──── 029.
El dinero y el poder lo podían controlar todo. Eso es algo que siempre supe, pues había visto como mi padre se limpiaba las manos de manera fácil y sencilla.
Solo tengo 15 años y no había nada que pudiera hacer.
—Pareciera que estuvieras a punto de llorar —dijo una voz masculina—. Es la primera vez que te veo realizar esa expresión.
Alcé mi mirada para ver al portador de esas palabras, entonces, cuando mis ojos se encontraron con los brillantes y perturbadores ojos de Hanma, me sorprendí. Mi excompañero de pandilla se acercó hasta donde me encontraba, se sentó a mi lado y me miró con esa típica sonrisa suya que me indicaba que tenía un plan.
—¿Cómo me reconociste?
—He pasado mucho tiempo contigo. ¿Cómo no iba a reconocerte? —soltó una risa sin dejar de mirarme—. Debo de admitir que me sorprende tu nueva apariencia, Matsuno.... No, espera, debería de decir ¿Akira – chan?
—¿Lo sabías?
—Desde el primer momento. Después de todo, nos conocimos cuando aún actuabas como una chica.
—¿A qué te refieres?
—Esa es una historia que te contaré más adelante si es que no llegas a recordarlo —volvió a reír—. Ahora no he venido a recordar esos momentos. Si no que he venido para entregarte un obsequio.
—¿Un obsequio?
Hanma sacó de su bolsillo un papel arrugado y me lo entregó para que así le echara un vistazo. Me quedé un poco confusa, pero luego de leer el contenido de aquel papel, me sorprendí y volví a mirar a Hanma para que se explicara.
—Como puedes leer. Tu padre tiene una enfermedad terminal y tarde o temprano fallecerá.
—¿Cómo conseguiste esta información?
—Kisaki la tenía. No sé cómo lo consiguió, pero sí sé que lo utilizaría para quedarse con todo el poder de tu padre.
—¿Y por qué me lo entregas a mí? ¿De qué me sirve?
—Puedes usar esta información para tu beneficio.
—¿Cómo?
—Al parecer la inteligencia solo la tenía él —soltó una pequeña risa que no me dio para nada gracia—. Mira. Debido a esta enfermedad, él no podrá seguir mucho tiempo en su cargo y deberá de conseguir a alguien que le ayude, pero como bien sabrás, a él no le gusta para nada compartir sus acciones con ningún desconocido. Así que...
—Así que quieres que le ayude.
—No. Finge que lo ayudaras y quédate con su poder.
—Entiendo. Sin embargo, eso sería imposible —dije mientras soltaba un suspiro—. Mi padre me culpa de todo lo que ha sucedido, así que dudo mucho que él quiera que yo me haga cargo de sus cosas.
—Yo no lo vería como algo imposible. Después de todo tu padre tenía planeado usarte a ti o a Kisaki para su beneficio, pero como tu hermanastro ya no está y no le queda demasiado tiempo... Solo le quedas tú.
—No lo sé...
—Escucha, Akira. Puedes tomar esta información o puedes ignorarla y seguir como hasta ahora —dijo Hanma—. O también puedes venir conmigo.
—¿Ir contigo?
—Al igual que tú, estoy siendo buscado y no pienso dejar que me atrapen —soltó una risa—. Así que me alejaré por un tiempo y comenzaré una nueva vida.
—¿Cuánto tiempo?
—No lo sé. Tal vez hasta que las cosas mejoren —suspiró al momento en que se levantaba—. Me iré esta noche. Así que, si quieres venir conmigo... Te esperaré hasta la medianoche en el lugar donde nos enfrentamos por primera vez a la Toman.
Me quedé un momento en silencio mientras procesaba todo esto. Estaba claro que no podía seguir como hasta ahora, así que solo tenía dos opciones: Usar esta información, unirme a mi padre y poner en juego mi integridad o huir con Hanma y comenzar una nueva vida.
Había estado reflexionando sobre todos los posibles escenarios que viviría con cualquiera de las dos opciones que tenía y luego de pensarlo por unas horas, he tomado una decisión.
Inhalé y exhalé un par de veces antes de comenzar a dirigirme a mi destino. Caminé por un par de minutos hasta que logré ver el sitio que cambiaría por completo mi vida, entonces, sin siquiera detenerme a volver a pensarlo, me acerqué y toqué cuidadosamente el timbre de la casa que me vio crecer entre gritos y golpes.
Tan solo bastaron unos segundos para que la puerta principal fuera abierta y me dejara ver a mi padre. Él lucía bastante cansado y angustiado, lo cual me hubiera preocupado si solo hubiera sido un buen padre y esposo.
—¿Necesita algo? —preguntó mientras me miraba fijamente—. ¿Se da cuenta la hora que es? Regrese a su casa.
—Vaya. Creí que al estar tanto tiempo contigo me reconocerías.
—¿Qué quieres decir?
Solté una pequeña risa sarcástica y me acerqué a él para que así me mirara detalladamente. Sin embargo, no hubo alguna reacción de su parte, por lo que me quité la peluca y así le dejé ver mi verdadera apariencia.
—¿Ahora me reconoces, padre?
—Tú... —dijo con un tono de voz enfurecido al momento en que miraba hacia atrás—. Yuriko llama a la policía.
—Yo no permitiría que eso suceda si fuera tú —dije mientras sacaba el documento que Hanma me había entregado para así dejárselo ver—. Este documento me indica que necesitas de ayuda.
—¿De dónde has sacado eso?
—Eso no importa —suspiré—. Luego de leer sobre lo que te sucede, he reflexionado ante mis acciones. Hice mal en acusarte y dejarte en una mala posición, así que vine para pedirte perdón y pedirte que me permitas estar a tu lado para ayudarte a cumplir todos tus objetivos.
Mi padre me miró con desconfianza, pero no tardó en gritarle a Yuriko que no llamara a la policía.
—Sabía que recapacitarías —dijo mirándome fijamente con seriedad—. Entra y hablaremos de tu nueva vida.
—Entendido.
Al momento de entrar a la casa, he podido oír el sonido del reloj que indicaba que era medianoche y eso solo significaba que la hora que Hanma me había dado se había cumplido. Ya no había vuelta atrás.
A partir de este momento, me sumergiría en los negocios de mi padre y lo hundiría desde dentro.
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