Puntos sensibles
Advertencias: Universo alterno ll Mundo moderno ll Día 4: Dokidoki: latidos del corazón (acelerados). ll Están en la universidad pero en diferentes carreras ll Ambos tienen como 21-22 años correspondientes ll K+ ll Romance-vida diaria.
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Levantó los brazos estirándolos, tomando su codo con la mano contraria para girar su torso en su sitio, sintiendo su cuerpo ceder a los estiramientos. Hizo un par de sentadillas, su rutina de estiramientos para calentar y estar listo una vez que iniciara.
Elevó la mano cuando vio a su amigo acercarse por el lado contrario por donde había venido, en modo de saludo. Habían decidido reiniciar su ciclo de ejercicio que habían dejado por las festividades de navidad y año nuevo. A Mirio le ayudaba a drenar toda esa energía y conservar su buena condición física y era más entretenido cuando lo hacía en compañía con su amigo, Tamaki.
—Iniciaremos lento ahora, pero quiero concursar en el maratón de mediados de año.
—Si, sería bueno hacerlo aunque no ganemos —Tamaki comenzó a estirarse.
—No seas tan negativos, no se trata de ganar pero si nos aplicamos podríamos entrar en los primeros cincuenta.
Tamaki torció su boca de la forma acostumbrada que representaba su inseguridad. No quería asegurar algo como quedar en los cincuenta mejores cuando iban a iniciar con su entrenamiento nuevamente. El maratón anterior él no había participado por cuestiones de trabajo. Esperaba en esta ocasión animarse.
—Oh ¿ese es un Smartwatches? —La voz de Mirio lo sacó de sus ensoñaciones.
—Si lo he comprado en las fiestas y ha salido bastante bien.
Mirio se acercó para curiosearlo, tenía ganas de uno desde hace tiempo y el que su amigo tuviera uno lo haría terminar de convencerse para ordenar uno. Lo vio de cerca, presionando la pantalla y viendo su propia notificación de whatsapp que le había enviado al Amajiki unos minutos atrás de que ya había llegado al parque.
Tamaki le enseñó su teléfono donde estaba vinculado y podía ver el monitor de saturación, un regulador del sueño que te fomentaba a dormir adecuadamente y un seguimiento del entrenamiento, la herramienta que más le interesaba. Curioseó entrando a revisar los datos marcados. Hasta podía registrar la distancia, velocidad y ritmo recorridos. Eso era suficiente, iba a pedirlo ese mismo día. Cuando estaba por dárselo presionó el apartado de ritmo cardíaco y pudo ver la barra desglosada con valores alarmantes un día antes.
—Esto es demasiado alta ¿que sucedió ayer? ¿Te dio taquicardia o acaso quisiste correr un maratón?
Mirio acercó de nuevo el celular y Tamaki se acercó para ver y justo en ese momento alguien se colgó de su espalda.
—¡Hola! ¿De que me he perdido?—La voz femenina resonó en su oreja.
Tamaki se estremeció al sentirla tan cerca pero pronto Nejire se bajó de su espalda y se acercó curiosa para ver el objeto de atención de los chicos.
—Nejire, pensé que no te animarías a venir.
—Lo he prometido y cumplo mis promesas. —Infló sus cachetes en señal de protesta de que el rubio la considerara una mentirosa.—¿Y que vez Mirio?
—El ritmo cardíaco de Tamaki estaba por las nubes ayer ¿qué sucedió?
Ambas miradas se fijaron en él y el nerviosismo lo atacó con furia, odiaba ser el centro de atención. Miró sus pies mientras intentaba controlarse, debía pensar en patatas, pero al cabo de unos segundos levantó su mirada encontrándose con la femenina.
Y trayendo a su mente la respuesta a la pregunta de Mirio.
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Las imágenes en la pantalla se reproducían con lentitud al ser una escena emotiva, él tomó un par de palomitas y se las llevó a la boca. No era una mala película, considerando que no era del tipo que veía. Volvió a tomar un poco de las palomitas y antes de llevársela a la boca observó a su lado.
Nejire estaba con algunas lagrimas corriendo por su mejilla, cediendo a la escena de recuentro entre ambos artistas en la película que ambos estaban viendo. Ella amaba esa película y había insistido demasiado para verla. Aunque no había manera de que él dijera que no. No había nadie que pudiera decirle que no a Nejire a decir verdad y menos él, a fin de cuentas estaban saliendo hace un par de semanas.
Ver películas en su casa cada viernes se había convertido en un ritual a pesar de las fiestas, donde ella iba a su departamento y ambos se sumergían en el sillón de la sala para ver un par de películas. Tamaki aún no sabía como la chica de la cual estuvo enamorado toda la universidad y que fue su compañero esos cuatro años, había decidido salir con él. Pero un día simplemente se plantó y lo dijo en medio de una cafetería donde se habían citado: "Tienes que salir conmigo" Tamaki simplemente había enrojecido mientras cubría su rostro y asentía, pero siendo el centro de atención de todos en la cafetería.
Comenzaron a mensajearse más y ella iba a su casa cada viernes y los fines de semana salían a comer a algún sitio. Ella parecía tan encantada y él pensaba que estaba en un especie de sueño. Y más cuando ella sujetaba su mano, sintiendo su calidez. Era inevitable controlar las mariposas en su estomago. Tenían más de un mes saliendo y aún no era capaz de mencionárselo a Mirio. No sabía como hacerlo y ella realmente no lo presionaba, a ella solo le importaba estar a su lado.
—¿Se me ha corrido el maquillaje? —Mencionó ella cuando sintió la mirada masculina encima suyo.
Pero antes de que él dijera algo al respecto, ella se estiró, pasando encima de él para alcanzar la caja de pañuelos que estaba en la mesa. No podía permitir que él la viera de una manera poco arreglada. Se estiró hasta que sus dedos la alcanzaron y sonrió. Y fue ahí que se dio cuenta de la posición en la cual terminó. Estaba encima del Amajiki, él con todo el cuerpo tenso al sentirla tan cerca. Tragó saliva intentando relajarse, cerrando los ojos mientras el color inundaba su rostro.
Nejire sonrió al verlo tan...vulnerable, que con un solo movimiento terminó sentándose en sus piernas y pasar los brazos por su cuello. Él abrió los ojos ante el cambio de movimiento y se paralizó, abriendo los labios por la sorpresa, de verla ahí, encima suyo, con una sonrisa sagaz y los ojos entrecerrados.
—¿Que..? —Intentó hablar pero la voz se le atoró en la garganta.
—Tienes algo en la cara...
Tamaki se extrañó tal aseveración, ¿qué podría tener en la cara?
—¿Donde?—Su voz salió ahogada en el nerviosismo que lo invadía por la cercanía.
Hasta que vio el rostro femenino tan cerca que su mente quedó en blanco cuando ella pasó su dedo por la comisura de sus labios, retirando un poco de salsa y se la llevó a la boca.
—Justo ahí..—Ella estaba tan peligrosamente cerca. —Pero aún tienes más...
Los latidos de su corazón se dispararon cuando ella presionó sus labios contra los suyos y succionó su labio inferior, mordiéndolo. Todo su cuerpo paralizado y solo podía escuchar los latidos estridentes de su corazón hasta las orejas, eso se sentía tan bien. Por lo que siguió el movimiento de los labios.
Ella se alejó y le sonrió desde su posición. Hace tanto que había querido probar aquellos labios que a pesar de las muecas nerviosas que hacía le parecían tan atrayentes. Y resultaron más suaves y jugosos de lo que había imaginado. Pero en este juego, ella quería ir un poco más alto.
—Igual tienes un poco de salsa por aquí...
Se llevó su cabello por encima del hombro izquierdo y se inclinó, rozando con sus labios el cuello desnudo del Amajiki. Lo sintió estremecerse y captó el aroma masculino, aquel que emanaba de su piel y que adoraba oler de la ropa del Amajiki cuando se abrazaban. Pero el olor en su cuello era mucho más fuerte.
Una corriente eléctrica estridente lo sacudió, aumentando aún más los latidos de su corazón y el nudo en su garganta era tan grande que pensó que terminaría vomitando del nerviosismo. La calidez del aliento en su garganta y la suavidad de los labios en su cuello y como aquellos besos se repetían una y otra vez, hasta que volvió a alcanzar sus labios.
Y aquella noche la película siguió transcurriendo mientras Nejire se perdía en aquel juego de descubrir los puntos sensibles del Amajiki.
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Nejire soltó una carcajada al entender con la mirada de Tamaki a que se refería, atrayendo la atención de un Mirio totalmente confundido.
—Creo que lo mejor sería iniciar. —Declaró ella para motivar la platica a otro sitio.
Y sin más salió corriendo, con su cabello recogido en una cola meneándose de un lado al otro. Tamaki sin poder ocultar el sonrojo en su rostro y sin detener los recuerdos de su cabeza, siguió los pasos de la fémina corriendo detrás suyo.
Dejando a Mirio de pie, sintiendo que se había perdido de algo importante. Tal vez el reloj no era la gran cosa.
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Es de los días que más me ha costado, porque tenía otra idea diferente y terminé desechandola para hacer algo más enfocado en la palabra. Aunque la imagen mental de ellos dos en el sillón me ha encantado y lo juguetona que Nejire se puede mostrar con un timido Tamaki!
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