10. Sentimiento erróneo

Abro los ojos y me doy cuenta que todavía es de noche, o posiblemente de madrugada. No puedo recordar en que momento Sam se fue, o si yo estuve despierta cuando eso. Intento recordar el motivo por el que me he despertado, debido a que no suelo levantarme por las noches, soy una merecedora de dormir toda la noche. Y ahí vuelve el sonidito que proviene de mi ventana y caigo en cuenta, por eso me desperté.

No me muevo, y observo como las cortinas se mueven, es evidente que hay alguien tratando de entrar a mi habitación, y probablemente yo debería correr, gritar o hacer cualquier cosa que haría una persona asustada pero en mi caso no lo estoy. Está siendo tan escandaloso al entrar que probablemente su intención no sea robar.

Mi respiración y mi ritmo cardiaco estaban funcionando afablemente hasta que Harry cayó de pie en mi habitación y sacude su chaqueta tranquilamente, como si no estuviese invadiendo una propiedad privada.

— ¿Siempre es un habito en ti entrar por las ventanas de cualquier chica? —Le sorprendo con mis palabras, porque se sobresalta y choca la parte posterior de su cabeza contra la ventana.

Sonríe al verme observándole con detalle.

—No. —Su sonrisa se ensancha—. Solo en la tuya.

Aun me quedo entre las sabanas pero me siento, atando mi desordenado cabello en la cola que estaba en las puntas de este

— ¿Se puede saber qué haces aquí? Creo haberte pedido que te alejaras de mí.

—Lo sé. —Se sienta sobre la cama y jala mis sabanas—. Y mi respuesta es no, no voy alejarme de ti sin una razón coherente.

Mi boca cae abierta y me encuentro confundida.

Abro mi boca un par de veces cada tres segundos buscándole la razón coherente y posiblemente las tenga, pero él no querría escuchar que quiero mandarlo a la cárcel.

—Eso suponía. —Eleva sus cejas rápidamente y me da un guiño.

Se levanta de la cama y lo sigo con mis ojos, se acerca al escritorio lleno de papeles que ahora mismo está tocando con sus manos

Me levanto y corro más rápido de lo que nunca he hecho en mi vida y se los arranco de las manos que he arañado su piel.

—No toques mis cosas —Digo rápidamente enojada.

—De acuerdo, lo siento. —Levanta sus manos al aire en muestra de rendición.

Ordeno nerviosamente los papeles, donde llevo escrito todo mi reporte, todo lo que he sabido acerca de él, e incluso las fotos que imprimí cuando llegue de su casa.

— ¿Puedes regalarme un poco de agua? —Pregunta.

—No.

—Es malo negar el agua ¿Sabes eso?

—Y tú eres molesto ¿Sabes eso?

Le reto con mis palabras y mi mirada, no hace más que reír silenciosamente para él.

Lo odio, pero lo veo ahí de pie siendo un adolescente normal que entra por una ventana sin ninguna intención de robar y pienso todo lo contrario. Pero trato de mentalizarme lo que he me ha dicho Samara, es mejor tener al enemigo de mi lado. Y mientras más rápido me mueva con esto, más rápido tendré lo que quiero.

—Te quedas aquí, no te muevas.

Punto de vista de Harry.

Me señala con el dedo en un entrecejo y desaparece detrás de la puerta.

Me siento sobre la cama y observo a mí alrededor. Es una habitación un poco desordenada, y libros vagamente por cualquier lugar,  pienso que pudo haber sido un error venir aquí, de esta manera. Ella de alguna forma me recuerda a Emma y tal vez esa sea la única razón por la que estoy aquí, no físicamente, para nada, pero cada sonrisa y cada gesto de ella es como si cerrara mis ojos y viera a mi hermana. Pensar en su nombre me hace sentir herido y enfadado a la vez, no pude salvarla, no pude evitar que muriera en mis brazos, era mi hermana mayor. Pero me sentía en la obligación de protegerla y no lo hice.

Sacudo mi cabeza y caigo en cuenta que Anna no ha regresado, por lo que me asomo a la puerta y no escucho más que silencio y las luces están apagadas, me deslizo por las escaleras con cautela de que posiblemente se despierte su padre. Encontré la cocina más rápido de lo que pensé y la veo a ella ahí, inclinada con sus codos sobre el mesón, el vaso de agua a un lado y sosteniendo un papel con las manos.

—Creo que haberte dicho que te quedaras en la habitación. —Dice, pero su tono ha cambiado por completo y ni siquiera ha volteado a mirarme.

—Habías demorado demasiado. —Digo y mojo mis labios—. Quería asegurarme que estabas bien.

— ¿Qué podría pasarme dentro de mi casa? —Suelta una risita carente de humor y se gira para encararme.

Se me comprime el corazón al ver sus ojos lacrimosos y su nariz un poco roja.

Estuvo llorando.

Me acerco pero ella pone una mano en medio para darle un espacio personal.

— ¿Esta tu padre en casa? —Pregunto, bajo. La noto tan frágil que si hablo más fuerte temo que se rompa.

—No. —Levanta el papel de sus manos a mi vista y enarca sus cejas—. Tuvo que salir de imprevisto.

Dobla el papel hasta volverlo pequeño y lo lanza hasta el cesto de la basura.

Me da una sonrisita obligada. Pero aún hay tristeza en sus ojos, quiero preguntarle qué pasa, que tiene. Pero temo que pueda responderme que no es mi problema... Y no lo es, pero de algún modo quiero involucrarme en su vida, quiero saber si le parezco atractivo. Porque para mí ella es hermosa, esa sonrisa, esos ojos, ese cabello alborotado, ese pijama rosa. Todo de ella.

—Creo que deberías irte.

No, no quiero irme. No quiero presionarla, y menos cuando he entrado en la madrugada por su ventana... Por segunda vez.

— ¿Podría pedirte un favor antes? —Ella asiente rápidamente, y me entrega el vaso de agua, tomo un sorbo de este y prosigo—. ¿Tendrías una cita conmigo?

Se toma unos segundos para pensarlo, y me siento nervioso ¿Le he pedido una cita?. Hace mucho no me sentía así, no desde aquella vez.

—Solo con una condición. —Se cruza de brazos y yo sonrío.

Me encanta esta chica.

— ¿Cuál?

—Que salgamos en mi auto, a menos que te de vergüenza que te vean en él.

Suelto una carcajada y niego con la cabeza.

—Me parece estupendo. ¿Te aviso mañana entonces?

—Sí.

Me acompaña hasta la puerta y se despide rápidamente de mí, antes de entrar nuevamente a su casa. Miro mi reloj y son casi las tres de la mañana, tengo mi auto aparcado a unos pocos metros de distancia y me encamino hacia él, en la noche, oscura y sola.

Observo unas sombras detrás de mí que corresponden a tres personas, por lo que mi alerta se activa e intento sacar el arma de la cintura de mis pantalones. Pero siento un fuerte golpe en mi cabeza que me hace flaquear, maldigo mentalmente y aún tengo fuerzas para defenderme pero otra serie de golpes atestan contra mis costillas que caigo al piso, gimiendo de dolor. Intento ver sus caras pero la oscuridad no está a mi favor, uno de ellos me toma por los brazos, mientras los otros dos golpean fuertemente mis costillas y mi cara, estoy débil, no puedo más.

—Esto es un regalito de mi jefe.

Dice uno de ellos antes de depositar un golpe en mi mandíbula que me mando directamente al piso, escupiendo sangre.

No puedo moverme, ellos se han ido y me siento inútil. Cobardes.

Quien quiera que esté detrás de esto, va a pagármelo con sangre.

Deslizo mis manos dentro de los bolsillos traseros de mis vaqueros en busca de mi teléfono, rebusco en mi chaqueta y tampoco, maldita sea. Estoy más cerca de la casa de Anna que de mi auto por lo que ahora estoy luchando como el infierno para levantarme y a duras penas puedo mantenerme derecho, con una mano sujetando mis costillas me voy tambaleando hasta caer de rodillas en frente de la puerta, doy un golpe, dos y tres, entonces no supe más nada del mundo.

...

Abro los ojos y aun no me adapto a donde estoy, me duele la cabeza, me duelen las costillas cada vez que respiro, los vuelvo a cerrar porque no veo más que todo negro, siento algún material suave sobre la comisura de mis labios y una respiración serena que no es la mía. Los abro nuevamente y la veo a ella, cerca de mi rostro, dejando que su respiración choque en mi cara, esta tan entretenida pasando lo que parece un algodón por mi fisonomía que no se da cuenta que la estoy viendo.

Tiene el ceño fruncido y aprovecho para darle una vista al lugar, estoy dentro de su casa, tirado al piso junto a la puerta y mi cabeza esta sobre sus piernas. Rio internamente porque la imagino con mil demonios tratando de mover mi cuerpo y no le quedo más que atenderme aquí.

—Hola. —Le digo con una pequeña sonrisita.

Levanta la vista y me está mirando con una ceja arqueada. ¿Cómo es que todo de ella me puede parecer adorable? ¿Qué estás haciendo conmigo Anna Lee?

—Te encuentro tirado en la puerta de mi casa, inconsciente, con una paliza encima y ¿solo se te ocurre decirme hola?

—Me encuentras tirado en la puerta de tu casa, inconsciente, con una paliza encima y ¿solo me asechas de esta manera? —Me quejo—. Deberías ser más hospitalaria con tus invitados.

— ¡Bingo! con la diferencia que tú no eres un invitado, sino un infiltrado. —Dice, pero sin embargo sé que sus palabras van adornadas en sarcasmo.

Suelto una carcajada que me hace gemir de dolor. Ella me mira, y está enojada, tiene sus labios apretados y sus cejas están formadas en una línea.

Me siento sobre el suelo y observo a mi lado un recipiente de alcohol y un envoltorio de algodón, intento ponerme de pie por mis mismos méritos pero no puedo, ella me ayuda tomándome por el brazo.

— ¿A dónde crees que vas? —Pregunta, cuando se da cuenta que me dirijo a la puerta.

—Me has dicho que no soy invitado en tu casa.

Cubre su rostro con ambas manos y de su garganta brota la risa más hermosa que he escuchado jamás.

Yo provoque eso, maldita sea, yo lo provoque, esa risa me pertenece. Quiero que ella me pertenezca.

— ¿Qué voy hacer contigo Harry Styles? —Deja caer todo su peso a un solo lado de su cadera y me mira enojada.

—Por ahora... —Hago una mueca de dolor, porque verdaderamente me duele—. Reparar mis costillas, porque puedo jurar que están rotas.

Sonríe, pero no responde. Y un alivio me atraviesa al sentir su brazo rodear mi cuerpo para ayudarme a caminar.

—Te llevare a mi habitación, voy a curarte y te vas a ir ¿Estamos de acuerdo?

Asiento y nos hemos tomado una cantidad de minutos, en subir las escaleras, es una chica fuerte.

Empuje la puerta de su habitación y me deja caer sobre la cama, ni siquiera me mira y desaparece por una puerta que parece ser la del baño. Espero impaciente, porque no quiero perderla de vista por un momento.

—Voy a necesitar que... —Noto como la bilis baja por su garganta y mira nerviosa a todos lados—. Que te quites la camisa. —Termina en un susurro.

—Voy a necesitar de ayuda para eso. —Digo, porque es realmente cierto, no creo que pueda mover mis brazos sin ayuda.

Lentamente se acerca sin reproches y se queda de pie delante de mí, puedo sentir como su corazón está latiendo un poco más fuerte de lo normal y le está costando respirar.

—L-levanta tus brazos. —Dice, intentando con todos sus demonios no mirarme.

Hago lo que me pide, y coloca sus dedos fríos en el borde de mi camisa, creo que está temblando. Aun no estoy seguro de eso. Saca la camisa por encima de mi cabeza y sus ojos caen directamente sobre mis tatuajes. No es la primera vez que miran los tatuajes de mi pecho, pero si es la primera vez que alguien los mira como lo hace ella, con dedicación, con  incertidumbre, como si ella realmente quisiera saber que significa cada uno de esos tatuajes.

Encuentro su mirada tan perdida en ellos que me preocupa, pero de pronto está mirándome a mí directamente. Y me doy cuenta que es porque estoy acariciando sus dedos, no sé en qué momento lo hice pero se siente fenomenal.

 Lo suelto rápidamente porque la estoy haciendo sentir incomoda. Vuelve al cuarto de baño, regresa con un recipiente de agua y gasas en sus manos. Sin decir una sola palabra se arrodilla en frente de mí y moja un pedazo de tela con el agua para limpiar mi cuerpo.

La observo hacer cada movimiento pero no me concentro en que me duele, me concentro en su rostro, en sus labios, en como los moja tres veces por minuto.

Quiero besarlos, quiero besar esos labios, pero aunque la tengo tan cerca, no puedo.

No puedo, porque sinceramente quiero saber si le parezco atractivo.

No puedo, porque quiero saber si ella quiere que la bese.

No puedo, porque antes quiero asegurarme que ella sepa todo lo que hay acerca de mí.

No puedo, porque quiero saber si ella me aceptaría con todo el infierno que soy.

...

No se, pero me encanta que narre Harry. Espero les haya gustado el capitulo. Y me dejen sus votos y comentarios, no les voy a pedir una cantidad para seguirla, mejor que eso quede de parte de ustedes. Posiblemente tarde en subir el otro capitulo, pero si les prometo que sera un capitulo con mucha accion. Un beso xx

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top