──── 039.
Wakasa y Benkei escucharon con atención cada palabra que mencionaba, entonces, cuando terminé de contarle mi historia, me miraron con asombro. Creí que se burlarían o dudarían de la historia que les había mencionado, pues parecía ser sacada de una historia de fantasía. Sin embargo, ninguno se burló o dudo, al contrario, me observaron con seriedad e intentaron comprender mejor la situación en la cual ahora me encontraba.
—Dices que todo esto comenzó porque te relacionaste con Shinichiro, ¿no? —dijo Waka, a lo cual asentí.
—Shinichiro una vez dijo que si no me hubiera conocido nada habría sucedido.
—Entiendo. Así que esas palabras te hicieron pensar así —dijo Waka, quien me observaba fijamente—. La verdad yo no creo que tú seas el problema. Y también creo que Shinichiro tampoco pensara que fueras la culpable de lo que sucedió.
—¿Uh? ¿A qué te refieres? —pregunté, confusa.
—Shinichiro debió haber dicho eso en un momento de enojo, pero no creo que lo haya dicho fuera verdad —dijo Waka—. A lo que quiero llegar es que el problema aquí no eres tú. Si no tu padre.
—¿Mi padre?
Waka comenzó a explicarme su teoría sobre cómo mi padre, debido a sus acciones, había sido el desencadenante de todos los problemas que se formaron o formarían en el futuro. A medida que escuchaba sus palabras, me iba dando cuenta de muchas cosas y eso me hacía reflexionar.
Mi padre había sido la causa de que Manjiro terminara en estado vegetativo, que yo acabara con mi propia vida y que Shinichiro pudiera viajar en el tiempo para cambiar todo. También fue por su causa que yo me alejé de Mikey y que este terminara siendo consumido por sus impulsos oscuros en todas las líneas de tiempo que Takemichi había cambiado.
Siempre fue mi padre.
—¿Lo comprendes ahora, Akira? —preguntó Waka, quien volvía a colocar una mano sobre mi cabeza—. Tú no eres la culpable, así que deja de atormentarte.
Sentí como un gran peso, se me quitaba de encima y debido a ello comencé a llorar.
—Waka la hiciste llorar —dijo Benkei, quien se agachaba a mi altura y comenzaba a limpiar mis lágrimas—. No te preocupes, Akira. Nosotros nos encargaremos de que nada suceda y que todos a quienes quieres proteger tengan un buen futuro.
—Lo único aterrador en ti es tu rostro —dijo Waka, quien también se agachaba a mi altura y así observarme mejor—. Pero Benkei tiene razón. Deja esto en nuestras manos, Akira.
Volví a sollozar, pero esta vez me abalancé sobre ellos y los abracé fuertemente mientras les agradecía por el apoyo que me estaban entregando. A pesar de la apariencia intimidante, Waka y Benkei tenían un corazón bondadoso que me hacía sentir tan segura.
Luego de esa emotiva escena; Waka, Benkei y yo, comenzamos a buscar las maneras en las cuales podríamos evitar todos esos malos futuros que llegamos a vivir. Nuestro principal objetivo fue el mantener alejado a mi padre de nuestras vidas, por lo que Waka y Benkei se la pasaban acompañándome a todas partes y, debido a ello, he tenido que encontrarme con Shinichiro.
Al principio temía el encontrarme con él por si todo se repetía. Sin embargo, Waka me convenció de que esta vez todo sería diferente y que ese futuro que había vivido no sucedería, por lo que al final terminé relacionándome con él.
Wakasa le contó a Shinichiro mi situación, exceptuando por supuesto mi viaje en el tiempo, por lo que Shinichiro, tan amable y considerado como siempre, me llevó a su casa para que conociera a sus hermanos pequeños y me quedara con ellos cuando Waka o Benkei tuvieran alguna emergencia con su pandilla.
—¡Hermano! —dijo una pequeña voz femenina desde la planta superior de su hogar—. ¡Por fin llegas!
Mi corazón se apretujó por un momento cuando he visto la pequeña figura de Emma bajar por las escaleras. Ella, tan adorable y encantadora, se detuvo en mitad del pasillo y me observó con curiosidad.
—Akira. Ella es mi hermana menor, Emma —dijo Shinichiro con una sonrisa—. Emma. Ella es una amiga que se quedará de vez en cuando con nosotros. Su nombre es Akira y espero que se lleven bien.
—Es un gusto conocerte —dije con una pequeña sonrisa mientras le extendía mi pequeña mano—. Espero nos llevemos bien.
—¿Una chica? —preguntó Emma sin dejar de observarme—. ¡Esto es genial! ¡Finalmente tendré una mejor amiga!
Emma, sin siquiera dudarlo, se lanzó sobre mí y me abrazó con fuerza mientras reía por el hecho de tener una amiga. Yo por supuesto correspondí a su abrazo y me sentí tan feliz de poder volver a ver la sonrisa de Emma.
—Emma, ten cuidado —dijo Shinichiro, quien nos sostenía para que no nos cayéramos e hiciéramos daño—. ¿Dónde está Mikey?
—Él está en el dojo con Baji —dijo Emma, quien no tenía intención de soltarme—. No me diga que le presentarás a Akira.
—Por supuesto.
—¡Ni hablar! ¡Estoy segura de que se la llevará! —exclamó Emma mientras realizaba un puchero—. Finalmente puedo tener una amiga y ahora quieres llevarla con Mikey para que la aleje de mí.
Emma se aferró a mí para que Shinichiro no pudiera llevarme con Mikey. Shinichiro intentó explicarle a su hermana pequeña que eso no sucedería, pero Emma estaba en completa negación.
—No te preocupes, Emma —dije con tranquilidad, ocasionando que ella me mirara fijamente—. No importa a quién conozca. Tú y yo no dejaremos de ser amigas.
—¿Lo dices en serio? ¿Te quedarás de mi lado?
—Sí. Yo siempre estaré de tu lado.
Emma sonrió y me abrazó aún más fuerte, agradecida de que no iba a perderme. Después de ese cálido encuentro, Shinichiro me llevó a conocer a Mikey y Baji, a quienes encontramos en el dojo entrenando. Fue entonces que, cuando ambos se giraron a vernos, mi corazón volvió a apretujarse y me entraron unas inmensas ganas de llorar. Ambos estaban frente a mí en perfectas condiciones y eso me hacía sentir tan feliz, pues ambos la habían pasado tan mal en el futuro.
—¿Quién es ella? —preguntó Baji, quien me observaba fijamente desde la lejanía—. ¿Y por qué pareciera que quiere llorar?
—Seguro la asustó tu fea cara —dijo Mikey con un tono burlesco, ocasionando que Baji se molestara e intentara golpearlo. Sin embargo, Manjiro de un solo movimiento lo tumbo—. Te faltan miles de años de entrenamiento para poder golpearme, Baji.
—Tch. Ya verás que algún día te ganaré.
—Lo que digas —dijo Mikey mientras se iba acercando a nosotros—. ¿De nuevo estás recogiendo gatos callejeros, hermano?
—¡Mikey! —exclamó Shinichiro, avergonzado—. Ella es Akira. De vez en cuando se quedará con ustedes, así que llévense bien con ella.
—Hermano. Unas semanas atrás trajiste a Baji a nuestra casa y ahora traes a esta chica —dijo Mikey con una ceja alzada—. ¿Acaso tienes un problema con los niños?
Un suave golpe se le fue propinado en la cabeza de Manjiro, lo cual hizo que este se quejara y mirara con un puchero a su hermano.
—No digas tonterías —suspiró Shinichiro—. Solo llévate bien con ella. Ha pasado por mucho.
Manjiro solo asintió y se acercó a mí con una expresión seria. Él me observó fijamente, ocasionando que mi corazón latiera velozmente y que me sintiera nerviosa.
—¿Qué sucede? —preguntó aún con su mirada seria, pero luego formó una sonrisa orgullosa—. ¿Acaso te has enamorado de mí?
Mis ganas de llorar se intensificaban con solo verlo u oírlo, pero me contuve fuertemente y sonreí alegremente para luego decir:
—Sí, tienes razón. Me enamoré de ti.
Todos, especialmente Mikey, se quedaron sorprendidos por mi respuesta. No sabían si estaba bromeando o hablando en serio.
Comencé a reír al ver la confusión en sus rostros. Fue entonces que mi risa se mezcló con las risas de todos, incluyendo a Mikey, quien soltó una risa y me miraba un poco avergonzado.
—Ella tiene un buen sentido del humor —dijo Baji, quien no tardó en acercarse y extenderme su mano—. Es un gusto conocerte. Espero nos llevemos bien.
—Es un gusto conocerte —dije mientras sostenía su mano. Luego volví a mirar a Mikey, quien todavía me observaba con un poco de vergüenza—. También es un gusto conocerte.
—¿Uh? Ah, sí... —dijo Mikey, ocasionando que Baji soltara una risa—. ¡¿De qué te ríes, Baji?!
—De lo bobo que te ves ahora mimo —dijo Baji con burla—. ¿Acaso te has creído lo que dijo Akira? ¿En verdad pensaste que se enamoró de ti?
—¡Por supuesto que no!
Mikey se había puesto rojo y comenzó a perseguir a Baji para callar sus risas. Observarlos actuar tan alegremente me hacía sentir tan tranquila que la angustia que había sentido antes de venir aquí había desaparecido por completo, y eso me hizo pensar en que tal vez, solo tal vez, esta vez ellos tengan un buen final.
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