──── 009.
Han pasado alrededor de dos semanas desde la pelea del 31 octubre entre Valhalla y la Toman, donde esta última resultó ser la vencedora.
Aquella pelea apodada el "Halloween Sangriento" terminó con el arresto de Kazutora por intento de asesinato contra Keisuke Baji; quien ahora mismo se encontraba en un coma del cual no se sabía si volvería a despertar y debido a ello algunos ya lo dieron por muerto.
Aquel día mientras Hanma me alejaba del lugar tuve fuertes dolores de cabeza y era por el hecho de que comenzaba a recordar algunas situaciones que viví en mi infancia, por ejemplo: Baji protegiéndome de que unos niños no me causaran ningún daño o Baji y yo compartiendo en aquel santuario al que me llevó hace unas semanas atrás.
Ahora comprendía la razón por la cual él era tan amigable conmigo que con los demás miembros de Valhalla. No obstante, todavía había algo que no lograba entender y era el hecho de cómo logró reconocerme si ahora mismo estaba utilizando una falsa identidad.
—Realmente no lo entiendo... —murmuré mientras caminaba por las calles solitarias, pero en un punto me detuve al reconocer una figura femenina a lo lejos—. ¿Uh? ¿Emma?
Emma se encontraba apoyada a una pared mientras revisaba constantemente su celular y por la expresión en su rostro se le veía bastante molesta, no obstante, cuando ella miró en mi dirección su expresión cambió completamente a una de felicidad y no tardó en acercarse hasta donde me encontraba para así sostener fuertemente mi brazo derecho.
—¡Ha pasado un tiempo, Matsuno – kun! —exclamó mientras se aferraba a mi brazo—. ¿Qué te trae por aquí?
—Solo daba una caminata —dije de manera tranquila—. ¿Qué hay de ti? ¿Por qué estás sola por estos lugares?
—Esperaba a alguien, pero se está tardando demasiado —dijo soltando un suspiro para luego mirarme con una inmensa sonrisa—. ¿Qué te parece si paseamos juntos?
—¿Uh? ¿Y qué sucederá con la persona a la que esperas?
—Ya no me importa —Enfadada Emma infló sus mejillas y ante aquel acto no pude evitar pensar en que se veía tierna—. ¡Andando!
Repentinamente Emma me sostuvo de la mano para así comenzar a arrastrarme por las calles del lugar.
Durante un largo rato estuvimos paseando tienda por tienda y mientras estábamos en ello he podido sentir como si alguien nos estuviera siguiendo, pero por más que veía a mi alrededor no lograba ver nada extraño.
—Entremos aquí —dijo señalando una cafetería cercana—. He oído que venden ricos pasteles.
Ambas ingresamos a la cafetería donde ella pidió dos rebanadas de pastel
—¿Te has divertido? —preguntó repentinamente mientras comía parte de su pastel.
—Sí. Lo he hecho —respondí con una pequeña sonrisa.
—Me alegro.
Emma me sonrió dulcemente y ante ello me entró una duda.
—Dime... ¿Por qué me has invitado a pasear?
—En mi cumpleaños me gusta pasear con gente que me agrada.
—¿Perdón? —dije soltando ligeramente el tenedor al oírla—. ¿Cómo has dicho?
—Dije: En mi cumpleaños me gusta pasear con gente que me agrada.
—¿Tu cumpleaños? ¿Es hoy...?
—Oh... ¿No lo mencioné? —preguntó de manera inocente para luego soltar una pequeña risa—. Lo olvidé por completo.
—Ni siquiera tengo algo para darte...
—No es necesario —dijo tranquilamente—. Con tu simple compañía me siento satisfecha.
Al oírle mencionar eso con tanta dulzura y amabilidad me hizo sentir muy feliz, ya que esto me hacía sentir que tenía una amiga.
—¡Chica infiel! —exclamaron repentinamente.
Al mirar en dicha dirección me pude encontrar a una chica de cabellera corta mirándonos seriamente mientras era acompañada por Takemichi que se veía a punto de llorar. Emma al verla se sorprendió, pero se ha sorprendido más al ver a Draken detrás de ellos mirándonos seriamente.
—¿Qué es esto?
En ese instante pude notar como Takemichi se alteraba y empezaba a llorar mientras intentaba alejar a la chica que lo acompañaba.
—Disfrutando de una cita —dijo Emma con una sonrisa mientras lo miraba fijamente—. Hemos hecho muchas cosas juntos.
Draken nos miró fijamente, pero especialmente a mí y aquello me hizo sentir incómoda. No obstante, él soltó una risa para luego acercarse a Emma y dejar sobre ella un oso de peluche.
—Feliz cumpleaños —dijo tranquilamente—. Eso es todo. Me voy de aquí.
—Es un lindo regalo —mencionó la chica que acompañaba a Takemichi—. Felicidades, Emma – chan.
—Gracias, Hina —dijo de manera alegre mientras abrazaba fuertemente el peluche que le regaló Draken para luego verme—. Será mejor irnos, ¿no?
—Umm... Emma – chan —le llamó Takemichi algo nervioso mientras me veía de reojo—. ¿Está bien que estés con él?
—¿Por qué estaría mal? —preguntó de manera desinteresada mientras se levantaba y me miraba—. Vamos, Matsuno – kun.
—¿Uh? ¿Matsuno? —mencionó algo confuso el chico mientras me miraba fijamente—. Creo haberlo oído antes... ¿Dónde...? ¡Ah!
Takemichi me miró con sorpresa e iba a mencionar algo, pero antes de que eso sucediera fue alejado por Hina; quien se despedía de manera amable.
—Takemicchi es algo extraño —mencionó Emma mientras lo veía alejarse—, pero es un buen chico.
Emma volvió a sonreír. Entonces ambas volvimos a caminar, pero a diferencia de antes no ingresamos a ninguna de las tiendas que nos cruzábamos y eso me dejaba algo confusa, ya que no sabía exactamente hacia donde nos estábamos dirigiendo.
—¿Dónde vamos?
—Mi casa —respondió de manera tranquila haciéndome sorprender—. ¿Ya olvidaste dónde es?
—Esa vez no le tomé demasiada atención...
Tal como la última vez Emma me llevó a su casa donde nos pudimos encontrar a Mikey durmiendo en un sofá mientras abrazaba fuertemente una manta que se veía muy desaliñada.
—Ha sido buena idea el no seguir esperándolo —suspiró para luego verme—. Enseguida regreso.
—¿Eh? Espera... —dije inquieta, pero ella simplemente se fue a su cuarto y me dejó junto al dormido de Mikey.
Por un momento miré fijamente a Mikey y el verlo dormir tan tranquilamente mientras abrazaba su manta se me hizo tierno por lo que no tardé en demostrar una pequeña sonrisa.
—Qué dirían los demás de ver al "invencible Mikey" de esta forma —murmuré con gracia para luego presenciar como la manta se le caía y este comenzaba a buscarla entre sueños—. Parece un bebé...
Volví a formar una pequeña sonrisa mientras me acercaba y sostenía su manta para así volver a entregársela, sin embargo, al ver unas letras desgastadas escritas al borde de la manta me quedé inmóvil.
—¿Qué haces aquí? —preguntaron con una voz soñolienta que hizo que volviera en mí—. ¿Me regresas eso?
—¿Por qué...? —pregunté todavía sorprendida con lo que acababa de leer.
—Porque es mío.
—Ah... Sí... —mencioné intranquila mientras le regresaba la manta—. Es una manta muy desaliñada... ¿No deberías de cambiarla?
—Debería, pero no puedo hacerlo —mencionó mirando la manta como si fuera la cosa más preciada que tuviera—. Es algo importante.
Me quedé sin palabras al oírlo. Entonces, mientras él seguía mirando la manta con mi verdadero nombre escrito en ella me quedé pensando sobre como recuperar aquellos recuerdos que había olvidado de mi niñez.
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