35. Vine por ti

Punto de vista de Anna.

Me desperté de súbito por el calor abrasador que se incorporaba en mi espalda y mi cuello. La oscuridad en la habitación me indicaba que ya era de noche. Me remuevo en el lugar y me doy cuenta que estoy acostada sobre la cama ¿Cómo se supone que llegue aquí? Mis manos están liberadas y estoy completamente sola en la habitación.

Pienso que es mi momento de huir pero una silueta sale de la oscuridad y es ella.

—Po fin despiertas, hay alguien que quiere conocerte. —La voz tosca que arrastra Amanda me dan nauseas—, yo iré a consolar a Harry.

Su aspecto relajado y feliz no era lo único que podía ver extraño en ella, se había cambiado de ropa por un pantalón negro de cuero ajustado y una blusa que resaltaba sus pechos.

La puerta de la habitación se abre y revela a un hombre de más o menos la misma edad que Harry, con la diferencia que este es un moreno bronceado.

Amanda desaparece detrás de la puerta y el tipo aquel se hace paso entre la habitación

—Por fin tengo el gusto de conocer a la chica de Styles, soy Marcos Russo. —Estira su mano en mi dirección con una sonrisa lobuna.

—Lamento no decir lo mismo. —Me reincorpore de pie sobre el suelo y me cruce de brazos lo más lejos de él posible.

Suspire y una parte de mi quería ir en su dirección y depositar mi puño en su cara, pero la parte sensata me decía que Harry vendría por mí y que no habría nada de lo que preocuparme.

—Ahora entiendo porque Harry te mantiene a su lado. —Dijo tomando un sorbo de una copa que no me había dado cuenta que llevaba con él—. ¿Tienes hambre?

—No

— ¿Quieres darte un baño?

— ¿Es que acaso quieres que me desvista delante de ti?

—Soy un mafioso, no un violador si es lo que estás pensando —Aquella frase fue lo más decente que pude haber escuchado de un mafioso sin escrúpulos—. ¿Sabes porque te tengo aquí?

—Porque eres un miserable, porque no eres ni la cuarta parte de hombre de lo que podrían ser Hoper y Harry, porque ellos se sudan el culo para tener lo que tienen. Y ustedes seguramente los gran Russo, quieren venir aquí adueñarse de algo que no les pertenece, porque son unos cobardes y...

—Creo que hablas demasiado. —Me interrumpió antes de salir de la habitación.

Punto de vista de Harry.

Todos estaban sentados sobre el sofá esperando noticias de Amanda, mientras yo me encontraba sobre el mesón de la cocina en silencio, de repente ya no era consciente de lo real, solo sentía el palpitar de mi corazón en el pecho como si de una ráfaga de agujas se calvaran en ella, me ahogo en mi propio dolor y no dejaba de imaginármela indefensa en mi mente.

Escuche unos pasos que se acercaban a la cocina pero yo estaba perdido en la nada, sentía como mis pupilas se agrandaban y ardían por las lágrimas sin derramar.

Escuche a alguien llamar por mi nombre pero no era consciente de ello, estaba aturdido y paralizado. En todo lo que podía pensar se reducía en ella... En Anna, mi Anna.

— ¡Harry! —Finalmente supe que se trataba de Hoper cuando sentí su mano en mi hombro.

Sé que está hablando, pero aun no logro nada.

— Hombre, mantente conmigo, Amanda viene de camino y nos trae noticias acerca de Anna.

— ¿Por cuánto más tiempo voy a tenerla viviendo en este infierno?

—Hasta que ella decida que no lo pueda soportar.

Todo se desmoronaba a mí alrededor, y cuando sentí que caía por un precipicio Hoper me sostuvo, y me abrazo.

—Ella va a estar bien, la tendrás nuevamente. Te lo prometo. —Su promesa era lo único que podría mantenerme estable.

Las pisadas de unos tacones que se aproximaban a la cocina me hicieron ver por encima del hombro de Hoper, rápidamente me reincorpore al ver a Amanda recostada sobre el marco de la puerta.

— ¿Puedo tener un momento a solas contigo?

Asentí y Hoper desapareció de mi campo de visión. Ella se acercó a mí a paso lento y se sentó a mi lado.

— ¿Sabes dónde está? ¿Sabes dónde la tienen? —Pregunto sin apenas voz.

Sé que puedo parecer un desquiciado y desequilibrado, pero ahora mismo no es que me importe mucho.

— ¡Hey! —Aludió y me dio una sonrisa tranquilizadora, pero no logro conseguirlo—, ella está bien. Ellos la tenían en un lugar horrible, pero me las arregle para que la subieran en una habitación, ella sabe que tu iras por ella, yo me encargare de que nadie le haga daño ¿de acuerdo?

Escucharla hablar, es como si escuchara a otra persona totalmente opuesta a ella, totalmente diferente a la fría, malévola, traicionera y despiadada Amanda, esta era más bien sensible.

Esta era humana.

—Sé que no confías en mí, sé que me odias, y sé que jamás podrás perdonarme pero quiero demostrarte que he cambiado, quiero demostrarte que merezco tu perdón —Su voz se fue debilitando y pude ver como una lagrima se deslizo por su rostro, y no puedo creer lo que vaya a decir pero siento un poco de pena por ella—, voy asegurarme de que puedas recuperar a Anna, porque te lo debo.

Su expresión cambio por completo y pude ver sinceridad en su rostro y en sus palabras.

—Te perdono Amanda. —Las palabras salieron antes de que pudiese detenerlas y ella levanto la mirada de súbito.

— ¿Qué acabas de decir? —El sonido de su voz entrecortada llego a mis oídos.

—Qué te perdono. —Tome sus manos entre las mías y di una pequeña palmada—, creo que después de todo, lo que estás haciendo por mi mereces que te perdone.

—Bueno, no hay tiempo que perder. Creo que se la manera en que puedes recuperar a Anna.

— ¿Qué? ¿Cómo? —Pregunte, casi dando un traspié cuando me levante.

—Estarán dando una fiesta esta noche en la mansión Russo, todos estarán divirtiéndose y creo que es un buen momento para que ustedes ataquen, las bombas que ustedes estuvieron preparando yo las escondí en algunas esquinas claves de la casa, cuando logren sacar a Anna, este dispositivo— Me enseña una pequeña pieza roja antes de seguir—, volara la casa en pedazos.

Sentí que la vida volvió, sentí como estaba cada vez más cerca de Anna con sus palabras. Mi respiración volvió a su forma regular y estaba dispuesto a ponerme en marcha ahora mismo.

—Harry. —Ella sostuvo mi brazos antes que pudiese irme y gire para mirarla—, cuídate mucho.

Asentí antes de salir de la cocina.

Punto de vista de Anna.

El versace rojo intenso que me obligaron a usar para este estúpido vals me estaba torturando las costillas. Nuevamente intente escaparme pero toda la casa está llena de hombres pisando mis talones e incluso cuando iba para el baño.

—El señor Russo la está esperando afuera.

— ¿Por qué no me matan mejor? —Me quejo y me niego a bajar.

—Tienes un rostro muy bonito para que se te consume bajo tierra. —Interviene Marcos entrando en la habitación.

— ¿Qué es lo que demonios quieres? ¿No se supone que me tienes aquí para presionar a Harry a que haga lo que tú quieras?

—Los quiero fuera de la ciudad Anna, pero si no vas y das un baile conmigo para todos creo que pensare en la opción de matarlos.

—No te saldrás con la tuya. —Le dije entre dientes.

—Entonces mírame. —Ironizo y clavo sus uñas en mi brazo.

— ¿Qué te hace pensar que no daré un espectáculo ahí afuera para que todos se enteren que me tienes secuestrada?

—Porque amas envidiablemente a Harry y si lo haces, me asegurare de que una bala perfore su cráneo, basta una llamada mía para que eso suceda.

Las miradas codiciosas de todos los invitados cayeron sobre nosotros y me sorprendía la sonrisa hipócrita en el rostro de Marcos, el apretó mi brazo para que sonriera a los presentes pero en ningún momento lo hice, más bien fruncí el ceño y me puse tensa.

El vals sonó en los altavoces y me llevo a la pista dándome una vuelta, conforme la canción iba pasando, todos se nos unían formando un circulo para nosotros y el me forzaba a pegarme a él, pero yo me alejaba cada vez más.

—Me hubiese encantado conocerte antes. —Susurra contra el lóbulo de mi oreja.

—A mí no, créeme.

Una risa se escapa de sus labios y acaricia mi espalda baja, pero yo rápidamente me alejo.

—Eres realmente preciosa Anna, no pienso hacerte daño si eso es lo que temes, no me odies.

— ¿Cómo no hacerlo? —Pregunte mientras giraba dos pasos—, me has secuestrado.

—La idea fue de Sebastián, mi hermano mayor.

—Pero contribuiste a ello.

—Por favor Anna. —Su voz casi fue una súplica—, No soy tan malo como piensas.

—Demuéstramelo. —Conteste por encima de sus palabras.

— ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué te deje ir? ¿Esa es la trampa? —Se aleja un poco de mí para tener una mejor vista—, no puedo ¿de acuerdo? No puedo, mi hermano me mataría si eso llegase a pasar. Solo quiero que seamos amigos.

La sinceridad que hay en sus palabras me sorprenda y es suficiente para callarme la boca.

— ¿Y entonces porque sigues  a su lado?

—Porque es mi hermano, porque es lo único que tengo, porque somos los únicos Russo sobrevivientes.

Escucharlo hablar es como si escuchase a Harry hablando de Jacob, o viceversa. Él estaba con los malos, pero en realidad no era uno de ellos.

—Necesito ir al baño.

—De acuerdo, vamos.

— ¡No! —Me queje—, creo que merezco ir sola.

—Anna sé que intentaras escaparte.

—Si lo hago entonces tu hermano te matara, y no creo que lo merezcas. —Confesé, y estaba siendo sincera.

—Búscame cuando salgas del baño.

Asentí con una sonrisa y me hice paso entre las personas sonrientes. Mire de regreso hacia Marcos y tengo que admitir que por un momento pensé en buscar la forma de irme corriendo de aquí, pero eso implicaría su muerte. Y hasta ahora, él ha sido el más amable conmigo aquí.

Doy con el largo pasillo y reviso las puertas principales hasta dar con el baño, abro y cierro la puerta detrás de mí, me giro sobre mis pies y choco contra un cuerpo que  no pude ver su rostro pero me abraza por la espalda y tapa mi boca cuando estaba a punto de gritar.

—Está bien nena, soy yo, vine por ti. —Su voz raspo el lóbulo de mi oreja y finalmente me sentí a salvo.

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