──── 034.

Takemichi, Senju y yo nos reunimos en un parque de diversiones para charlar sobre lo que haríamos con las pandillas. Al principio, solo nos íbamos a reunir Takemichi y yo, pero Senju se negaba a dejarme a solas con alguien a quien ella no conocía, por lo que no tuve otra opción que llevarla conmigo y para que se distrajera e incluso divirtiera, he decidido ir a un parque de diversiones.

—Al principio me sorprendió que escogieras venir aquí —dijo Takemicchi—. Ahora que veo a Senju comprendo tu razón. Querías que ella se divierta, ¿verdad?

—Senju ha estado a mi lado desde que empecé con todo esto de Brahmán. Ella solo piensa en protegerme, por lo que deja de lado todo lo que le gusta —dije mientras observaba como Senju corría de un lugar a otro—. A veces quisiera que actuara como la niña que es.

Takemichi me observó con una sonrisa para luego sostener mi muñeca y comenzar a acercarnos a Senju.

—Tú también eres una niña. Así que, por hoy, actúa como una —dijo con alegría, lo cual me dejó un poco sorprendida—. ¡Oye, Senju! ¿A qué juego iremos ahora?

—Hmm... Por ahora no subiremos a ninguno —dijo Senju mientras observaba fijamente un puesto de Tanzaku—. ¡Vamos a pedir un deseo!

Los tres nos dirigimos al pequeño puesto, donde tomamos una pequeña hoja y comenzamos a escribir nuestros deseos. Takemichi había escrito que derrotaría a Mikey; Senju escribió que me protegería; y yo, escribí que tendríamos un buen futuro.

—¿Dónde deberíamos de ir ahora? —pregunté.

—¡Vamos a la rueda de la fortuna! —exclamó Senju con una sonrisa, pero esa sonrisa se esfumó en segundos—. Uh... Primero iré al baño... Todos esos jugos que bebí han hecho efecto...

Senju corrió hacia al baño, por lo que me quedé a solas con Takemichi.

—Supongo que no queda de otra que esperarla —dije mientras tocaba suavemente el hombro de Takemichi, ocasionando que este se tensara y me observara con sorpresa—. ¿Uh? ¿Está todo bien, Takemichi?

—¿Uh? Oh, yo solo me sentí extraño por un momento.

—¿Estás seguro de que es eso?

Takemichi estaba por mencionarme algo, pero en ese momento, la presencia de unos tipos lo interrumpieron.

—Finalmente, te hemos encontrado —dijo uno de ellos.

—Takemichi —lo llamé al momento en que me posicionaba frente a él—. Ve con Senju y salgan de aquí. Yo me encargaré de ellos.

—¿Estás seguro de hacer esto? —preguntó otro de ellos—. La reina de Brahmán está con él. He oído que puede enfrentarse a varios tipos a la vez.

—Esta es la única forma para que unos debiluchos como nosotros subamos de nivel —dijo el que parecía ser su capitán—. No te preocupes. He traído conmigo algo con lo cual no fallaremos.

De manera inesperada él sacó un arma de fuego y me apuntó con ella. Fue entonces que, Takemichi me abrazó por la espalda y me tiró hacia atrás para evitar que un disparo me diera.

—¡¿Estás bien, Akira?! —exclamó Takemichi mientras continuaba abrazándome por la espalda—. ¡Tienes que irte inmediatamente!

—¿Eres idiota? ¿Cómo me iré si...?

—¡No voy a permitir que esa visión se cumpla! —exclamó fuertemente, ocasionando que me sorprendiera—. ¡Tú no vas a morir!

Quería preguntarle a qué se estaba refiriendo, pero en este momento no había tiempo para ello porque todavía había un maniático apuntándonos con un arma. Takemichi dejó de abrazarme, se levantó y posicionó frente a mí para así evitar que ellos intentaran dispararme.

—Esta vez no fallaré —dijo el tipo del arma.

—¡Takemichi! —exclamé cuando el arma volvió a dispararse, pero aquel disparo no dio en él porque alguien había aparecido y golpeado al atacante—. ¡Senju!

—¡¿Se encuentran bien?! —exclamó ella sin dejar de observar a nuestros atacantes—. ¡Me encargaré de ellos inmediatamente!

Pero no hubo falta que Senju peleara, pues los cuatro tipos que osaron enfrentarnos han huido en cosa de segundos.

—Esos tipos de seguro eran de Rokuhara —dije mientras volvía a colocarme de pie—. Utilizar un arma para enfrentarnos... ¿Qué tan bajo pueden caer?

—Todo se vuelve más complicado —dijo Takemichi.

—Así es —suspiré—. Por cierto, Takemichi. ¿A qué te referías con lo de la visión?

—Oh... Sobre eso... —dijo un poco inquieto, pero luego soltó un suspiro—. Cuando tocaste mi hombro he tenido la visión de que tú morirías por protegerme. No podía permitir que eso pasara...

—Cada vez me sorprendes, Takemichi. Gracias —dije con una pequeña sonrisa para luego observar a Senju, quien todavía seguía de pie mirando por donde nuestros atacantes han huido—. Senju. El peligro ya se ha ido y nosotros estamos bien, así que puedes dejar de estar allí.

—¿Pude protegerte, Akira? —preguntó sin mirarme.

—Sí. Lo hiciste y te lo agradezco.

—Ya veo. Eso me hace feliz.

—Vamos, Senju. Puede que más enemigos vengan —dijo Takemichi.

—¿Sabes, Akira? Hoy me divertí mucho —dijo soltando una pequeña risa—. Hace mucho tiempo que no lo hacía. Así que... ¿Podrías decirle a Takeomi que estuve feliz?

—¿Qué estás diciendo? Puedes decírselo tú misma —dije mientras comenzaba a acercarme a ella—. Debemos irnos, Senju. No podemos quedarnos aquí...

—Akira, por favor, no te sientas culpable —dijo Senju cuando me vio pararme frente a ella.

Mi corazón se apretujó cuando he visto a Senju. Ella se encontraba de pie, mirando hacia el frente y sonriendo, mientras intentaba contener el dolor que le causaban los disparos que estaban incrustados en su pequeño cuerpo.

—Senju... —susurré su nombre al momento en que sostenía su cuerpo cuando este iba a desplomarse—. ¡Takemichi llama una ambulancia!

Rápidamente, Takemichi sacó su teléfono y llamó una ambulancia, mientras que yo mantenía a Senju en mis brazos. Intenté mantener a Senju despierta, diciéndole que todo estaría bien, que pronto llegaría una ambulancia y la ayudarían a salvarse.

—Akira... —susurró suavemente mientras me observaba con sus pequeños ojos verdes—. Todo estará bien...

—Sí. Todo estará bien —dije intentando mantener la compostura para que ella no se alterara—. Pronto estaremos en el hospital. Allí te recuperarás y volveremos a la normalidad, ¿de acuerdo?

—Akira, por favor... —suplicó mientras intentaba sostener mi mano—. No permitas que esto te desvié de tu camino... Tú debes ser feliz... Por favor... Prométeme que terminarás con nuestro objetivo y serás feliz...

Mis ojos contuvieron las lágrimas mientras escuchaba las palabras de Senju. Ella, a pesar de estar gravemente herida, seguía pensando en mi felicidad y en el cumplimiento de nuestros objetivos.

—Te prometo que cumpliremos nuestros objetivos y cuando esto termine seremos felices —dije observándola fijamente—. Debes de recuperarte y estar a mi lado porque sin ti no sería lo mismo.

Senju intentó mantener su sonrisa, pero luego de escuchar mis palabras, comenzó a llorar y se aferró fuertemente a mis brazos.

—Akira... No quiero morir —sollozó Senju—. Todavía hay muchas cosas que quiero hacer... Quiero volver al parque de diversiones contigo... Quiero ir al zoológico contigo... ¡Quiero ser feliz contigo...!

Abracé a Senju, pero no demasiado fuerte para que su cuerpo herido no doliera. Ella se aferró a mí y lloró en mi pecho mientras me suplicaba que no la dejara morir.

—Senju, no vas a morir. Estarás bien, te recuperarás y haremos todas las cosas que quieras hacer juntas —dije con la voz temblorosa sin dejar de abrazarla—. Seremos felices juntas... Pero necesito que seas fuerte, ¿de acuerdo?

El agarre de Senju se iba haciendo cada vez más débil y eso me causaba terror, porque eso solo significaba que ella se estaba yendo. La ambulancia finalmente llegó, y con la ayuda de los paramédicos subimos a Senju a una camilla.

—Akira —susurró Senju mientras sostenía mi mano—. Gracias por ser mi amiga...

El agarre de la mano de Senju se debilitó y cayó hacia un lado. Los paramédicos hicieron todo lo posible para traerla de regreso, pero ya era demasiado tarde.

El parque de diversiones, que antes estaba lleno de risas y alegría, se convirtió en un lugar sombrío y silencioso. El clima se había vuelto nublado y una lluvia comenzó a caer sobre nosotros, como si el cielo estuviera llorando la partida de Senju.

Me encontraba en un estado de shock, sin poder asimilar lo que acababa de presenciar. La chica que había estado a mi lado durante tanto tiempo y que siempre sonreía mientras decía alegremente que me protegería, se había ido y dejado un gran vacío en mi alma.

La lluvia seguía cayendo mientras continuaba de pie allí en el lugar donde le dispararon a Senju. Takemichi estaba a mi lado, hablándome, pero debido a la oscuridad en la cual me encontraba, no podía entender sus palabras.

—¡Akira! —exclamó fuertemente Takemichi, ocasionando que le tomara atención.

—¿Uh? Lo siento... ¿Decías algo?

Takemichi estaba por volver a hablarme, pero en ese momento, Takeomi y los demás miembros de Brahmán se hicieron presentes.

—¿Akira? ¿Dónde está Senju? —preguntó Takeomi.

—Senju... —dije mientras lo miraba con tristeza—. Lo siento, Takeomi... Senju se ha ido... Ella me salvó la vida...

Takeomi quedó en estado de shock por un momento, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Luego, una mirada de profunda tristeza y desesperación se mostró en su rostro. Se acercó y me tomó bruscamente del cuello de mi traje para que así lo mirara fijamente.

—¡Se suponía que no la pondrías en peligro! —exclamó fuertemente sin deshacer su agarre—. ¡Prometiste que ella estaría bien!

—Lo siento, Takeomi —murmuré con voz sombría sin dejar de mirarlo fijamente—. Puedes golpearme... Aceptaré toda tu furia porque me lo merezco...

Takeomi, lleno de ira y dolor, alzó su puño y lo acercó a mi rostro. Sin embargo, él no me golpeó. Solo me soltó y se alejó mientras murmuraba con tristeza el nombre de Senju.

—Cuéntame todo lo que sucedió —dijo Takeomi con la voz quebrada—. ¿Quién ha sido el responsable?

Takeomi escuchó en silencio todo lo que le mencionaba. Entonces, cuando terminé de contarle lo sucedido, limpió las lágrimas que habían salido por la perdida de su hermana pequeña y me miró fijamente para decirme con determinación que esto no quedaría así.

Observé en silencio como Takeomi les decía a los demás miembros de Brahmán que vengarían la muerte de Senju. Él y los demás miembros estuvieron de acuerdo, por lo que buscarían a los de Rokuhara para cumplir el objetivo. Sin embargo, no hubo falta que lo buscaran, pues los miembros de Rokuhara y su líder se hicieron presentes en aquel parque de diversiones.

—El mundo de las pandillas no está hecho para niñas débiles—dijo Minami mientras me miraba fijamente con una sonrisa de orgullo—. Ya perdieron a una. ¿Acaso seguirás tú, Akira?

—¡Minami maldito bastardo! —dijo Takeomi con ira—. ¡Pagarás por lo que le hiciste a Senju!

En ese momento, mientras Brahmán y Rokuhara se declaraban la guerra, apareció Mikey y los demás miembros de la Kanto Manji Gang, por lo que esta batalla se volvió en la «Guerra de las tres deidades».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top