23. Egoista
Abro los ojos y aun me estoy adaptando a la nueva luz del día. Tengo demasiado frio y me doy cuenta que la mitad de mi cuerpo esta descubierto porque Harry tiene envuelta la sabana a todo su alrededor, y la mitad de su pesado cuerpo esta sobre mí.
¡Está lastimándome un seno con su peso! Quiero moverme, pero no quiero despertarlo, a pesar de que duerme como bestia y un suave ronquido sale de su garganta, es mucho más hermoso durmiendo y quiero admirar eso un rato más. Su cara aún está un poco hinchada pero deduzco que mañana estará mucho mejor.
Por lo que me quedo pensando en cómo paso todo esto, un día quería meterle al reclusorio y otro me moriría por si eso llegase a pasar. No podría vivir con la idea rondando por mi cabeza, estoy enamorada de Harry, mi Harry.
¿No se supone que el amor verdadero es más fuerte que el odio? Espero Harry comparta mi opinión el día que llegue a enterarse.
— ¿En qué piensas? —La voz suave y ronca de Harry me asalta por sorpresa.
—En que deberías hacerte a un lado, me estas aplastando. —No era en lo que verdaderamente pensaba pero realmente se me estaba durmiendo la mitad del cuerpo.
—Oh no, es jodidamente cómodo. —Todo el peso de su cuerpo cae sobre mí, y ahueca su cara en mi cuello—. Quiero despertarme así todos los días de mi vida.
— ¿Aplastándome? —Pregunto, y hay sarcasmo en mi expresión.
Una carcajada brota de su garganta y deja un beso húmedo en mi clavícula.
—Contigo a mi lado, siempre Anna Lee.
—Siempre. —Susurro más para mí que para él.
Nos quedamos en silencio por un par de minutos, pero era un silencio cómodo, un silencio necesario.
Los pequeños rayos de sol entran por la ventana pero de vez en cuando la cortina se mueve por la brisa y los tapa, es la mejor mañana que pude haber visto en mucho tiempo.
— ¿Harry? —No escucho respuesta—. Harry. —Se quedó dormido.
Lucho contra el peso de su cuerpo y lo dejo caer al otro lado de la cama, mientras me reincorporo en la cama y me pongo de pie sobre el suelo frio, arrastrándome por toda la habitación busco mi celular y tengo siete llamadas perdidas de mi padre de anoche, tengo que buscar una buena excusa si no quiero estar castigada toda la vida hasta que me case.
Tengo otros cinco mensajes pero son de Sam y maldigo mentalmente porque no le avise que me vendría con Harry.
20:12
Donde te metiste???
20:40
Anna Rose Lee Acosta, me tienes con el Jesús en la boca, donde demonios estas??
21:18
Maldita sea Anna Lee, como te atreves hacer eso?? Si no es porque Hoper me dice que te vieron llegar a casa de Harry con él, ahorita estuviese en la policía, eres una ingrata mal amiga.
21:20
Zorra lol.
22:01
Acabo de salvar tu culo pequeña zorra, tu padre me ha llamado porque tú contestas las llamadas, tuve que decirle que nos quedamos en casa de una amiga del colegio haciendo una pijamada pero que tú ya te habías quedado dormida, se lo ha tragado por completo, soy una genio. Te mando besos y espero tengas una noche de sexo y pasión. xoxo
Reprimo una carcajada por su último mensaje y miro por encima de mi hombro al hombre con el que dormí anoche, al hombre con quien quiero pasar el resto de mi vida.
Me doy una ducha caliente rápida y me pongo mi vestido nuevamente, necesito hacer algo y prefiero dejar a Harry durmiendo antes que tener que darle explicaciones y volvamos a caer en una pelea, y es lo menos que quiero después como las cosas se han mejorado.
Bajo silenciosamente las escaleras y escucho murmullos desde el pasillo, la curiosidad camina por y doy con la cocina, me recargo sobre el marco observando como Hoper está de espaldas a mi preparando el café.
—Buenos días Anna. —Dice aun de espaldas a mí, y doy un respingo porque no era consciente de que me había notado.
Doy unos cuantos pasos y recargo mis hombros sobre el mesón que me divide de él.
— ¿Cómo sabias que era yo?
—Cualquier persona que vive aquí, entra a la cocina siendo todo menos silencioso. —Suelta una risita y deja un taza con café en frente de mí.
—Gracias. —Digo bajito, apenada por invadir su casa, su espacio—. No pretendía quedarme anoche, te pido disculpas.
—Es la casa de Harry también Anna. —Toma un sorbo de café y se sienta sobre la encimera de la cocina—. Eres bienvenida aquí desde el primer momento que Harry se enamoró de ti.
Harry Styles está enamorado de mí, me alegra saberlo, porque es reciproco.
— ¿Dónde están todos? —Pregunto, y solo lo observo por encima del borde de la taza.
—Algunos están trabajando, y otros necesitan comprar un traje para el baile.
— ¿Baile? ¿Qué baile?
—Bueno, ya sabes a lo que nos dedicamos. —Dice bajito, pero no hay vergüenza en sus palabras—. Hemos sido invitados a un baile de cortesía mañana por la noche de la mafia Romana, que está en la ciudad otra vez.
—Suena como si fuese la mafia más grande el mundo. —Suelto una risa carente de humor y el me acompaña.
—Lo son, la mafia romana ha sido expandida a nivel internacional, e incluso Tokio, ellos antes tenían el control e incluso de los departamentos policiales, a través de los años el cuerpo policial se fue mejorando y no todos querían estar a su favor, es por ello que casi todos volvieron a casa, después de unos largos años se han vuelto a dispersar y hoy, están aquí, son los duro, son los grandes. Y nosotros estamos trabajando con ellos por esta temporada.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, sabia acerca de la mafia por las películas o por lo que cada día se ve en la televisión, pero no era consciente de que la mafia romana era la más grande y la fundadora, e incluso no sabía de su existencia.
— ¿Quiere decir que todas las mafias estarán en ese baile?
—Algo así.
Intento volver a ponerme de pie y pierdo el equilibrio y la taza resbala de mis manos, pero en ningún momento logro escuchar el sonido de ella quebrándose en el piso.
Pero en cambio veo a Hoper sujetándola y volviéndola a poner sobre el mesón.
— ¿Cómo hiciste eso? —Pregunto realmente impresionada.
—Reflejos, habilidad, fuerza, velocidad. Todo se reduce en entrenamiento mafioso.
— ¿Entrenamiento mafioso? —Suelto una carcajada que llena todo el salón.
—Ven conmigo.
Me guía por el pasillo hacia una puerta trasera de la casa y damos con el bosque verde, la brisa de la mañana golpea contra mi cuerpo y al levantar mi vista mi boca cae abierta, sino estuviese pegada a mi mandíbula juraría que estaría barriendo el piso.
Me encuentro como con un campo de preparación militar, vallas, troncos preparados de madera, y mallas.
— ¿Qué es esto? —Pregunto fascinada.
—Ya lo veras.
Me sonríe y se quita la camisa lanzándola en mi dirección, y puedo ver como su cuerpo está perfectamente trabajado.
— ¿Qué tiempo crees que puedo tomarme en saltar el árbol, caer sobre la malla, correr por el sendero, brincar las 6 vallas y practicar tres vueltas canelas?
—No lo sé. ¿Cinco minutos?
—Demasiado, 40 segundos.
—Imposible. —Me cruzo de brazos.
— ¿Cuánto apuestas?
Me quedo pensando en una apuesta justa para ambos y dos ideas sencillas vienen a mi cabeza.
—Si lo haces en 40 segundos yo hago esta noche la cena para todos ustedes, pero si demoras más de 40 segundos me enseñaras a usar un arma.
— ¡Vaya! —Suelta una risa llena de humor—. Prepárate para un pavo al horno.
Me guiña un ojos en el momento que doy la partida y me quedo observando cómo es que puede hacer todo tan rápido, pasan los segundos lentamente mientras el parece una bala.
— ¡Hoper! —Grito en su dirección y él se detiene—. Eres un perdedor. —Le asalto con una risa y niega con la cabeza mientras sigue por la valla.
38,39,40,41.
— ¡Listo! —Grita victorioso y levanta sus puños al aire.
—Dejame informarte pequeño perdedor que diste con 41 segundos.
— ¿Qué? —Me quita el reloj de las manos—. Oh vamos Anna, tú me distrajiste, eres una tramposa.
—Apuesta es apuesta. —Levanto mis manos al aire indefensa.
—Espera aquí.
Asiento y me abrazo conmigo misma en el momento que el desaparece por la puerta, y me dispongo a observar todo a mi alrededor por un momento.
— ¿Lista?
Me giro sobre mis pies en el momento que escucho su voz y una gota de sudor escapa de mi frente y resbala con rapidez. Puedo ver en su mano derecha como sostiene el arma.
—Es una beretta 92, muy cómoda y fácil de usar para ser la primera vez.
Yo asiento pero aun así tengo los nervios carcomiéndome cada centímetro de mi piel.
— ¿Estas segura de que quieres hacer esto? No creo que Harry este de acuerdo.
—Va a tener que estarlo Hoper, tú me dijiste que ahora pertenezco a tu familia, y también sé que soy carnada para hacerles una mala jugada a ustedes, necesito estar preparada para lo que sea, yo elegí esto.
—Tienes razón, pero una cosa es que te enseñe como usar una, a que te permita andar con una. Harry me quitaría la cabeza.
—Qué bueno que estés consciente de eso hermano, arrancare tu cabeza si ella llega a tocar esa arma.
La voz de Harry suena a nuestras espaldas y por un momento se me ha olvidado como respirar. Mi corazón se acelera a toda velocidad porque conozco ese tono de voz, está enojado, bastante enojado.
—Harry. —Me acerco a él pero retrocede por inercia un paso.
—Ve adentro Anna.
Observo a Hoper por un segundo y hay culpabilidad en su expresión, pero asiente en mi dirección. Bajo la mirada y desaparezco de su campo de visión, pero no me voy, me quedo detrás de la puerta porque necesito escuchar que es lo que Harry tiene para decirle.
— ¿Qué jodido infierno pretendías hacer? ¿Sabes lo que significa si ella llegara a tocar un arma? —La voz tosca y gruesa de Harry me hace temblar que trago la bilis con dificultad.
—Ella me lo pidió Harry, ella ahora forma parte de nosotros, tú así lo quisiste que no se te olvide.
— ¡Maldita sea Hoper! Estoy intentando protegerla, quise alejarla de mi por su bien, pero la amo, la amo tanto que no soy capaz de mantenerla lejos pero quiero mantenerla a salvo también. Y lo que estuviste a punto de hacer no es la mejor manera.
—Es su decisión hombre.
—No, tú puedes ser mi jefe Hoper, pero las decisiones de ella las tomo yo.
—No Harry, mis decisiones son mías. —Me delato en el momento que aparezco en su campo de visión y ambos se giran en mi dirección.
—Anna te dije que...
— ¡No! ¿Quieres mantenerme a salvo? Entonces necesitas dejar que tome mis decisiones, necesitas dejar que pueda aprender a defenderme.
En sus puños se acumula toda su presión y sé que está a punto de estallar pero no lo hace, por lo que suelta el poco de aire que puede tener en sus pulmones y niega con la cabeza.
—Para eso estoy yo, yo puedo protegerte.
—No siempre vas a poder hacerlo.
—Entonces te pondré vigilancia a donde quiera que vayas.
—No Harry, no. —Grito y suelto mis manos al aire eufórica—. No va a funcionar así, no puedo vivir así, yo te elegí sabiendo todo lo que eres, sé que a tu alrededor corro peligro pero maldita sea déjame correrlo, sé que está mal para ti, pero necesito que confíes en mí y me dejes hacer esto.
—Los dejare solos. —Hoper desaparece segundos después detrás de la puerta.
Harry y yo nos quedamos en silencio por un minuto que se hizo eterno y sé que está pensando en todas las posibilidades que no me dejen tomar un arma, y vamos a parar en una discusión si ambos no llegamos a un acuerdo.
—No quiero que te involucres en esto Anna, por lo que más quieras, no insistas. No quiero que sepas acerca de mis negocios, de armas, mientras menos sepas voy a poder mantenerte a salvo.
—Eres demasiado egoísta. —Susurro en su dirección resignada y me echo a andar dispuesta a irme.
—Anna espera.
Pero no me detengo, necesito irme ahora mismo, necesito pensar las cosas, necesito mantener mi relación fuera de la mafia, porque es lo mejor para el... Y he llegado al punto de estar enamorada que soy una masa flexible en sus brazos.
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