𝕍~𝔾𝕣𝕒𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕞𝕠𝕣𝕣𝕒 𝕔𝕒𝕤𝕥𝕣𝕠𝕤𝕒 (parte 1)

Eran las 6:30 a. m. y el colegio ya estaba lleno de estudiantes, algunos de ellos jugaban en la canchas deportivas o charlaban con sus compañeros, mientras que otros simplemente esperaban a que las clases comenzarán.

Sang-Woo caminaba más lento de lo normal sobre los pasillos de la escuela al mismo tiempo que revisaba una información en su tableta. Se detuvo frente a su casillero y en eso se dio cuenta de que Gi-hun se dirigía hacía el salón del segundo D. No lo iba a permitir, así que lo alcanzó y lo tomó del brazo para detenerlo:

—¡Ey! Gi-hun ¿a dónde crees que vas? —le interrogó. 

—¿Cómo que a dónde? a visitar a tu compañera ladrona. 

—¡No! Si mis compañeros llegan a verte unos metros cerca de nuestro salón, van a reconocerte y sabrán que eres del segundo B. Te van a correr a piedrazos.

—¿Pero cómo me van a reconocer si ni les hablo?

—Es que nosotros de vista conocemos a los del grupo B como la palma de nuestra mano, aunque no sepamos sus nombres. 

—¿Prácticamente nos vigilan entonces? 

—Pues no tanto así, pero si nos piden describirlos físicamente, lo haríamos muy bien —le explicó Sang-Woo mientras se acomodaba la mochila en el hombro—. Pero entonces. ¿Si fue ella?

—Sí, ella me robó mi dinero y ayer me lo confesó cínicamente, ¿puedes creerlo? 

—¿Le preguntaste? —le cuestionó Sang-Woo. 

—Sí le pregunté, aunque no era muy necesario hacer eso porque su foto de perfil la delató. Y lo peor es que, ¡la maldita!, ¡la condenada! ¡me bloqueo! —gritó Gi-hun enojado. 

—Ya pues, deja de maldecirla, ya sabes lo que dicen: del odio al amor…  —Sang-Woo fue interrumpido. 

—¡Por Dios! Esa frase no queda en esta situación Sang-Woo. 

—Escucha, ella no te va a regresar nada, yo la conozco, no vale la pena que la odies o la maldigas Gi-hun. 

—En serio que me gustaría trapear todo los pasillos de la escuela con su cabello —decía Gi-hun aún enojado.

—Ja, ja, ja, tiene el pelo corto, ni siquiera vas a limpiar bien ja, ja, ja —dijo Sang-Woo entre risas—. Si llegas a trapear con ella me dices para que te ayude ja, ja, ja 

—Yo te aviso para que entre los dos dejemos el piso reluciente —contestó Gi-hun riendo. 

—Me avisas y yo con gusto te ayudo  ja, ja, ja —reía hasta que se detuvo—. Oye Gi-hun ya me voy a mi salón, nos vemos en el receso o en la salida ¿de acuerdo?

—Si, después nos vemos, yo también ya me voy o se me hará tarde, adiós. —Gi-hun no dijo nada más, se dio la vuelta y se alejó muy rápido del lugar en donde estaba.

(...) 

En el salón del segundo D la mayoría de los  alumnos se encontraban sentados leyendo libros, pues querían aparentar  ser un buen grupo. De repente, uno de los miembros entró corriendo al salón sin hacer pausa alguna, se sentó en su butaca y sacó rápidamente un cuaderno de su mochila. Sus demás compañeros solo lo miraron extrañados por la actitud del joven y en eso el chico volvió hacia ellos y se dispuso a hablar:

—¿Oigan hicieron la tarea? —preguntó el muchacho con preocupación. 

Los jóvenes que se encontraban en el aula posaron sus miradas en el chico pero no contestaron, no, hasta que una de las chicas decidió romper con el silencio:

—No había tarea para hoy Kwang —afirmó Sae-byeok mientras escribía en sus cuadernos pero sin prestar atención al chico que hizo la pregunta. 

—Sí Sae, Ali me dijo que el maestro de química dejó tarea la semana pasada —recalcó Kwang haciendo que sus demás compañeros comenzarán a entrar en duda. 

—¡¿Qué?! ¡no! el maestro de química no dijo nada sobre esa tarea —intervino Jiyu mientras se levantaba de su asiento. 

Nota de la autora: Jiyu y Kwang son personajes inventados por mi que no tendrán un papel muy importante, solo aparecerán en algunas escenas. 

—Les estoy diciendo la verdad. Ali también me comentó que ese trabajo era muy importante pues valía un 60% para la calificación final. Además de que con eso evaluará al grupo. 

—El maestro nunca dijo nada, si esa tarea fuera tan importante como dices, el profesor nos lo hubiera hecho saber —comentó Sae-byeok sin mirarlo—. ¿En dónde está Ali?

—Guardando unas cosas en su casillero —respondió el muchacho. 

—Dile que venga, y que él mismo nos explique lo que nos acabas de decir —le ordenó Sae-byeok cuando al fin dejó de prestar atención a sus escritos. 

—Oigan, no dejaron tarea para hoy —interrumpió otra chica desde su lugar. 

—Dice él que sí —le respondió otro muchacho a la chica mientras señalaba con la cabeza al joven que les dio la información. 

—Pues fue lo que me dijeron. —Kwang se levantó de su asiento— Voy a hacerle caso a Sae-byeok e iré a buscar a Ali.

El joven estaba a punto de salir del salón de clases pero ya no lo hizo pues en eso llegó el muchacho de Pakistán. 

—Hola compañeritos —saludó el pakistaní. 

—Óyeme Ali, ¿cómo  está eso de que el maestro de química dejó tarea? —le interrogó Jiyu a Ali. 

—Pues esa tarea la dejó la semana pasada. Hasta lo anotó en el pizarrón —respondió Ali señalando al pizarrón, el cual por el momento se encontraba vacío. 

—Pues yo no vi nada ahí anotado —contradijo Sae-byeok. 

—Yo tampoco —apoyó un chico. 

—Yo tampoco vi nada —respondió otro y eso mismo opinó la mayoría de los que estaban en el salón de clases. 

En lo que  los alumnos discutían sobre la tarea de química, el jefe de grupo llegó  y entró al aula, por lo que todos se acercaron a él y lo rodearon sin dejarlo pasar a su butaca.

—¡Déjenme pasar! —pidió Jun-ho tratando de alejar a sus compañeros que lo rodeaban. 

—¿Dejaron tarea Jefe de grupo? —le preguntó Jiyu a Jun-ho. 

—¿Tarea? no, claro que no, en ninguna materia dejaron tarea para hoy —respondió Jun-ho. 

—¿Verdad que no? y aquí Ali nos está alarmando a todos —habló Jiyu con alivio. 

—Pero yo anoté esa tarea en mi cuaderno, miren. —Ali fue a buscar su cuaderno y abrió la página en donde había tomado nota— Aquí está, no les estoy mintiendo. 

—Pero pudiste haber cambiado la fecha o a lo mejor te equivocaste, además el jefe de grupo no miente —le mencionó un chico. 

—Les juro que esto lo anotó el profesor en el pizarrón —aseguró Ali mientras cerraba su cuaderno. 

—Pues a mí el profe no me dijo nada —comentó Jun-ho. 

—Oigan —habló una chica muy relajada desde el fondo, llamando la atención de todos—. Esa tarea si la dejó 

—¡No! —exclamó una muchacha. 

—Si la dejó, yo le tomé una foto para no estarlo anotando —insistió la chica. 

—¿A ver? ¿en dónde están las pruebas? —le cuestionó Kwang. 

La chica de cabello castaño con fastidio sacó el celular de su mochila y les mostró la foto como prueba de que no les estaba mintiendo. 

—Aquí está, ¿qué otra prueba quieren? —dijo la castaña con el celular en la mano mientras sus compañeros se acercaban a ver la fotografía. 

—¿Y la hiciste? —le cuestionó Sae-byeok con su típico tono de voz. 

—Sí. En algunas ocasiones suelo ser muy responsable —contestó. 

—¡Dios mío! Sólo Ji-yeong y Ali hicieron la tarea, ¿y ahora  qué hacemos? ese maestro es bien regañón —habló Kwang con preocupación en sus palabras. 

—¿Ya ven que no les mentía? incluso me estaban tachando de mentiroso —comentó Ali.

—Disculpa Ali, disculpa —le respondió Kwang. 

—¿Entonces qué hacemos? —preguntó Jiyu. 

—Pues nada, decirle al profesor que no hicieron su deber y ya —habló Ji-yeong con esa voz tan relajada que la identifica. 

—¡¿Estás loca?! Si se supone que con ese trabajo calificaría al grupo, entonces... ¡no! No podemos dejar que los del B nos ganen, en química siempre nos ganan —expresó Jiyu. 

—¿Otra vez con esa ridiculez de competir con el grupo B compañera mía? —interrogó Ji-yeong a Jiyu.

—Pues sí, o ¿por qué? ¿Tienes algún problema? —le respondió Sae-byeok a Ji-yeong en forma de cuestionamiento.

Continuación 👉

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