O1

La cosa con Min YoonGi, es que lo siente todo.

Es la clase de persona que no pensarías que es un maldito romántico, excepto que si lo es.

Cuando YoonGi se enamora, lo entrega todo y entregar todo significa muchas cosas; no solo deshacer su fachada antipática, si no también modificar su rutina, sus tiempos, sus pensamientos, sus jodidos enigmas. Y es tan complicado pero tan.. bueno.

Siendo todavía un poco más sincero, puede contar con los dedos las veces que se ha entregado por completo y la ironía es, que de hecho, Min YoonGi es una persona que puede enamorarse muy rápido.

Es casi como un..

—¿YoonGi?

Clic, clic, clic.

—¿Mmm?

JiMin está mirando la pantalla con un ligero tic en el ojo. No le gusta su "mierda" no le gusta ni por asomo leer las historias que se crea cuando cree que nadie más puede verlo. No le gusta que esté escribiendo lo muy hijo de puta que es y que las letras lo recuerden por ser de ese modo.

Pero no hay historias sobre JiMin. Todavía no.

—Si, como sea. Voy a tomar una de tus tarjetas, tengo una reunión con mis amigos y llegaré tarde.

YoonGi tararea, enterrando el feo sentimiento que rápidamente sube por su garganta. No quiere discutir más. No quiere que este "arreglo" le dure más que unos pocos días.

—Si pero.. ¿llegarás?

JiMin se endereza en toda su altura y le sonríe, deslizando los dedos sobre las hebras suaves de su cabello. Es una caricia simple, YoonGi las ama más que a nada, porque ese tipo de contacto no se le puede dar a quien no se le quiere.

—Si, por supuesto. —JiMin responde, medio burlón.

El contacto cede, antes de que el calor tras su espalda se quede en nada. Antes incluso de que pueda creer que realmente estuvo.

Park JiMin es una presencia en su vida. Lo es desde hace dos años y seis meses, lo es desde que YoonGi le dió un nombre a ese sentimiento y JiMin decidió que podía quedarse, siempre y cuando no intentara atarlo a una relación normal.

Están juntos pero no lo están. JiMin vive en su casa, viste, come, gasta su dinero y se lo folla cuando se siente culpable por gastar más de lo que pensó inicialmente. JiMin también le prepara el desayuno cuando el peso de su conciencia parece existir y le besa los labios cuando algo parecido al cariño le tiñe las facciones.

"No te quiero perder" le dijo un día, después de una fea discusión.

YoonGi tampoco quería y por eso se perdonaron. O lo más parecido a eso.

—Pero por si acaso, no me esperes despierto. —JiMin medio grita, rebuscando entre los cajones de la cocina.

—¿Te quedas en casa de alguno? —YoonGi responde por si acaso, rindiendose una vez más a sentirse el estúpido de la no relación.

JiMin no se digna en afirmar lo que ya debería ser obvio y termina de hacer su día sin ningún arrepentimiento.

Así que como es de esperar, es YoonGi quien sostiene el peso de esa maldita incertidumbre mientras lo ve salir de casa con el cabello bien peinado y el atuendo que le compró de sus generosos ingresos.

Alguien en la industria le dijo que eran personas importantes, que no necesitaban pagar por putas si podían tener algo mejor y totalmente gratis con solo usar sus nombres.

Min YoonGi siempre ha sentido que paga por la puta más cara del mundo.

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