05. Peligro
La razón y la hostilidad me asechan como un balde de agua fría y me pasmo. Estoy tratando de concentrarme en lo que quiero, pero difícilmente la razón me ha estado ganando la batalla.
— ¡Dios mío Anna! ¿No crees que estás jugando... Uhm, con fuego?
Por supuesto que lo sabía. Pero si esto no incluía pasión, misterio, peligro ¿Qué estoy haciendo entonces?
—Lo sé, pero es la única manera que conozco para entrar al periódico Sam. Es diferente a lo que cualquiera le pudiera llevar. Y yo puedo conseguirlo. Si obtengo algo, no lo sé. Por lo menos de cuales negocios habla, tal vez eso me ayude a entrar de alguna manera a su vida y justo ahí. Podre conseguir lo que quiero. —Contesto, y la observo limpiar las mesas del bar con aquel cigarro en su boca.
—Creo que es un poco peligroso. ¿No me has dicho que te amenazo de muerte?
—Sí, pero si abría la boca, y es más fácil ganarme su confianza si le hago ver que no le tengo miedo y puede confiar en mí. En el momento que yo revele esa información el ya estará de camino a la cárcel y no podrá hacerme nada.
— ¿Cómo piensas dar tu primer paso? —Me mira, y hay una diversión vacilante en sus ojos.
—Esta noche vamos a ir a un show de Jazz con él. Tal vez en una conversación consiga algo.
— ¿Un show de Jazz? —Ella frunce el ceño y pone cara de asco—. Eso es una basura, pensé que él podría ser el tipo de chico que le gusta la música electrónica. No un show de Jazz. ¿Cuántos años tiene? ¿35? —Mueve su cabeza como serpiente.
—Casi 21 para ser exacta. —Me encojo de hombros. Porque ella tiene toda la razón, es extraño.
Tome un sorbo de agua y deje el vaso sobre la mesa redonda.
—Tienes que contármelo todo, te estaré llamando. Mucha suerte galana. —Me guiña el ojo y me lanza un par de besos al aire.
Me apresuro en llegar a casa antes que mi padre, no quería que me alargara el castigo. Soy mayor de edad y podría hacer lo que quiera pero él es quien me mantiene y mientras viva bajo su mismo techo él es quien manda y no podía discutir sobre ello.
Llego a casa y el sol está en su punto de medio día. Me tiendo sobre el sofá y dejo reposar mi cabeza pensando. Pensando en cualquier cosa que no lleve por nombre Harry Styles, desde que se fue anoche no he dejado de pensar si él es realmente lo que yo estoy obligada a que sea. Por supuesto, sé que mató a dos personas. Pero me dijo que querían robarle.
¿Por qué no fue a la policía? Tengo tantas cosas que quiero saber, personalmente. Fuera del periódico, fuera del trabajo.
Escucho ese chirrido que hace la puerta principal al abrirse y no estoy de ánimos para verle la cara a mi padre, me pongo de pie dispuesta a irme pero lo encaro una vez que entra al salón.
— ¿Podemos hablar? —Pregunta y coloca las llaves sobre la mesa de vidrio.
—Creo que no hay mucho de qué hablar entre tú y yo papa. —Pongo los ojos en blanco e intento evitar su mirada.
—Anna, por favor. Soy tu padre. —Me riñe en un tono bajo. —Podemos hablarlo, podemos arreglar nuestras diferencias de padre e hija.
Me siento frustrada en el sofá, y claramente quiero hablar con él, abrazarle, decirle cuanto lo necesito. No me importan sus errores, sigue siendo mi padre y le amo.
—Sé que tal vez no hemos tenido mucha comunicación, pero quiero que nos entendamos. Soy tu padre y te amo tesoro. No sabes cómo me duele que nos distanciemos pero intento rehacer mi vida. —Su rostro esta pálido y sus ojos acuosos—. Yo ame a tu madre, pero tenemos que hacer nuestras vidas. No te pido que la olvides, pero yo necesito sentirme bien conmigo mismo y Amanda me hace sentir eso, me hace sentir vivo.
Por supuesto que un par de piernas y unos buenos pechos lo hace sentir vivo, pero sé que ella no es buena para él. Es solo una adolescente caza fortunas. Y en el momento que lo acabe va a dejarlo, devastado, destruido.
—Tengo entradas para un juego de Béisbol. Y pensé que podríamos pasar esta tarde juntos. ¿Qué dices? —Me sonríe maravillado, y espera una respuesta positiva.
—Claro que si papa.
Le abrazo y una lágrima se desliza por mi rostro y cae en un hombro, las intento retener pero estúpidamente se me hace difícil. Hace tanto no le abrazaba que no quiero separarme nunca, perder a mi madre fue suficiente como para ahora perder a mi padre.
Después de todo me sentía bien, pasaríamos una tarde juntos y eso era fantástico. Me siento sobre la cama y organizo un par de cosas que ya debería tener para comenzar con mi reporte. Una cámara, una libreta, un lapicero y una grabadora.
"Harry Styles: Quien cuenta con 21 años de edad. ¿Qué puede haber detrás de un primicio adulto a esa edad? Un universitario, un trabajador, un vago. Pero él está exclusivamente fuera de esas posibilidades. ¿Pero y si hablamos fuera de los ámbitos legales? El no cumple con eso. El día 06 de agosto el individuo ha despachado de la vida a dos personas indiscutiblemente, sin darles la oportunidad de seguir viviendo."
Necesitaba por lo menos los nombres de las personas, la autoridad al darse cuenta de mi argumento. Investigarían a fondo sobre esos sujetos y se darán cuenta que estarían sin vidas. Estoy ayudando al mundo y me siento satisfecha.
...
Íbamos de camino al estadio para el juego. Dejaba que la brisa golpeara mi cara sacándola por la ventana. Cuando ya no siento nada, abro los ojos y veo que el auto ya no está en marcha, ni siquiera estamos frente al estadio.
— ¿Qué pasa? ¿Qué hacemos aquí? —Pregunte observando el lugar, una calle de un barrio de muy mala fama. Me confundo y lo miro en un entrecejo.
—Anna, tesoro. Amanda vendrá con nosotros.
Siento que sus palabras caen como un balde de agua helada sobre mi cuerpo.
— ¿Qué? —Pregunto, y apretó los dientes—. No puedes estar hablando en serio. Montaste todo este show de PADRE E HIJA para esto. —Hago énfasis en la frase, y siento como mi voz está quebrándose y no quiero—. Pensé que lo decías porque realmente querías arreglar las cosas entre nosotros, pero no. Jamás esa mujer y yo nos llevaremos bien, deberías comenzar a entenderlo papa.
El intenta hablar pero de inmediato lo bloqueo. No quiero escucharlo, no quiero volver a escuchar sus mentiras, no quiero. Simplemente no quiero nada de esto.
Salgo del auto indomable y cierro la puerta con una fuerza sobrenatural para mis debiluchos brazos.
—Anna, sube al auto ahora mismo. —Lo escucho decir, pero dejo que sus palabras se disuelvan en el viento.
Giro sobre mis talones dispuesta a irme, alejarme de él, de esto, de todo. Cuando choco con alguien más, Amanda.
Ella me mira y me regala una sonrisita hipócrita, me toma con fuerza por el brazo y acerca sus delgados labios a mi oreja.
—Eso es Anna, muy inteligente, eso debes hacer. Alejarte y para siempre.
Me guiña un ojo y se siente triunfadora, me suelto bruscamente de su agarre y comienzo a correr a cualquier lugar en dirección opuesta a ellos. Acompañada por la media noche que comienza a caer y un par de lágrimas calientes que se deslizan con facilidad por mi rostro.
Camino, camino sin rumbo, sin destino. Ya ha caído la noche y tengo frio. No sé dónde estoy pero intento conseguir una parada de buses y salir de este lugar.
Sentía que estaba sola por las calles pero me equivoco. Escucho los murmullos y pasos caminar cerca de mí. Observo todas las direcciones y no veo a nadie, estoy alucinando.
Acelero mi paso para prevenir y me aferro a mi suéter sin dejar de mirar hacia atrás, asegurándome que no hay nadie. ¿No hay ninguna maldita parada en este lugar? Vuelvo a mirar hacia atrás y cuando regreso con mi vista al frente choco contra dos cuerpos de distinción masculinos, por su tamaño y su amplitud dura. Pero no logro ver mucho sus caras por el humo que sale de sus bocas. Me asusto, estoy temblando y retrocedo dos pasos hacia atrás, sé que no son buenos. Intento hacer mi camino a la derecha pero ellos me lo impiden, intento por la izquierda pero vuelvo a fallar. Siento como un puñado de vidrios rotos en mi garganta que no me dejan tragar.
—No pensé que la noche podría ser mejor. —Dice uno de ellos y le da un codazo leve al otro.
—No tengo dinero, no tengo nada que pueda servirles. —Aclaro antes que puedan hacerme algo—. P-por favor, déjenme ir...
Ellos sueltan una risita y chocan sus manos, pienso que es un buen momento para correr y no logro acelerar ni cinco pasos cuando siento que jalan mi suéter por detrás haciéndome caer al pavimento duro.
—Ni siquiera hemos comenzado preciosa. No sabes cómo vamos a divertirnos.
Uno de ellos se agacha y toma mis brazos, intento forcejear pero es evidente que él es más fuerte que yo.
—Por favor, no me hagan nada. —Ya las lágrimas están a punto de salir y prefiero morir antes de ser víctima de sus abusos. No quiero que me toquen, tengo miedo, mi respiración se entrecorta—. S-ueltame. —Logro gritar al final, implorándole.
Una de las manos del sujeto que me sostiene, se va hasta mi boca intento reprimir mis gritos, mientras el otro me sujeta el cuello y dejo una serie de mojados y despiadados besos en él. Apesta a alcohol.
Siento que esto es el final para mí, no tengo escapatoria, pataleo pero me es imposible y las lágrimas comienzan a salir sin parar como una corriente de agua. Quiero que se detengan ahora mismo, rezo mentalmente pero olvido las palabras, estoy tan nerviosa, aterrorizada, angustiada.
La calle esta tan sola que me siento perdida en las manos de estos, me desprenden el suéter y la camisa y la dejan rasgadas, dándoles una mejor vista para mi abdomen desnudo, no puedo hacer nada, soy tan débil. Y cierro los ojos profundamente.
Escucho el crujir de unas llantas y abro mis ojos, unos focos alumbran en nuestra dirección y ellos se alarman. Me sueltan y caigo de rodillas al piso, ellos intentan correr pero alguien es más rápido que ellos y sale del auto cogiéndolos a ambos por el cuello de sus camisas aventándolos lejos de mí.
No logro ver bien por las lágrimas acumuladas en mis ojos, me acurruco en la acerca y escondo mi rostro en mis piernas dobladas. No sé nada del mundo hasta que después de unos pocos minutos que se hicieron eternos alguien se acerca a mí.
— ¿Estas bien? —Escucho su voz rasposa y no sé si confiar.
Levanto mi vista y me encuentro con un chico bastante alto con melena rubia, su rostro a duras penas puedo notarlo y siento que lo he visto antes.
¡Claro! Él es Finn, el mismo que nos llevó a Sam y a mí al bar.
—Déjame ayudarte. —El insiste y me tiende una mano.
Dudo en cogerla pero no tengo muchas opciones, es hasta ahora la persona más confiable que podría ayudarme. Sostengo su mano y la mía está temblando.
—Puedo llevarte a casa. —Me sugiere y señala su auto.
Yo busco con mi mirada a los tipos anteriores y solo veo a uno de ellos tendido en el piso, posiblemente muerto, frunzo el cejo y me horrorizo. Finn lo nota.
—Solo lo noquee, despertara dentro de poco. —Me dice, como si supiera lo que estoy pensando.
Yo asiento y él me toma bruscamente por el brazo que posiblemente me dejaría la marca de su mano en él, frunzo el ceño y me detengo.
—Lo siento. —Alcanza a decir y me suelta.
El me abre la puerta del pasajero y yo me dejo caer sobre el asiento y recuerdo que mi suéter y camisa están rotas que intento cubrirme con mis brazos.
Punto de vista de Harry.
A veces la vida te hace una mala jugada que tienes que hacer el bien y el mal con tus propias manos.
Intentaba repetirme eso cada día de mi vida.
Me aseguro que todo esté en orden. Que los chicos trabajen, cuiden los alrededores de la casa, se preparen mental y físicamente y practiquen su tiro. Me lanzo al sofá una vez que compruebo todo.
Una pequeña castaña se mete en mi mente, unos ojos claros llenos de vida y una sonrisa que los acompaña. La recuerdo, recuerdo su preocupación, el temor el día en que me conoció, y aun así no me dejo morir desangrado. Podría jurar que cualquier otra persona lo hubiese hecho. No tiene miedo de mí y eso de alguna manera me hace sentir estable y no comprendo porque. Mis buenos pensamientos son atacados por la sonrisa frívola de aquella mala mujer, la que me traiciono, la que destrozo mi corazón en pequeños segmentos. La que me hizo un hombre miserable. Pero otra vez vuelve aquel angelical rostro y observo la hora con ansias de verla, no quiero besarla, no quiero tener sexo con ella, no quiero nada que no sea simplemente admirar su rostro. ¿Qué jodido infierno está pasando por mi mente?
— ¿Hiciste lo que te pedí? —Escucho la voz familiar de Hoper entrando al salón, invadiendo mi tranquilidad, como siempre.
—Sí, todo en orden. —Cruzo mis manos detrás de mí nuca y lo miro cuando me lanza una lata de cerveza que me apresuro a coger y toma un sorbo de la de él.
Hoper asiente y me da una palmada en la pierna. — ¿Cómo está el? —Me pregunta. Y yo sé a quién se refiere.
—Ya sabes, "yo puedo solo". —Cito las palabras después de pronunciarlas.
Hoper es mayor que yo por unos tres años. Y siempre lo he considerado un veterano. Más fuerte que yo, más inteligente que yo, más preparado que yo. Gracias a él siento que sirvo para algo, no sé qué hubiese sido de la basura de mi vida si no fuera por él, sino me hubiese encontrado, si no me hubiese convertido en esto que soy ahora.
Sé que el mataría por mí, y yo no lo pensaría ni un segundo para devolverle el favor.
Mi celular vibra entre mis pantalones que me transmite un cosquilleo y me levanto de repente.
—Que marica eres. —Escupe acompañado de una carcajada.
Le lanzo un almohadón del sofá y reviso el teléfono. Tengo un nuevo mensaje.
Mi cuerpo se tensa y siento que la sangre que recorre mi cuerpo comienza a hervir, es Finn Hynes. ¿Qué quería este hijo de puta traidor? Cada vez que se trata de él, una puñada de problemas viene atada a sus tobillos.
18:15
"A veces el universo me coloca las soluciones en bandeja de plata. ¿Sabes a quien tengo justo a mi lado? Anna ¿Te suena querido amigo?"
Siento como mi pecho se contrae y mis músculos se ponen rígidos. La tiene a ella, maldita sea. Muerdo brutalmente mi labio inferior que mi lengua comienza a saborear la sangre de este.
—Mierda Harry. ¿Qué pasa? Estas pálido hermano.
Me quita el teléfono de las manos y yo me levanto bruscamente del sofá, no tengo tiempo para organizar ideas. Solo sé que la tiene a ella y está tratando de llegar a mí por medio de ella. ¿Cómo sabe que hemos tenido contacto?
— ¿Quién mierda es Anna? —Pregunta, y un ceño fruncido se asoma.
—Es la chica Hoper, la chica del cementerio, la del apartamento. —Suelto porque no sé qué más decir y tiro de mi cabello frustrado.
— ¿Y porque demonios él la tiene? ¿Qué está pasando? —Él se asoma por la ventana y da un vistazo sacando el arma de la cintura de sus pantalones.
—Quiere llegar a mí, a nosotros. El piensa que puede llegar a través de ella. Sabes lo cobarde que es. ¡Claro! —Chasqueo mis dedos—. Lo único que puedo pensar es que desde el atentado en el cementerio él ha estado pisando mis talones Hoper, y yo la he visto un par de veces a ella desde entonces. Él quiere sacarme del camino porque sería un previo aviso para llegar a ti y una vez que caigas sabrá que todo estará acabado, él se piensa que puede hacerme caer teniéndola a ella. Es un maldito hijo de puta. —Hago estallar el objeto más cercano contra el piso—. Tenemos que ir por ella Hoper.
— ¡¿Estas demente?! Que mierda, no. Es una maldita trampa. Es solo una chica y no nos vamos a poner en peligro por ella. De ninguna manera, te lo prohíbo, y es una orden Harry.
Sé que está hablando muy en serio. Nunca podría poner su vida, la mía y la de nuestros hombres en peligro si no hace falta. Pero siento que le debo algo a ella y no me lo perdonaría si la dejo en manos de Finn, teniendo en cuenta que puedo hacer algo.
—Ella salvo mi culo hombre, si no fuese por ella, ahora mismo tú y yo no estuviésemos teniendo esta conversación.
Él no dice nada por un par de segundos.
—Hoper. —Insisto pero él me corta.
—No Harry. —Me riñe antes de que yo pueda hablar.
—Si no cuento con su consentimiento entonces tendré que hacerlo por mi cuenta.
Me aseguro del arma entre mi cintura y salgo de su campo de visión, pero rápidamente escucho sus pasos detrás de mí.
—Maldita sea Harry, espera. —Me detengo y lo encaro—. Seré yo quien mate a ese hijo de puta si llega a poner un dedo sobre ti.
Arrastra su cabello y pone los ojos en blanco, dejo salir una corta sonrisa porque sé que está a punto de ceder.
— ¿Tienes el número de ella?
—Sí. —Camino hacia la entrada y el sigue mis pasos.
—Entonces rastrea su ubicación, llevaremos a Tyler como respaldo si se trata de una emboscada. Me debes un favor enorme por esto.
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