chapter four. supernatural date

.˚ׅ ❛ capítulo cuatro
supernatural date ❜𓈒˙







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Desde la noche de la pista de patinaje nadie ha cuestionado a Lydia sobre la razón por la que había gritado, es más, ni siquiera la habíamos visto desde entonces. La única cosa que sabíamos era que vivía con el trauma por su fuga al bosque, así que decidí no presionarla y llenarla de todas las preguntas que tenía.

Allison y Lydia son las únicas amigas que tengo en la escuela, por lo que inicio mis clases un miércoles sola o al menos no demasiado, ya que al cerrar el casillero me encuentro en persona con Erica. Su cambio es realmente asombroso, pero demasiado exagerado a mi gusto.

—Tu eres Dáire, ¿Cierto?— inquiere de golpe.

Frunzo el ceño —Hola, sí.

Ella mira lo que lleva en sus manos con una sonrisa maliciosa —Isaac me dio esto para ti, aunque no entiendo que es lo que le gusta tanto de ti como para rechazarle.

Encogí mis hombros al entender lo que quería hacer, de alguna manera, quería causarme celos por Isaac pero lo único que somos es amigos y eso muy apenas.

—Quizá mi habilidad para química— admito —¿Vas a darme eso o no?

Su sonrisa se borra un poco pero termina extendiendome la nota que lleva entre sus manos. Luego, como si no pudiera quedarse en paz, choca su hombro con el mío, de modo a su fuerza sobrenatural termina empujandome y sacándome el aire con el casillero.

Masajeo mi hombro con una mueca pero la ignoro y abro la nota que dice: «Soy Isaac, aunque supongo que eso ya lo sabes. Lamento mucho lo que pasó la última noche, espero poder recompensar el susto que te di y hablar, tengo mucho que explicarte, lo lamento, te veré está noche a las siete en tu habitación, subiré por la ventana para que no te asustes. Isaac, otra vez. »

Sonrió por inercia y me encamino a mi primera clase antes de guardarme la nota que claramente Allison mira.

—¿Es otra nota de tu enamorado?— inquiere, aunque luego parece recordar algo —Ay no, Isaac está con Derek.

—¿Derek?

—El alfa, crei que Scott te lo había explicado— señala, empezando a caminar junto a mi.

—Si, pero se me olvida todo— suspiró —Como sea, no es de Isaac, apenas lo conozco.

—¿Estás segura que no es el? Porque es peligroso y mucho, no podemos dejar que Derek y su manada nos hagan algo a ninguno de nosotros.

Niego —No, de verdad, solo una nota y ya de...— busco una buena excusa —Noel, por supuesto.

—¿Sigue molestándote? ¡Juro que un día de estos le doy un buen puñetazo!— cierra ambos puños a la defensiva.

—No es nada, solo me agradece que le di su estúpida joya— le tomo del brazo —Como sea, ya no importa.

Agradezco tanto que Allison no tenga que hacer más preguntas, aunque en realidad yo tampoco se que pensar sobre Isaac. ¿Es bueno o malo? Porque conmigo no se ha comportado mal, ni ha intentado matarme como con Scott así que, supongo que lo averiguaré todo hoy.

En la hora del almuerzo me siento frente a Allison, quién se sienta dandole la espalda a Scott para hablar, así que yo pretendo escucharla porque ahora la madre de Allison está en la escuela y eso significa peligro para ambos de ser descubiertos.

—¿Erica está con Derek, verdad? ¿Así como Isaac?— al terminar aquello Allison me mira y yo a ella.

Con la mitad de mi comida en mi boca le miró con el ceño fruncido —¿Que?

—¿Tu sabes dónde está Isaac?— añade Scott.

Mastico mi comida para ganar algo de tiempo, encogí mis hombros.

—Tal vez...— le di un sorbo a mi jugo de manzana, entonces ruedo los ojos cuando veo que ninguno hablara hasta que les diga. Erica está con Isaac, así que supongo que él también está con Derek —Sí, está con Derek, supongo.

Aquello causa un efecto en Allison, pues se dirige a Scott diciendo: —No puedes estar en medio de esto, mi abuelo está aquí y Derek convirtió a Isaac y Erica.

—¿Quién era Derek?— inquiero confundida.

—El alfa— responde Allison, abriendo su mitad de sandwich.

—¿Y tiene a Erica e Isaac? ¿Esta armando una manada para pelear o que?

Ambos asienten —Esto está mal, esto siempre acaba mal.

—Tienes razón, ¿Verdad?— miro a Scott de reojo.

—¿Que quieren que haga?— suspira —No es sencillo para mí, no puedo pretender que soy normal.

—No quiero que seas normal, quiero que sigas vivo— sentencia Allison.

—Yo creo que Allison tiene verdad— apoyo a mi amiga, quién me da una sonrisa de agradecimiento —Sigues siendo un adolescente, un lobo adolescente, como sea, pero sigues siendo uno, si no es tu pelea mejor no te metas.

—Si es mi pelea.

—Si y siempre has sido muy necio, ya no quiero discutir, quiero comer mi sandwich, ¿Puedo?— miro a Scott y él asiente, así que luego lo hago con Allison y ella acepta también.

—Tienes razón, Dáire, deberíamos descansar un poco, ¿Verdad, Scott?

La chica mira detrás suyo pero Scott ya se ha ido con Stiles tomandole del brazo.

—Hombres— niego —Te dejan con la palabra en la boca.

Allison ríe un poco y yo le miró confundida —Tienes mayonesa en toda la cara.

Limpio mi mejilla cuando ella me pasa una servilleta, dándome cuenta que es verdad, llevo medio rostro lleno de mayonesa.

—¿Por qué no me dijiste antes?— le acuso.

—Apenas me di cuenta— mira mi comida —Si que tenías hambre, ¿Verdad?

Suspiró —Es la primera vez que duermo ocho horas seguidas sin despertar por las pesadillas de mamá así que sí, ahora me siento con apetito.

—Apetito y actitud, así me caes mejor— sonríe.

Rodé los ojos —Ya déjame comer o te lánzare un salchichón a la cara.

Levanta ambas manos al aire, empezando a comer de lo suyo también.


Frío, siento muchísimo frío pero no logro ver ni mi sombra. Siento mis manos abrazar mis brazos y mis huesos temblar mientras camino por hielo con los pies descalzos, no hay nada más que frío y me cuesta respirar por alguna razón.

Escucho un quejido seguido por una tos conforme avanzo, la luz se va aclarando y poco a poco me doy cuenta que estoy una vez mas en la pista de patinaje. Estoy sola, eso creo al principio, pues los sonidos de dolor se hacen más intensos conforme avanzo y entonces, me espanto por la voz conocida que me llama.

Mis rodillas aterrizan en el duro hielo, estoy en pijama con Scott frente a mi, malherido y una mirada confusa.

—¿Cómo sabes que estaba aquí?— inquiere, sosteniéndose el estómago.

Abro los ojos de par en par, confundida y agobiada por el cambio repentino de ambiente.

El frío se apoda de mis huesos así que me abrazo a mi misma cuando Scott me abriga con su chaqueta.

—¿Estamos en la pista de patinaje?— inquiero lo obvio.

—Sí, estabas mirando a todos lados como confundida y de pronto caíste.

—¿Cómo llegue aquí?— frunzo el ceño.

—Me parece que sola— señala mi pijama y ojeras —Vamonos de aquí, hace frío y te vas a enfermar.

Le obedezco sin chistar, pues no puedo dejar de temblar a cada paso que damos.

Scott me lleva a casa y no hace más preguntas, me deja al cargo de Margo, quién le da las gracias. Rezo porque no me deje sola está noche pero tiene asuntos que arreglar y Margo preguntas que hacer.

—¿A dónde fuiste en pijama?— me señala, cobijandome con cada suéter que se le cruza.

Arrastró mis manos sobre mi rostro —A ninguna parte, debió ser otra de esas pesadillas.

Margo se sienta frente a mi, su cabello rojo lo tiene alborotado por todos lados y me mira como si supiera lo que me pasa.

—Creí que ya habíamos superado las pesadillas, Dáire— dice en tono maternal.

Niego —No son sobre mi mamá, han estado siendo sobre otras cosas raras.

—¿Cómo que?

Intento recordar, los ojos amarillos, la oscuridad, el bosque, el chico del pasillo que se convirtió en Isaac y ahora el hielo en mis huesos.

—Nada, son solo tonterías— suspiró, apunto de levantarme cuando ella me toma de la mano.

—¿Estás segura de eso? Sabes que jamás te juzgaré, sé lo que se siente ser rara— me sonríe.

—Estoy segura, buenas noches— me deshago de su agarré y me voy directamente a la cama.


Jamás espero por alguien, mucho menos por alguien que recién conozco, pero en esta ocasión y debido a los sucesos anteriores, me siento impaciente sobre mi cama con la mirada en el techo y tratando de dormir. Sin embargo, mi cabeza no deja de dar vueltas en todos los sucesos, mis brazos duelen y siento que necesito un abrazo para calmarme, en estas medidas se lo pediría a Margo pero como vine inmediatamente a mi habitación, no puedo salir como si nada.

Así que solo me quedo ahí, esperando un milagro o que algo me noquee para dormir. Me doy por rendida a cuestión de minutos, pero salto de la cama cuando escucho y veo una sombra en la ventana. Al principio creo que es un fantasma «¡Debe ser un fantasma!» pero no, porque ese fantasma de convierte en la figura viva de Isaac.

—¿Que haces aquí?— susurró en un forzoso intento de no gritar.

Se queda mirando, como si no me viera debido a la luz.

—Dime que Erica te dio mi nota— se queda de pie en la oscuridad.

—Por supuesto, solo creí que no vendrías— encogí mis hombros, cruzándome de brazos cuando se queda de pie frente a mi.

Él va hasta la puerta que está cerrada y enciende la luz para mirarme por fin. Yo me mantengo en mi lugar, firme en mi defensa de buscar respuestas que solo el puede darme.

—¿Por qué me miras así?— inquiere.

—¿Así como?

—Tienes esa mirada que aterra a todos en la escuela— señala sus ojos, luego ríe por lo bajo —Siempre me pareció linda, ¿Es correcto que diga eso?

Aquello me sorprende, pero lo oculto a la perfección.

—Yo no soy la única con una mirada aterradora— le señaló.

—Por supuesto, por eso es que vine— señala la cama —¿Puedo sentarme?

No respondo, en cambio de eso me siento en mi lugar y espero las respuestas en bandeja de plata.

Isaac se sienta frente a mi, dejando la chaqueta sobre el suelo y entonces me mira, buscando una manera de empezar.

—Primero quiero decir que lo lamento— dice —No fue correcto venir así nada más y asustarte.

—Ya sé lo que eres— interrumpo —Scott me lo dijo todo.

Asiente —Claro, bueno, entonces sabrás que estaba pasando algo horrible aquella noche.

—¿Era la primera vez?— frunzo un poco el ceño —Digo, la primera vez que te convertias en eso.

Sonríe de lado —No le digas «eso», es un lobo.

—Si, claro, seguiré diciéndole «eso» hasta que se me pase el susto— rodé los ojos —¿Te conviertes todo o solo la cara como Scott?

Negó —Solo la cara, pero aún intento manejarlo, Derek me está enseñando a dominar y a controlar mis emociones, ha sido de poca ayuda de todos modos.

—¿Entonces por qué te fuiste? ¿Por qué no vuelves a la escuela?

—La policía sigue creyendo que fui yo quien mato a mi padre solo porque huí— me miró —Espero que no creas eso tu también.

—Jamas he creído mentiras— aseguro.

—Que bien, porque, aunque era un abusador jamás habría hecho algo como eso— bajo la mirada entristecida —Mi padre me quería a su modo, quizá solo estaba roto por mi hermano y... todo eso.

—Bueno, las personas malas reciben malos finales— me removi un poco —¿No?

—¿Crees que yo soy malo?

Niego en silencio, intentando buscar algo más para decir a aquello pero, es como si las palabras desaparecieran de mi cabeza por un momento, como si jamás hubiera aprendido este lenguaje que se y es extraño, solo me pasa hoy.

—No— suelto a duras penas —Pero necesito que me expliques por qué desapareciste además, no se tú, pero siento que estás ocultando algo más.

—No puedo estar contigo si no puedo controlar esto— señala sus manos, garras salen de sus dedos mientras Isaac las mira con miedo.

—¿Ese Derek te hizo eso?— inquiero.

Él asiente —Sí, pero no porque él quisiera si no porque yo sé lo pedí, él vino solamente con la oferta.

—Bueno, creo que eres afortunado.

Frunce su ceño —¿Lo crees?

Encogí mis hombros —Tu vida cambio y ahora puedes ser quién sea que quieras, y hacer lo que quieras.

—¿Y quien quieres ser tu?

Ruedo los ojos —No estamos hablando de mi, si no de ti, dime ¿Que o quien quieres ser tu?

—Estoy conforme con quién soy ahora— me sonríe —Y quiero escucharte hablar más sobre química.

Forme una mueca —Odias química, me lo dijiste una vez, ¿Recuerdas? Antes de que te fueras.

—Sí, pero me gusta cuando hablas sobre eso, no entiendo nada pero suena muy inteligente.

Rió un poco junto a él —Bueno, si quieres que hable más sobre química tienes que invitarme a salir primero.

—¿Aceptarias?

—Por supuesto, ¿Por qué no lo haría?

Encogió sus hombros —Como dije, creí que eras la mala de la escuela— susurra aquello último como si fuera un chisme, lo cual me hace reír más.

—Bueno, aceptaré solo si tú me cuentas más de ti— le dije —Apenas y sé tu nombre y tú te cuelas en mi ventana a media noche.

—Te contaré lo que quieras ahora que has aceptado— se levanta, así que lo sigo con la mirada —Mañana habrá un partido de Lacrosse, te veo durante el partido y luego recorreremos el bosque.

—¿En la noche?

—¿Te da miedo?— reta.

Niego —No, pero seguro que a ti si.

Ríe —No me da miedo, te veré ahí.

Me despido con un ademán, cuando se da la media vuelta y desaparece por la ventana bajo la luz de la luna. Vuelvo a la realidad de golpe y me doy cuenta que de verdad, lo único que necesitaba era hablar con Isaac, ¿Eso no es raro?


Para el día siguiente amanezco algo animada y rara, es difícil de entender, pero mi cambio de humor en casa no cambia, pues cuando bajo los escalones solamente miro a Margo organizando un par de papeles de su trabajo.

—No me esperes para cenar— le informo únicamente.

—¿Puedo preguntar a dónde irás?

La miro —Allison me invitó a cenar después del partido, iré con ella y su familia.

Se limita a asentir, pues no es la primera vez que Allison me invita a su casa así que no dice nada más. Salgo de casa y en la escuela Lydia se acerca a mi con una mueca en su cara y algo desorientada.

—¿Que pasa? ¿Viste a Hartley usar otra vez ese feo vestido?— frunzo el ceño.

Ella niega, quitándose el cabello de la frente —Claro que no, solo estoy algo... Agitada, nada más.

—Lindos guantes— alzó ambas cejas con curiosidad, pues Lydia llega un par de guantes rojos, jamás la había visto usar guantes así que es extraño incluso para ella —¿Intentas imponer alguna moda?

—No, solamente amanecí con ganas de ponerme guantes, ¿Sabes? Hace frío afuera y eso— asiente para si misma, como si intentará convencerse a si misma.

Suspiró —Bueno, necesito que sigas siendo tu misma porque ahora mismo todo se está poniendo muy raro, incluso Margo, está más rara que antes y ayer me empezó a cuestionar lo cual no lo entiendo— formo una mueca.

Lydia suelta un bufido —¿Quién no está raro los últimos días? ¡Todo el mundo! Y no me lo explico.

—¡Por fin! Alguien que me entiende— ruedo los ojos —Tal vez deberíamos viajar a otro universo.

Ella asiente —Buena idea, ¿Te veo en el almuerzo?

—Te veo ahí, hoy es dia de nieve y la necesito en mi sistema— beso su mejilla y me voy a clase.

Sin embargo, solo logro dar media vuelta ya que estoy apunto de chocarme con Stiles y Scott.

—Ay no, ustedes también están raros— suelto.

—Creo que «raro» es una definición un poco corta para nosotros— menciona Stiles con sarcasmo.

—Dime algo que no sepa— le reto.

—Bueno, si haces una práctica de fijación en una muestra bocal puedes ver las células epiteliales con un microscopio— señala. Scott le mira confuso —¿Qué? Ella dijo que le dijera algo que no supiera, Dáire, ¿Sabías eso?

Niego —Ahora sí lo sé.

—¿Lo ves?

Scott suspira —Como sea, hay que decirle lo que en realidad queríamos.

Stiles asiente —¡Ah, cierto! Oye, ¿Tu vas mucho a la casa de Allison, verdad?

Entrecierro mis ojos —Algo así... ¿Por qué?

Scott mira a su alrededor y dice: —Escucha yo no sé cómo decir esto pero, necesito que nos ayudes a robar un libro.

—¿Q-Qué? ¿Me viste cara de ladrona?

Niega de inmediato —¡No! Pero necesito ese libro, es una clase de libros místico de bestias.

Frunzo mi ceño —¿Te refieres a un bestiario?

Stiles levanta ambos brazos al aire, mientras su mejor amigo se queda quieto en su lugar como si acabará de decir algo muy malo.

—¿Cómo es que soy el único que no sabe de esas cosas?— exclama Scott.

—Que lea muchas novelas místicas no es mi problema, si no el tuyo, ¿Qué clase de libro es entonces?

—Eso, lo que sea que se llame.

—Bestiario— me corregimos Stiles y yo.

—¡Cómo sea! Lo necesitamos.

Me cruce de brazos —Pues yo no pienso robar nada, al menos nada grande, ¿Tienen alguna idea de dónde podría estar?

—Quizá en su casa, por eso debes ir a cenar con los Argent está noche, ellos confían en ti— planea Scott.

—¿Quién podría tenerlo? ¿El papá de Allison?

Stiles niega —No, es más bien su abuelo lunático que odia a los hombres lobo.

Alzó ambas cejas hasta que recuerdo que la familia de Allison es algo llamado «cazadores».

—Ah, por supuesto, pero no creo poder esta noche.

—¿Si entiendes que está misión es de vida o muerte no?— inquiere Stiles.

—Tengo algo que hacer está noche, lo lamento.

Stiles abre la boca para protestar pero Scott le da un codazo, lo cual es suficiente para dejarlo callado. Él parece entender algo que yo no, pues se va al otro lado del pasillo y Scott me da esa mirada de preocupación.

—¿Esta todo bien desde ayer?— pregunta directamente.

Asiento —Sí, está todo bien, ¿Que hay de ti? Te mirabas un poco herido.

—Se está curando un poco lento porque es de un Alfa pero estaré bien— me sonríe un poco —Oye, sabes que seguimos siendo amigos, puedes hablar conmigo sobre lo de ayer, ya soy lo suficientemente raro como para no entender lo que suceda.

Suspiró —Bueno, Margo ayer hizo muchas preguntas y me miró raro, pero sobreviviré.

—De acuerdo, te voy a creer— me sonríe —¿Te veo después?

Asiento como respuesta y lo veo irse por el pasillo.

La noche en el bosque es más tenebrosa de lo que creo, mientras me alejo del campo de Lacrosse escucho los gritos de euforia cuando los jugadores anotan, incluso juro haber escuchado la voz del entrenador gritar con enojo.

Me cruzo de brazos y miro hacia atrás un momento, no puedo dudar en si volver porque por alguna razón siento que estoy en buen camino.

Vuelvo la mirada al frente cuando Isaac me sorprende al parecer frente a mi. Tiene esa sonrisa carismática de siempre y su agarré es fuerte como si fuese a caer en cualquier momento, pero no me lástima, solo salto del susto.

—No hagas eso— le reto —Entiendo que seas sobrenatural y eso pero no hagas eso.

Ríe —No volverá a pasar— extiende su brazo para que lo tome.

—No esperas que camine contigo por todo el bosque, ¿O si?— frunzo el ceño —Eso de por sí ya da miedo.

Niega —No debes de tener miedo, además no caminaremos mucho, confía en mí.

Le tomo del brazo, empezando a caminar junto a él —Si confío en ti, pero no en las otras cosas que podamos encontrarnos.

—¿Le tienes miedo a la oscuridad?

—No a eso, si no a lo que pueda encontrar— formo una mueca, aferrándome a su brazo que lo cubre una chaqueta negra —¿Que hay de ti? ¿Hay algo a lo que le temas aparte de mi?

Ríe —A los lugares cerrados nada más, a ti no, eres...

—Si dices adorable te doy una patada— le advierto.

—Hmm entonces digamos que no eres aterradora, al menos ya no— me mira —O aveces.

—Tu si que sabes halagar a una mujer— le palmeó el brazo —Y tu si eres adorable.

Ambos caminamos un poco en silencio y un poco hablando, es extraño, porque el silencio jamás es incómodo con Isaac y siempre tratamos de buscar un tema de conversación hasta llegar a una colina bastante alta que desconozco. Me siento en el pasto cansada, respirando con pesadez y disfrutando de la brisa de aire que me limpia el sudor.

Isaac hace lo mismo, se sienta junto a mi y me mira aunque yo finjo ignorarlo porque me siento rara cuando hace eso.

—¿Ya contaste todos los lunares de mi cara?— bromeo, volviendome a él para enfrentarlo.

Isaac tiene cara de bobo, al menos eso pienso un segundo hasta que me mira directamente a los ojos.

—Tienes tres— señala y rió —Dime más sobre ti, Dáire Fitz.

—¿También mi tipo de sangre?— vuelvo a bromear y entonces mi ceño se frunce —¿Ustedes comen carne cruda y eso?

Isaac se echa a reír, lo cual se me contagia de inmediato.

—¿Que? ¡Iba de verdad!— le doy un empujón —¡Dime!

Niega —No que yo sepa, espera, tengo que preguntárselo a Derek.

Ruedo los ojos —Bueno, espero que no tengas apetito de carne cruda ahora mismo porque me voy a vomitar.

—¿Me repites como llegamos a ese tema?— inquiere.

Encogí mis hombros —Soy muy chistosa, vivo con mi niñera Margo y voy en la misma escuela que tú.

—¿Cómo llegaste a eso? ¿Tus padres no están todo el tiempo?

Niego —No, mi mamá murió cuando yo era pequeña, estaba embarazada así que iba a tener un hermano menor y mi papá está viajando todo el tiempo por su trabajo así que no puede cuidarme, y no puedo dejar de estudiar ¡Los estudios son muy importantes para mi futuro!— imito el tono grueso de mi papá.

Isaac ríe un poco —¿Extrañas a tus padres?

—A mi papá no, lo veo en cada cumpleaños— bajo la mirada —Y ya no he soñado con mi mamá así que no, sé que ella está bien— sonrió, mirando todos esos árboles a kilómetros de distancia de nosotros —¿Y que hay de ti, Isaac? Sé que tú padre murió pero nunca me dijiste de qué.

—Algo sobrenatural lo mato, es lo que Derek y Scott han intentado averiguar, por eso fueron a buscar un libro sobre bestias.

—Bestiario— le corrijo, rodando los ojos —Espera, ¿Dije bestiario? ¿Tu dijiste Derek y Scott?

—Sí, creí que Scott te lo había dicho.

—No, solo me dijo que iría a buscar ese libro pero nunca para que, ¿Acaso hay una bestia nueva? ¿Por qué nadie me dice estás cosas?— frunzo el ceño.

Isaac levanta ambas manos en rendición —Yo te lo dije.

—Sí, muchas gracias por eso— suspiró —Supongo que tendré que involucrarme más si quiero ser parte del club.

—¿Hay un club?— me mira confundido.

Asiento —Sí, ya sabes, el club sobrenatural y eso, volvamos al tema, ¿Que hay de tu mamá? Todos tenemos una.

—Ah, también murió— asiente como si nada —Y mi hermano, y ahora mi papá.

Me quedo un momento en silencio, asombrada por lo tranquilo que lo ha dicho.

—Eso es horrible— murmuro.

—Sí, pero ahora tengo amigos, creo— forma una mueca —Como sea, no me hacen falta, estoy bien así, tener libertad es algo que jamás había visto antes.

No digo nada más, supongo que esa es su forma de vivir. Me limito a quedarme en silencio mientras observo cada detalle a profundidad.

—Siento que esto es solo un sueño— menciona Isaac de pronto.

Lo miro —¿Por qué lo dices?

—No lo sé, siempre quise venir aquí— encogió sus hombros —Y ahora lo estoy, contigo.

—Bueno las cosas cambian muy rápido.

Sonríe —Sí, lo sé.

Isaac observa mi mano recargada sobre el pasto, como si pidiera permiso para tomarla por alguna razón, en lugar de preguntar yo le tomo la mano a él y la sostengo como si fuera un beso. Sus dedos se entrelazan entre los míos como un rompecabezas con piezas perfectas y aunque sé que no es mucho, aunque sé que no estamos ni necesitamos de un restaurante lujoso, con música y buena comida, estoy bien con esto, con el silencio, con las conversaciones cortas entre ellos y con la compañía del uno al otro.

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