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aquí van a haber muchos saltos de escena 😃
Era el día, una linda y soleada mañana de sábado donde finalmente se mudaría con MinHo, con el amor de su vida.
No iba a mentir, le costó acostumbrarse a ver el armario de su habitación vacío, con sólo algunas prendas que por espacio no le alcanzaron más e iba a dejar ahí.
El mueble de los zapatos sin rastro alguno de ellos, su mesa de noche que ahora sólo tenía un pequeño mantel y la cómoda que ahora estaba completamente vacía.
Dejó la cama hecha, parte de las almohadas que dejaba quedaron prolijamente acomodadas, junto con la cobija.
Todo lo que estaba ahí, lo llevaba con él.
Pero esa mañana...
Ah, esa mañana; cómo le dolió despedirse de su mamá.
Sentía que llevaba todo su físico, pero una parte de sí, de su alma, de su corazón, quedaba con ella, con la esperanza de que se cuidaría como siempre lo hacía.
Fue difícil, sí, verla quedar sola en esa casa, pero no lo estaría todo el tiempo. Él le prometió a ella y a sí mismo hacerle visitas seguidas.
MinHo también, desde que la conoció tuvieron una buena conexión y crearon un lazo entre ellos, tanto que la señora Han lo tomaba como su segundo hijo.
—Sunggie, no sigas llorando que lloro yo —pidió MinHo colocando una mano en su muslo mientras conducía.
La misma señora les prestó su auto para movilizar las cosas hasta el departamento que ahora sería de los dos.
—Llora entonces —sorbió.
El mayor le regaló nada más una mirada rápida y luego volvió los ojos a la carretera.
—¿Quieres regresar? Digo, podemos esperar un poco más de tiem-
—No —limpió el resto de las lágrimas, y luego colocó una de sus manos encima de la de MinHo, regalándole una sonrisa y una mirada con ello. —Quiero hacer esto, de verdad.
—Bien —sonrió viéndolo rápidamente. —Igual, la visitaremos seguido.
La cama del pelinegro era todo un completo desorden; habían camisas, pantalones, accesorios, incluso ropa interior tirada en ella.
En teoría habría mitad de cosas en el armario del cuarto que ellos compartirían, y el resto iría al armario de la otra habitación junto con otras cosas de MinHo también.
En parte era una pérdida de tiempo ordenar lo que era de cada quien, ya que JiSung terminaba usando ropa de MinHo, y en otras ocasiones, el mayor usando ropa del otro.
No negaría que fue gracioso doblar ropa con él, hasta que fue por algo de comer a la cocina, dejándolo unos momentos solo.
Sintió su teléfono vibrar en algún lado de la cama, hasta que lo encontró debajo de las almohadas que traía.
Pocas veces recibía mensajes o llamadas de Chan, sin embargo lo abrió revisando lo que decía.
Bang Chan 🤙🏼:
¿Ya le contaste a MinHo?
Y ahí fue que el bombillo de su cabeza se encendió. ¿Cómo pudo pasársele?
Rápidamente le contesto con un simple “😃”, esperando que entendiera que no, así que dejó el aparato a un lado.
Salió de la habitación en dirección a la cocina, y lo vió de espaldas cortando un poco de fruta.
—Tengo algo que decirte —sonrió, acercándose a él.
—Soy todo oídos para ti siempre —copió su acción, junto a una mirada rápida, dejando lo que estaba haciendo para darle toda su atención.
—Chan hyung me ofreció que formara parte de su estudio.
—¿En serio? —rió junto con su novio, llegando para envolverlo en sus brazos. —¡Sunggie, me alegro por ti!
El peliazul lo recibió con gusto entre los de él, refregándose en su pecho, como usualmente lo hacía cuando se abrazaban.
—Me dijo que fuera el lunes para conocer una parte del equipo y para que me acomode un poco.
—Me alegro muchísimo por ti, bebé, de verdad —besó su cabellera y se separaron. —Yo mismo te llevaré, ¿de acuerdo?
Asintió. —Sí, pero le dije que luego del trabajo, entonces en la tarde.
—No te preocupes, yo seré tu chofer personal —rió. —Siéntete privilegiado.
—Con sólo tenerte conmigo estoy en el cielo —exclamó volviendo al cuarto, dejando una boba sonrisa en los labios del pelinegro.
—¡Ese es el freno!
—¡Esto es muy díficil, hyung!
—Dios... ¡Ya voy!
Cuando terminaron de acomodar la ropa que Han traía, comer todos los bocadillos que amablemente MinHo preparó, un inmenso aburrimiento les llegó, y algo de cansancio igual.
Claro, fue hasta que JiSung tuvo la grandiosa idea de salir a pasear un rato, y entre ello, le propuso a MinHo que le enseñase a manejar su moto.
Habían vuelto a la casa de la madre de Sung a dejar el auto, y regresar por la motocicleta del chico, que estaba planeado para mañana pero finalmente fueron ese mismo día a la noche.
Fueron a una calle más apartada de todo el mundo, con menos autos y personas que no estarían en peligro de ser atropelladas.
Y ahora estaban ahí, JiSung seguía confundiendo el freno con el acelerador, y ni hablar de cuando trataba de colocar las marchas.
—¡Me rindo! ¿Por qué me trajiste aquí? —se cruzó de brazos, aún sentado en la motocicleta.
—Mi amor, esto fue tu idea —rió sonoramente al verlo de esa manera.
—Cierto... ¡Pero tú me seguiste la idea!
—Claro, como digas —colocó las manos en las manivelas. —¿Quieres intentar de nuevo?
—¡No! Ya no quiero nada —puchereó.
—¿Seguro? —elevó las cejas.
—... No.
Nuevamente escuchó la risa de MinHo, contagiándolo a él también; era imposible no hacerlo.
—Pon atención. El derecho es el acelerador, si mueves la muñeca y giras hacia atrás, irás más rápido-
—Ni modo, es el acelerador —MinHo le miró mal. —Ya, ya, continúa —rió.
—Esta palanca es el freno delantero, y abajo hay otra que es la del freno trasero, esa la accionas con el pie derecho.
—¿Y la izquierda?
—Tranquilo —sonrió. —La izquierda es de los cambios de marcha, para que entiendas, debes accionarla junto con la palanca de tu pie izquierdo, que son las marchas.
—Entonces, derecho acelero y palancas frenos; izquierdo es marchas.
—Bien, ahora inténtalo —se alejó. —Y no te vayas tan lejos, no quiero correr tanto.
—Ahora por eso te hago correr dos kilómetros —arrancó alejándose un poco.
—¡JiSung!
Fue si acaso una cuadra lo que logró avanzar, y luego frenó en la esquina.
MinHo llegó corriendo, mientras trataba de controlar la risa que tenía; no sabía si era de lo gracioso o porque esos fueron los primeros metros manejando una motocicleta de su novio.
El peliazul se subió el casco, y miró hacia atrás, donde venía su chico corriendo, y lo vió levantar los pulgares y reírse.
—Pronto competirás en la Fórmula 1 si sigues así —llegó a su lado, aún riendo.
—Gracioso, avísame cuando tenga que reírme —colocó el seguro y se bajó.
Aún así fue imposible no contagiarse de la risa del chico, y ya listos para irse a disfrutar de su primera noche en su departamento.
Ya de vuelta en el departamento que ahora compartían, los dos estaban en su burbuja de amor luego de hacer el mismo.
Según la pareja era para “estrenar la cama” y “celebrar su primera noche en su departamento”.
Los dos estaban abrazados, bañados en una capa de amor, cariño y mucha ternura que no les daba miedo compartir.
El menor jugaba con las manos de su novio; entrelazaba sus dedos, les hacía cariños y dejaba uno que otro beso en la misma.
Mientras, el chico mayor observaba la manera en la que JiSung jugaba con ellas, y luego pasaba su mirada a la carita de JiSung y le prestaba atención a los detalles.
La manera en la que sus ojitos brillaban a pesar de la poca oscuridad, como sus mejillas se inflaban un poco cuando movía los dedos y la manera en que su naricita se arrugaba por el frío que le llegaba.
Contaba con la mirada la cantidad de lunares que habitaban en sus mejillas y formaban tiernas figuritas que a simple vista quería unir.
Entonces notó cuando su rostro se volteó al suyo, viéndolo con esos ojitos que jamás se cansaría de ver, de apreciar y de amar.
Bajó los ojos a sus labios, esos rosaditos belfos que era fan de poder besar con toda la ternura y cariño que quería transmitirle.
Cada que lo veía, eran tantos sentimientos, tanto amor el que le llegaba su cuerpo, tanta energía que recorría cada parte de su ser, pues a veces podía ser eso; JiSung era como su fuente de energía.
Las ganas de levantarse todos los días, las ganas de sonreír, las ganas de trabajar para conseguir dinero y poder comprarle pequeños y grandes regalitos, era JiSung, sus ganas de seguir a su lado, su fuente de energía, su todo.
Y ni hablar de cuando le sonreía y sus ojitos se entrecerraban un poquito, cuando estaba seguro de que ese hermoso gesto se dirigía a él y a nadie más, eso era el mero cielo.
El cielo donde él lo llevó; donde las únicas constelaciones eran ellos dos, que estaban en su propio mundo y el resto de cosas giraban a su alrededor sin miedo a nada.
Un cielo que MinHo trajo especialmente para JiSung.
alguien llora porque estamos casi en el final, y no les voy a decir quién soy
btww, los extrañé mucho 😭
ahora podremos leernos un poquito más seguido 😭
¿vieron el fanart que me encontré en pinterest? definitivamente stay tiene talento ☝🏼
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