19. Cena
Punto de vista de Anna.
Era una mañana fría y aun no salía el sol. No me molestaba que la brisa impactara contra mi cara y alborotara mi cabello, podía dejar mi cabeza fuera de la ventana del auto todo el día y sentir como aquel olor a lluvia mañanera entraba por mis fosas nasales.
Los dedos de Harry se entrelazan con los míos y aprieta mi mano, eso es todo lo que hace, apretar mi mano. Pero ese pequeño gesto hace por mí lo que cualquier persona nunca haría, me transmite tanta avenencia, me hace sentir protegida, estable y querida. Y solo es un apretón de manos.
Me coloco de lado sobre el asiento y puedo admirar su perfil, aquel perfil de un chico normal. Con su otra mano sostiene el volante, la brisa hace que su desordenado cabello vuele en diferentes direcciones y parece tan concentrado en la carretera que me dispongo a buscarle algún defecto, y no doy con ninguno.
Este hombre que tengo justo al frente ha besado mis labios, podría presumirle al mundo entero eso.
— ¿Qué piensas? —Pregunta sereno por encima del silencio.
En lo hermoso que eres, en lo que me haces sentir y no me había dado cuenta hasta anoche, en todas las sensaciones que me transmites con solo verme, con solo sujetar mi mano, en que me vas a llevar a la perdición y no me quejo por ello.
—En Sam. —Miento.
—Ella estará bien cariño. —Me mira por un segundo sin descuidar la carretera.
—Lo sé. —Digo más para mí misma que para el—. Pasa que no sé cómo le estará yendo en su casa justo en este momento. Su mama jamás le creería que ha sido secuestrada y no me quiero imaginar lo que es capaz de hacerle por no llegar a casa, e incluso por perder dos días de trabajo. —Siento una punzada en el corazón al imaginarme la situación, conocía a la madre de Sam, y no era la mejor del mundo.
— ¿Qué clase de madre es esa? —Su pregunta me asalta y puedo ver el ceño fruncido que se le ha formado.
—Una drogadicta, una alcohólica. —Arrastro las palabras con mucho pesar.
— ¿Crees que pueda hacerle algo?
—No lo sé, pero no descartaría la opción.
— ¿Por qué sigue viviendo con ella? ¿Y su padre? —Se detiene en un semáforo y pone toda su atención en mí.
—Sigue siendo su madre Harry, no importa lo que haga. Sigue siendo su madre y su padre, el brilla por su ausencia.
Los siguientes minutos a casa se fueron en silencio, pero no era un silencio incómodo. Era un silencio sano y me daba la oportunidad de pensar, de pensar en que hubiese pasado si ese día hubiese entregado ese reporte, ahora mismo el no estuviese conmigo y me hubiese arrepentido de eso toda mi vida. No podría. ¿Cómo iba a decirle que mi única intención de acercarme a él fue porque lo quería mandar al reclusorio? Pero ahora que la ruleta se ha volteado, mi verdadero sueño tiene nombre y apellido:
Harry Styles
El solo hecho de pensar como lo vaya a tomar, me retuerce las entrañas y el corazón se me estrella contra el piso como cristales rotos.
En el mismo momento que llegamos el baja conmigo y me acompaña justo hasta la puerta de mi casa, no puedo evitar sentirme un poco triste, aunque sea un pequeño porcentaje porque no quiero que se vaya, no quiero dejar de tenerle cerca.
Sus dedos se entrelazan con los míos y balancea mi brazo de un lado a otro.
— ¿Quieres cenar esta noche conmigo? —Pregunta, y puedo sentir como el corazón cobra vida, de solo pensar que hoy volveré a verlo.
— ¿Me llevaras a comer comida italiana otra vez? —Suelto una risita y el me acompaña.
—No, hoy te llevare al club Alfa, comida Francesa. —Me guiña un ojo y hace un gesto de delicia.
Este hombre es excesivamente exquisito.
El club Alfa es uno de los mejores de la ciudad. Podría calificarlo como el mejor, ahí solo asiste gente de clase económica bastante distinguida, empresarios, ministros y por lo que veo, mafiosos. Se me comprime el corazón de solo pensarlo.
— ¿No podríamos ir un día a comer una buena pizza con maíz y pepperoni al centro de la ciudad?
Pregunto, porque me he dado cuenta que Harry es el tipo de persona excepcional, extravagante y caprichosa que visita los mejores lugares de la ciudad.
—Nena. —Me acerca a él y deja un suave y húmedo beso en mi mejilla antes de decir—: Me gusta el whisky, los autos rápidos, la ropa cara, y me gustas tú. Me gusta lo mejor, no esperes que no te de lo mejor a ti.
Captura mis labios en un corto beso y acaricia mi mejilla. No quiero que pare de hacerlo, no quiero que pare de besarme... Nunca.
Después de una buena dosis de besos le dejo ir, pero admito que no quería hacerlo, le despido con la mano cuando se sube al auto y suelto un suspiro emocional que estuve conteniendo desde el primer beso.
Desaparece en la carretera segundos después.
Una sonrisa boba me asalta mientras introduzco la llave y me adentro a la casa, estoy por cerrar la puerta cuando una voz me sorprende y me hace dar un respingo.
— ¿No es un poco mayor para ti?
Muerdo el interior de mi mejilla al descubrir a mi padre recostado sobre el marco de la puerta del salón principal.
— ¿No es poco menor para ti? —Me refiero a Amanda y estoy segura que di en el clavo en el momento que su expresión cambia.
— ¡No me cambies de tema Anna Rose! —Me riñe, pero su tono sigue siendo apacible.
—Solo me lleva tres años papa, y es un buen chico.
—No me gusta la manera tan autoritaria como te besa y menos como se viste.
Admito que Harry al besarme lo hace como mucha posesión y su manera de vestirse es un poco descolocada. Esos pantalones negros desgatados, esa camisa a botones mal abotonada y aquella mata de cabello que la disimula con una coleta o una bandana.
Pero a mí, eso me mata.
—Las apariencias engañan. —Me encojo de hombros dispuesta a irme.
— ¡Bingo! ¿Por qué no aplicas esa teoría con Amanda?
Sabía que sacaría ese tema a deducir.
—Es diferente papa. —Subo los tres primeros escalones, negándome a escucharle.
—No, no lo es. Pero te propongo algo. —La intriga me hace detenerme y me giro para escuchar aquella propuesta—. Invítalo esta noche a cenar y yo traeré a Amanda, ambos nos daremos la oportunidad de conocerles.
No estoy de acuerdo con la idea de tener a Amanda en la misma mesa, pero el solo hecho de pensar que mi padre y Harry se conocerán me hace sentir aliviada, confio en que Harry es amable y educado y por ello no tendría problema. Y que a fin de cuentas es mi padre.
¡Totalmente de acuerdo! Asiento y subo a mi habitación con una chispa de alegría en todo mi sistema.
Paso la mañana ordenando mi habitación, y sacando algunas prendas y vestidos que eran de mi mama, los observo con mucha detención y me la imagino a ella ahí adentro. Pero me niego a tener pensamientos tristes sobre ella, por los que me quedo con los mejores recuerdos de nosotras juntas.
Mi celular vibra y un número desconocido alumbra en la pantalla.
Un nuevo mensaje.
10:23
"Nuevo celular, nuevo número :D Ponte preciosa esta noche!!"
Harry.
No me había dado cuenta de la sonrisa en mis labios y muerdo el interior de mi mejilla, guardo su número con un corazón rojo al lado de su nombre y le envío una respuesta.
10:26
"Cambio de planes :DD. Cena, esta noche, en mi casa. Mi papa quiere conocerte"
Recibo una respuesta más rápida que un rayo de flash.
10:26
"Y me imagino que yo seré el pavo al horno lol. Tu padre me odia Annie"
Mi corazón siente como si le estuviesen haciendo cosquillas al leer que me ha llamado así. Así siempre lo hizo mi mama, Sam y ahora él.
Se siente genial.
Después de convencerlo decidí que podríamos comer pavo al horno. Mi padre estuvo de acuerdo y salimos de compras para la cena. Hace mucho no salíamos juntos, y en varias ocasiones nos regalábamos una sonrisa. Sentía que estaba recuperando a mi padre.
...
El frio navideño ya comenzaba a pegar a esta entrada de noviembre y escurecía un poco más rápido de lo normal.
Cerré la ventana de prisa.
Me observo en el espejo el reflejo de lo que soy ahora, o de lo que siempre fui. No puedo tener un concepto concreto de ello y puedo ver los defectos que hay sobre mí. Mi piel pálida, labios resecos, mi clavícula se marca como nunca, y esa bolsa negra bajo mis ojos que he tratado de ocultar a base de maquillaje.
Han pasado semanas tras semanas desde que cada día me siento perdida sin ella, aunque me obligo a mantenerme estable por dentro soy mi propia destrucción personal, no estoy bien, no estoy conforme.
Por otro lado hay una estaca que está a punto de perforar mi corazón. Una estaca llamada remordimiento, no puedo vivir con el solo hecho de besar a la persona que yo quería meter a la cárcel. No puedo vivir con ello siendo una hipócrita, sin que él lo sepa, sin que él sepa el único motivo porque me acerque a él, aunque la ruleta se haya volteado y lo menos que quiero ahora es verle en el reclusorio.
No sé en qué momento se lo diré, pero tengo que hacerlo. Arriesgándome a que Harry me odie, tengo que hacerlo.
El timbre hace que mis pensamientos se difumen y me sobresalto.
— ¡Yo abro! —Grito desde mi habitación, sabiendo que mi padre puede escucharme de la suya.
No escucho una respuesta pero bajo las escaleras casi tropezándome con mis mismos pies, sacudo mi vestido con mis mismas manos antes de abrir la puerta.
Y ahí estaba el.
Luciendo aquellos pantalones negros que parecía no tener otros, una camisa de cuadro a botones, y en esta ocasión bien abotonada, unas botas y su cabello que bailaba al ritmo del viento.
— ¡Mierda! —Susurra bajo pero lo suficientemente alto para que yo lo escuche.
— ¿Qué? —Me miro a mi misma en la manera que él lo hace—. ¿No luzco bien?
—Cariño luces fantástica. —Me guiña y me abraza al mismo tiempo—. Espero seas el postre, porque con ese vestido no podría concentrarme en otra cosa.
Siento como el rubor se instala en mis mejillas y no puedo evitar morder mi labio inferior.
—Deja de hacer eso. —Me riñe contra el lóbulo de mi oreja.
— ¿Hacer qué? —Reprimo una risa en mi garganta.
—Morderte el labio, yo también quiero mordértelo.
— ¿Qué esperas entonces? —Intento ser sensual pero ¡vaya! Que no me queda.
Una sonrisa se comienza a formar en la comisura de mis labios y se acerca, lentamente se acerca a mi hasta tener su cuerpo completamente pegado al mío.
— ¡Harry! —Le doy un pequeño empujón y su ceño se frunce.
— ¿Qué pasa?
— ¿Por qué coño vienes armado a mi casa? —Hablo bajo porque no quiero que mi padre me escuche.
—Cariño, sabes que no puedo.
—Sí, si puedes. —Me cruzo de brazos y no estoy dispuesta a desistir.
Sé que lo acepte con todo lo que es, sé que es por su propia protección, pero no voy a permitir que venga armado a mi casa, Si yo me he dado cuenta, no me quiero imaginar si mi padre lo hace también.
—Anna. —Arrastra mi nombre con pesadez.
—Primero la pistola, después la cena.
Me da una mirada dura y deja salir un suspiro cansado hasta que comienza asentir.
—Bien.
Lanza sus manos al aire y camina en dirección a su auto, otros de aquellos autos exquisitos que o jamás podría tener.
Vuelve rápidamente y se levanta un poco la camisa para que yo pueda ver que ha cumplido.
—Mucho mejor. —Beso sus labios y entrelazo sus dedos con los míos.
Esperamos a mi padre en el salón principal, quien baja unos minutos después.
Harry automáticamente se pone de pie y se saludan con un apretón de manos.
No puedo evitar sentirme nerviosa.
—Bienvenido muchacho. —Le da un abrazo amistoso a Harry que no espere.
—Muchas gracias señor Lee. —La cortesía de Harry me sorprende.
Mi padre comienza la noche ofreciéndole un trago de whisky a Harry, ambos comienzan a entablar una conversación acerca de negocios y pienso que Harry a preparada un discurso porque todo lo que está diciendo acerca de su trabajo es totalmente falso.
Eres un mafioso pequeño mentiroso. Y no me avergüenzo de ello.
El timbre suena y mi padre se disculpa y se dispone abrir.
No sé si seré capaz de soportarla toda la noche.
— ¿Qué está mal? —Las manos de Harry rodean mi cintura y me pega a su cuerpo.
—Llego la novia de mi padre, no la soporto. Es una puta barata.
El reprime una carcajada en el momento que mi padre entra al salón con Amanda guindada sobre su brazo.
—Harry, ella es Amanda, mi novia.
Ellos quedan frente a frente el uno con la otra, sus expresiones son casi sin movimientos, no hay apretón de manos, no hay sonrisa, hay una mirada profunda en ellos, una mira de reconocimientos, una mirada de sorpresa en la de ella, y una mirada de rencor y odio en la de Harry.
Ninguno de los dos está dispuesto a reaccionar. ¿Qué demonios?
¿De dónde se conocen Harry y Amanda?
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