chapter eight. Lydia's party

.˚ׅ ❛ capítulo ocho
lydia's party  ❜𓈒˙






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Por la mañana siguiente, algo me despierta, la puerta se abre y rebota con el tocador, haciendo que algunas cosas se caigan y a mi saltar del susto al creer que se trata de otra pesadilla. Sin embargo, Lydia se aparece, muy arreglada y algo inquieta.

—¿De qué me perdí?— digo en un bostezo.

—Buenos días, Dáire ¡Es tarde! Y hoy es el día— dice, jalando las cortinas para que entre la luz del sol.

Miro el reloj, son las ocho de la mañana y por la fiesta de ayer terminé durmiendo hasta las dos, así que me dejó caer otra vez en mi cama.

—Ni creas que me voy a levantar.

Y ese «ni creas» termino conmigo cargando las bolsas extras de Lydia hasta la casa de Allison.

Lydia se mete a la habitación de Allison con algunas de todas las bolsas, mientras yo cargo otro par detrás de ella, Allison nos mira entre confundida y riendo.

—¿Por qué estás en pijama?— me pregunta.

Dejo las bolsas sobre la cama y me dejó caer —Estaba durmiendo cuando Lydia me secuestro.

—¡Ay! No te secuestre, no seas exagerada— interviene Lydia.

—¿Cuántos atuendos piensas usar está noche?— le pregunta Allison, cambiando de tema.

Bufo —Unos mil, seguro— Lydia me da una mala mirada —Lo cuál es perfecto.

—Solo son tres vestidos: uno de anfitriona, uno de noche y uno casual— enumera Lydia.

—Note que no has enviado invitaciones— recuerda Allison.

—Es la fiesta más grande del año, todos lo saben— Lydia se encogio de hombros.

—Este año me preguntaba si... las cosas... serían diferentes.

Miro a Allison sin entender a lo que se refiere, intento buscar algo que lo quiera relacionar con lo sobrenatural que ha estado pasando, pero no hay rastro de ello.

—¿Por qué sería diferente?— me preguntó, mientras Lydia sigue acomodando los vestidos sobre la cama.

—Por todo lo que ha pasado, las cosas y las personas, Jackson.

Al decir aquello se gana toda la atención de Lydia y la mía también, sin embargo, nuestra amiga le da una de esas miradas asesinas, de pronto agradezco no ser Allison.

—¿Por qué te importa Jackson?— ataca Lydia.

Allison se encogió de hombros, tratando de sonreír lo más normal que le es posible.

—¿Sabes si vendrá está noche?

—Todo el mundo vendrá— asegura Lydia, entonces toma un vestido color perla y nos lo muestra —Este es de American Rag, lo adoro, para mí, no para ustedes— entonces toma dos vestidos —Estos son para ustedes, son de Material Girl.

Tomo el vestido entre mis manos, es de color negro, sin mangas y con escote en forma de V muy marcado. Estoy encantada hasta que recuerdo que no tengo una cita para la fiesta de Lydia.

—Señora Argent— saluda Lydia de pronto, así que subo la mirada —¿Que opina de este?

Lydia se mide un vestido azul oscuro parecido al mío, solo que más corto.

—Es hermoso— halaga la mujer —Allison, ¿Podemos hablar un momento a solas? No me tardo, lo prometo.

—Buenos días, señora Argent— saludo, aunque la mujer me devuelve el saludo con una simple sonrisa.

—¿Puede ser después?— inquiere Allison.

—De hecho, preferiría que fuera lo antes posible.

—La fiesta es a la diez— señala Lydia.

—¿Y... estarás por aquí antes?

Allison le da un leve vistazo —Eso creo.

—¿Eso crees?

—No lo sé.

Miro la una a la otra sin intervenir, en realidad, no tiene caso hacerlo porque no es de mi incumbencia.

La madre de Allison se marcha, así que aprovecho para tomar mi bolso y sacar una caja de terciopelo con un moño.

—¡Espera! Tienes que usar esto— le digo, entregándole la caja.

—¡No puede ser! ¿Tan rápido?— exclama Lydia.

—Solo ábrelo, ¿Quieres?

Allison ríe y Lydia abre la caja color rojo vino, sacando un collar con una L llena de piedras preciosas color plata, Lydia no puede con ello y explota en emoción, a lo cual rió.

—Es tan lindo, muchas gracias— se lanza a abrazarme.

—Feliz cumpleaños, Lydia— le digo en el abrazo.

Allison sacude los brazos al aire —Me toca abrazo.

Entonces se deja caer sobre Lydia, aplastandome por completo y haciéndome reír junto a la chica.

—¡Me planche el cabello está mañana!— recrimina Lydia.

Allison sacude su mano sobre su cabello, despeinandola por completo y haciendo que caiga en carcajadas en el proceso. Lydia se aparta de nosotras y peina su cabello en su lugar.

—Vamos, Lydia, no es como si no te fueras a dar tres duchas antes de tu fiesta— recuerdo, rodando los ojos.

Imita mi acción, sin embargo, está vez sonríe de felicidad —Las odio a ambas.

—No, tu nos quieres.

Allison le entrega una caja más, está envuelta en rojo con un moño de ese color, Lydia se sonroja y sonríe una vez mas.

—Tal vez no las odio tanto— bromea, tomando la caja.

—Abrelo está noche, no quiero verme ridícula junto al regalo de Dáire.

Frunzo con el ceño —No te verás ridícula, aunque he de admitir que mi regalo es el mejor, sobre todos.

Allison ríe, entonces Lydia se deja caer sobre la cama y me mira con repentino interés.

Alzó ambas cejas —¿Ahora que dije?

—¿Irá Isaac contigo está noche?— me sonríe con picardía.

Ruedo los ojos —No, no irá.

—¿Por eso estabas enojada anoche?— suelta Allison, abriendo su ropero para medirse el vestido.

Niego —No.

Lydia me toma del brazo, sacudiendo de mi pobre extremidad —Dinos, dinos, no tienes que ocultar nada, además es mi cumpleaños y por ley debes contarme.

Bufo —Odio esa regla que hicimos, ¿Por qué tenemos que cumplir todo lo que el cumpleañero quiere?— señalo a Allison —Aun no olvidó lo del supermercado.

—Te estabas riendo mientras pasabas por el supermercado en traje de dinosaurio.

—Como sea— niego, cambiando de tema lo más pronto posible —Isaac y yo no estamos bien por ahora, hizo algo... indebido.

—No me digas que se beso con otra chica— advierte Lydia.

—No, no algo así— suspiró —Estaba bailando de... manera inapropiada con alguien más, con— miro a Lydia —Jackson y... Erica.

Aquello hace que Allison se golpee contra la puerta cuando metía la cabeza en el vestido, Lydia me mira con una expresión tensa, justo como miraba a Allison hace un momento.

—Lo siento— murmuro.

—No importa— suspira y se vuelve a ambas —Escuchen, es mi cumpleaños y hoy no quiero hablar de chicos, nada de Jackson, ni de Scott— me mira —Y mucho menos de Isaac, hoy es sobre mi y ustedes, pero más de mi, ¿De acuerdo? Hay que disfrutar nuestra vida de solteras.

Allison abre la boca para hablar, pero Lydia le hace callar.

—Dije: de solteras.

Ella asiente, rió un poco antes de volver a los vestidos.

Cuando llega la hora de la fiesta, Allison y yo llegamos casi al mismo tiempo, no hay mucha gente, casi nadie o quizá sea muy temprano pero pasan de las diez con treinta.

Ella y yo nos unimos a Scott y Stiles, ya que no hay nadie más en esta fiesta, está totalmente vacío a excepción de nosotros, lo cual ya me preocupa.

—Jackson no está aquí— confirma Allison.

Me cruzo de brazos —Ni nadie.

—¿Es muy temprano?— inquiere Scott.

—O, tal vez nadie vendrá porque Lydia se convirtió en una desquiciada— supone Stiles.

Los cuatro miramos a Lydia al otro lado de la piscina con una charola de bebidas preparadas con licor. Esta sola y mirando por todos lados en busca de algún otro invitado.

—Hay que hacer algo porque la hemos ignorado por completo estás dos semanas— propone Allison.

—Ella ha ignorado a Stiles por diez años— recuerda Scott.

Rió por lo bajo, llevándome una mala mirada de Stiles —Lo siento, no es gracioso.

—Prefiero pensar que yo no estaba en su radar aún— asegura Stiles, sin quitarme la mirada de encima.

—Sí, no le debemos una fiesta.

Le doy una palmada en el brazo a Scott como regaño.

—¿Y qué tal volver a la normalidad?— dice Allison.

—¿Normalidad?

—Ella no sería la loca del pueblo si no fuera por nosotros

—Puedo usar mi estatus de co-capitan para traer al equipo de lacrosse— propone Scott

Stiles asiente —Sí, conozco a unas personas que pueden hacer que funcione, de verdad funcione.

Alzó ambas cejas —¿A quién?

—Los conocí la otra noche, digamos que saben cómo festejar.

Y Stiles tiene razón después de todo, cuando hace la llamada, a los cinco minutos empieza a llegar gente que se sirve tragos a lo loco, aquello no me asombra y el ambiente se pone mejor así que me quedo a rondar por toda la casa hasta terminar con Scott, quién mira su teléfono hasta que llegó.

—¿Interrumpí algo?— me preguntó.

Él niega —No, solo es mi papá— hace comillas con ambas manos —No importa, de todos modos ni siquiera sabe que hoy no es mi cumpleaños, ni nada festivo, solo envío un «felicidades».

Alzó ambas cejas —Seguro tu mamá le envío un mensaje de que estabas en alguna fiesta, no lo se— suspiró —Tampoco he hablado con mi papá desde hace unos meses.

Scott me mira —Lo lamento, creí que te llevabas bien con tu papá.

—Lo hago, pero últimamente ha estado ocupado, creo— bebo de mi vaso.

Ambos miramos la fiesta, la música resuena por toda la casa, hay luces de todos los colores que nos iluminan la cara de vez en cuando, dando el toque festivo. No hay nadie en la piscina, todos los demás bailan junto a ella al ritmo de la música, entonces Scott me mira.

—¿Crees que nos parecemos a ellos?

Imito si acción —¿A nuestros padres?— asiente y encogí mis hombros —No lo sé, quizá físicamente solamente.

El papá de Scott es como una copia más vieja de el y mi papá, aunque herede su cabello rubio y su alta estatura, supongo que en personalidad no nos parecemos mucho, aunque siempre dicen que el primer hijo se parece al padre, he notado muchísimas acciones en común.

—No importa— añado, bebiendo lo último de mi vaso —Necesito más, ¿Dónde se metió Lydia?

—La vi en la casa hace un segundo.

Me despido de Scott y me meto a la casa, busco a lydia por todos lados hasta llegar a la cocina, pero no hay nada, al menos nada que esté buscando.

—¿Por qué sola?— inquiere Noel, con una sonrisa burlona. Viste una chaqueta oscura y playera blanca, con unos jeans oscuros también, tiene esa sonrisa que tanto empecé a odiar.

Ruedo los ojos y tomo mi vaso hasta la fuente que descansa en la mesa.

—Qué te interesa— respondo entre dientes.

—¿Desde cuándo te hiciste tan grosera, Dáire?— se recarga sobre la mesa —Por cierto, ¿Y tú novio? ¿Ya te abandono también?— ríe.

Bebo de mi vaso, cuando Nolan toma de mi muñeca y la analiza, entonces deja el vaso sobre la mesa y acaricia mis dedos.

—Lamento lo de esa vez— dice en un tono dulce —No era mi intención lastimarte, fue un accidente, sabes como me pongo cuando me enojo.

Aparto mi mano lo más rápido que me es posible, con el corazón acelerado y el rostro colorado del coraje.

—Aléjate de mi, Noel, ya no quiero verte más— niego —Y no fue un accidente, todas esas veces nunca fueron accidentes y además, Isaac no me abandono, así que deja de crear tus estúpidas teorías y déjame en paz.

Me doy media vuelta, pero me sobresalto cuando me atrapa otra vez y en esta ocasión me toma de la cintura para no dejarme ir, siento como encaja sus dedos en mi piel, causandome dolor y un leve quejido.

—No vuelvas a llamarme estupido otra vez— me susurra en la cara —¿Entiendes? Tu eres la estúpida, por eso terminamos.

—¿Ah, sí? ¿Y quién es el que viene a llorar diciendo que fue un accidente lo del casillero?— forcejeo hasta que me suelta, así que corro lo más rápido que puedo, sin saber si me sigue.

Estoy subiendo las escaleras cuando dejó la bebida en la primera mesa que encuentro, sin embargo, cuando mis tacones son lo único que escucho, mi pie se resbala y me hace tambalear un poco al inicio, pero termino cayendo por completo, ruedo por las escaleras, golpeando mi cabeza, juro que escucho mis piernas romperse en el proceso en el que todo a mi alrededor da vueltas hasta que caigo al fino y limpio suelo.

El aire me falta, no puedo respirar, me duelen los pulmones como si me ahogara en sangre y, cuando intento moverme, siento el charco de sangre a mis espaldas, por lo que empiezo a toser y a soltar quejidos en intentos de gritar por ayuda. Sollozo, demasiado.

—¡A-Ayuda!— lloriqueo —¡A-Alguien ayúdeme!

El dolor es intenso, como si tuviera algo muy pesado a mis espaldas y entonces miro una sombra al final de las escaleras, en el piso de arriba. Es una figura muy pequeña pero reconozco el vestido blanco de la pequeña rubia.

—¿Mamá?— inquiere con claro miedo —¿Estás bien, mamá?

Las lágrimas bajan por los lados de mi cabeza y aún me veo de pie, paralizada y confundida.

—¡A-Ayuda!— le pido, como si eso fuera posible.

—¡Mamá, no te mueras!

Me es imposible moverme una vez mas, así que todo se vuelve oscuro y cuando despierto, alguien me está tomando del brazo y me sacude mientras permanezco sentada sobre el suelo y bastante alejada de la realidad.

—Dáire, despierta, ¿Estás bien?— Scott me toma la mejilla y yo empiezo a balbucear.

—¿Qué paso? ¿Qué paso?— repito.

Entonces recibo un baño de agua que me hace sentir mejor.

—¿Fue venganza?— inquiero, cuando noto que fue Stiles.

—Algo así.

Asiento, limpiando mi rostro y fleco lejos de mis ojos —¿Qué tenía esa bebida loca?

Ambos me ayudan a ponerme de pie —No lo sabes— responde Scott —Y tampoco sabemos dónde se ha metido Lydia.

—¿Y Allison?

—Se fue, algo paso en con su mamá pero no nos lo dijo, solo se fue— responde Stiles.

Suspiró, los tres salimos cuando escuchamos unos gritos, lo cual nos confunde a todos.

—¿Ese es...?

—Matt— completo por Scott.

Unos tipos toman a Matt de brazos y piernas cuando todos están lanzándose al agua, al parecer no soy la única a la que le afecto las alucinaciones de lo que sea que tenga ese ponche, parecen estar drogados o algo así.

Matt da un chapoteo pero de inmediato empieza a gritar alterado.

—¡No se nadar, no se nadar!— exclama, hasta que Jackson corre hasta él y le toma del brazo.

Matt nos mira y parece que acabo de descubrir algo antes que los demás. Si Jackson es el kanima y el kanima necesita un mejor amigo para hacer todos esos asesinatos que menciono Stiles, Matt y Jackson no siquiera se conocían... o eso creíamos.

—Es Matt— susurro y tanto Stiles como Scott asienten.

—¿Cómo no lo vimos?— cuestiona Stiles con el ceño fruncido.

—A veces no vemos lo obvio.

Scott está apunto de añadir algo más cuando se escuchan sirenas de policías por todos lados de la casa, los invitados empiezan a correr despavoridos y aquello me asusta.

—Hay que irnos— tomo el brazo de ambos —Ya, hay que irnos.

Ellos obedecen y corremos por la primera salida del patio trasero que encontramos. La gente corre y nos empuja pero logramos salir con vida y más sobrios que los otros.

Me despido de Scott y de Stiles cuando Margo se estaciona en la carretera oscura, por lo que me subo y ella les ofrece llevarlos pero ambos se niegan, así que ella no insiste más.

—¿Que ocurrió? Creí que estaría buena la fiesta— bromea, haciéndome sonreír.

Arrastró mi mano por mi rostro, —Lydia drogó a todos en la fiesta y llegó la policía.

Aquello la hace mirarme con rapidez, así que la miro con una leve sonrisa.

—Creí que las personas dopadas se veían más felices.

Niego —Ya se me pasó el efecto.

—Ah, eso cambia muchas cosas, ¿Y que viste?

—A mi— hago una pausa para recordar la sangre, el dolor en la espalda que me persigue y la sensación de no sentir nada en las extremidades —Cuando murió mamá, solo que... yo era ella.

Un largo silencio inunda a ambas, el sonido de la radio en un volumen muy bajo es lo único que nos rodea por varios segundos que parecen una eternidad. Entonces Margo se detiene a media carretera, se desabrocha el cinturón y me abraza, mientras yo acepto el abrazo como si ya supiera que lo iba a hacer.

—Lamento tanto que tuvieras que ver eso— me dice al oído.

Acurrucó mi cabeza sobre su hombro, sintiendo el dolor de espalda reaparecer por un momento. Mis manos tiemblan que no se exactamente si es de frío o por recordar lo sucedido.

Margo se separa de mi y me sonríe, acariciando mis mejillas con adoración.

—¿Quieres ir por un helado?— propone de pronto, haciendo que sonría.

—¿Uno de brownie?

Asiente —El que tú prefieras.

Yo acepto y ella vuelve a manejar, así que me acomodo en mi lugar para mirar las casas que pasamos.

—Eso me recuerda, llame a tu papá y está vez si respondió.

La miró de inmediato —¿Y que dijo? ¿Pregunto por mi? ¿Volverá?

Ríe un poco por mi emoción —Dijo que la señal en el pueblo donde se está quedando ahora se fue por casi una semana antes de poder responder a todos esos mensajes que le dejaste mientras pasaba todo el día trabajando, sí, pregunto por ti y por cuál era tu color favorito, también dijo que volvería en unas semanas a Beacon Hills y que tenía muchas cosas que contarte.

Aquello es como una brisa de aire fresco, así que me doy la oportunidad de sonreír al camino.

—Entonces no estaba ignorandome.

Niega —Tu padre te ama demasiado, jamás lo haría.

—No, jamás lo haría.

Reposo en el asiento, frunciendo un poco el ceño —Espera, ¿Por qué lo llamaste? Creí que no lo hacías a menos que fuera una urgencia.

Margo se mantiene callada y yo la miro sin entender.

—¿Margo? ¿Por qué llamaste a mi papá?

Ella se sostiene un poco más del volante —Mi familia me necesita, son solo asuntos familiares y tengo que irme por algunos días o... quizá semanas.

Y aquello es la cereza del pastel, un pastel que se desmorona.

—Pero papá no vendrá hasta semanas, ¿Dónde me voy a quedar?

—La señora McCall te va a cuidar esos días, al menos hasta que yo vuelva, pero te aseguro de que vas a estar bien— me sonríe —No me iré mucho tiempo, quisiera que fueras conmigo pero tu padre insistió en dejarte aquí para que no faltes a la escuela.

Bajo la mirada —¿Cuando te irás?

—Mañana en la noche— me mira un segundo, tomando mi mano —Lo lamento, Dáire.

Niego —No, está bien, son tus asuntos familiares, digo, ellos son tu familia y debes ir.

—Tu también eres mi familia.

Le sonrió un poco para hacerla sentir segura en su ida, pero también para hacerme sentir segura a mi de que estaré bien sin ella.

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