adicional chanlix -the beach
Las manos de Felix temblaban, mientras que Sweater Weather de The Neighbourhood sonaba en sus airpods.
Veía por la ventana del autobús como las olas reventaban en algunas piedras que estaban en la zona. Estaba cerca de llegar.
Con eso, su corazón comenzó a latir con más rapidez de solo pensar lo que podría llegar a ocurrir ese día.
Estaba nervioso, por supuesto que sí.
Desde aquella vez en la cafetería que estuvo con Chris, habían pasado muchas cosas... Muchas.
Pasaba mucho tiempo pendiente al celular, esperando los mensajes de Chris, que llegaban desde que despertaba hasta que ya iba a dormir.
Para ambos, los mensajes de Buenos días ♡, o espero que descanses <3, se habían vuelto algo así como el pan de todos los días.
También pasaban mucho tiempo hablando por videollamadas, generalmente eran al final del día, antes de acostarse o sino, para cenar, almorzar o cenar, en alguno de los tiempos de comida.
En otras ocasiones, Chris lo llevaba al estudio, con el fin de pasar con él el día completo, para que escuchara parte de las composiciones con Han y ChangBin; o simplemente disfrutaban de su privacidad en la casa de Felix o Chan.
Estaban comenzando una linda historia, incluso habían hecho planes para viajar a Australia y poder visitar a sus familias y conocer la del otro.
Actuaban como una pareja, mas no lo eran. Aún. De igual modo, ya todos lo sabían, sólo estaban esperando que confirmaran.
I Was Never There se reprodujo y el australiano la cambió por algo más tranquilo, y fue cuando I'm Yours de Jason Mraz deleitó sus oídos.
Sí, la canción había llegado a su playlist por recomendación de Christopher, una vez que estaban ambos acurrucados escuchando música.
Su cuerpo se hizo un poco hacia adelante cuando el bus frenó en la estación de la playa. Nuevamente los nervios estaban encima de él, fue peor cuando se bajó y comenzó a buscar al chico.
Iba jugando con su camiseta, tratando de dirigir sus nervios a otro lado (casi imposible).
A lo lejos, distinguió aquella rubia cabellera que estaba apoyada en su auto, mirando hacia abajo, esperando por él.
Ah, Felix no quiso que Chan le llevase en su auto, puesto a que sabía que si eso ocurría, sus nervios estarían como locos, su ansiedad brincaria por cada esquina de su cuerpo y probablemente vomitaría, producto de todo ello, así que rogó porque lo dejara irse en bus, ya que Chris insistía en llevar a ambos al lugar.
Caminó un poco más rápido, no sabía cuánto habría estado esperando, mientras, detenía la canción y guardaba sus airpods.
El mayor volteó, y sonrió automáticamente con tan solo su presencia, entonces se acercó a él, y lo tomó entre sus brazos, donde Felix pudo calmar los nervios con sólo escuchar los latidos del corazón del otro, entonces suspiró y también lo atrapó con los brazos.
—¿Esperaste mucho? —preguntó el menor desde el pecho del mayor.
—Realmente no —se separó un poco. —No me cansaría de esperar por ti de todos modos.
De manera veloz, el mayor dejó un beso en la cabellera del menor, haciéndolo sonreír.
—Ven, ayúdame a bajar unas cosas.
Ambos se dirigieron al baúl del auto de Chris. Felix no se sorprendió al ver que llevaba consigo una guitarra y algunas partes del equipo que tenían en su estudio.
El australiano mayor le acercó una bolsa, que asomándose en ella, notó que dentro había una manta. El otro se llevó lo que parecía una cesta de picnic, que parecía sacada de una película.
Cuando cerró el auto, con la mano libre que le quedaba, tomó la de Felix, entrelazando sus dedos, y brindándole calor, haciendo reír al pecoso.
—Ay, Lixie —rió de igual manera. —Tu sonrisa es de verdad hermosa.
El menor sólo pudo sonrojarse ante aquellas palabras, a pesar de que no era la primera vez que eso salía de los labios del otro.
Caminaron un poco más dentro de la playa, tomando asiento bajo una sombra, dejando las cosas en el suelo y colocando la manta sobre la arena.
Chris comenzó a sacar lo que había dentro de la cesta, varios postres que él perfectamente sabía que le gustaban a su nov- a Felix.
—¿Tu preparaste todo esto? —con el brillitos en sus ojos, el menor preguntó.
—Algunas cosas, no todas. Intenté hacer ese mousse de chocolate que me contaste la vez pasada, así que —lo colocó frente a él. —Espero te guste.
—¿Tú? ¿Lo hiciste tú? —lo observó con aquella hermosa sonrisa.
—Sí, pero siendo sincero, no sé cómo quedó —sonrió tomando una copa y sirviéndole un poco de jugo a Felix. —Nada de esto trae alcohol, quiero que llegues sanito a tu casa, así que, traje dos.
El mayor terminó por servirse a él mismo, cuando Felix levantó un poco su copa. —Salud.
Chris le siguió, sonriendo. —Salud.
Felix había tomado varias fotos lo que restó de la tarde.
Con lo que llevaba hablando con Chan, conociéndolo, se dió cuenta de que su gran amor era el mar. Así que la mayoría de sus fotos, fueron con él y de fondo el océano.
Estaba seguro de que ya tenía una nueva foto favorita, y sería la que usaría de fondo de pantalla.
Sí, definitivamente tenía una foto favorita.
En sus piernas ya reposaba la cabeza del mayor, con la toalla por debajo para no mojarle los shorts.
—El mousse te quedó muy rico —rió con el celular en manos. —Debes enseñarme cómo lo hiciste.
El mayor sonrió satisfecho. —Qué bueno porque no estaba seguro de si le había agregado mucho chocolate o muy poco de algo.
—Te quedó rico. ¿Quieres que cortemos el pastel? —preguntó guardando su teléfono, para acariciar los cabellos mojados del chico.
—Sí —se dejó llevar por el tacto suave del pecoso. —Pero antes...
Felix miró atento cuando el mayor se levantó de sus piernas, y tomó asiento frente a él, tomándole las manos, con un poco de nervios.
—Yo- —lamió sus labios, captando aún más la atención de Felix (más de lo que ya). Se puso de pie. —Vamos a caminar.
—Pero —le siguió atónito. —¿Y el pastel?
—Luego, relajate, sólo serán unos minutos —dejó la toalla para comenzar a caminar de la mano con el chico.
Caminaron hacia adentro de la costa, dejando que con las olas, Felix pudiera sentir el frío del agua del océano tocar sus pies, igual que Chris.
—Qué bueno que me quité los zapatos —rió el menor, llegando a los brazos del otro, quién los tenía extendidos, solo para él.
—Me alegra que estemos aquí —comenzó, dejando su cuello en el del menor. —Hay dos cosas que me gustan; la playa y tú.
Felix sonrió, con su corazón feliz por esas palabras. A veces no sabía qué decir por lo que Chris mencionaba, y el otro lo entendía.
—Quiero que hoy, cuando llegues a tu casa, marques en tu calendario la fecha de hoy.
—¿Por qué? —curioso, decidió buscar su mirada.
—Porque quiero que hoy sea el primer día en el que formalmente pueda llamarte como mi novio.
Atónito, Felix parpadeaba, sin poder creer lo que estaba escuchando. Es decir, no habría nada de diferentes a la manera en la que ya se trataban, pero estaban hablando de una relación formal, donde ya podrían ya presentarse formalmente como una pareja.
De una de las bolsas de su pantaloneta, Chris sacó un collar, algo sencillo, dorado y tenía un pequeño, en verdad, pequeño dije, que era un punto.
—Este minúsculo dije que parece nada más que una mancha, es un punto —se lo colocó, sin dejarlo decir nada. —Lo compré pensado en ti, porque me recordó a cada una de tus pequitas.
Sí, eso derritió aún más el corazón del chico, haciendo que hiciera un puchero con sus labios.
—No es mi manera de preguntarte que salgas conmigo, eh —rió. —Claro que te dije que te mereces algo especial, y bueno, no soy muy creativo para las cosas, pero-
—Alto ahí —lo calló, dejando su dedo índice encima de sus labios. —Primero, no te menosprecies, quiero que sea lo último que escuche.
El menor quitó su dedo, haciendo reír al joven. —Lo intentaré —lo atrajo a él por la cintura. —Todo lo que me pidas.
—¿Si te digo que tirarte con un paracaídas desde un avión?
—Primero —rió. —Tú irías a mi lado, y segundo, sigue soñando.
—Pero dijiste- Bien —se contagió de la risa del otro.
—Ahora, Lixie —se separó un poco, viendo a lo lejos como el sol ya comenzaba a ocultarse. —Creo que ya estás bien enterado de lo que siento por ti, y que con el pasar de los días, mis sentimientos incrementan.
»Pasar contigo el tiempo es tan hermoso, amo usar cada segundo contigo. Las veces que miramos películas, cuando cenamos por llamadas, cuando nos quedamos despiertos hasta tarde hablando de pequeños detalles... Todo, mi pecoso hermoso, pasar contigo mis momentos, sólo estar contigo, es lo más hermoso que ha podido pasarme.
Felix observaba al otro, la manera en la que sus palabras salían tan naturales por lo que estaba diciendo sobre él...
En algún momento de su vida se imaginó con alguna persona, pensó en momentos románticos, torpes, ese tipo de momentos también, pensó en muchas cosas.
Pero lo que jamás se esperó es que fuera con ese chico especial, ese hermoso australiano que robó su corazón desde el primer momento, el que ahora era dueño de sus pensamientos, dueño de sus risas y sonrisas.
Y a pesar de que fue en cuestión de poco tiempo, sentía que a su lado, habían pasado años, con él el tiempo iba más lento, y aprovechaba cada segundo, lo disfrutaba y guardaba todas esas cosas en su corazón.
En poco tiempo, Chris formaba parte de su mundo.
El mayor se arrodilló, sorprendiendo al menor. —¿Qué haces? ¿Qué está pasando, Christopher? —se alarmó, abriendo sus ojos de par en par, buscando como devolverlo a su altura normal.
—No es una propuesta de matrimonio, lo prometo —rió terminando de doblar su rodilla. —No aún.
—¿Qué-?
—Felix, ¿saldrías con esta persona arrodillada frente a ti, para iluminarle los días, completarlo, acompañarlo en el camino del bien y el mal... Y volverte su mundo entero?
Con ambas manos en su boca, ojos lagrimeantes, el sol bajando frente a él, acompañado de los preciosos colores pasteles del cielo y Chan con esa hermosa sonrisa, arrodillado frente a él.
Se dejó caer en sus rodillas, acompañando al otro en el suelo, abrazándolo y asintiendo rápidamente en varias ocasiones, dándole el tan ansiado sí al mayor.
Los brazos cálidos de Chan lo rodeaban, acunándole el rostro en su cuello, y después acariciando su cabello.
—Te amo tanto, mi chico hermoso —lo separó un momento, limpiando una rebelde lágrima de felicidad, y dejó un casto beso en sus labios.
Una pareja que pasaba por ahí sonrió con la imagen.
Y bueno, ¿quién no?
—Te amo, te amo, te amo —Felix volvió a abrazarlo cuando se alejó de su rostro.
Para el final del día, sólo eran ellos dos, en su mundo, ese que ambos completaban.
lo prometido es deuda
aquí el especial chanlix, espero les haya gustado tanto como a mí <3
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