[Sábado]
Eren había asistido con sus amigos al cine, para ver la película de Attack on Titan, la última que daría final a la historia.
Mientras finalizaba, él sólo comía palomitas de maíz observando la película atentamente, Mikasa tenía los ojos cristalizados por la emoción que le causó el final, y Armin tenía la boca ligeramente abierta como si le sorprendiera algo.
A unos asientos, sin darse cuenta unos de otros, se encontraban Tn y Holly comiendo palomitas de maíz también. La castaña tomó aire, emocionada, y la rubia sacó un pañuelo y se lo entregó para que seque sus lágrimas.
[Minutos después]
La película finalizó, y todos comenzaron a salir del cine tranquilamente mientras conversaban; para la función de aquella hora no había asistido mucha gente, la mayoría de fanáticos se aglomeró a verla el día de su estreno hacia unos tres días.
– Es el final.
– Sí...
– ¿Cómo estuvo la última película final?
– Hm...Pienso que estuvo bien –sonrió Mikasa.– Fue una historia realmente larga, pero se recuperó el presagio, y tengo que decir adios a todos los personajes.
– Bueno, Mikasa no mira sitios de discusión –comentó Armin mientras revisaba dichos sitios en su teléfono.
– No pude escuchar la voz de la oscuridad muy bien, camarada.
– ¡El misterio permanece! –exclamó, mirándolos y deteniéndose. Eren se sobresaltó.– He estado prediciendo el final de esta serie durante una década, pero es sólo tan predecible. ¡Creía que nos mostraría algo más, algo que subvierta nuestras expectativas de buena manera!
– ¡¡Creo que es posible pensar que dejas espacio para la imaginación!! ¡¡También podría ser que se atrevieran a mantenerlo simple!! A veces es más fácil conocer a alguien que tiene defectos, ¿Verdad?
– ¡Eso no va a resolver todas mis frustraciones y preguntas! ¡Porque llevo diez años esperando esto! –ambos miraron al castaño.– ¡Eren, ¿Qué piensas tú?
– ¡No fue un mal final, ¿Verdad?!
– Oh, yo... –bajó un poco la mirada.– Tuve un buen momento viendo la película con ustedes, chicos... –esbozó una pequeña sonrisa – Si hay una más, vamos a verla juntos...
Armin y Mikasa intercambiaron miradas, con ligeros sonrojos. Los tres continuaron caminando.
– Como sea, es duro de creer que realmente hubiesen titanes hace cien años. No estoy seguro qué tanto de esto está basado en hechos históricos, aunque, ¡Desearía que esos tres amigos de infancia fuesen reales también!
–Sí...supongo.
Un vehículo descapotable se detuvo a un lado de ellos y tocó bocina. Al detenerse y mirar, los tres se sorprendieron al notar que quien conducía era Tn Käufer, y del lado del copiloto venía su amiga castaña todavía comiendo un bote de palomitas que tenía el diseño de la cara del Titán Colosal.
– Hola, Eren –saludó, sonriendo.
– ¿Qué tal? –saludó la castaña.
– ¿Tn y Holly? –se acercó al auto.– ¿Qué hacen aquí?
– Acabamos de salir del cine, Holly quería ver la película de Attack on Titan y me arrastró como siempre –rió.– ¿Y tú?
– También... ¿Estuvimos en la misma función de Attack on Titan?
– Eso parece –rió.
– No te vi.
– Ni yo a ti.
– Extraño...
– ¿Verdad? –rió.– Oye, ¿Qué harán ahora?
– Ah...Supongo que ir a casa o caminar por ahí, ¿Por qué?
– Holly y yo iremos al centro comercial y luego a alguna cafetería, ¿Quieres ir?
– Ah... ¿Puedo llevar a mis amigos?
– Claro.
– Dame un segundo –se volvió hacia sus amigos.– ¿Qué dicen?
– No quiero salir con ella –negó la pelinegra.
– Vamos, no es tan mala como crees –miró al rubio.– Su amiga es otaku también.
Ambos intercambiaron miradas pensativas, era la primera vez que Eren les pedía hacer algo, pues siempre eran ellos quienes proponían los planes; suspiraron y volvieron la vista hacia él.
– De acuerdo, pero sólo un rato. Se siente extraño.
– Es raro salir con Käufer, es como si saliéramos con Historia...
– Ya les dije, ella no es tan mala –se volvió hacia la rubia.– Iremos con ustedes.
– Genial, suban –miró a su amiga.– Holly, ¿Los dejas pasar?
– Claro.
Holly bajó del auto, saludó a aquellos que se acercaron y movió el asiento donde estaba hacia adelante para dejarlos pasar a los asientos traseros.
– Eren, ve adelante.
– Ah...Claro.
La castaña sonrió y se subió atrás, moviendo el asiento para dejarlo en su lugar.
– ¿Segura, Holy-Holly? –preguntó mirándola.
– Ve con tu príncipe –bromeó.
– Qué tonta eres –rió.
El chico sonrió sonrojado, mientras subía y cerraba la puerta. La rubia comenzó a conducir de nuevo.
– No sabía que te gustaba Attack on Titan.
– No me considero fanática, pero es interesante. Holly me hizo verlo –rió.– ¿Y tú?
– Ellos son fans, pero a mí también me gustó, así que...
– Ya veo.
– ¡Ah! No te los presenté. Ellos son mis amigos, Armin y Mikasa.
– Sí, lo supuse –miró a ambos por el espejo retrovisor.– Es un gusto, chicos.
– Claro.
– Igual.
– Yo soy Tn Käufer, pero creo que eso ya lo saben.
– Sí –contestaron ambos.
– Y ella es mi amiga Holly Duerr, una otaku.
La nombrada rió.
– Si vas a presentarme así, diles también que eres una mean girl, ¿No?
– Tonta –rió.
– ¿"Mean girl"? –repitió, mirándola.
– Por la película –rodó los ojos.– Dice que soy igual a Regina George.
– Ah, sí. Vi esa película con Armin y Mikasa.
– ¿Te gustó?
– Está bien.
– ¿Tienes una película favorita, Eren?
– Uh...Creo que no, realmente. ¿Y tú?
– Sí.
– ¿Cuál?
– No la conoces. Holly me la enseñó, se llama "Helter Skelter", pero no tiene nada que ver con Charles Manson –rió.– Es japonesa. Trata sobre una modelo muy bonita y exitosa, que empieza a volverse paranoica cuando entra una chica más joven a la empresa, y enloquece; además tiene un secreto...oscuro –lo miró.– Es muy buena.
– Hm. Suena bien, podría verla.
– Podemos verla juntos –sonrió.
– ¡Claro!
Armin y Mikasa intercambiaron miradas, haciendo gestos de disgusto.
Holly envió el mensaje al grupo de WhatsApp que tenía con otros amigos otakus, y bloqueó la pantalla de su teléfono para mirar a aquellos dos.
– ¿Les gustó la película?
Ambos la miraron.
– Ah...Sí, claro. Aunque...quedaron algunas cosas inconclusas, creo. Y fue algo predecible.
– Armin se queja porque sí. A mí me gustó.
La castaña rió.
– Bueno, en los foros de discusión hablan algo mal del final, pero...yo me divertí viendo AoT, es lo que importa.
– Supongo...
– ... ¿Tus uñas tienen diseños de las divisiones militares? –cuestionó Armin.
– Ah, sí. Creí que se vería bien –rió y enseñó sus manos.– ¿No es genial?
– Se ve increíble...
– Cierto.
– Holly, ¿Verdad?
– Sip –sonrió.
– ¿De verdad te gusta el anime?
– ¡Por supuesto! Veo anime desde niña.
– ¿Cuál es tu favorito?
– Bueno...mi nostalgia apela por InuYasha –rió.
– ¿Viste Cowboy Bebop?
– Por supuesto, me encantó. ¿Viste Elfen Lied?
– Claro, es genial. ¿Fullmetal Alchemist?
– Lo amo. ¿Lees a Junji Itō?
– Sí, me fascina. ¿Viste Junji Itō Collection?
– Sí, está bien.
– Podría ser mejor.
– Pero nada supera sus mangas.
– Verdad. ¿Estás leyendo algún manga?
– Que esté en publicación, no. Sólo Monster.
– Ya lo leí, es genial. ¿Te gustan los cómics?
– Leí algunos, pero no estoy muy metida en ello.
– ¿Kick-Ass?
– Vi la uno, me divertí.
– ¡Tienes que ver la dos!
– Lo sé.
– Ustedes dos son iguales... –comentó Mikasa.
Holly y Armin la miraron, y los tres comenzaron a reír.
Tn y Eren intercambiaron miradas, y rieron.
– Parece que se llevan bien.
– Sí...
– Oigan –llamó, mirándolos.– Llegamos.
– Ah –exclamaron los tres.
La porrista y el castaño bajaron primero, y él movió el asiento para dejar bajar a sus amigos y la chica de ojos verdes.
Los cinco ingresaron al centro comercial, y caminaron por él mientras conversaban, hasta que Armin y Holly se detuvieron delante de una tienda que vendía mangas y cosas de anime; Mikasa se detuvo con ellos también para ver, pues algunos le interesaban.
Tn y Eren intercambiaron miradas y rieron.
– Creo que mi Holy-Holly y tu amigo Armin se llevan muy bien.
– Eso parece. Me alivia un poco.
– No les agrado.
– Ahm, bueno...
– Está bien, lo entiendo. En la jerarquía escolar, ellos están abajo y yo arriba, entiendo por qué les caigo mal. Creen que soy una Barbie falsa.
– ...Algo así.
– Sí –rió.– Está bien, me han dicho peores cosas.
– ¿No te molesta?
– No. Mi tiempo es demasiado preciado como para gastarlo estando molesta por lo que digan de mí los demás.
– Eso suena bien –sonrió.
Tras unos minutos más de recorrer el lugar observando tiendas, entraron a la cafetería y tomaron asiento en una mesa, para beber y comer algo, mientras conversaban.
Luego del café, decidieron ir a la zona de juegos
– Oh, qué bonito –murmuró Tn.
Eren giró para mirarla, y luego dirigió los ojos hacia donde ella veía; era un unicornio de peluche color blanco con rosa.
– ¿Te gusta?
– Mucho –sonrió.– Pero, ¿150 tickets? –lo miró.– No tengo la paciencia para eso –rió.
– ...Entonces lo ganaré para ti.
– ¿Qué? –rió, incrédula.– No es necesario, puedo comprarme uno después.
– Está bien, quiero hacerlo. Será divertido también.
– ...Si eso te hace feliz.
El castaño sonrió y se acercó al mostrador para comprar fichas para los juegos.
Armin y Mikasa intercambiaron miradas, negaron con la cabeza ante lo patético que se veía su amigo ante sus ojos, y junto a Holly se acercaron a comprar fichas también para jugar ellos a otras cosas.
Finalmente, tras haber estado alrededor de una hora o tal vez más jugando, habían perdido ya la percepción del tiempo, decidieron irse de la zona, no sin antes pasar por le mostrador a intercambiar sus tickets por premios.
Cuando llegó el turno de Eren, entregó todos los tickets que había conseguido, asegurándose previamente de tener los 150, y esperó a que la máquina los contase; cuando la dependiente le preguntó qué quería a cambio de los 150 tickets, inmediatamente pidió el unicornio. Al tenerlo en sus manos, se volvió hacia la rubia y se lo entregó.
– ¡Oh! En serio lo hiciste –rió, tomándolo.– Qué lindo eres –se acercó a él.– Muchas gracias, Eren –besó su mejilla.
El castaño se sonrojó, mientras ensanchaba su sonrisa.
– N-No fue nada –rió, rascando su nuca.
Armin y Mikasa rodaron los ojos, se miraron y sacaron las lenguas como diciendo "demasiado cursi". Holly, en cambio, rió.
Al salir del centro comercial notaron que la noche ya había caído, y que todo era iluminado ahora por las farolas de la calle y luces artificiales que venían de tiendas.
– Debería ir a casa ya –comentó Armin.– Mis padres se molestarán si llego tarde.
– También yo –se incluyó Mikasa.– ¿Para dónde era la parada del metro o el autobús...?
– No se preocupen por eso –intervino Tn.– Yo los traje aquí, yo los llevo –sonrió.
– Ah, bueno...
– Está bien, supongo.
– Vamos, andando.
Tn comenzó a caminar junto a Holly, hablando de lo bonito que era su unicornio de peluche.
Eren se acercó a sus amigos, poniéndose entre ambos, y los miró.
– Les dije que no era tan mala.
– Tal vez...Pero tú eres muy simp. Peor que Reiner o Ymir con Historia.
– Es cierto. Te esmeraste tanto juntando cada ticket por un peluche que seguro botará cuando llegue a casa.
– No es para tanto. Sólo...quise ser bueno.
– Sí, claro –dijeron ambos con sarcasmo.
El grupo se acercó nuevamente al vehículo de la rubia, subieron en los mismos asientos donde habían venido, y ella comenzó a conducir.
Tn dejó primero a Armin, Mikasa, Eren, y finalmente a Holly. Una vez terminó de repartir a todos, condujo a casa.
[Residencia Käufer]
Tn entró a casa y se dirigió hacia la sala, viendo a sus padres allí; su padre se encontraba leyendo un libro y su madre tocaba una dulce melodía en el piano.
– Ya volví –avisó.
Ambos detuvieron sus respectivas actividades para mirar a su hija menor, y sonrieron.
– Bienvenida a casa, cariño.
– ¿Cómo te fue?
– Muy bien. Me encontré con otros amigos, fuimos al centro comercial, pasamos a la cafetería y luego estuvimos en los juegos un rato. Mi crush me ganó esto –sonrió, enseñando el unicornio.– Se tomó el trabajo de jugar mucho para juntar 150 tickets –rió.
– Qué bueno, cielo.
– Tu hermana vendrá a cenar, así que si debes ducharte, descansar o algo, hazlo antes de que llegue.
– Claro –se dio la vuelta.– Estaré en mi cuarto, avísenme cuando Lea llegue –pidió, comenzando a caminar.
La joven se dirigió hacia las escaleras, subió por ellas y entró a su cuarto, cerró la puerta a sus espaldas y dejó su peluche sobre una mesa para tomarle una fotografía; lo tomó, se echó en la cama y subió aquella a Instagram, para luego abrazar el unicornio mientras revisaba sus redes sociales. Entre las notificaciones tenía unas que decía que un usuario "deadinside" la estaba siguiendo en Twitter e Instagram; sabía que era la cuenta de Eren, así que presionó la opción de "seguir también".
[Residencia Jaeger]
Eren estaba revisando las fotografías que Tn tenía en su cuenta de Instagram, básicamente estaba stalkeandola. De pronto, el perfil se actualizó, y vio que ella había subido una foto del unicornio de peluche; abrió el post, leyó su descripción y sus mejillas se sonrojaron, mientras sentía que su corazón se sobresaltaba.
La puerta de su cuarto se abrió de pronto, sobresaltándolo. El teléfono resbaló de su mano y por la cama, cayendo al suelo.
– ¡Eren, hermanito! –saludó animadamente.
– Maldita sea... –giró, mirándolo.– ¡Deja de entrar de la nada!
– Lo siento –rió, acercándose.– ¿Qué estabas haciendo?
Zeke se agachó para tomar el teléfono de su hermano y, cuando él se le abalanzó para quitárselo, levantó la mano para que no lo alcanzara; rió y miró la pantalla, viendo la fotografía de un peluche de unicornio.
– ¿Qué es esto? ¿Estás stalkeando a una chica? –rió.
– ¡Eso no te importa!
Eren le dio un golpe a su hermano, lo que lo obligó a doblarse algo adolorido, y aporvechó para arrebatarle el teléfono; cerró Instagram y bloqueó la pantalla. El mayor sólo rió, sobando su zona golpeada.
– Idiota.
– Ouch –lo miró.– Ese fue un golpe duro.
– Te detesto.
– ¿Te gusta esa chica? Está bien, es normal –rió.
– No quiero oírte, no te importa mi vida.
– Eres mi hermanito. Si te gusta una chica, quiero saber.
– Vete al diablo. ¿A qué viniste?
– Bueno, pensé que podríamos ir a comer, ¿Qué dices?
– No quiero –se quejó, echándose en la cama.
– Oh, vamos. ¿O comiste muchas palomitas? Carla me dijo que fuiste al cine con tus amigos.
– Sí.
– Vamos, salgamos a comer. O sino debes contarme sobre esa chica.
– ...De acuerdo, tú ganas –se incorporó.– Pero no quiero que preguntes nada sobre ninguna chica ni que le digas nada a mi mamá o papá.
– Lo prometo, lo prometo.
– Bien...
Eren suspiró, aburrido, y se levantó de la cama para colocarse sus zapatillas y tomar nuevamente su teléfono. Salió de su cuarto junto a su hermano, avisándole a su madre que iría a comer con él.
Zeke se despidió animadamente de Carla y salió de casa tras su hermano menor, bastante emocionado por poder salir juntos a comer.
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