31. Tu nunca podrias perderme
Punto de vista de Anna.
Doy dos suaves golpes sobre la puerta y espero impaciente.
Soy toda una bola de nervios, desespero y dolor en una misma. Sé que mi situación con Jacob no es la mejor, y que con Harry no han sido los mejores hermanos en todo este tiempo, pero tengo fe en el buen corazón de Jacob.
Escucho los pasos que se aproximan desde adentro y juego con mis dedos mientras espero que el abra la puerta.
—Hola. —Es lo único que alcanzo a pronunciar cuando lo veo asomarse a la puerta.
Su ceño esta fruncido en confusión y no dice nada. ¡Por supuesto que no dice nada! Soy yo quien está aquí.
— ¿No vas a invitarme a entrar?
— ¿Sabe Harry que estás aquí? —Pregunta y su expresión dura no cambia en lo absoluto.
Aguanto la respiración y bajo la mirada sin decir nada, pero puedo ver como abre la puerta me invita a pasar. Suelto el aire que contuve y me adentro, sé que no me ha pedido que me siente pero lo hago y el solo se queda en frente de mi cruzado de brazos, obviamente esperando que yo hable.
—Jacob estoy aquí por Harry.
—Si vienes a interceder por el entonces puedes irte. —Me da la espalda y se recuesta sobre la pared viendo por la ventana—. Entre Harry y yo todo está dicho, mientras él te siga poniendo en peligro nunca nada entre nosotros estará bien.
—Harry y yo hemos terminado Jacob. —Puedo ver como su rostro cambia por completo, e incluso se alegra un poco—. Pero no estoy aquí por eso, él es quien está en peligro ahora mismo.
— ¿Qué quieres decir?
Pienso en lo difícil que será decirle esto por lo que me pongo de pie y me acerco, coloco mi mano sobre de su hombro y el me mira por encima de este.
—Harry está muriéndose en un hospital y tú eres el único que puede salvarle. —Sabía que no iba aguantar demasiado para que las lágrimas comenzaran a salir.
Su rostro se palidece pero rápidamente intenta cobrar la compostura.
— ¿Y que se supone que puede hacer yo?
—El necesita una transfusión de sangre y tu como familia eres el único que puede hacer la donación, a menos que lo pongan en la lista de espera y tengamos que esperar a que alguien de su mismo tipo de sangre haga la donación y eso casi nunca pasa, para ese entonces Harry estaría...
Antes de que pudiera terminar la frase siento sus brazos alrededor de mí y es desgarrador la manera en cómo me abraza, con tanta fuerza, con tanta intensidad, desesperación y el bienestar que me da ahora mismo estar en sus brazos.
—No tienes idea de cuánto odio verte en este estado.
Tengo la respiración agitada junto su pecho y el deja un beso sobre mi coronilla.
—Por favor Jake, te necesito, Harry te necesita. Tienes que hacerlo por todos nosotros. —Sollozo y envuelvo mis puños en su camisa.
—Mírame. —Me pide y levanto la vista—. No importa cuántas diferencias tengamos Harry y yo por ti, somos hermanos, somos familia y la familia nunca se abandona. Vayamos allí.
Yo asiento y me toma de la mano, coge rápidamente las llaves del apartamento y la moto y minutos más tarde estamos entrando por la puerta principal del hospital.
Esperamos nuevamente en la sala de espera mientras el Doctor Mckenzy ha llevado a Jacob con él, para el proceso de transfusión. Pasa demasiado tiempo y he ido dos veces a la capilla a pedir por la vida de Harry.
—Sé que no tengo ningún derecho a venir aquí después de que me olvide de tu mano el día de la muerte de mi madre, pero si estoy aquí es porque verdaderamente te necesito. Sé que tu todo lo ves y puedes saber que lo que hace Harry no está bien pero no merece la muerte, tú lo perdonas todo y también puedes darte cuenta de que estoy muriendo, me quitaste a mi madre porque la necesitabas pero por favor no me lo quites a él, por favor, por favor, por favor. —Sollozo de rodillas con las manos unidas junto a mi barbilla.
Vuelvo con los chicos a la sala de espera y puedo ver como el doctor está teniendo una conversación con Hoper, por lo que me dirijo casi corriendo hacia ellos.
— ¿Cómo esta Harry doctor? —Pregunto y hay una expresión oscura en su rostro.
—Les tengo dos noticias, dos buenas y una mala. —Dice y antes de que podamos decir algo el prosigue—. La tarnsfusion de sangre ha sido todo un exito, he mejorado el estado de Harry pero no del todo.
— ¿Por qué? —Doy un paso en su dirección y siento las manos de Hoper sobre mis hombros deteniéndome—. ¿Qué está mal?
El une sus labios en una línea y asiente en una expresión casi mostrando penas por nosotros. Me siento totalmente vacía porque me aterroriza pensar en lo que está a punto de decirme.
—Como les dije, estuve haciendo unos análisis y he encontrado el verdadero problema por el cual Harry está aquí. Su cuerpo ha sido forzado y lesionado durante consecuentes días, tanto que los golpes han lesionado sus riñones y uno de ellos está casi sin vida. Por lo que está sufriendo un traumatismo renal.
Oh Dios mío.
— ¿Qué tan grave es eso? —Pregunta Hoper, porque es consciente de que no puedo formar palabra alguna.
—Bastante grave.
Me quedo allí de pie y no sollozo, no lloro, ni siquiera emito algún ruido o movimiento posible. No puedo derrumbarme.
— ¿Qué podemos hacer al respecto? —Pregunto.
—Aquí viene la otra noticia, estuve revisando los exámenes que te practicamos y resulta que eres compatible con Harry.
— ¿Quiere decir que yo puedo donarle mi riñón? —Tengo la esperanza de que su respuesta sea un sí.
— ¡Por supuesto! Solo si tu así lo quieres, si eres mayor de edad, y tendrías que firmar unos papeles legales.
—Por supuesto que quiero.
—Anna... —Escucho la voz de Hoper detrás de mí y me aleja unos cuantos pasos.
— ¿Qué pasa? —Pregunto confundida pero aun la sonrisa en mi rostro no se desvanece.
— ¿Estas segura de esto?
—Claro que lo estoy.
—Annie tal vez tengamos que esperar un poco y pensarlo bien. —Sam interrumpe nuestra conversación y las miradas de los chicos están sobre mí.
—Escúchenme. —Me pongo en frente de todos ellos, para que cada uno escuche lo que tengo que decir—. Tengo la oportunidad de salvar la vida de Harry, es mi decisión y lo quiero hacer, lo tengo que hacer. Sé que si ustedes estuvieran en mi situación no lo dudarían en hacerlo. ¿No es así? Sé que Harry y yo ahora no estamos juntos, pero ustedes me recibieron en su casa, en su familia.
—Y la familia nunca se abandona. —Hoper termina de decir por mí y me abraza—. Más le vale a Harry que te trate bien después de esto o yo mismo le dare una paliza que lo mande devuelta el hospital.
— ¡Hey! —Me quejo y le doy un golpecito—. No tengo riñones infinitos para regalar tampoco.
—Eres la mejor persona que he conocido jamas. —Sam se acerca a i y me regala un abrazo—. Quiero pedirte perdón por lo que hice Anna, pensé que era lo mejor para ti pero ahora comprendo que lo mejor es Harry, y si él te hace feliz entonces yo te apoyo. Me duele mucho que ahora no seamos las mejores amigas.
—Por supuesto que seguimos siendo las mejores amigas, no importa cuántas veces nos equivoquemos, lo que importa es saber afrontarlo.
Todos me envuelven en un abrazo hasta finalmente irme con el doctor.
Todo a mi vista se hace nubloso y borrosamente puedo ver a las enfermeras caminar de un salo a otro por la sala del quirófano, hasta el momento que todo se vuelve negro para mí. Y me quedo dormida por la anestesia.
Abro los ojos y nos veo a mama y a mí en la cocina horneando un pastel de chocolate, yo me encuentro sobre el marco de la puerta y veo como papa entra y nos sorprende con bolsas de regalos navideñas.
— ¿Cómo están las reinas de esta casa? —Su voz suena estable y esta sonriente, deja un beso sobre los labios de mama y a mí me carga en peso.
Oh dios mío, una lagrima se desliza por me mejillas al admirar esa escena.
—Mira papi, hicimos un pastel y yo puse las chispitas de chocolate.
—Así se hace cariño. —Besa mi mejilla y puedo ver los felices que éramos... Cuando solíamos ser una familia.
Y a medida que las sonrisas son más grandes todo se comienza a difuminar.
...
Abro los ojos y encuentro el cuerpo de mi madre sin vida sobre su cama, todavía lleva la bata de dormir y su rubio cabello está perfectamente peinado. Me veo sobre su pecho llorando sin descontrol, era una niña, las trenzas en mi cabello estaba desechas y un hombre intentaba separarme del cuerpo pero era inútil. Personas corrían por mi lado y aún estoy admirando la escena sin botar ninguna lágrima. Papa está cargándome en sus brazos intentando reprimir todas las lágrimas pero no lo consigue, él también iba a extrañarla tanto como yo, los gritos de aquella hacen que mi corazón se estrelle como cristales rotos y abro mis ojos de súbito.
—Anna cariño, gracias al cielo que despiertas.
Mi respiración es agitada y aun me adapto a la sensación de estar despierta, mi cuerpo duele pero me siento bien, todo a mi frente es blanco, soy consciente de que estoy en la habitación de un hospital y puedo sentir unos brazos envolviéndome.
— ¿Papa?
—Si tesoro, soy yo. —Deja una serie de besos por mi frente y aun no me suelta—. Estaba tan preocupado por ti cuando no te vi en casa y supe que estabas en el hospital.
Esperaba que sus palabras fuesen duras, que me regañara o que me gritara, pero no lo hace y me abraza como no lo había hecho hace mucho tiempo.
— ¿Sabes por estoy aquí? —Susurro para después toser.
—Sí, pero no te esfuerces.
— ¿No estás enojado por eso? —Pregunto, porque realmente quiero saber, siempre seguirá siendo mi padre.
—Hija, lo que hiciste es lo más valiente que cualquier persona puede hacer, es la muestra más grande hacia su ser amado, y creo que si lo hablamos puedo darle una oportunidad a ese chico después de todo.
—Eres el mejor.
—No, tú eres la mejor.
Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que la puerta se abre cuidadosamente, puedo ver a Sam y a Hoper entrar junto con los chicos detrás.
— ¿Cómo te sientes? —Hoper es el primero en preguntar.
—Bastante bien.
— ¡Amiga! Me alegra volver a verte. —Sam acaricia mi mano y me regala una sonrisa.
Todos hablan alegre entre sí, y mi padre sale por un café y aprovecho para tener una conversación con Hoper.
— ¿Cómo esta Harry? —Pregunto y tengo demasiado miedo de saber la respuesta que él puede notar la expresión en mi rostro.
—Él está bien, justo acabamos de venir de su habitación.
— ¿Él sabe que fui yo quien...
—No, creo que no nos corresponde a nosotros decirle.
—Quiero verlo. —Literalmente suplico.
—Déjame ver que puedo hacer.
El desaparece detrás de la puerta, y los chicos se quedan a mi alrededor planeando que nos merecemos unas vacaciones navideñas, y pensar que hace menos de veinticuatro horas todos estábamos devastados.
Hoper vuelve minutos después con una silla de ruedas, frunzo el ceño y él se encoje de hombros.
—Creo que puedo caminar. —Digo y todos ríen.
— ¿Segura?
—Totalmente.
Ellos me ayudan a ponerme de pie, y doy gracias que la habitación de Harry está a dos de la mía, tomo un respiro antes de girar el pomo de la puerta silenciosamente y verlo.
Empiezan a temblarme los hombros y las lágrimas cristalizan mis ojos inmediatamente, él no me nota porque está observando por la ventana pero soy demasiado torpe que choco contra una silla y sus ojos caen sobre mí.
Con un movimiento veloz me acerco a la camilla y me siento a su lado, ninguno de los dos dice nada en la silenciosa habitación pero puedo ver una tristeza abrumadora que está consumiéndole. Me tiemblan las manos sobre las suyas y oigo unos sollozos que provienen de algún lugar de la habitación.
¿Quién está llorando?
—No llores cariño. —Susurra y es cuando me doy cuenta que soy yo quien está llorando.
Llevo una mano a mi boca e intento contener las lágrimas que siguen saliendo, pero es como un torrente que ha crecido en mis ojos.
—Nena, estas asustándome. —Me mira atemorizado, y aprieto fuertemente los ojos tratando de recuperar el aliento.
—Nunca vuelvas hacerme esto. —Digo, con la voz entrecortada.
—Oh bebe, lo siento, lo siento tanto.
Me mira desalentado y acaricia mi mejilla, ese simple gesto es suficiente para traerme de vuelta a la vida.
—Pensé que iba a perderte. —la tristeza se disipa y al fin dejo de llorar.
—Tú nunca podrías perderme, nunca voy a permitirlo. —Me sonríe de lado y toma mis ambas manos y las besa—. Ven aquí.
Apoyo la cabeza en su pecho y lo abrazo. Un gemido de dolor brota de su garganta e inmediatamente me levanto.
—Lo siento. ¿Te hice daño? —Pregunto preocupada.
—Estoy bien cariño, solo ve despacio.
Él retira la manta de su cuerpo y me pide que me recueste a su lado, asiento y me vuelvo recostar sobre su pecho, ambos bajo la misma manta. Su pecho sube y baja con serenidad y es la sensación más hermosa que he sentido jamás.
—Nunca voy a volver a separarme de ti bebe.
—Fueron las dos peores semanas de toda mi vida.
—Lo se cariño, lo sé. —Susurra y besa mi frente.
El pomo de la puerta gira y revela al doctor Mckenzy detrás de ella, su ceño se frunce pero muestra una sonrisa para nosotros.
— ¿Qué significa esto? —Pregunta a intenta sonar duro, pero no le sale.
—Ya sabe doc, le estamos ahorrando una habitación para otros pacientes que lo necesiten.
—Me alegras que mantengas tu buen humor. —El revisa una tabla que tiene en sus manos para luego aplicar una inyección de suero para la bolsa de Harry—. Por cierto, tienes que cuidar a esa chica, lo que hizo no lo haría cualquiera.
— ¿A qué se refiere? —Harry pregunta, y es evidente que no sabe nada.
— ¿No se lo dijiste? —Me pregunta y yo escondo mi rostro en el cuello de Harry.
—Tuviste un traumatismo renal por las lesiones a causa de golpes o heridas penetrante que recibiste y perdiste un riñón.
— ¿Y eso que tiene que ver?
—Que tienes una parte de ella, dentro de ti.
El doctor desaparece detrás de la puerta y todo se vuelve silencio, no sé si va a molestarse pero ahora mismo agradezco el silencio que hay entre nosotros.
—Te amo. —Susurra contra mi oído—. Te amo muchísimo.
Y una vez más este chico desolado, incapaz de poder creer que existen personas que le aman, incapaz de darse la oportunidad de ser feliz me ha traído de vuelta a la vida.
—Es la primera vez que me lo dices.
—Es la primera de muchas, amor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top