Liara esta llegando por mi —dijo, y se fue sin decir mas nada. 

 Volvió la vista al frente, y Galaga solo se encogió de hombros. 

—Lo peor de todo esto es que Lia se entero sobre su padre, y Livs no se que con un fantasma — conto—. Espero que Clara sepa como neutralizar la situación. 

—¿Clara es la que tiene la vara de sombras? —pregunto Galaga. 

—Si, y Tobías, el otro amigo, tiene el amuleto de Merlín —contesto—. Son unos niños, mi hija es una niña, no deberían estar corriendo estos riesgos. 

 Otra vez la abrazo porque sintió pena en su voz, y que pronto se largaría a llorar por lo que estaba pasando. 

—Todo estará bien —murmuro Galaga—, si estamos nosotros, no le pasara nada. 

 En cuanto salió del edificio, Lana se encontró con Liara quien hablaba en secreto con Jim. Se acerco, y estos llevaron la vista al frente. Pese al mal humor, ver a la joven bruja, que alguna vez fue su niñera, le sacaba una sonrisa. 

Y Jim, a quien recién veía otra vez, también parecía tener ese efecto.

—¿Hace mucho esperan? Lo siento, mamá ha estado muy pesada. 

 Liara tenía ganas de quejarse de Estrella, pero tampoco quería hacer que Lana creyera que la verdad recién descubierta eran mucho peor de lo que a ella le ocurría. Solo se limito a sonreírle. 

 —¿Qué madre no es pesada? —dijo y se acerco—. Lana, Jim. Jim, Lana, ahora oficialmente se conocen. Él es ...

Hizo una pausa y vio al muchacho con quien compartió una mirada de confusión. 

—Un amigo que se ha vuelto muy, muy cercano —continuo.

—¿Cómo un novio?

—Ahg, no, que asco —exclamaron los dos al mismo tiempo—. Oye —dijeron ofendidos. 

—Ah, como si fueran hermanos —dedujo la adolescente. 

—Como sea, esperemos a que lleguen los demás y vamos a la escuela.  

A los minutos llegó Clara junto con Toby de un lado. Quién se presento muy entusiasmado con Lana, y Clara lo hizo con un poco de tranquilidad.

La rubia se mostró sorprendida al tomar la mano de Clara.

—Tambien eres como yo —exclamo.

—¿Cómo? —pregunto un poco confundida Clara.

—Una bruja —dijo con entusiasmo.

Clara fue rápida en poner un dedo sobre la sonrisa de Lana, para evitar que siguiera gritando con emoción algo que se debía mantener en secreto. 

—Y que se quede entre nosotras —murmuro Clara—. ¿Vamos? Aún debemos disimular que somos como cualquier adolescente.

—Aun falta Olivia —dijo Liara.

—Ahí llega —señalo Lana.

Y todos giraron para verla. Venía cabizbaja, de lejos se la notaba poco entusiasmada.

—Hola —saludo por lo bajo.

—No te preocupes, después de hoy estarás otra vez como siempre —dijo Liara.

Olivia vio la representación del entusiasmo en su amiga, y aunque no tenía idea alguna de lo que iba a suceder en la escuela, temia saber lo que podía pasar.

A punto de irse a la escuela, Galaga llegó a tiempo. Y quiénes no lo conocían quedaron sorprendidos ante su presencia. Lana comenzó a cubrirse de un tenue rojo frente a sus nuevos amigos.

—¿Es tu hermano? —pregunto Toby.

—Gracias por eso amigo —sonrió Galaga—, soy su padre. Y como padre debo decirle algo, y que les quede muy claro.

—Papá —murmuro Lana.

—Se que no son como cualquier adolescente —hablo con seriedad—, que se meten en problemas, y serios.

Todos allí guardaron silencio, mientras compartían miradas de temor y confusión por lo que él les decía.

—Y quiero que mi hija, este en eso —hablo y sonrió—, sus otros amigos era muy aburridos.

—¡Papá!

—Un par de raspones no le va hacer mal.

Cuando se vieron relajados, Galaga cambio otra vez, y los vio serio, haciendo que sus sonrisas se borren de inmediato.

—Lana es lo más preciado que tengo, y si tiene algo más grave que un simple raspón —entre cerró los ojos, y los señalo—, saben a lo que me refiero.

Le pasó el almuerzo a Lana, y le dió un beso en la cabeza, para irse tras un saludo general. La adolescente ya no sabía dónde más ocultarse, o como disculparse por la forma de ser de su padre.

A la hora que dijo, Estrella llegó puntual al departamento de Hisirdoux. No tardó en abrir, y sonrió alegre al verla. Lucia como toda una exploradora, lista para una aventura a alguna selva.

—Buenos días —saludo ella.

—Mejores días —dijo él—. Veo que estás lista para esto.

—No sabes como quiero que esto se termine.

—Bien, lo hagamos rápido así podemos salir como gente normal —dijo Hisirdoux, y salió del departamento.

Tras encontrar a una mensajera que los dejo en el bosque de la Amazonia, comenzaron su busqueda.

Peggy le dijo a Estrella que debía adentrarse a una zona específica del bosque para poder hallar el cristal oscuro que necesitaba. Era una especie de turmalina de un color violeta muy oscuro.

La bruja tenía entendido que iban a una zona lejos del lugar de origen de la piedra, y que solo las que han sido trasladadas hasta allí eran las más efectivas para el control del caos.

Ahora solo debían encontrar el nuevo yacimiento, y sacar una muestra un poco más grande para evitar hacer un anillo.

Iban hablando de como transcurrió la mañana tras la verdad que tuvo que revelar a la fuerza.

—No la he visto, ni ha atendido mis llamadas —dijo Estrella—, pero Jim me contó que Lia tampoco le ha dicho nada.

—Creo que vas a tener que dejar de ser paciente, e ir a hablar con ella.

Estrella dió un soplido, no solo por créer que tenía razón, sino por la temperatura del lugar que iba en aumento.

—Si, después de hoy hablaré con ella.

—Bien, después me los dices todo cuando te invité a cenar ¿Quieres?

—No pierden una oportunidad ¿Cierto? —volteo y le sonrió.

—Aprovecho cada vez que encuentro una —respondió sonriente.

A punto de decir algo, una presencia se hizo presente entre ellos. Y la temperatura, que iba en alza, pronto comenzó a disminuir.

Se detuvieron, y juntaron por la espalda para poder ver mejor a su alrededor. La temperatura bajo hasta el punto en que salía vapor de sus bocas, y algunas plantas se cubrían con escarcha.

—Claramente algo está sucediendo —dijo Hisirdoux.

—¿Por qué creo que algo así ya lo viví? —se cuestiono Estrella.

—Porque esto ya lo viviste —respondió una mujer a lo lejos.

Un rayo broto desde lo más profundo del bosque, y dió contra ellos, haciendo que se separaran por el ataque.

Hisirdoux cayó más lejos, costandole ponerse de pie. Mientras que Estrella logro caer parada.

Busco entre el frío y la oscuridad la fuente del ataque, y cuando al fin pudo ver algo, se encontró con una mirada pálida.

No le costó saber de quién se trataba, la tenía muy presente, como alguien que le causaba mucho temor.

—Des Desdemona —tartamudeo.

—Oh, que bueno que me recuerdas Itzamaray —dijo haciéndose presente.

La delgada figura de una mujer salió de la oscuridad. Ninguna emoción se reflejaba en su rostro, ni en los colores que usaba. Desde el vestido celeste pálido hasta su largo cabello color rosa.

Un recuerdo se le vino a la mente, y no hizo más que quitarle el aire. Porqué fue la cazadora que la persiguió cuando no pudo atrapar a Arabella. Fue hasta ese momento en que entendió la razón de porque lo hizo.

—Tanto tiempo —dijo con malicia en su voz.

—¿Qué quieres? —pregunto fingiendo valentía.

—A ti —respondió alguien más—, hija de Morgana, dueña del caos.

Está vez, se trataba de alguien que no supo reconocer, pero que traía consigo una oscura energía.

Estrella no dudo en ponerse en defensa, y hacer brillar sus manos. Y solo esperaba poder atacar con magia y que está no se convirtiera en algo que no pudiera controlar.

Una cuchilla volo a un costado de Desdemona, y rozo la pierna de la hechicera, obligándola a lanzar un hechizo sobre ellos.

—Te doy una mano —exclamo Hisirdoux.

Hizo un ataque similar a ella, y Desdemona no tardó en responder, al igual que el desconocido que no dejaba de lanzar cuchillas encantadas.

—No puedo seguir atacando —exclamo Estrella—, hay que distraerlos. Y se como.

Se paró frente a Hisirdoux, y dibujando en el aire un círculo con las manos, recito un antiguo hechizo haitiano.

—Bwouya pè —susurro.

De aquel círculo, broto una espesa neblina que fue cubriendo todo lo que había adelante de ellos. Al no poder ver mas nada, tomo la mano de Hisirdoux y lo obligó a correr tan rápido como podían.

Lo hicieron por varios minutos, hasta encontrar un tronco agujereado donde se pudieron esconder. Solo oían sus reparaciones agitadas, y algunas chispas de magia residual que brotaban de las manos de Estrella.

—¿Estás bien? —pregunto Hisirdoux al notarlo.

Tomo sus manos, y vio como estas lento se iban volviendo de su color natural.

—Creo que necesitas con urgencia esa piedra, tus manos arden —dijo un tanto preocupado—¿Sabes que querían?

Agradecía que no haya escuchado nada. Ni que la querían a ella, o que le confirmaron algo que ella tampoco deseaba saber.

—¿Tu cómo estás? Ella te golpeó fuerte —pregunto ignorando su preocupación.

Él le sonrió, y Ella sintió su corazón derretirse en su pecho, como una vez supo pasar. Su mente iba más allá de aquella noche, sino a alguna memoria confusa de un pasado aún más lejano.

—Quiero besarte, pero tengo miedo —susurro—. Si hay algo detrás de mi, te pueda pasar a ti. Puedo proteger a Liara pero …

Hisirdoux la interrumpió con beso. Estrella se dejó llevar, y solo le siguió el juego de su boca. Volver a sentir sus labios, sus manos sobre su piel, era algo que nunca creyó que lo volvería a vivir. Era el mejor golpe de calor que sintió alguna vez, y que no hacia más que hacerla reír y no temer de como podía terminar todo.

—Yo tambien quería besarte —dijo sobre sus labios— y estoy dispuesto a todo con tal de hacerlo cada vez que tenga la oportunidad.

—Y tu nunca desaprovechas una ¿Cierto? —pregunto sin dejar de sonreír.

Dejo un corto beso en sus labios, y nego dando una sonrisa de victoria.

—Debemos hallar la piedra, así tenemos una cita como gente normal —murmuro Estrella.

—Me parece una buena idea.


★★★

Hola mis soles, ¿Cómo les va? Dije que no iba a subir nada hasta la otra semana pero aquí andamos 😎

¿Hay figura repetida? Hay figurita repetida. Tambien beso, y a Galaga siendo papá y esposo, y creo que esa es la parte más importante.

Me gusto este capítulo, espero que a ustedes también 💖

Sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨

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