Disparador: farola, luna y pulsera.

Escrito por: adri_domingo

Fragmento:

Laura miró aquellos mensajes bajo la luz de una farola. En la conversación del teléfono de su novio, Carlos, se evidenciaba la infidelidad que estaba teniendo, nada más ni nada menos, que... ¡con su mejor amiga! Los mensajes no dejaban lugar a dudas: se escribían guarradas y hasta intercambiaban fotos de sus genitales.

Apagó el teléfono, no quería ver más. Era una noche de luna llena, hacía frio y solo quería llegar a casa. Comenzó a caminar por la calle maldiciendo a Carlos. ¿Cómo había sido capaz? Pero si estaban en su mejor momento y, mientras, él mendigando fotos de la vagina a su amiga. Sin duda, acabaría la relación con él cuando lo viese.

Llegó a su casa y entró por la puerta. Sus padres enseguida se acercaron a preguntar cuando la vieron así de triste.

—Estás triste y ojerosa, ¿qué le pasa a la asquerosa? —Su padre no tenía mucho tacto para controlar aquella situación.

Laura fulminó a su padre con la mirada.

—Que ya no quiero saber nunca más nada de los hombres —sentenció Laura.

—¿Ya no te gustan los hombres, te vas a hacer lesbiana? —se alarmó su madre.

Se detuvo unos segundos, igual no se había explicado bien.

—Nunca me han gustado los hombres, lo que me gustan son las vergas, pero es una pena que solo estén en el cuerpo de un hombre —se justificó Laura.

—Di que sí, hija. Por unos gramillos de nada, no merece la pena cargar con todo el cerdo —le dio la razón su madre.

Se fue a su habitación y miró su muñeca. Vio la pulsera del "amor eterno" que le había regalado Carlos unas horas antes. De tan enfadada que estaba, pego un grito y se la arrancó. La lanzó por la ventana y se fue a la cama a seguir llorando.